
𝒗𝒊𝒊.𝗈𝗄𝖾𝗒, 𝖺𝗋𝖾 𝗒𝗈𝗎 𝗋𝖾𝖺𝖽𝗒?
5 años atrás
Dejo el libro sobre un barril, soltó un suspiro. Si número siete supiera que Sir Reginald no se detuvo con siete super niños.
—¡Ya ven, cariño! ¡Va a empezar el entrenamiento! — Escucho la voz de su madre, que estaba unos metros lejos de ella, con un traje especial.
—¡Ya voy, mamá! — Respondió la pequeña de 10 años, parándose del suelo, no sin antes colocarse los zapatos que la sujetaban al suelo e irse hacía el lugar de entrenamiento.
Saltando, se acercó a aquel espacio circular, rodeado por barriles, había un hombre desconocido frente a ella, y un protector transparente dividiendo el espacio a la mitad, detrás de ese protector se encontraba el señor Hargreeves, pero aparte de eso, no había nada rodeando a la niña, solo el vacío de un lugar abandonado.
—Buenas tardes, número ocho...— Se oyó la voz del señor Hargreeves por el altavoz que se encontraba afuera del protector.
—Soy Melissa, señor Hargreeves. — Dijo la pequeña con una sonrisa. Su inocencia era tan grande, que no sabía que con la persona frente a ella, no era con alguien que pudiera jugar.
El hombre del monóculo vio a la pelirroja, sus ojos verdes tenían ese brillo, el brillo de la destrucción.
—¿Trajiste lo que te pedí, Melissa? — Dijo cediendo, sabiendo que sus palabras podrían destruir el mundo en un santiamén, aún con la seriedad que lo caracterizaba.
—Sip. — Dijo sacando un muñeco en forma de conejo del bolsillo de su mandil. —Le traje al señor zanahorias, mamá dice que esta es la cosa que más quiero en el mundo.
La señora mencionada, sonrió con ternura, para después sentir el codo de su marido golpeando su brazo.
No te encariñes
Esas fueron las palabras del señor, borrando todo rastro de la desaparecida sonrisa de la mujer.
En un movimiento brusco, el hombre desconocido le quito el objeto a la niña, para luego cortarle la cabeza con unas tijeras que tenía entre sus ropas.
Los ojos de la niña se quedaron intactos, mientras una pequeña lagrima caía por su mejilla.
—¿Por-por qué hizo eso? — Preguntó intentando hallar la razón de tal acto.
—¿Cómo te sientes, número ocho?
—Yo...— Las luces empezaron a parpadear, el cabello de la pequeña dejo ese tono rojizo para convertirse en uno blanco, un brillo empezó a desprender de sus ojos. —¡Me llamo Melissa!
Otros hombres aparecieron de unos barriles y empezaron a disparar.
Seguido a eso, una corriente de aire se impulso desde ella hasta el otro lado de la habitación, un extraño, y doloroso, ruido sonó las moléculas se volvían solidas para luego explotar.
Sangre empezó a salir de las orejas de los hombres, para luego explotar y volverse células flotando por el aire, al igual que el protector que la separaba de las personas que quería.
Por alguna razón, todo se destruía, menos las personas que se encontraban detrás de las moléculas del protector.
Un pequeño grito salió de la boca de la mujer, quién fue cubrida por los brazos de su esposo.
—Esta vez tuvo otra reacción, deben haber más. — Murmuró Sir Reginald —Tenemos que descubrirlas todas.
El cabello de la niña volvió a la normalidad, y se cubrió la boca al no ver a los hombres que anteriormente se encontraban frente a ella.
—Tenemos que trabajar en eso. —Dijo el señor Hargreeves, acomodándose el monóculo, para después mirar a los padres —Esto no sale de acá, no se comenta en ninguna parte.
Actualmente
La noche anterior
Empezó a abrir los ojos pesadamente, sintiendo como alguien le tocaba el cabello.
—¿Qué se supone que haces? — Preguntó Melissa, frunciendo el ceño, observando como Cinco acariciaba un mechón de su cabello.
—Nunca conocí a alguien que tuviera el cabello rojo. — Comentó mientras seguía tocándolo curioso.
—Las pelirrojas estamos en peligro de extinción, genio. — Dijo sarcásticamente rodando los ojos, dándose cuenta que ella y Cinco estaban en la misma cama. —¿Cómo es que...?
—Te desmayaste y no habían habitaciones extras.
Mintió, pero tenía una buena coartada para justificarse. Quería conversar con la joven sobre un tema en especifico, sabía que teniendo esa edad, y teniendo en cuenta que él pasó mas de 20 años con una sola mujer, ella tendría más experiencia en ese tema.
—Aja, aún no te creo.
—Lo que dijo Klaus saliendo del local...— Empezó a hablar, perdiéndose por un momento en los ojos de la chica. —Es cierto, cuando viaje en el tiempo, tenía unos 13 años y lo único que hacía papá era entrenarnos. Luther tenía a Alisson, Ben y Klaus siempre andaban juntos, Diego parecía casado con sus cuchillos, Vanya se aislaba y yo, pues me divertía hacer quedar a los demás como perdedores. Pero, antes de conocer a Delores, jamás tuve contacto físico con una chica, nadie más que mis hermanas y mamá. Tampoco me eh enamorado.
—Yo di mi primer vez con el póster de Tom Holland. — Bromeó la pelirroja, viendo como, por primera vez en todo ese tiempo que lo conocía, Cinco se veía expectante. Ya no tenía esa mirada arrogante de saberlo todo. Simplemente parecía un niño curioso por algo de lo que no tiene ni idea. —Yo tampoco sé tanto de esas cosas, siendo sincera, mi primer beso fue un fiasco. Su nariz chocaba a cada momento con la mía, era super incomodo. Y, bueno, jamás tuve primera vez, si no contamos lo del póster.
Ambos jóvenes rieron en silencio, sus ojos se conectaron para que poco a poco se vayan acercando. Hasta que unieron sus labios en un beso.
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