|16|
— Realmente ¿No te gusta Viktor? — volvió a preguntarme Daphne por cuarta vez.
Estábamos en la habitación de Astoria, quien me había pedido que le maquillara un poco con las pociones que había aprendido a mezclar hace un tiempo. La menor de las hermanas Greengrass era pretenciosa y claramente no quería que Draco se le escapara de las manos. Cosa que tenía bastante difícil con el hecho de que Pansy lo rondara en cada momento.
— Ya te dije que no, solamente nos llevamos bien. — contesté.
— Es raro, ahora siento que pasa más tiempo pendiente de tí, incluso más que de la sangre sucia.
— Eso es porque aprendió a diferenciar lo que es bueno Daphne.
¿Cómo van tú y el musculoso? — le molesté, haciendo referencia al chico de Durmstrang con el que salía.
— Pues con Pietro todo va de maravilla, nos entendemos bastante bien.
— ¿Han hablado de lo que sucederá cuando él, ya sabes, tenga que volver a su escuela? — le pregunté de manera tranquila, tenía que tantear que pensaba Daphne.
— Pues sí, hemos dicho que al menos queremos disfrutar esto. Ya veríamos después. — sonrió mi amiga, encogiéndose de hombros.
— ¿Y tú? — me volví a Astoria — ¿Cuándo vas a ponerle los puntos a Malfoy? Mi primo es capaz de jugar contigo y Parkinson hasta que no le des un ultimátum — decreté — Si quieres que él de decida debes ponerte firme — aconsejé a Tori.
— Tengo algo pensado, solamente es cosa de tiempo — aclaró.
Me puse de pie y alisé mi falda.
— Chicas las dejo, tengo que ir a la biblioteca para buscar la tarea de encantamientos. — tomé mi libro y sonreí.
— ¿Segura? ¿O te irás por ahí con Krum ?— insinuó Astoria.
— Mira pequeña, lo dices como si fuera malo y no es así. Y no, no voy con él ¡Ni siquiera sé porqué te doy explicaciones! ¡Adiós! — dije saliendo de la habitación mientras reía.
Me dirigí a la biblioteca, aprovecharía de adelantar tarea. Mañana era el día de la segunda prueba del torneo y no quería tener pendientes. Claramente mi corazón estaba dividido entre apoyar a Viktor o a Fleur, ya que no porque yo ya no hablara con ella, quería decir que no recordara la corta amistad que forjamos, de verdad que yo les extrañaba, más era mejor para ellas que yo me mantuviera al margen.
No quería que después mi padre anduviera haciendo de las suyas, acosándolas o poniéndolas en aprietos. Él no era para nada asertivo y no le importaba hacer escándalos.
Hoy pasaría de la sección restringida, ya que de lo contrario no haría la tarea y me concentraría en ver los libros de la estantería y no los que tenía que usar en la tarea.
Fuí directamente hacia allá y prácticamente quise devolverme.
Estaba Florence, a la larga sería incómodo, pero ella se veía preocupada y muy nerviosa. Como si una cosa le hiciera sentirse sumamente afligida, al menos eso reflejaba su expresión, tenía las cejas fruncidas y los labios apretados y tensos.
No me dirigí a ella, pero le observé sin que se diera cuenta, ya que estaba tan metida en lo que buscaba que no se había percatado de mí presencia para nada.
Me fijé en el libro que estaba usando, era un volumen de encantamientos avanzados, paseaba la vista por las líneas rápidamente.
Mi mente hizo click rápidamente.
Ella estaba buscando allí para ayudar a Fleur, lo más probable es que aún no tuviera o supiera de un encantamiento para la prueba de mañana.
¿Cómo era posible eso? ¿Había tenido demasiado tiempo para buscar un hechizo? ¿Por qué a última hora?
En ese momento Florence clavó sus ojos en mí y cerró el libro de inmediato.
— ¿Qué me ves? — preguntó de inmediato con una manera algo agresiva, algo que no esperaba de ella.
Levanté las cejas, sorprendida.
— No sabía que ahora tenía que pedir permiso para mirar a mi alrededor.
— No estás mirando a tu alrededor, me ves a mí — me encaró — dudo que necesites algo de mi persona.
Estaba enojada, lo sabía, ambas estaban muy molestas conmigo. Y eso debido a que jamás les dí una explicación.
— Sólo me llamó la atención lo apurada que ves ese libro ¿Buscas algo?
— Nada que te interese — soltó sacándose la capa de su uniforme, para sentirse más cómoda.
— Mira, no quiero ser impertinente pero ¿Acaso no será que DeLacour aún no tiene un encantamiento para mañana?
Eso hizo que Florence se sobresaltara. No esperaba que yo la descubriera tan rápido, pero era sumamente astuta, nadie podía engañarme; menos en algo tan tonto.
— Mira, Rosier. No quiero ser grosera, pero no tengo tiempo para perderlo contigo.
Asentí.
— Bueno, ten éxito. No sabía que Fleur era así, una rubia tonta. — mencioné, era la única forma que ella picaría mi anzuelo.
Me volví a las estanterías y busqué el libro por el que fuí realmente y fuí al índice.
Ella me miró de manera ofuscada, incluso se había colocado colorada. Se puso de pie de golpe y me hizo frente.
— ¿Qué has dicho sobre Fleur?
— Eso, que pensé que tenía cerebro, no sabía que ella era una rubia tonta. Honestamente no me equivoqué, esa fue mi primera impresión de ella.
— Mira — dijo con firmeza y sosteniéndome la mirada — Que tú seas una engreída desagradable y que se cree superior, no quiere decir que todos sean así. Ella es esforzada y muy agradable, no como tú, que finges amistad para sacar provecho de las situaciones. — me echó en cara.
Eso dolió un poco, aunque sabía que esto terminaría así. Pero no me pude controlar, tuve que decirle ciertas cosas a Florence.
— Mira Florence, te diré algo. — hice una pausa — no sabes nada sobre mí, no sabes nada de mi vida más de lo que viste en el tiempo que compartimos, lo que viste superficialmente no significa nada, no tienes derecho a juzgarme, eso que te quede claro.
— Puedo pensar lo que quiero de tí ¿O me dirás cómo puedo pensar? — me habló algo alterada.
— No, solamente que tú no tienes idea lo que es ser hija de Ethan Rosier, deberías estar agradecida de mí. — le aclaré — el que me alejara de ustedes, de tí sobre todo. — suspiré — es muy fácil juzgar al ver a la persona de más carácter, pero anda sabiendo que si me alejé de ustedes es porque mi padre tiene muchos prejuicios con respecto a ustedes, a tí, a los muggles, a los mestizos y yo las iba a exponer si seguía cerca, no quería exponerte ni a tí, ni a Fleur.
Percibí como la mandíbula de Florence se relajó, estaba realmente enojada y después de decirle eso, me dí cuenta que suspiró con pesar.
— Nos dolió lo que hiciste — fue lo único que dijo, tomó su libro y se dispuso a salir de la biblioteca .
— ¡Espera! — le grité y ella se volvió — a mí también me dolió, pero créeme que es lo mejor. Pero antes de que te vayas — le indiqué — quiero que le digas a Fleur que use el encantamiento Casco burbuja, le servirá.
Ella asintió y pude ver cómo una leve sonrisa apareció en su cara.
Me alegraba el que yo pudiera ayudarle, aún eran mis amigas, aunque no pudiera pasar tiempo con ellas. Me hacía sentir mejor que no me hubieran devuelto la pulsera que les había dado, al menos tendrían ese recuerdo de mí cuando volvieran a Francia.
***
Al día siguiente todos despertaron con la algarabía y la excitación de la prueba. Cedric iba a la cabeza del Torneo y le seguía Krum. La prueba del día de hoy era en el lago Negro, los campeones tenían que hacer la prueba bajo el agua obviamente, nosotros esperaríamos como unos tontos a que ellos salieran, o eso suponía yo.
Luego de bañarme y vestirme con ropa abrigada, fuí hacia la sala común. Slytherin estaba dividido entre apoyar a Diggory por el hecho de ser de Hogwarts y no a Potter, la otra mitad apoyaba a Krum, estaba entre ellos claramente, prefería que el torneo lo ganara Viktor o Fleur antes que cualquiera de los idiotas que el cáliz había seleccionado para Hogwarts.
— ¿Y Sefi? ¿Ya sabes cuál es el encantamiento que usará tu amiguito? — me preguntó Gaspar en cuánto me aparecí para prepararme un café.
— Pues deberías haberle preguntado Avery, no tengo porqué andarte informando cosas que en realidad no tienen porqué importarte. — respondí y le ignoré rápidamente.
Gaspar no perdía oportunidad de acercarse o meterse en las cosas que hacía o con las personas con las que convivía, por lo que no tenía que darle chance a eso.
Me senté en uno de los sofás de la sala común a tomarme un café y allí se sentó Draco junto a mí.
— ¿Qué pasa Sefi? ¿Todo bien? ¿Olvidaste a Avery con Krum?
Reí, todos pensaban eso.
— No, primito. Yo con Viktor solamente somos amigos ¿No se te ocurre una pregunta más interesante?
Él rió y no agregó nada más.
— Necesito que me ayudes, Sefi.
— ¿Ah sí? ¿A qué?
— ¿Puedes darme ideas de cómo sacarme a Pansy de encima? La verdad es que ya se ha hecho un problema para mí y Astoria ya no me habla.
Así que esa era la estrategia de Astoria, verse guapa y sexy e ignorar a Draco.
Estaba orgullosa de ella, una táctica de alguien digno de Slytherin.
Era una puta genia, agradecía a Merlín que me hubiera pedido consejos.
— Creo que la honestidad es tu única arma o la crueldad.
— ¿A qué te refieres?
— Tienes dos opciones, o eres honesto con Parkinson y le dices que realmente ella no te interesa.
— ¿O..? — me preguntó
— Sé un maldito y córtala sin decir más. De eso estás acostumbrado, así que no creo que se te haga difícil la verdad primito.
Él se quedó pensativo.
— ¿Caminemos hacia el lago Negro? — le invité — No quiero quedar atrás, quiero ver a Viktor.
— Vé — me incitó — voy a esperar a Crabbe y a Goyle.
Hice una cara de asco y fuí a lavar la taza de café. Después salí de inmediato, no sabía donde estaban las chicas por lo que me encaminé sola.
Comenzaba a hacer bastante frío, me acomodé el gorro y la bufanda para que no me entrara ninguna brisa.
Frente a mí venían caminando los gemelos Weasley, traían una caja encima y de repente oí sus gritos.
— ¡Apuestas! ¡Hagan sus apuestas! ¡Quién se impondrá como campeón! ¡Todo indica que el tonto Krum sobrevivirá!
Negué con la cabeza, era realmente ridículo lo que hacían. Sorprendentemente me dirigieron la palabra, Frederick me habló, más bien dicho gritó.
— ¡Hey Rosier! — llamó. — ¿Quieres hacer una apuesta? ¡Quizás multipiques tu fortuna!
Eso me causó gracia.
— No necesito de eso Weasley, ya tengo mucho dinero. — contesté — ¿Pero dime? ¿Quién va a la cabeza?
— Pues creo que tu novio, Krum. ¿Dime, vas a apostarle unos galeones? ¿O acaso no le tienes ninguna fé?
Pude darme cuenta que George de inmediato puso una cara de desagrado y yo no desaprovecharía la oportunidad.
— ¿Te duele alguna muela Weasley? Tienes cara de culo. — le desafié.
— No te interesa, vámonos Fred.
— ¡Hey, espera! ¿Qué ocurre? Voy a apostar, tres galeones a Viktor. — obviamente, siendo una engreída de mierda. — si gano quiero todo mi dinero, no se queden con nada.
Los dejé atrás y ví que aún faltaban unos minutos, por lo que corrí al muelle donde se hallaba Viktor para desearle suerte. Me hice paso entre la gente y llegué a donde estaba él. Igor Karkaroff me echó una mirada fea, pero le ignoré.
— ¡Viktor! ¡Mucha suerte! — le abracé con fuerza y él correspondió a mi abrazo.
— ¡Hey! No esperaba un abrazo así. ¿Me apoyas a mí? Creí que apoyabas a Potter. — bromeó.
Le dí un puñetazo en el hombro.
— Aposté tres galeones por tí, no me hagas perder dinero, porfavor.
Volvimos a abrazarnos y nos quedamos observando, algo que se hizo un poco incómodo.
— Bueno, suerte. — dije alejándome.
Me quedé cerca del grupo de Slytherin.
— ¿Qué fue eso? — susurró Lena en mi oído — Casi le besas frente a todos.
— Eso no fue así, no digas tonterías — claramente eso sí era así, pero no lo aceptaría.
— ¿Le hiciste algo a Weasley? Te mira de una manera horrible.
Disimuladamente observé y era así, estaba sumamente enojado conmigo, por sacarle celos.
No, eso no era cierto.
Yo no le estaba dando celos.
Por lo que le afronté la mirada hasta que él tuvo que apartarla.
Yo era la reina del hielo y también la reina del juego de las miradas fulminantes.
La voz del director se hizo presente y explicó la prueba y de qué se trataría. Ellos tenían que buscar un tesoro en el fondo del Lago, para eso necesitaban estar una hora bajo el agua. Todos estaban preparados, en ese momento intercambié una mirada con Fleur, me sonrió y yo me sentí como una niña perdonada.
Con eso me decía que usaría mi encantamiento y que yo le había sido de ayuda.
Empecé a buscar y me dí cuenta de que su hermana no estaba. Ahí entendí que el tesoro era una persona y que la de ella tenía que ser Gabrielle– su hermana pequeña– no estaba la sangre sucia, que debía de ser la de Viktor, no estaba Chang, obviamente era la de Cedric y no estaba la comadreja, la de Potter.
El cañón sonó y todos saltaron al agua. Dejándonos en el máximo silencio y en la más aburrida espera. Por lo que no me quedaba nada más que hacer plática con las chicas.
Luego de tanto rato de pie, sentí el cansancio en mis piernas, por lo que fui a sentarme a una de las rocas. Aprovechando mi alejamiento, George se acercó a mi lado.
— ¿Dime? ¿No eres lo más importante para Viktor que no estás en el fondo? ¿O Hermione es más importante para él? ¡Oh, no la ha superado aún!
Iluso, él creía que eso podía hacerme sentir mal.
Estaba celoso y eso me gustaba.
Me encantaba tenerlo así.
Muerto de celos.
— Él no quería arriesgarme, prefería que se ahogara la impura. — solté.
— ¿Estás saliendo con él?
— ¿Otra vez lo mismo? Vé con tu novia, que ya está mirando a todos lados para ver a dónde estás.
Pasaron unos veinte minutos y nosotros estuvimos entre dimes y diretes.
— ¿Weasley? ¿Dime la verdad? ¿Te gusto no es así? ¿Porqué te preocupas tanto de lo que yo hago? — le insinué en el tono coqueto que usé cuando estuvimos a punto de besarnos.
— No me gustas. — dijo con firmeza.
— Está bien, entonces que no te preocupe con quien duermo o con quien no lo hago. — resolví.
Iba a agregar algo más cuando de pronto el director anunció que Fleur había sido forzada a retirarse porque los Grindylows la habían obligado a retirarse de la prueba. Mi cuerpo actuó por sí solo en cuanto la ví despotricando en francés, lloraba y me percaté de que estaba muy alterada.
Me dirigí corriendo hacia allá.
— ¡Fleur qué ha pasado! — chillaban sus compañeras.
Me hice espacio tal cómo había hecho con Viktor y ahí estaba ella, llorando como una magdalena.
En cuanto me vió se echó a llorar en mis brazos.
— ¡Oh Sefi! Mi hermanita. — chilló con tristeza.
— ¡Tranquila! ¡Tranquila, Fleur! No ha sido tu culpa; van a sacarla, estoy segura.
— ¡Está allá abajo! ¡No la salvé!
Olympe estaba sumamente preocupada, daba vueltas de un lado a otro, quedaban a penas diez minutos de competencia y todos estaban tensos. Hasta que de pronto, Cedric salió de la profundidad, haciendo vitorear a toda la escuela.
— Mierda, ya me hiciste perder Krum. — pensé, no podía decirlo en voz alta, no con Fleur así.
Luego de unos cuatro minutos salió Viktor, con Granger.
Pasaban y pasaban los minutos y no habían dado ninguna indicación sobre lo que pasaría con Gabrielle.
En ese instante una de las compañeras de Fleur indicó el lago, el alma le volvió al cuerpo de mi rubia amiga cuando su hermana apareció flotando en el agua. San Potter como siempre al rescate, la primera cosa buena que hacía en toda su miserable existencia.
Fleur abrazó a Gabrielle una vez que estuvo en el muelle y le cubrieron con una toalla seca. Me retiré para no estorbar.
— Gracias — susurró Florence.
— De nada, para eso somos amigas. — contesté.
La prueba había terminado, ya no había nada que hacer allí.
Los resultados estaban a favor de Cedric desde ese momento.
Durante la cena todos estaban contentos, ya que por la heroíca acción Potter estaba en segundo lugar, dejando a los dos campeones de Hogwarts al principio de la competencia. Cualquiera fuera el que ganase, dejaría el trofeo en Hogwarts.
Luego de cenar, me dirigí a las mazmorras de inmediato, estaba agotada y sólo quería dormir. Al doblr a la esquina divisé a Viktor que caminaba en mi dirección.
— Tú no me hables — bromeé— me hiciste perder dinero.
— Lo siento, son cosas que pasan. ¿Me apostaste sólo tres galeones?
— Si hubiera echo más, imagina — volví a bromear.
Ambos nos reímos, él me tomó de la mano y yo me quedé un poco inquieta ante su gesto repentino.
— Ayer me preguntaron a quien quería que dejaran abajo, en el lago.
— ¿Sí? Ya sabía que Granger es tu impura favorita, no debes de darme explicaciones.
Negó con la cabeza y me tomó la otra mano.
— No quise nombrarte a tí — me confesó — no podría haber resistido si me hubiera pasado lo que le pasó a Fleur, tú eres... demasiado importante para mí, de verdad que hubiera estado desesperado.
Eso me sobresaltó nuevamente, sin darme cuenta nos habíamos acercado.
—¿Sí? — le pregunté en un susurro con sus labios a escasos centímetros de los míos.
— Me importas demasiado — confesó.
Y me hubiera besado de no ser por Félix.
— ¡Hey, ambos a la cama! ¡Ahora!
De verdad en ese momento Félix me había salvado, debido a que no estaba preparada psicológicamente para ese encuentro con Viktor, pero el tono que usó mi hermano me inquietó.
— Félix, no seas aguafiestas, Hogwarts va arriba. — dije mientras tenía aún a Viktor de la mano.
— No juegues Sefi, ha pasado algo grave. Anda a la sala común ahora.
Me preocupé.
— ¿Qué ha sucedido? — quiso saber Viktor.
— Han encontrado el cuerpo sin vida del jefe de seguridad.
— ¿Qué? — preguntamos al unísono sin dar crédito a las palabras que oíamos— debe de ser una broma.
— No, Barty Crouch está muerto, todo el colegio es un caos.
Mi cabeza voló a Barty Junior, era obvio que él había sido, odiaba a su padre por haberlo metido en Azkaban
Había comenzado.
Había empezado a hacer el desastre que prometió.
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