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El viernes tuvimos la primera clase con Dolores Umbridge.

Literalmente comenzó siendo un desastre.

Y sabía que terminaría de la misma manera.

—Quiero mencionar que durante estas clases no voy a tolerar ningún tipo de insubordinación, la educación en Hogwarts se ha visto deteriorada y debemos hacer lo posible para restaurar el nivel de esta reconocida escuela.

La mujer caminó por los pasillos entre los pupitres, hablando a la clase que la observaba sin entender realmente lo que sucedía. Me hallaba sentada junto a Higgs mientas trataba de asimilar la información que ella estaba comunicando.

— Ustedes han tenido una formación totalmente inconsistente, tal como se los he dicho a sus demás compañeros en los diversos grados—comentó con una vocesita irritante —Por lo que ahora se regirán por este manual.

Una pila de libros comenzó a avanzar por la sala y uno a uno fueron cayendo delante de nosotros. Cogí el libro y de inmediato comencé a revisarlo, la verdad es que jamás habíamos tenido libros que fueran dedicados realmente a la defensa de las artes oscuras, por lo que me llamó la atención.

Sentí al final del salón que alguien habló.

Era Fred.

— Disculpe profesora ¿Para qué es el libro? — cuestionó con tono dubitativo —Lo pregunto porque nunca hemos estudiado defensa con uno, me causa dudas.

Umbridge le dedicó una sonrisa cínica y se aclaró la garganta. No presté mucha atención a la pregunta del pelirrojo hasta que me percaté de que en el libro no había nada que antes no hubiéramos visto.

La voz de la mujer nuevamente penetró en el salón.

— Verá ¿Señor. . . ?

— Weasley —respondió Frederick, comenzando a fruncir el ceño.

Pude ver cómo trató de disimular la mueca de desagrado al oír su apellido. Obviamente no le agradaba nadie de su familia.

—Verá señor Weasley, es importante que aprendan el contenido de manera adecuada—contestó —El libro es para que puedan estudiar los contenidos y que sepan cómo afrontar los exámenes.

Otra voz interrumpió, demasiado familiar como para no reconocerla.

— ¿No vamos a practicar? —preguntó sin entrar en polémica, sin embargo todos estaban bastante sorprendidos.

— Supongo que usted también se apellida Weasley —le contestó —Necesita saber los contenidos primero ¿Cómo va a practicar si no sabe los contenidos?

Se dirigió al frente, donde estaba su escritorio y levanté la mano.

Ella me sonrió.

—¿Rosier?

— Profesora ¿Qué es lo que aprenderemos durante todo el curso? —le cuestioné.

—Pues atenderán los contenidos que aparecen en el libro.

—Por eso lo pregunto, porque acabo de revisar el índice y no hay nada que no hayamos visto antes —declaré —Ya somos de último año, se supone que debiésemos ver contenidos más dificultosos y viendo esto, creo que hasta los niños de tercer año podrían realizar de manera adecuada estos contenidos.

Me dirigió una mirada algo confusa, claramente no esperaba que fuera yo quien tirara el dardo más incisivo.

—Perséfone, querida. —habló nuevamente —El ministerio está apoyando esta medida y creo que todos debieran sentirse contentos de tener un maestro real por primera vez en años — aclaró.

Reprimí la carcajada que quiso salir de mi intención. Conocía a Dolores ya que era conocida de mi padre, él era influyente en el ministerio y  Umbridge era jueza en el Wizengamot. Por ende tenían que llevar una relación cordial, sin embargo ella era realmente fastidiosa y odiosa cuando quería serlo, solía darse más crédito del que correspondía y del que le pertenecía.

—Quiero que se pongan a leer los primeros tres capítulos del libro y luego me entreguen un resumen de su lectura, dándome a conocer su visión y qué esperan aprender.

—Me gustaría aprender magia, no hacer resúmenes —bufó George al final de la sala.

Ella escuchó y se dirigió hacia él.

—Señor Weasley, le recomiendo —hizo una pausa —Más bien dicho, esto va para todos; a quienes quieran realmente graduarse este año, les digo que se apeguen al reglamento y a las enseñanzas correspondientes, de lo contrario podrían meterse en problemas caóticos y lamentablemente eso podría traer consecuencias permanentes.

— ¿A qué se refiere con eso, profesora? —cuestionó Fred, quien se veía muy molesto a estas alturas.

—Me refiero que si quieren hacer desorden o faltar a las enseñanzas, su hoja de vida quedará marcada y dudo que con eso, puedan adquirir trabajos decentes después de graduarse —respondió, dando otra risita—Pueden comenzar, queridos estudiantes.

¿Qué había sido todo eso?

¿Realmente este sería el tipo de clases que tendríamos durante todo el año?

Como pensé, terminaría de manera desastrosa; ya que nadie más emitió palabra y todos salieron igual de desconcertados del salón cuando la campana que indicó el término de la hora sonó.

Caminé junto a Higgs hasta la siguiente clase que no tuvo mayor relevancia y posterior a eso fuimos hasta la sala común. Allí estaban algunos de nuestros compañeros, me dirigí hacia la habitación de Draco puesto que necesitaba saber si es que su libro de defensa era igual al de nosotros.

Abrí la puerta sin mayor cuidado y me llevé una sorpresa.

— ¡Vaya, vaya! ¿Chicos, si quieren coger en la escuela no debiesen tener la decencia de cerrar la puerta y asegurarse de que nadie entrará?

Draco y Astoria se hallaban en su pasional demostración de amor.

— ¡Mierda Sefi, vete! —me regañó Draco y Astoria atinó a cubrirse con las sábanas — Estamos ocupados, por si no lo has notado.

— ¡Bien! Los dejaré terminar para que después no se te vaya a colocar azul, primito— le comenté entre risas—Tori asegúrate de terminar, si no es así, no dejes de enrostrarle que no sabe coger —reí y cerré la puerta detrás de mí.

Daphne venía caminando desde el dormitorio de las chicas y me sonrió.

—¿Qué tal la clase de Umbridge?

— Como la mierda ¿Enserio aprenderemos de un libro? ¿Me muestras el tuyo? Quiero saber si es que son iguales.

— ¿Puedes darme un momento? Estoy buscando a Astoria —indicó —Nuestra madre ha escrito y quiero asegurarme de que Tori lea la carta que envió para ambas.

—Pues tu hermana está ocupada y si no quieres ver algo perturbador a tu mente, te sugiero que vayas en busca del maldito libro y me lo muestres.

— ¿Dónde está? ¿La has visto? —en ese momento los ruidos de la habitación de Draco comenzaron a sentirse — ¿No me digas que esa que grita como animal en celo es Astoria?

—Vamos Daphne, no le arruines la diversión a la pequeña Astoria —la cogí de la mano y la tiré de allí —No tienes porqué exagerar ¿O no recuerdas que el año pasado te presté mi habitación para que cogieras con Pietro sin que nadie los molestara?

— Eres increíble, no puedo creer que me saques eso en cara—siseó.

—La pequeña Tori ya no es una niña, déjala en paz — murmuré—Que disfrute mientras la loca de Parkinson no se entere o es capaz de ir y cortarles la fiesta.

Ella me tomó de la mano y me apartó.

— ¿Y tú? ¿Por qué tan liberal? ¿Acaso tú y Weasley ya. . . ?

— ¿Que si nos hemos acostado? ¡No Greengrass! ¿Cómo crees? ¿Dónde podría hacerlo? Creo que he vuelto a ser vírgen — farfullé, logrando que mi amiga se riera.

— Hay muchos salones y aulas abandonadas.

—Te recuerdo que tener sexo en la escuela está prohibido Daphne, no seas pecadora— reí—Que seas una chica que no puede controlar su líbido no quiere decir que yo no pueda.

Ambas salimos riendo de la sala común.

— ¿Mañana iremos juntas a Hogsmeade? —me preguntó con curiosidad —¿O usarás a alguien más para trasnformarte en él con la poción multijugos e ir con Weasley? — susurró en mi oído.

Sonreí y dejé escapar una risa.

—No, claro que no— aseguré —Iremos juntas ¿No querías ir a esa ridícula tienda de esoterismo? Te dije que te acompañaría y lo haré.

—Pues ahora me acompañarás a dejar esta carta a la lechucería —me comentó y asentí.

Daphne y yo nos habíamos vuelto mucho más cercanas que antes desde que me alejé de Helena. Sin duda la rubia se convirtió en mi confidente y era demasiado especial para mí, podría confiarle mi vida y no me traicionaría, realmente me gustaba demasiado la amistad entre nosotras.

—¿Una contestación para Pietro? ¿Qué te ha dicho? ¿Qué tal todo allá en Durmstrang?

Sentí que le pregunté de manera inocente y ella frunció los labios.

— ¿Pasa algo? ¿Todo bien con él?

—Sí, todo bien con él —hizo una pausa—Sólo que en su carta me ha mencionado a Viktor.

Eso dolió, Viktor me había escrito hace una semana y no fuí capaz de darle contestación a la postal de Sofia–la capital del Bulgaria– que me hizo llegar. No es que me sintiera arrepentida de algo, él conocía mis sentimientos por George, sin embargo no podía evitar sentir que mi actitud, comportamiento y todo con respecto a él era injusto.

— ¿Cómo está él? —pregunté con preocupación — ¿Le ha sucedido algo?

Ella puso un semblante algo inquieto mientras dejaba la carta en el buzón de envíos internacionales.

—No es que le haya sucedido algo; Pietro me preguntó sobre tí, si es que estabas bien y que si estabas con alguien—me contó —Él no entiende porqué tú y Viktor no continuaron con una relación y mencionó que él se daba cuenta que te extrañaba.

No supe que contestar y mi amiga entendió mi silencio.

— Sefi ¿Tú sabes lo que haces en realidad? ¿No es así? — me miró con algo de confusión —Sé que ya hemos hablado sobre esto.

—Por lo mismo no volveremos a repetirlo, me siento bien ahora —susurré —Quiero vivir lo que está pasando ahora con Weasley y eso me hace sentir bien, no quiero pensar en nada más.

— Está bien —Ella levantó las manos en señal de que no seguiría indagando—Como tu digas, pero ya que lo mencionas ¿Qué tal está todo con él? Han hablado algo sobre lo que hay entre ustedes.

Eso me hizo cuestionar qué era lo que Daphne quería saber.

—¿Qué debiéramos hablar? — me encogí de hombros —Todo está bien y eso es lo que importa ¿O a qué te refieres?

Sefi ¿Realmente crees que George permitirá que ustedes vivan en el anonimato todo el tiempo?

Eso me hizo pensar.

—No tenemos otra manera de estar, lo que estamos viviendo, lo estamos disfrutando los dos —agregué —Tanto cómo él y como yo sabemos que no puede ser de otra forma ¿Por qué me dices todo esto?

Ella suspiró y me sonrió.

—Es sólo que él se ve tan decidido, tan interesado en tí ¿Podrá mantenerse al margen? Hemos estado aquí paradas en este muro desde hace diez minutos y él no ha apartado la vista de esta dirección —señaló —Pienso que a él le gustaría algo más.

Eso me dió que pensar, no lo había pensando de esa manera nunca.

—Bueno, no ha mencionado nada—dije dando el tema por zanjado—Así que creo que a la única que le preocupa esto es a tí, quien tiene una mente romántica y algo anticuada.

—Sólo quiero que seas feliz amiga, me gustaría que disfrutaras a concho de tus sentimientos y no sé si es que lo estás haciendo.

—Estoy bien, todo a su tiempo Greengrass.

Porque así era, hasta ahora me gustaba lo que tenía con George y nadie podría convenserme de lo contrario, eso era algo que teníamos que ver y estar de acuerdo él y yo. No me molestaba en absoluto la preocupación de mi amiga, pero no le daría cavida a pensamientos que de verdad hacían que mi cabeza estuviera en un caos total.

El día transcurrió con normalidad y a eso de las siete cuando mis clases terminaron, conduje mis pasos al salón que estaba a unos pasillos del Gran Comedor. Me senté en una de las mesas en desuso y esperé moviéndome impaciente.

La perilla se giró.

—Llegas tarde ¿Quién te crees que eres? —pregunté con una sonrisa en el rostro.

Con George habíamos tomado una costumbre desde que volvimos de vacaciones, reunirnos en esos salones antes del desayuno, antes de la cena y nuevamente antes de que nos enviaran a la sala común.

—La reina de hielo ha hablado en todo su poder—jugó y se acercó para darme un beso en los labios que profundizamos durante unos segundos— Hoy te veías muy bella, no pude apartar la vista de tí durante todo el día, cada vez que nos topábamos sentía que irradiabas rayos con tu cabello.

Emití una carcajada sonora y le abracé.

—Creo que estás exagerando, Weasley — le besé la mejilla— Debo admitir que me gustó mucho lo que le dijiste a Umbridge.

— Hablando de ella, debemos cuidarnos, a hecho su aliado a Filch y no quiero que él vaya a pillarnos fuera de horario y nos castigue —insinuó con coquetería.

—Tú adoras los castigos que son junto a mí.

—Debo admitir que extraño que seas mi compañera de castigos.

— No hay ninguna mejor opción.

—Eres hermosa, Perséfone.

Un destello en mi memoria me llevó a otro sitio pero lo dejé pasar. Me acerqué a acariciar su mejilla y a depositar un beso en sus labios.

— ¿Qué hablabas tanto con Greengrass hace un rato? —preguntó sin ocultar su curiosidad, sentándose en la mesa junto a mí.

— ¡Hey, no me espíes! Cosas de chicas.

— ¿Qué, hablaban sobre su período?

Negué con la cabeza.

—Sobre el paseo a Hogsmeade mañana.

— ¿Dónde irán? Supongo que compraran ropa y esas cosas.

—Sabes que no somos tan básicas.

— ¿Qué? ¿Harán sacrificios humanos en el cementerio?

—Pues puede ser — agregué.

—Debiésemos fugarnos y hacer rituales allí o en la casa de los gritos, sabes que nadie entra ahí —comentó con tono coqueto.

— Eres un cretino, Weasley.

— Y aún así te gusto.

— Eres increíblemente descarado.

—Deja de ofenderme y ven aquí — me tomó de la mano y me acercó a él.

Sonreí y nos abrazamos un momento más antes de ir a cenar.

Esos momentos me daban un poco de paz dentro de lo que sería este año. Él dejó un beso en mis cabellos y cerré los ojos.
Al parecer la conversación con Daphne me había dejado algo susceptible, pues no dejaba de pensar en sus palabras.

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