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Ahora que pasaba bastante tiempo con Viktor entendía porqué la mayoría de las chicas moría por él.

¿Y cómo no?

Era encantador y lo que la sociedad llamaría un caballero. Sin mencionar que era muy guapo, sus ojos chocolate y su piel pálida le sentaban muy bien.

Era muy sexy, creo que era uno de los hombres más sexies que yo conocía.

Estaba frente a él, sentada en una cafetería de Hogsmeade, comiendo una merienda deliciosa. A pesar de que toda la gente volteaba a vernos, él sólo tenía ojos para mí. Y si no se acercaban era porque veían mi cara de odio hacia ellos y su falta de sentido común para con la privacidad de las demás personas.

Que Viktor fuera famoso no quería decir que tuviera que dar autógrafos para cada persona que quisiese uno en cualquier lugar.

Y ahí estábamos él me miraba y yo le devolvía la mirada.

— Esto es extraño, te pido perdón de antemano por mi fama. — comentó. Me encantaba que fuera fanfarrón, no porque lo fuera en realidad, si no porque comprendía que me gustaba la ironía.

— La verdad es que no debes preocuparte, sabes que yo ignoro a todos estos pueblerinos sin importancia. — le comenté siguiendo el juego y él rió.

Su risa era bella, su sonrisa era cálida.

Era muy fácil estar con él.

Pero ahí estaba yo, frenandome en todo.

Con esa dificultad de abrirme con todas las personas, con ese afán de no demostrar que había algo más que hielo dentro de mí. A mí no me gustaba decir lo que sentía, desde niña me pasaba eso, supongo que crecer en una familia estructurada pero sin mayor cariño era la causa de mi personalidad fría y racional.

— Veo que los croissants con manjar son tus favoritos, te los comiste todos. — me molestó — No dejaste ninguno para mí.

— ¿Tenía que dejarte comida? Creí que toda era para mí — le contesté sin avergonzarme y encogiéndome de hombros. De verdad con él me sentía muy cómoda.

— Creía que eras capaz de muchas cosas Rosier, pero no de acaparar comida, eso es muy sucio. — hizo una mueca adorable y comenzamos a reír.

Eso hizo que yo me perdiera del mundo, más no tardé en volver a la realidad.

— Vaya vaya. — una voz femenina poco usual en mi memoria me hizo salir de mi estado de felicidad momentánea. — creo que estamos frente a la nueva pareja del torneo.

Alicia se hallaba frente a nosotros de la mano de George. Al parecer ellos también decidieron pasear por Hogsmeade.

Coincidentemente en el mismo lugar que nosotros.

Le eché a George una mirada de pocos amigos, ya que si yo tenía disputas eran con él, no con la patética novia que tenía.

— ¿Qué quieres? — le espeté de golpe sin necesidad de fingir cortesía, ya que no era necesario. No tenía porqué aparentar algo que no era por el hecho de estar allí y no en la escuela — ¿Te debemos algo? ¿Un autógrafo de Viktor? — le molesté con mi sarcasmo.

Alicia y yo jamás habíamos atravesado más de dos palabras en todos los años que llevábamos en la escuela, jamás habíamos compartido ninguna ocasión. Pero desde que Weasley comenzó a ser mi compañero de castigo frecuente algo en ella cambió. Notaba agresividad cada vez que se acercaba a mí, trataba de parecer intimidante –sin éxito, claro. No asustaría ni a una mosca– y su postura parecía desafiante en todo momento.

— Nada, sólo quería saludar ¿Podemos sentarnos? ¿O están hablando cosas privadas?

—No, podrías dejar de molestar y largarte. — contesté y me percaté que no podía enfocar nada.

En ese momento Weasley interrumpió. Más atrás venía su gemelo del brazo de Angelina Johnson y se acercaron a ver qué pasaba.

Evidentemente Spinnet no estaba bien, estaba completamente borracha pues venían de Cabeza de Puerco. Ella no se había puesto así por beber cerveza de mantequilla.

— Alicia, vamos. — susurró George mirándome con cara de disculpa.

— No, no. — respondió zafándose de los brazos de George. — Quiero hablar con Viktor... — su tono era patético, estaba perdida realmente.

— Alicia... — murmuró Viktor. — George, creo que deberías llevarla de vuelta al castillo antes de que se ponga peor.

— ¡Pero si yo estoy bien! — chilló entre risitas. — Sólo he venido a decirte que no vayas a caer en las palabras de esta serpiente venenosa — dijo apuntandome con el dedo — ella sabe cómo hacer caer a las personas y tú te ves buena persona.

— Vamos — dijo Fred esta vez ayudado por Angelina. — Alicia ven con nosotros.

— ¡No, déjenme! — vociferó y a estas alturas todos nos miraban — ¡Ella va a engañar a Viktor, tal como lo ha hecho con otras personas, lo quiere engatuzar como trata de hacerlo contigo en los castigos! — le gritó a George — Lo peor es que a tí eso no te incomoda, le haces caso, te dejas envolver por ella y su manera arpía de ser.

George y Angelina la cogieron del brazo y caminaron con ella a rastras.

— Lo siento — se disculpó Fred, quien tenía cara de no entender nada.  Obviamente él no estaba enterado de nada de lo que había pasado con su gemelo — Está mal, dice tonterías, por favor no la acuses en la escuela— me pidió, creo que para que ellos tampoco se metieran en problemas más que por preocuparse realmente por ella y sus consecuencias.

— No me interesa acusarla, sólo que no diga estupideces. Alucina — dije enojada.

Viktor se había puesto de pie y se colocó a mi lado en caso de que Alicia se volviera más loca.

— ¡Te lo digo Viktor! ¡Ten cuidado con ella! ¡No por nada se ganó el apodo que tiene! ¡Ella es la reina de hielo porque es una perra sin sentimientos!

Yo iba a dejarlo pasar ya que no me molestaría en pelear con una loca celopata y más encima borracha, pero en ese mismo momento Viktor salió en mi defensa.

—George, creo que tienes que llevarte a tu novia ahora. — le ordenó — una cosa es que esté ebria y otra cosa muy distinta y que no permitiré es que ofenda a Perséfone. — le encaró enojado y cogió mi mano. — Nosotros aquí no los hemos molestado para que ella llegue y hable así de ella, por favor váyanse y llevenla a la enfermería y si tú tienes problemas con ella, arreglalos en privado.

Él volvió a abrir la silla para mí, para que yo me instalara nuevamente. Al grupo de Gryffindor no le quedó más que irse raudos ya que creo que nadie nunca había visto a Viktor enojado, honestamente hablando se veía bastante molesto por la situación.

A medida que se fueron alejando, él me observó y estiró su mano hacia mi, acariciando el dorso de la mía.

— ¿Estás bien? ¿Ella suele comportarse así? Jamás la había notado de esa forma. — me preguntó — por lo que he observado es más bajo perfil.

— No es así, pero creo que ahora está viendo cosas que antes no. — verbalicé molesta — lo siento, esto no debería haber pasado, lo estábamos pasando tan bien.

Él me sonrió, sacó unos galeones de su bolsillo y pagó. Me extendió la mano.

— Lo estamos pasando bien, no tienes porqué dejar que sus palabras te afecten.

— No lo hacen, ella no me importa.

— Pero perturbó algo en lo que estabas agradada, eso no tiene porqué ser así.

— ¿Cómo sabes que estaba agradada? Quizás moría de aburrimiento.

— Mentira, te diviertes tanto como yo. — me afirmó.

Y tenía razón, él era muy divertido y yo lo pasaba muy bien con él. Por lo que acepté su mano para pasear por el pueblo. Aún no me sentía cómoda del todo con la situación, no porque yo no supiera que sucedía, si no porque no entendía la razón de que Krum se comportara así conmigo.

Yo podía tener las cosas claras, más yo no sabía si él las tenía.

Las miradas de las personas no aportaban, por lo que le sugerí que fuesemos a la plaza que estaba tras las casas principales para poder sentarnos a charlar. Él hizo un conjuro con su varita para limpiar el polvo de la banca antes de que nos instalaramos.

Me miró por bastante rato, yo sabía lo que él quería preguntarme, pero no sabía cómo hacerlo. Pero yo no sabía si mentir o ser honesta con respecto a la respuesta que él esperaba recibir. Más él había sido tan considerado que a mí me daba un cargo de conciencia terrible el no contarle lo que de verdad pasaba.

— Vas a desgastarme mirándome así ¿Quieres preguntar algo? — le incinué — hazlo ya si vas a hacerlo.

— ¿Qué fue todo ese alboroto con todo ese grupito? No entendí nada.

—Digamos que ella es insegura y cree que aún vivimos en la época donde las chicas se pelean por los chicos. — resolví responder, pero eso le dió alas a Viktor para indagar más.

— ¿Y tiene motivos para hacerlo? — interrogó — No tienes por qué mentirme, puedo darme cuenta de que entre George Weasley y tú hay una tensión que es perceptible para cualquier persona. — me indicó — y si su novia no había reclamado antes, pues el whisky le dió la valentía que le faltaba, .

Suspiré, él me había descubierto.

— Weasley y yo nos hemos odiado de por vida.

— ¿Relación amor odio? que cliché. — dijo burlándose, no sabía si era enserio o estaba ocultando algo.

— No, no hay ningún tipo de relación entre él y yo — estipulé — y jamás podría haberlo, es lo que él no entiende.

— ¿Por qué no? No me digas que no puedes ser su amiga por las tonterías de los apellidos y todo eso que me contaste la otra ocasión.

— Exacto, no puede ser. Jamás será.
— le conté — Y cuando estuvimos viéndonos en las detenciones y castigos antes de que llegaras tú y empezara el torneo — comencé a hablar — me dí cuenta de que no le odio realmente, pero no podemos estar cerca y eso es lo que él no entiende y que tiene que resolver.

—Creo que le gustas y creo que a tí también te gusta él. — comentó de manera normal. Sin hacer juicios de valor o reprocharme.

Me quedé un momento en silencio.

Alguien más sabía lo que yo pensaba, Viktor sabía en realidad lo que sucedía.

— No creo que yo le guste, solamente cree que puede derrocar los prejuicios existentes y eso es imposible. — agregué con normalidad.

Me abrumaba hablar sobre mis sentimientos.

— Sefi, soy hombre. — aclaró —Me doy cuenta a la perfección cuando un chico está interesado en una mujer. — dijo hablando con suficiencia — Le gustas, creo que aquí aplica perfectamente el caso de una relación imposible, lo que la hace mucho más atractiva y difícil de dejar ¿No crees?

— No entiendo porqué me dices todo esto. — le hablé con algo de fastidio.

— Siento que tú también tienes sentimientos por él y si no es así, estoy seguro de que te sientes atraída por él. — aseguró — por la misma razón que él se siente atraído por tí, lo que los divide genera mucho mayor interés.

Cogió su tazón de chocolate y se lo terminó en varios sorbos. Yo me quedé observando, sus palabras eran algo sentidas, como si  viera claramente la situación y no pudiera hacer nada más.

— ¿Cómo sabes tanto sobre eso? ¿Estás enamorado de una chica?

Rió.

— No sé si enamorado, pero sí me siento sumamente atraído por alguien en este momento. —enarcó una de sus cejas. — Alguien que acabó con todos los croissants.

Él era directo igual que yo, sabía que hablaba de mí.

— Quizás deberías hacerle caso a Alicia, sería lo mejor. Estar cerca mío nunca ha sido muy provechoso a menos que quieras meterte en problemas.

— Pues creo que eso deberías dejármelo a mí ¿No crees? — sugirió.

— Entiendo Krum —suspiré — por favor ya no más de conversaciones suicidas ni de días de San Valentín atrasado. — señalé — ¿Puede ser así?

— Hecho. —sonrió y se me quedó observando.

Él tenía una manera de coquetear muy particular.

Cuando volví al castillo y estuve en la tranquilidad de mi habitación fue inevitable hacer un balance entre las cualidades y defectos entre George y Viktor, una estupidez.

Una insensatez de mi parte, teniendo en cuenta de que Barty podía leer mi mente durante las clases.

George no tenía nada bueno y compatible conmigo ni con mi vida.

Viktor en cambio lo tenía todo, menos el hecho de que en unas semanas volvería a Noruega y volvería con su vida. Pero estoy segura de que si yo me decidiera a mantener algún tipo de relación con él, Viktor se esforzaría para que funcionara.

Él era de ese tipo de chico.

Pero en mi mente seguía existiendo esa espina,  estaba clavada en mi interior.

El qué sucedería entre Weasley y yo si no hubieran tantas diferencias.

Si nuestras familias no nos hicieran enemigos.

Estaba esa incertidumbre del «qué pasaría sí no... »

Viktor tenía razón.

Lo que no podía ser, atraía como la luz a las polillas.

Yo sabía lo que les a sucedía ellas.

Se terminaban quemando por querer acercarse tanto.

Y yo no quería quemarme de esa manera.

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