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Después de la salida a Hogsmeasde con Viktor claramente las cosas no serían lo mismo.
No lo decía por lo que había sucedido con Weasley y Spinnet y tampoco lo decía por todas las cosas que habíamos hablado, o lo que él pensaba sobre nosotros.
El motivo era Rita Skeeter, su pluma insidiosa y su imaginación algo exagerada.
Estaba saliendo de mi habitación hacia la sala común, todas las chicas me miraban con una expresión de entre risa a envidia, pero nadie me dijo nada que me hiciera pensar que algo raro sucedía. Llegué al Gran Comedor para desayunar, aún no había demasiada gente -al menos casi nadie de mi año o de mis amigas- por lo que me senté apartada sin poder evitar las miraditas que me daban cada cierto tiempo.
Estaba concentrada en mi libro «Historia sobre las brujas del siglo pasado» cuando de pronto un ejemplar del Profeta cayó de repente sobre lo que yo leía. Subí mi vista y ví a mi hermano algo desorientado, volví mi mirada al periódico y pude ver mi imagen y la de Viktor sentados en la cafetería ayer.
Félix se sentó a mi lado y me miró con atención en lo que yo abría el periódico para leer lo que la estúpida mujer había escrito sobre mí y sobre Viktor.
—¿Sefi? ¿Qué está pasando? —preguntó mi hermano con curiosidad. —¿De verdad es que sales con Krum?
— Hermano, déjame leer y después contesto todas tus preguntas ¿Puede ser? — puntualicé.
Llegué a la página indicada y me dí cuenta que había dedicado varias páginas para hablar de nosotros.
"Al parecer el bombón búlgaro Viktor Krum, uno de los cuatro campeones del torneo de los tres magos ha encontrado el amor" — leí como titular.
"Según las noticias y los mismos pobladores del pueblo de Hogsmeade, se vislumbró a Viktor Krum junto a una señorita tomando una merienda, de manera muy romántica, se dice que es una estudiante del Colegio Hogwarts, ya que los estudiantes de dicha escuela pasean por el pueblo los fines de semana.
En base a las fuentes que nos informan, la afortunada muchacha, dueña del corazón de Krum, sería nada más y nada menos que Perséfone Rosier, parte de una de las familias de sangre pura más respetadas de Inglaterra, hija de Ethan Rosier, diplomático del ministerio de magia y miembro del consejo escolar.
Aún no se ha sabido nada de este romance internacional, ya que ambos chicos han sido muy cuidadosos y no hicieron ninguna demostración comprometedora que nos diga y compruebe la situación, pero según algunos de sus compañeros en la escuela, ambos tienen un comportamiento muy cercano y romántico. "
Nada se sabe sobre la chica con la que antes solía salir el búlgaro, Hermione Granger, pero al parecer esa relación amorosa no fue nada serio, al igual que sabemos , que al parecer el compromiso de la señorita Rosier con el joven Gaspar Avery, hijo del magnate mágico Gaspar Avery I ha quedado sin efecto en el caso de que la relación de Krum y Rosier fuera efectiva.
—Hija de puta. —murmuré, enrrollando el periódico y tirándolo lejos de mí.
Félix me miraba impaciente y no me quedó de otra que resolver todas las interrogantes que veía plasmadas en su rostro. Ahora entendía porqué toda la población femenina me observaba de aquella manera. Y obviamente si Viktor no se veía por allí era porque seguramente Karkarov no quería que sufriera la mayoría de las preguntas de todos, ya que debía de concentrarse en la última prueba.
—Hermano, no es cierto.— denegué de sobremanera la información de Skeeter. —Con Viktor sólo somos amigos y salimos ayer a tomar un té a Hogsmeasde.
Él me miró dudoso, puesto que ahora solía verme muy seguido con el búlgaro .
Además de seguido, muy cerca.
— Sefi, sabes que puedes contarme si es así. Obviamente no me molestaré, pero no sé como pretenden mantener una relación a distancia si es así. — comentó con preocupación. — Mamá no tardará en escribir para saber si es verdad la situación y créeme que en este momento debe estarse fanfarroneando con todas sus amigas.
Eso obviamente era cierto, mi madre ya debía de estar prácticamente instalada en la mesa de los Krum.
— Hermano, con Viktor no tenemos una relación que no sea de amistad. — volví a asegurarle. — y si fuera cierto creo que lo haría de la misma manera que pretendes mantener el contacto con Florence. — le dije sin maldad. — ¿ Vas a contarme sobre su relación en algún momento?
Él se puso tenso, hace tiempo que no manteníamos una conversación así, donde en realidad nos preocupabamos abiertamente el uno por el otro.
— Cuando sepa como manejarlo te lo haré saber. —asumió. — pero quiero saber si en algún momento vuelves a salir con alguien, no quiero que tu relación la arruine el ridículo de Avery.
Mi hermano había terminado su amistad con Gaspar desde que supo lo que pasó y no le quedaba de otra que solamente mantener la cordialidad por el lazo de nuestras familias.
— Lo dudo, ahora Gaspar se acuesta con Helena. — le conté.
Él se sorprendió ante eso.
— ¿Estás segura de eso? ¿Lena te lo dijo?
— Los oí el otro día en el cuarto, cuando fue la segunda prueba y ví a Helena, por lo que sí es cierto.
—¿Por ese motivo Helena se alejó de tí? Veo que ahora está cerca de otras chicas.
—Pues sí, creo que se enojó cuando le dije que Gaspar no era de fíar.
—No metas tu nariz en ello Sefi, si ellos quieren estar juntos que lo estén ese ya es problema de Avery y Mulciber. — señaló antes de ponerse de pie. — Debo ir a mis labores ahora, conversamos al rato.
Me quedé en la mesa terminando de desayunar, tenía que admitir que había extrañado la compañía de Viktor durante la mañana, pero no tardó alguien en llegar a donde yo estaba sentada. Daphne y Florence se hallaban frente a mí con expectación, como si esperaran que les dijera que las noticias fueran ciertas.
Las observé y no pude evitar lanzar una risita.
—Si vienen aquí por los chismes les digo de inmediato que no son ciertos — comenté.
— ¡Por Merlín! —exclamó Daphne. — Quería tener la esperanza de no ser la única que salía con un búlgaro, pero algo de cierto debe haber ¿O no? —preguntó con una ceja levantada.
— ¿Podemos conversar en otro lado? — les pregunté — Hay demasiadas personas ya aquí. —señalé a Pansy y a otras chicas que obviamente morían por saber y difundir alguna cosa que oyeran.
Nos pusimos de pie y nos dirigimos a un salón cerca de la torre de Ravenclaw, ya que no todos llegaban allí debido a que había que responder algunos ejercicios para transitar por esos corredores.
— ¿Dónde está Fleur? —le pregunté a Florence.
— Oh, ella está en el carruaje junto a Madame Máxime, están hablando y afinando detalles para la prueba final. — nos contó— pero se muere por saber las novedades también.
— Bien ¿Qué quieren que les cuente? — interrogué y conseguí poner de los nervios a Daphne.
— ¡Todo! ¡Ya dinos que pasa entre Viktor y tú! Nos tienes en ascuas, quizás no son novios, pero estoy segura de que algo sucede entre ustedes.
Ella jamás se equivocaba, Daphne Greengrass solía saberlo todo.
— Bien, ayer salimos porque él me invitó a dar un paseo por Hogsmeasde, ya que según él yo tenía cara de amargada durante la comida. — les conté— no es que me sucediese algo en particular, todo el ambiente de las rosas me estresó de alguna forma.
— ¿Y?—volvió a preguntar Florence— ¿Él se adjudicó una de esas rosas que tenías?
— Sí, envió una a mi habitación con la invitación a salir.
—Veo que ese búlgaro es un romántico, está colado por tí, estoy segura —señaló Daphne.
— Bien, ese es otro tema, creo que se me declaró de cierta forma —les respondí para saber qué eran lo que creían.
—¡¿Qué?! — chilló mi amiga y no pudo contener la emoción —Debías de haberme contado de inmediato ¡Osea años yendo a ballet juntas! Es lo mínimo que merezco, saber que un bombón de ese calibre esté prendado de tí ¡Exigimos saberlo todo!
— ¡Mon dieu! — exclamó Florence — Fleur va a querer morirse por no estar aquí.
— Bien, fuimos al salón de té y allí conversamos de muchas cosas— no podía decirles a las chicas con detalles obviamente, era algo privado de los dos —pero él me dió señales claras de decir que le gustaba mucho la chica que amaba los croissants de manjar— les conté y de verdad que sentí mucha vergüenza por ese motivo.
Ambas dieron saltitos como dos nenas por esa situación. A la larga Viktor era reservado, pero sus sentimientos y atenciones conmigo hacían que cualquiera se diera cuenta de lo que pasaba.
— ¿Te pasa algo con él? ¡Di que sí por favor! — saltó Florence como una pequeña niña —Harían una pareja muy bella, él es tan varonil y tú tan hermosa.
—Creo que es muy atractivo y mentiría si dijera que no me atrae, porque sí — afirmé — lo hace y me gusta mucho pasar tiempo con él, pero no lo sé, creo que no quiero aventurarme a una relación ¿Cómo sería la distancia? Para mí eso no existe. —comenté— Creo que por más que pueda llegar a gustarme el hecho de estar lejos no es para mí.
—Te entiendo. —asumió mi amiga francesa asintiendo con la cabeza.
— Bueno, en el caso de Pietro y yo. — comentó Daphne. —él cree que es posible, a él le queda un año para terminar la escuela y luego dice que viajaría a Londres para poder vivir acá.
— Eso sería estupendo, espero que resulte con ustedes — le sonreí — pero yo me conozco, sé que no podría llevar una relación mediante cartas o ese tipo de cosas.
— ¿Quizás estás confundida? ¿Hay alguien más en tu corazón? ¿Sigues sintiendo cosas por Gaspar? — me preguntó Florence.
Gaspar, el imbécil ese ya no tenía ninguna importancia para mí, es más, deseaba que por fin terminara la escuela este año para que se fuera a la misma mierda si lo quisiera.
Mi problema era otro, pero no podía admitirlo en voz alta, al menos no con Florence, porque yo sabía que Daphne sí tenía sus conclusiones sobre lo que pasaba conmigo por más que quisiera ocultarlo del mundo. Ya que si la acéfala de Lena lo había podido percibir, claramente Daphne lo haría, más ella no dijo nada.
—No, no es eso —mentí—sólo creo que después de la relación con Avery tengo más aprehensiones sobre el tema de las relaciones sentimentales, creo que no quiero tener una relación seria por ahora y siento que Viktor no es un chico que merezca que sólo te líes con él y luego hacer como que nada ha sucedido— señalé — le he aprendido a conocer y es una buena persona.
Exacto, una buena persona no puede relacionarse con una mala persona.
Había que ser honestos, había un mundo entre Viktor y yo, no sólo de distancia física si no que en cuanto a valores y moral, la mía era bastante cuestionable, mientras que él era correcto.
— Debo ir a clases —les mencioné— ¿Crees que Fleur pueda estar libre al final de las clases? Podríamos cenar juntas —les propuse.
— La verdad es que depende de lo que Madame Máxime disponga, por lo que sé hasta le llevó el desayuno a la cama—respondió Florence.
Hice una mueca.
— Bueno, veremos que sucede en la tarde — me despedí y fui a la sala común para buscar mis libros y mis implementos.
Durante todo el día tuve que resistir las miradas de la mayoría de los estudiantes que se morían por saber de primera fuente sobre las noticias, también resistir la iracunda mirada de Gaspar, que no estaba nada contento con lo que supuestamente decían las noticias. Helena que era bastante chismosa había intercambiado más palabras conmigo de lo usual después de nuestra discusión, ya que evidentemente quería saber el chisme del momento en Hogwarts.
Por fin llegó pociones al final del día, como iba a ser una clase totalmente teórica, ignoraría a todos, inclusive a Lena que seguía siendo mi compañera de puesto, así todo ese día acabaría pronto y no tendría que hablar con nadie que no me apeteciera. Snape al menos pasó una clase bastante entretenida sobre como hacer ungüentos sanadores para la despartición, que podían generarse al hacer una aparición. Me apetecía hacer más poción para definir mis rizos por lo que le pediría el aula al finalizar la clase, y esta no tardó en terminar.
Me acerqué con mis apuntes a su escritorio.
—¿Profesor? ¿Usted me permitiría quedarme en el aula unos momentos más? Quiero hacer una poción para mí, pero le prometo que terminaré rápido y no ensuciaré demasiado.
Me observó de reojo y con los labios fruncidos, para él era una estupidez lo que hacía, pero era de las mejores de la clase.
— Con la condición, que ordenes esos frascos en el armario de las hierbas, Rosier. — señaló — Tómalo o déjalo.
Suspiré.
— Está bien profesor, lo haré— asumí — gracias.
Todos habían comenzado a salir, George me había enviado miradas de recelo durante toda la clase, podía percibir su rabia conmigo. Todo esto era por sus ridículos planes de que estuvieramos cerca y que no asumía. Pero creo que mantenerlo lejos era lo mejor para él y para mí. Mientras estuviera Barty dando vueltas no podía ser de otra manera, por más que hubiera comenzado a agradarme y a sentir los estúpidos sentimientos que me provocaba.
Me quedé sola en cuanto Snape se paró y dió un portazo al salir, por lo que me dispuse a preparar la poción para mi cabello en ese momento y mientras se preparaba ordenaría las hierbas de Severus. A los diez minutos de haber comenzado escuché que alguien abría la puerta sigilosamente.
—Barty. —pensé y tomé mi varita de inmediato.
Me volví a la espera, pero me llevé una sorpresa.
— ¿Qué haces Weasley? ¡Me diste un susto de mierda! —le eché en cara.
George se quedó parado en la puerta observándome detenidamente de pies a cabeza, su expresión era bastante molesta, pero se veía tranquilo. O eso era lo que yo percibía.
—¿Esperabas a alguien más? — preguntó. — Bueno, no debo preguntar a quién, esperas a Krum. — dijo con ironía. — Aunque no puedo negar que me sorprende que Snape les preste su aula para tener sexo— bufó.
Eso se me hizo muy gracioso, realmente él no era capaz de ocultar su molestia cuando de Viktor se trataba.
— ¿Se le quitó la resaca a tu novia? ¿Porqué estás aquí?
Se fue acercando lentamente a mí y yo comencé a ponerme nerviosa, él no solía comportarse de esa forma. Era yo la que siempre me comportaba como un cretina para sacarlo de sus casillas.
— No vine a hablar de Alicia, dime una cosa ¿Por qué todo este teatro con Viktor? ¿Es para que Avery te deje de molestar o qué?
Me sorprendió realmente lo seguro que estaba sobre Krum y yo, realmente no entendía.
— Eso no es algo que te importe, te lo he dicho miles de veces ¿Por qué te afecta tanto con quien me involucre? — le cuestioné enrabiada.
— Porque sé que él no te gusta— afirmó, mientras daba unos pasos que lo dejaban a unos dos metros de distancia de mí.
— ¿Y cómo lo sabes? ¿Sabes legeremancia? ¿Me has espiado? ¿Eres adivino? ¿Le quitarás el puesto a Treawloney? v me burlé, tratando de ser lo más desagradable posible.
— Simplemente lo sé, lo sé porque es lo mismo que desgraciadamente siento yo.
Mi corazón comenzó a palpitar fuerte.
Eso no me lo esperaba.
— No sé a qué te refieres.
— Sí lo sabes, te gusto.
Fingí una risa cínica, era necesaria en ese momento para no caer en la histeria.
—¿Tú gustarme? Sí que tienes ego.
— Sabes que es así, por eso te mantienes lejos de mí. —declaró— Porque no puedes controlarte, no puedes controlar tus ojos, el enojo que sienten cuando me ves con Alicia.
— Calla, no sabes qué es lo que dices.
— ¿Ah no?
— Hablas tonterías, quieres que seamos cercanos, amigos y ya te dije que no podemos. —recalqué— Vete, estoy ocupada.
No pude hacer nada más, en unos segundos había acortado la distancia que había entre nosotros y estaba frente a mí, aprisionándome contra el mesón donde tenía el caldero. Alargó sus brazos hacia mí y puso sus manos en mi cara, para acercarme hacia sí mismo.
En ese momento estampó sus labios con los míos.
Y yo no hice nada más que sentir el calor de él por tener sus labios pegados en los míos. Él no buscó ahondar en mi boca, sólo cerró sus ojos y mantuvo el contacto de ambos. Yo tampoco me aparté, mi mente estaba revuelta y no podía reaccionar a alejarme. Sentí su perfume y su calor emanar de su cuerpo y mezclarse con los aromas del aula.
No sé cuantos segundos estuvimos así.
Perdí la noción del tiempo.
Cuando se separó de mí, liberando mi cuerpo, me observó con sus ojos azules intensos, había fuego en sus ojos. Nuestras respiraciones estaban acompasadas, ya que no había sido un beso pasional, sólo había sido algo efímero.
Miré el piso, por primera vez en mi vida no era capaz de sostenerle la mirada a alguien. Él me levantó la cara con el dedo índice, apoyándolo en mi mentón.
Sentía el sonrojo en mi cara y las palabras no brotaban.
—Si no hacía eso ahora, iba a morir con las ganas de hacerlo y yo no soy ningún cobarde. —susurró—puedo morir en paz, sabiendo que me atreví a besar a la reina de hielo, sabiendo que Perséfone Rosier permitió que la besara para que yo saciara mis deseos irrefrenables de sus labios. — murmuró— Porque no me importa que sepa que me muero por ella, al menos sé que una parte secreta de su oscura alma se muere por mí.
Eso fue todo lo que dijo y salió.
Comencé a hiperventilar, no guardé nada y dejé todo tirado.
Me valía si Snape mañana me regañaba y castigaba por la eternidad.
Corrí a las mazmorras ya que eso no lo esperaba.
Que George Weasley me besara jamás había estado en mis planes.
Que me gustara tan si quiera ese roce, tampoco lo estaba.
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