
𝓒𝓐𝓟Í𝓣𝓤𝓛𝓞 11
◆━━━◆LAGRIMAS DE ALEGRÍA Y DOLOR◆━━━━◆
𝐻𝑒𝑟𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒 𝐺𝑟𝑎𝑛𝑔𝑒𝑟
Si quería poder estar, por lo menos, hasta el final de la batalla, perdieran o ganarán, debía entrenar y practicar con sus espadas.
Se alegró de que Peter hubiera aceptado que las chicas y Edmund se quedaran para la guerra, porque si ellos no estaban presentes, entonces posiblemente la profecía no podría cumplirse al pie.
Había tratado de no usar magia en esos días, si quería permanecer hasta la batalla, no debía abusar de su magia, aunque ya lo había hecho curando a Edmund.
Nadie lo notó, pero luego de que había curado a Edmund, volvió a sentir la punzada en el pecho y a retorcerse de dolor en el suelo de la carpa donde dormía mientras los Pevensie pasaban tiempo de hermanos, pero esta vez, el dolor era más infernal que el anterior.
Solo un simple recordatorio de que voy a morir pronto, pensó con enojo.
Ella no quería irse, no aún, pero no podía hacer nada ahora, su única misión era proteger a los Pevensie y que ellos pudieran ganar la batalla, o eso esperaba
Y aunque le estaba costando hasta la vida, literalmente, ella no se rendiría hasta lograr su cometido.
Luego de prepararse un poco junto a Susan y Lucy, se encuentra hacia el campo de entrenamiento.
El campo de entrenamiento se encontraba en medio del campo, entre numerosas piedras. Tenía varios postes de puntería con tres circulos; blanco, rojo y azul, para disparar.
La primera fue Hermione. Practicaría por un momento con el arco hasta que Peter y Edmund trajeran los caballos incluido uno para ella, prácticarian el manejo de las espadas mientras cabalgaban.
Hermione tomó una de las flechas y el arco de Susan para disparar. La flecha acabó en el círculo blanco, el tercero. Muy lejos del objetivo exacto.
La arquería no es lo mio, pensó con diversión.
—Debes creer en el arco y en que puedes hacerlo— le dijo Susan —A mi aún me cuesta adaptarme a el. De todas maneras, creo que lo tuyo, definitivamente son las espadas.
La siguiente fue Susan, y apuntó con mucha precisión y seguridad, lanzó la flecha. Sin embargo, la flecha terminó clavada en el círculo azul, y a pesar de que Lucy la veía con admiración, la pelinegra no parecía muy satisfecha.
Hermione vio como Lucy tomaba su daga del cinturón negro que rodeaba su cintura y la lanzó sin inmutarse ni rodeos, para sorpresa de las dos chicas mayores, la daga terminó en el círculo rojo, justo en el centro. La pequeña las miró con suficiencia mientras ambas mayores se veían anonadadas.
En ese momento, unos cascos y gritos resonaron por el campo. Peter y Edmund hicieron presencia, Edmund montaba un lindo caballo marrón y Peter... ¡Peter montaba en un condenado unicornio blanco!
Los dos llebavan espadas y luchaban entre ellos, al parecer, Peter intentaba instruir a Edmund.
Hermione notó como un caballo negro, muy hermoso venía detrás de ellos, al mismo tiempo, Peter freno frente a las chicas para llamar su atención.
—Señorita Hermione, su caballo la espera— le dijo el rubio con falsa galantería. Hermione no pudo evitar rodar los ojos con diversión.
—Bien, ¿por donde comenzamos?— preguntó mientras se subía al caballo negro con cuidado de no lastimarlo —Supongo que pondremos en práctica las enseñanzas de Oreius para enseñarle a Ed— sonrió
Peter le sonrió y se posó al lado de su hermano y frente a su amiga —La espada hacia arriba como nos enseñó Oreius— Le dijo a Edmund —¡miranos a nosotros!
Entonces y sin previo aviso, Hermione y Peter comenzaron a luchar con las espadas mientras montaban a caballo. Edmund parecía igual de hipnotizado que sus hermanas por tal escena.
—¡En guardia!
—¡Bloquea!
—¡Doble estocada!
Edmund entró en escena y empezó a luchar contra ambos, repitiendo lo indicado. Hermione se sorprendió, era un chico que aprendía muy rápido, ágil y bueno con la espada a pesar de que ella ya tenía un poco más de experiencia con las espadas.
—¡Peter, Edmund, Hermione!— Castor llegó hacia ellos con prisa y agitado, parecía preocupado.
—¡Soo, caballito!— Le dijo Edmund al caballo cuando se alertó al ver al castor.
—Mi nombre es Philip— Le respondió el caballo.
—Oh, perdón— se disculpó avergonzado, Hermione soltó una risa por lo bajo
—La Bruja ha exigido hablar con Aslan— les comunicó el castor mientras las chicas llegaban hasta ellos —están en camino.
A Hermione se le erizó los bellos de la nuca con solo la mención de su nombre, no iba a mentir, le aterraba dicha mujer, al igual que todos en Narnia.
Edmund miró a su hermano y a su nueva amiga con miedo, el rubio y la castaña parecían más que conmocionados.
—¿Qué es lo que pasa?— preguntó Susan.
—La Bruja Blanca viene hacia acá— explicó Hermione con seriedad —al parecer quiere hablar con Aslan.
—Entonces... hay que ir— respondió Susan.
—¡Subanse!— Gritó Peter y le tendió una mano a Lucy para que subiera con el mientras Susan se montaba en el caballo de Hermione.
Los chicos con prisa, exigieron a los caballos, y al unicornio, que aumentarán la velocidad. Susan se sujeto de la cintura de la castaña con fuerza y miedo a caer por la velocidad, la castaña miraba constantemente hacia atrás verificando que todo estuviera bien.
Llegaron al campamento y se dirigieron hacia la carpa de Aslan. El gran león ya había salido de ella y esperaba pacientemente sentado. La Bruja Blanca se acercaba y todo el campamento ya estaba allí.
—¡Jadis, la reina de Narnia!— se escuchó a un enano de barba larga y blanca con rostro gruñón gritar —¡Emperatriz de las islas solitarias!
Detrás del enano, venia Jadis en una silla que llebava en sus hombros varios cíclopes. La rubia mujer llevaba un vestido blanco como palabra de honor, su piel pálida relucía al igual que su cabello. Su rostro era severo y temible.
La mujer era exactamente como Hermione la había imaginado, el vestido aún más abultado que ella.
Iba rodeada de sus súbditos, muchas criaturas mágicas pero aterradoras, entre ellas un minotauro negro que la hacía sentir como una hormiga con su sola presencia.
Loa súbditos dejaron la silla en el suelo, Jadis se levantó y caminó hacia Aslan, en el camino le dirigió una mirada de odio a Edmund. Hermione por instinto de protección, colocó su brazo alrededor de los hombros del chico, dándole a entender que no estaba solo.
—Hay un traidor en tu gente, Aslan— le dijo la Bruja al león.
—Su ofensa no fue contra ti— le contestó.
—¿Has olvidado las reglas sobre las que se erigió Narnia?
Aslan parecía ofendido, porque antes de hablar, soltó un rugido y habló con voz potente enviando escalofríos por toda la columna vertebral de Hermione
—¡No me cites a mi la gran magia, Bruja! ¡Yo estuve ahí cuando fue escrita!
—Entonces recordaras que todos los traidores me pertenecen.
Hermione sintió como Edmund se estremecía bajo su brazo.
Y sin poder evitarlo, Hermione sacó su varita con enojo y apuntó hacia Jadis, al mismo tiempo que Peter sacaba su espada y también apuntaba hacia la mujer.
—¡Te lo llevaras sobre mi cadáver, Jadis!— Soltó la joven Bruja sin pelos en la lengua al pronunciar su nombre.
—Vaya, vaya, tú debes ser la joven Bruja que ha estado estorbándome durante los últimos días. Es un placer por fin conocerte Hermione Granger— Habló Jadis con una sonrisa hacia la adolescente, quién sólo la miraba con determinación, entonces Jadis sacó también su varita apuntando hacia ella —Lástima que no tendré el tiempo suficiente para conocerte adecuadamente.
Y como un rayo, Peter se colocó frente a Hermione impidiendo que cualquier golpe o hechizo llegará a ella, pero no pasó nada.
—Ni siquiera pienses en hacerle algo a Hermione— dijo con una mirada desafiante, a pesar de que el miedo lo recorría por completo.
—Adolescentes ridículos, ¿crees que con el uso de mera fuerza me impedirá matar a esta muchacha, o quitarme mi derecho, pequeño rey?
Peter bajó la espada y la mirada. Hermione quería abrazarlo y agradecerle por defenderla, pero no supo como actuar en ese momento. Además, pensaba que Edmund era el que merecía más apoyo en ese momento.
—Su gran Aslan sabe, que si no obtengo la sangre que me pertenece, Narnia se verá sometido y perecerá en fuego y agua— sentenció la pálida Bruja. Después miró a Edmund y lo apuntó con su daga —Ese niño, morira en la mesa de piedra…
Los cinco chicos se miraron entre ellos. Peter reparó en como Hermione apretó su agarre en los hombros de Edmund.
— … como es tradición— terminó Jadis sin piedad ni compasión. Después miró a Asln dejando de apuntar a Edmund —No te atrevas a rechazarme.
—¡Ya basta!— Gruñó Aslan —Hablaré contigo a solas.
Jadis levantó su cabeza con orgullo y entró en la carpa detrás del león. Los demás se quedaron sentados en el césped, en un silencio sepulcral, sin saber que decir. Edmund arrancaba hierba del césped para desestresarse, Susan recostó su cabeza en el hombro de Hermione jugando con sus rizos, la castaña acariciaba la cabeza de la pequeña lucy para calmarla, ya que no paraba de mirar a Edmund con preocupación.
Minutos después, vieron como la carpa se abría y salía Jadis. Detrás Aslan y la sorpresa de los cinco no fue poca cuando vieron como Jadis pasaba de largo y miraba de soslayo al "traidor"
—Ha renunciado a la sangre del hijo de Adán— Anunció el león
Todos compartieron miradas y luego, lo único que se escuchaba en el campamento eran gritos dr alegría.
—¿Como sé que cumplirás tu promesa?— Indagó Jadis sin sentarse en su silla aún.
La única respuesta de Aslan fue un fuerte rugido que asustó a todos, incluida a Jadis, quién se sentó de inmediato asustada por la repentina respuesta.
Todos rieron con fuerza. Los Pevensie se abrazaron felices de que la vida de Edmund ya no corría peligro, Hermione los miraba con nostalgia y ternura, sin poder evitar recordar a sus dos mejores amigos, una lágrima se deslizó por su mejilla hasta caer en el césped. Ella moriría pronto y ahora que no vería jamás a sus dos amigos, a lso Pevensie no los vería jamás tampoco.
Los cuatro hermanos se separaron y Peter dirigió su vista a una Hermione distraída y con expresión triste.
—¿Todo bien?
Hermione asintió y sonrió apenas. Aunque no pudo evitar sentir como su corazón se encogía al seguir pensando que posiblemente, en poco tiempo ya no volvería a ver a esos cuatro hermanos, a Peter.
De un momento a otro, y sin poder evitarlo, Peter se lanzó sobre Hermione y la abrazó con fuerza por la cintura, Hermione se sorprendió notablemente, pero correspondió casi de inmediato, un abrazo era lo que necesitaba, ella lo apretó con fuerza, soltando otra lágrima traicionera.
No quiero morir.
Nadie más aparte de Lucy notó como Aslan entraba a la carpa sin decir nada con una mueca de tristeza y derrota, y nadie más aparte de Lucy se dio cuenta de las lágrimas solitarias de la castaña y también la expresión de tristeza y derrota.
Algo pasaba, algo malo, y Lucy iba a averiguarlo.
*JURO SOLEMNEMENTE QUE MIS INTENCIONES NO SON BUENAS*
HOLA GENTE BONITA!!!
¿como tan? Yo bien feliz porque ya actualice jajsjsjs, y... porque ya falta muy poco para que acabe esta historia
¿Ustedes que creen?
¿Podrá Hermione aguantar hasta la guerra? Quien sabe, díganme su opinión
Pido disculpas a una lectora, le prometí que actualizaria anoche pero esta autora de mierd* se quedó dormida y pos, apenas pude terminar. De igual manera esa lectora tiene permiso de echarme mil cruccios si quiere, le doy permiso.
En fin, no olviden votar y comentar que les pareció o lo que ustedes quieran.
Los quiero bolas de piojo.
Nos vemos la próximaaaaa!
VENUS 💌
*TRAVESURA REALIZADA*
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