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|08|

El día del baile de navidad llegó finalmente.

Desperté temprano ya que mis compañeras de habitación comenzaron a meter ruido desde prácticamente las siete de la mañana.
Honestamente no sabía para qué tanta antelación si estabamos citados a las nueve de la noche, pero por más que intenté cerrar los ojos y esconderme debajo de mis sábanas no pude volver a conciliar el sueño.

Me resigné y suspiré, la cama de Katherine estaba pulcramente tendida, sin duda había ido a dar un trote matutino, siempre solía hacerlo los fines de semana. La cama de Lena estaba deshecha y se sentía ruido en la regadera, por ende ella estaba dentro lo más probable y tardaría en salir. Con Helena las cosas estaban algo tensas, ella aún se encontraba molesta conmigo por el hecho de ir con las Beauxbatons a Hogsmeade, así era ella, rencorosa y bastante infantil y por más que quise hacerla entrar en razón se me había hecho bastante dificultoso hasta ahora.

Me quedé en la cama sin molestarme en salir de ella por un largo rato, luego de unos veinte minutos, sentí que el grifo se cerró y me senté en la cama. Abrí la mesita de noche y saqué una cajita, había decidido que una de las pulseras que compré sería para ella, siempre había estado conmigo y era mi mejor amiga. Creo que era momento de entregársela y que quedara atrás esta ridícula escena de celos por parte de ella.

La ví salir en toalla, también tenía una en el pelo, formando un turbante, y de repente solté una carcajada.

—¿Qué te sucede? —preguntó volviéndose hacia mí, con clara irritación.

— ¡Pues qué te has colocado en la cara! ¿Una poción? ¿No me digas que es un secreto de naturaleza, de esos que usan los muggles? —dije intentado reprimir la risa que sentía.

—¿Y si fuera qué? Por lo que veo ya no te molestan las cosas muggles, incluso eres amiga de una sucia impura—dejó escapar con rabia.

Me levanté de la cama y fuí hacia el tocador, que era donde ella estaba.
—No puedo creer que aún estés enfadada por eso— le acusé— Eres una celosa y resentida Lena.

—Te fuiste a Hogsmeade y me dejaste aquí, no me quedó de otra que vagar sola por el pueblo hasta que encontré a Montague y tomé un helado con él.

— ¿Y ahora irás con él al baile? Pues si es así deberías darme las gracias— enarqué una ceja— A menos que esperaras la invitación de mi hermano.

—¡Calla! Si quieres que te perdone, no te atrevas a hablar del idiota de Félix.

—Está bien, me disculpo por el hecho de que se haya generado todo este malentendido—hice una pausa— Pero quiero dejar en claro que tú lo ocasionaste.

— Solamente tú te disculpas así, culpando a la persona afectada.

Reí por el comentario y la hice que me mirara con todo y el betún que tenía en el rostro.

— Tengo algo para tí— dije y deposité la cajita en sus manos.— El día que supuestamente te abandoné y te olvidé, lo compré para tí.

Jugué con mis cejas hasta hacerla reír, no quería que ella estuviera enojada sabía que se sentía mal por estar alejada de mí y siendo sincera yo también la echaba de menos. Cuando lo abrió una sonrisita infantil surcó sus labios.

— Es preciosa Sefi, incluso combina con mi vestido— me comentó hablándome con ilusión, igual que una niña de seis. La pulsera de Lena tenía una piedrita de color negro, haciendo juego con el color de su vestimenta para la noche.

—Ves que no soy tan maldita.

—¿Estás comprándome?

—Pues el fin justifica los medios ¿No? — reí —eso lo aprendimos en primer año.

Me abrazó y con eso supe que toda esta tontería había pasado. Obviamente iba a omitir el hecho de que tenía paquetes para las demás chicas, ya que eso implicaría otro arrebato por parte de mi amiga. Y eso yo quería evitarlo por el bien de la paz del baile y la naciente navidad.

—¿Por qué te arreglas tan temprano? Ni que tuvieras que trasformar tu rostro— le comenté con sarcasmo.

—Estas mascarillas se usan con mínimo tres horas de anticipación— recalcó.

—Osea podrías colocártela a las cinco de la tarde, no a las ocho de la mañana— concluí.

— Tú no entiendes, lo que pasa es que necesito tiempo para todo, necesito verme bella.

—No sé para qué exageras, es un ridículo baile.

—Eso lo dices porque tienes novio, un arreglo matrimonial preparado desde que naciste y chicos tras de tí— me respondió como si eso fuera lo más obvio del mundo— para mí no es tan sencillo.

— ¿Pretendes enamorar a Graham durante esta velada?

—Mis padres fueron claros conmigo — murmuró —si no encuentro un chico con el que hagan mi arreglo, me comprometerán con Augustus McMiller, el hijo del hombre que trabaja con papá.

—¿Qué tiene de malo? ¿Acaso Montague es mejor que él?

—¡Es horrendo! ¡Está lleno de granos! Graham al menos es guapo.

—Sí , como digas Lena. — le miré como dando por sentado de que no teníamos las mismas definiciones de guapo.

—¿Todo bien con Gaspar? — indagó de manera curiosa, pero muy sutíl.

—Supongo, no le han dado sus berrinches desde el fin de mi castigo, al parecer creía que podía líarme a Weasley fregando las ollas de las cocinas—farfullé con fastidio solamente recordarlo.

— Sabes, Gaspar es un tipo guapo, si es así contigo es debido a que eres muy terca con él.

—¿A qué te refieres?

—Será tu esposo tarde o temprano ¿Qué más te da ser un poco más dulce con él? Sólo te le acercas cuando necesitas algo o cuando quieres tener sexo con él.

—Antes yo era más dedicada por la relación, él se volvió un patán. Y si será mi esposo tarde o temprano, le fastidiaré todo lo que pueda— respondí—para que vea realmente si podrá conmigo, presume ser muy fuerte y es un patético en algunas ocasiones, más mi padre le adora, es rico, el hijo de su amigo y no hay mejor candidato para mí.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Obvio — contesté despreocupada mientras me ponía unos pantalones y una camiseta del equipo de Slytherin.

— ¿Acaso te gusta alguien más? ¿O te estás líando con otro chico? Me parece raro este repentino cambio, ustedes jamás se llevaron tan mal.

Pensé por un momento en las palabras de Lena, era verdad. Antes quería a Gaspar, sólo que me dí cuenta que para él sólo significaba un objeto, en realidad él no me quería, solamente buscaba lo mismo que mi padre, yo no le preocupaba, sólo quería adquirir más. Yo nunca había tenido la oportunidad de que alguien se preocupara por mí de manera real o que me quisieran a pesar de todo.

—No—terminé por responder —sólo que la llama se enfrió, más no puedo hacer mucho, no tengo ningún motivo fuerte como para deshacer el compromiso con él —le dije con resignación— Mis padres y los Avery sólo hablan acerca que sólo me queda un año y celebrarán nuestra boda.

—Pues creo que tendrás que obligarte a quererlo de nuevo o encantarte con él de alguna forma— dijo con pesar— De lo contrario tu vida será un martirio.

Suspiré y me puse de pie, no tenía ganas de seguir hablando de eso ya que era bastante abrumador. Le dije a Lena que iría al gran comedor y volvería, pero cuando no se dió cuenta guardé en el bolsillo de mi polerón las cajitas con las pulseras para Florence y Fleur, pues a Daphne podría darsela más tarde.

Salí de la habitación y al menos no me topé con ninguna figura indeseada hasta salir de la sala común. Busqué en el gran comedor y allí se encontraban, ambas en la mesa de Ravenclaw junto a algunos de los chicos de dicha casa. Antes de ir con ellas me serviría un poco de café, ya que estaba hambrienta, divisé a Draco en la mesa y como no estaba junto a los gorilas que tenía por amigos y tampoco estaba junto a la zorra de Parkinson me acerqué, él sonrió cuando me vió ir hacia él.

—Primita—me saludó —que grata sorpresa.

— Primito— correspondí— Lo mismo digo, ya casi ni puedo acercarme a tí, tienes una compañía indeseable la mayoría de las veces.—¿Es verdad que irás con Parkinson al baile?

—Pues sí— respondió dándole una mascada al enorme sandwich que se comía.

Le observé con desagrado mientas serví café en mi taza y rellené la de él.
—¿Por qué no invitaste a alguien más? Sabes perfectamente que cualquier chica te habría dicho que sí.

— Alguien ¿Cómo quién? —me preguntó haciéndose el desentendido.

— Pues alguien como Astoria— aclaré. —No soy tonta, sé que ella te gusta y que se frecuentan bastante, cuando ella no está junto a Daphne, está junto a Annie y si no está con ella es porque está contigo. —comenté dándole a entender que sabía que se veía con ella a pesar de salir con Pansy.

—Con Astoria no ha sucedido nada– me dijo en un susurro incómodo— Sólo me agrada.

–Sé que te gusta Astoria, pero jamás te tomará en serio ¿Eso es lo que pasa no? Ella no te toma en serio por tus jugueteos con Parkinson.

Él asintió.

—¿Por qué no lo dejas de hacer? — pregunté sin entender— A tía Cissy le agradaría que salieras con Astoria.

—Pero no a mi padre, él es muy cercano a ella y lamentablemente para mi padre... el linaje de los Parkinson es más puro que el de las Greengrass.

—¿Crees qué.. ?

—Sí, sé que quieren que me comprometa con ella, aunque no me casaré con Pansy aunque me obliguen.

—Draco, no deberías aceptar eso.

— ¿Estamos iguales no? Sé que Gaspar ya no es de tu agrado.

¿Qué demonios sucedía?

Otra vez estaba hablando de arreglos matrimoniales y ridiculeces de casamientos, tema que quería evitar a toda costa.

—Bueno primito, fue un gusto, no quiero hablar de mi futuro marido en este momento—me paré y me tragué la última mordida de mi tostada.

— Nos vemos en la noche— comentó despidiéndose y yo me dirigí a la mesa de Ravenclaw. Varios me miraron mal por pararme ahí, pero me importaba un cuerno, ellos eran insignificantes y el castillo no les pertenecía.

— ¡Sefi! — me saludó Fleur y Florence se volvió también con una sonrisa en su rostro.

—Que bueno verlas, la verdad es que necesito hablar con ustedes. —les observé y ellas entendieron de inmediato, ya que se pusieron de pie y caminaron conmigo hacia los jardines.

— ¿Ha sucedido algo? —me preguntó Florece algo alarmada.

—No, no. Sólo que no quería hablarles dentro—dije encogiéndome de hombros— Quería entregarles esto— saqué las cajitas de mis bolsillos y se las tendí.

—¡Y esto! —exclamó Fleur, mostrando todos sus dientes por la sonrisa.

— Digamos que es un regalo de navidad, pero que puede ser mejor utilizado el día de hoy —les aclaré— Mañana viajo a casa, ya que mis padres quieren que pase navidad con ellos, por ende no vuelvo al castillo hasta el dos de Enero, quería que los tuvieran, han sido muy amistosas conmigo.

Antes de que pudiera percatarme ellas me abrazaron, estaban realmente emocionadas por eso.

—Nosotras también te tenemos algo, pero aparecerá en tu baúl el día de navidad, el veinticuatro justo a media noche. —comentó Florence —Fleur insistió en no darte los presentes antes, ahora te nos adelantaste.

— ¡Qué esperan ábranlos! — les ordené.

Cada una abrió su cajita y pude percatarme del brillo en sus ojos cuando vieron las pulseras que tenían un dije del color de su vestido. Plata el de Fleur, celeste el de Florence.

—Son muy bellos Perséfone. — me agradeció Fleur. — en verdad muchas gracias, amiga.

Esa palabra caló dentro de mí, ellas eran las primeras amigas que yo tenía por mi propia cuenta, sin que mi familia interviniera o que yo me hubiera acercado a ellas porque eran hijas de los amigos de mis padres.

— Me alegra que les hayan gustado— sonreí y les dí un beso en la mejilla a cada una— Ahora debo correr a las mazmorras, Lena quiere que la peine y se colocará histérica si tardo, sólo venía a entregarles esto.

— Pues nos vemos en la noche, ponte muy guapa, tú y Daphne. —añadió Florence y dicho eso comencé la marcha de regreso hacia las mazmorras.

La verdad estos días habían sido tranquilos, no había peleado para nada con Weasley y eso me hacía sentir inquieta, era como si me faltara el hecho de tratarle mal. Lamentablemente desde que pasamos el castigo ya no era lo mismo, teníamos ese maldito secreto en común y yo no podía parar de recordarlo, habíamos hecho un pacto silencioso de no delatarnos. Él solía pasar el tiempo con Alicia, su novia, además de Fred y sus amigos, como en ese justo momento. Observé que la estaba besando y no pude evitar sentir algo extraño, él la besaba con delicadeza, honestamente no sabía si Weasley la quería, pero sí podía darme cuenta que la respetaba, algo que Gaspar y yo jamás hacíamos. Por un segundo él me observó y desvié la mirada, me había descubierto observándole, ví que dejó de besar a Alicia y fijó con disimulo su mirada en mí, eso no me incomodaba, pero si me ponía inquieta ¿Por que lo hacía?

No volví a mirar en esa dirección y me fuí directamente a las mazmorras, me topé a Daphne por el camino y cuando llegamos a las habitaciones aproveché de entregarle la pulsera que tenía para ella. Daphne mencionó que la usaría obviamente para el baile y que iría a peinarse a la habitación de nosotras junto a Astoria, a lo que yo accedí.

El resto de tarde lo pasé oyendo las quejas de Helena y las risas de las hemanas Greengrass. Lena era realmente irritante cuando se lo proponía, no le gustaba ningún peinado que yo le había hecho y eso que ya llevábamos cuatro, ni siquiera había comido para que el vestido no se le marcase.

Desistí, ya que empezaba a tardar y también tenía que preocuparme por mí, las hemanas Greengrass también me habían pedido ayuda con los peinados, pero a ellas les había encantado lo que yo había hecho con sus cabellos. Rápidamente entré a la ducha y me bañé con apuro, no porque no tuviera tiempo, si no porque lo más probable era que tardara arreglándome el cabello. Al salir me sequé rápidamente, las chicas ya tenían un sin fin de maquillajes y accesorios sobre la cama. Sin decir palabra, sólo oyendo la conversación que ellas mantenían fui a buscar mi conjunto al baño, era del mismo tono de mi vestido, así para evitar que se viera o trasluciera otro tono. Con la varita sequé mi cabello y dejé que reposara por unos momentos.

— Si vamos a estar todas aquí, pues nos turnaremos el espejo. — critiqué. — de lo contrario las correré a todas de la habitación— dije en tono amenazante—Les recuerdo que también quiero maquillarme.

Hace un tiempo le había preguntado al profesor Snape cómo hacer mis propios cosméticos mediante el uso de los ingredientes que él nos enseñaba, después de haberme mirado de mala gana porque yo quería preparar algo tan superficial y ridículo según su apreciación , terminó por enseñarme y el día de hoy los usaría.

Lena estaba colocándose una cantidad de maquillaje bastante exagerada, pero si ese era su gusto, pues yo no era más que su amiga para criticarle.

— ¿Qué habrá hecho Chang para que Diggory le invitara al baile? — preguntó Astoria, ella era bastante insidiosa y le gustaba ser pendenciera. La menor de las Greengrass era toda una Slytherin. — Lo más probable es que le haya perseguido desde hace semanas.

—Todas ya sabemos lo que hizo— respondió Lena. — debe de haberse acostado con él.

—¿Qué más te da? — me pregunté mientras coloreaba mis párpados con un tono oscuro. —Después de todo nosotras sabemos que tú tienes otros intereses.

Ella se colocó colorada y trató de desvíar el tema. Yo sabía que a ella le gustaba Draco. Más yo no seguí con el asunto, estaba demasiado concentrada en el maquillaje.
El tiempo pasó y de pronto se sentían los chillitos de emoción de mis compañeras de casa desde sus habitaciones. Decidí que ya era tiempo para colocar mi vestido y después arreglar mi cabello para que no se estropeara al colocar mi atuendo. Mi vestido no era nada exuberante, pero resaltaba mi figura, era rojo, apegado al cuerpo con forma de cola de sirena a la altura de los pies, tenía múltiples brillitos que destellaban de vez en cuando, un escote no tan pronunciado, pero mi pecho se veía lindo, no vulgar. También puse bastante cuidado en amoldar mis ondas del cabello y peinarlas hacia atrás, despejando mi cara, para que el pelo cayera en una cascada por la espada. Por último agregué los accesorios que había comprado y me coloqué los tacones.

Pensé en Fleur, ella ya debía de estar lista, al igual que Florence. En el rato que las chicas habían estado parloteando yo me dediqué a terminar de prepararme sin ningún problema.

—¿Qué tal? —pregunté una vez lista.

—¡Sefi! — exclamó Lena— ¡Te ves muy bella! ¡Así como si estuvieras entre el fuego!

— El rojo te viene muy bien— agregó Daphne—Sin duda serás una de las más bellas.

—Ustedes también se ven muy bien, creo que deberíamos ir a la sala común— propuse.

Las chicas asintieron y yo terminé de verme la última vez en el espejo. Cuando aparecimos en la sala común, muchas de mis compañeras ya estaban listas, entre ellas Pansy que estaba colgada de Draco con su vestido que provocaba que sus pechos casi escaparan de él. Cuando Gaspar me vió aparecer se dirigió a mi lado.

—Te ves muy bella, Sefi—murmuró besándome en los labios— y muy sensual— declaró en mi oído— el rojo te queda más que cualquier otro color.

— Tú también te ves muy guapo, Gaspar—respondí más por educación que por ser honesta, el traje se le veía bien, pero la verdad es que para mí él era como cualquier otro chico.

— Ya deberíamos ir al Gran Comedor—propuso y yo asentí, me cogió la mano y después caminé con él, dejando atrás a las chicas que irían con chicos de Durmstrang en la mayoría. Lena se fue a nuestro lado con Graham Montague.

—¿Y Félix? —le pregunté a Gaspar.

— Ya está en el salón, tenía que ayudar al profesor Snape en algunos detalles.

Asentí y cuando llegamos a la entrada estaban todos los estudiantes revolucionados con sus trajes de gala. Paseé mi vista si es que veía a alguien conocido y me percaté que Alicia Spinnet tenía la vista fija en mí, le hice frente obviamente, ella no tenía ningún motivo para mirarme con resentimiento además de ser de casas rivales.

—¡Chicos vayan entrando por favor! — anunció McGonagall con una sonrisa algo histérica. — ¡No se queden allí!

Entramos y nos fuimos acomodando alrededor de un círculo delimitado que asumo que era la pista de baile donde los campeones inaugurarían el baile. Me quedé del brazo de Gaspar y Daphne se colocó a mi lado junto al chico de Durmstrang, Pietro.
El profesor Dumbledore entró y con su amable sonrisa dió por inaugurado el baile de navidad.

La orquesta del profesor Flitwick comenzó a sonar y los músicos comenzaron a tocar, las puertas del salón se abrieron y entraron los cuatro campeones del brazo de sus parejas.

Antes de percatarme Lena me susurró al oído.
— ¿Viste a Viktor Krum del brazo de la sangre sucia? —me comentó con reproche y me percaté que en efecto el búlgaro estaba entrando con Granger. Ellos se posicionaron frente a mí y ví que sus ojos oscuros se clavaron unos segundos en los míos.

Debo admitir que se veía atractivo en su traje militar.

Le sonreí a Fleur cuando pasó a mi lado junto a Davies, que estaba viviendo su minuto de fama debido a los reporteros que se encontraban.
Potter y una de las gemelas Patil entraron de los últimos, no sabía cual de las dos era ya que para mí no tenían importancia.

— Esto sería un soberano fastidio de no ser que cuando venga el artista que se contrató, entrará el whisky de fuego. —me susurró Gaspar en el oído.

— ¿Cómo lo hicieron? — cuestioné asombrada.

— Hechizos indetectables de extensión, ayer después de Hogsmeade con un grupo de Slytherin y Ravenclaw— sonrió con suficiencia.

Negué con la cabeza, eso no terminaría bien, estaba segura, los chicos en especial no tenían recato en beber. Al menos no me preocuparía, mañana me iría a casa junto a Félix y sería asunto de él si quería beber hasta desfallecer.

Ví cómo los cuatro bailaban, Fleur se veía tan hermosa y de verdad se veía disfrutándolo. Florence me sonrió desde el otro lado y le correspondí, percibí que Gaspar me miró mal, ya debía de saber sobre sus orígenes, claro, si no podía dejar sus narices fuera de nada. El profesor con Minerva siguieron bailando, y poco a poco todos se fueron uniendo.

—¿Concédeme esta pieza cariño? — dijo Gaspar con su voz melosa.

—Acepto, pero no te acostumbres eh. No siempre aceptaré tan fácil. — murmuré y él puso sus manos en mi cintura.

Bailabamos juntos, pero la verdad es que yo sabía que ya no conectábamos, él estaba allí, yo estaba con él, pero había algo que nos dividía. De pronto unos ojos azules se toparon con los míos, eran los de Weasley, obviamente y de espaldas a mí estaba Alicia.

De espaldas a él estaba Gaspar y la canción lenta hacía que yo tuviera mi cara apoyada en su hombro. El traidor no despegaba sus ojos de mí y yo no podía hacerlo tampoco, tenía que admitir que él y su gemelo se veían bien, no tanto como los de mi casa, pero destacaban, preferiría que se cortaran el cabello pero eso ya era demasiado pedir.

Aparté mi vista y besé a Gaspar, no quería seguir mirándole, no entendía porqué George había comenzado a hacer esas cosas.

¿Lo hacía para incomodarme o qué?

No lo entendía.

Después de bastantes bailes, se dió el aviso de que la banda que habían contratado empezaría a tocar a la medianoche. Por lo que Gaspar se fue con Félix a ver lo del alcohol ilícito. Yo fui a ver a Florence que estaba sola por unos momentos.

—¿Cómo estás? — sonreí. —¿Y Fleur?.

—Creo que se fue a los jardines con Roger. —dijo enarcando sus cejas. — Tú entiendes.

—Me gustaría no hacerlo, de verdad. — dejé escapar y nos colocamos a reír.

Me mantuve con ella un rato y llegó junto a nosotras Daphne, Astoria andaba por ahí con sus amigas.

—¿Podemos hacernos una foto? — cuestionó Florence con la cámara en la mano.

—¡Claro! ¿Pero falta Fleur? —dijo mi amiga.

— Ella no vendrá aquí en bastante tiempo. —comenté y Daphne frunció el ceño. Por lo que junto a las chicas nos hicimos la foto y después incluiríamos a Fleur si llegaba en estado aceptable.

Decidí ir a por unos panecillos, la banda estaba apareciendo en el escenario y todos se aglomeraron frente a ellos, Gaspar fue por mí y me pasó un vaso con lo que asumí que era licor. No tenía intenciones de beber, así que lo dejé en la mesa y fuimos a ver al artista, por cierto no lo conocía. La música era bastante buena y oscura, nada de bailables o cosas suaves, me gustó por lo que disfruté, bailé y moví mis brazos, junto a mis compañeras de casa. El baile no había sido aburrido para nada, de hecho los maestros después tuvieron que entrar a colocar orden porque unos muchachos se habían puesto a pelear.

Luego de unas horas cogí a Gaspar por el brazo y me encaminé con él por los pasillos, ya estaba demasiado bebido y no sabía ni quien era.

— Sefi. — me susurró cuando llegamos a dar la vuelta tras una estatua de una gárgola. —Te ves muy guapa, quiero hacerlo contigo aquí y ahora— dijo al momento en que me apoyó contra la pared y me besó el cuello.

— Gaspar basta, estás borracho.—le espeté seria y deshaciéndome de él, para volver a caminar.

— Pero es que te ves muy hermosa. — dijo riendo y volvió a atraparme.

—¡Déjame! —le grité. — Estás borracho y no quiero—le dije firme.

Pero él no me hizo caso y comenzó a pasear sus manos por mis pechos y me sujetó con sus piernas que eran fuertes, yo no estaba con mi varita y claramente era más fuerte que yo.

—¿Quieres dejarme en paz? —le grité,  estaba desesperándome, una cosa era que ya lo hubiéramos hecho y otra era que quisiera abusar de mí estando ebrio, más a pesar de todas las personas en ese castillo, nadie parecía venir cerca.

—¡Pues no lo haré!¡Soy tu novio! ¡Y si quiero cogerte aquí en medio del pasillo ahora, lo haré! —me respondió y se agachó para subir sus manos bajo mi vestido, pero como le pateé, intentó romperlo y lo razgó en una esquina.

— ¡Maldita sea sueltame!

Las lágrimas habían comenzado a salir de mis ojos de manera involuntaria.

—¡Te dijo que la soltaras o no entiendes animal! —al principio no reconocí la voz, pero cuando ví que la persona agarraba a Gaspar con fuerza y le golpeaba le reconocí.

Era Weasley.

¿Me estaba defendiendo?

—Este no es tu asunto asqueroso traidor a la sangre—Gaspar quiso golpearlo , pero George le dió un golpe lo suficientemente fuerte como para desestabilizarlo.

—¿Estás bien? — me preguntó, colocándose entre él y mi cuerpo a modo de protección. Yo sólo asentí aún algo en shock. Nunca había visto una pelea al estilo muggle.

—¡Sefi! —exclamó Gaspar cuando logró pararse.

— Dijo que le dejaras en paz, maldito violador— le reprochó George.

—Deja, me encargaré—le contesté, algo histérica.

— No te dejaré con este cretino a solas.

—¡Sefi!

—Cállate, hijo de puta. —bufé—¡Te diría que no quiero verte nunca más, pero por desgracia estás aquí en Hogwarts!¡Pero hasta aquí llegamos, hemos terminado!

—¡Qué!¿No hablas enserio?

—No te pasees delante de mí, ni trates de siquiera volver a dirigirme la palabra para mí estás muerto Avery. — le solté, dándole un escupitajo en la cara.

Caminé en la dirección contraria y poco a poco comencé a correr. Yo era fría y terca, odiaba que me ayudaran y sabía defenderme, pero jamás pensé que alguien intentaría violentarme así.

Comencé a hiperventilar para controlar las lágrimas que amenazaban por caer otra vez. Sentí la voz de Weasley por ende tuve que controlarme.

No dijo nada, sólo llegó a mi lado y sin que yo tuviera tiempo de oponerme o colocar resistencia me abrazó.

Sí.

Weasley me estaba abrazando y yo lo estaba permitiendo.

— ¿Estás bien?

¿Lo estaba?

Sólo asentí otra vez.

— ¿Necesitas que te ayude?

— Llévame a las mazmorras por favor.

—Deberías ir a la enfermería, tienes que denunciarlo.

—¡Llévame a las mazmorras! — le grité. —Y llama por favor a Daphne.

Pasó su brazo sobre mi hombro y caminó junto a mí, en silencio y abrazándome, intentando darme contención.

Un Weasley conteniendo a una Rosier.

Caminó conmigo para que estuviera segura.

Quién lo hubiera imaginado.

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