01│Único
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Posé la pesada caja en el suelo, acomodándola en dicho lugar. Sintiéndome aliviado por haber dejado a un lado tanto peso, llevé una de mis manos a mi cabello, para así poder despeinarlo y examinar todo lo que me rodeaba.
Ahora que podía ver cada punto con cuidado, noté que el lugar lucía muy vacío. Prácticamente, todo estaba empacado y listo para la mudanza. Aún quedaban unos días antes que sucediera eso, pero yo sentía la necesidad de tener todo preparado con antelación, evitando olvidarme de algo.
Dentro de poco, iba a trasladarme a una casa mucho más pequeña. Si bien me había surgido la posibilidad de quedarme en mi antiguo hogar, opté por rechazarlo. Era un lugar muy grande para una sola persona y una dolorosa sensación me invadía.
—Hey, hola. —Hice mis pensamientos a un lado y sonreí, al ver ingresar a la habitación a un bello can de un pequeño tamaño. Rápidamente me arrodillé y abrí los brazos, dispuesto a recibirlo con un abrazo. Él no dudó en lanzarse sobre mí, haciéndome caer al suelo por el brusco y sorpresivo movimiento—. ¡Auch! Yeontan, no seas bruto. —Solté una pequeña risa, cuando mi cachorro comenzó a lamerme todo rostro, causándome un cosquilleo.
—¡Yeontan, basta! —En cuanto el nombrado escuchó el tono autoritario en aquella voz, no dudó en detener su accionar y sentarse a mi lado de forma inmediata, aparentando ser un perro obediente y tranquilo.
—Maldito —le susurré con diversión al can, quien ahora se había recostado en el suelo. Negué con la cabeza ante la mirada que me regaló Yeontan.
—¿Estás bien? —El recién llegado se acercó a mí y me tendió su mano, la cual tomé con inseguridad y utilicé como ayuda para levantarme nuevamente.
—Lo estoy. —Sacudí mis ropas, intentando apartar cualquier rastro de polvo del suelo y/o pelaje de Yeontan. En ese momento, mi mirada se posó en el hombre que se hallaba posado ante mí.
Kim TaeHyung, al igual que cada día, lucía verdaderamente bien. En esta ocasión, él estaba vistiendo una camisa blanca, la cual estaba arremangada hasta los codos, dejando en evidencia parte de sus brazos cuyas venas sobresalían. Llevaba también unos jeans ajustados y unas zapatillas de color blanco. Por otra parte, su cabello castaño estaba revuelto, pero no lo hacía ver mal. De hecho, le brindaba un toque fresco. Era muy guapo, no podía negarlo.
—Se que prometí traértelo mañana, pero no dejaba de llorar. Quería verte lo antes posible —me explicó y yo, por una milésima de segundo, imaginé que no estaba hablando precisamente del perro, pero decidí desechar esa absurda idea de mi cabeza—. Espero no molestar.
—Está bien. No te preocupes. —Comencé a caminar por la casa, siendo seguido por TaeHyung—. ¿Quieres beber algo? —le pregunté al ingresar a la cocina. Me sentía un poco nervioso y quería evitar que él lo notara.
—Un poco de agua estaría bien. —Asentí a modo de respuesta y me dispuse a buscar uno de los vasos de vidrio que estaban dentro de una caja—. ¿Ya pudiste terminar de empacar todo?
—Casi todo. Hay un par de cosas que todavía no guardé, pero se debe a que voy a seguir usándolas. Ya sabes, durante estos días que faltan para la mudanza. —Me acerqué a TaeHyung y le alcancé el vaso, él lo agarró y regaló una sonrisa para así agradecerme—. Y tú, ¿ya encontraste una nueva casa?
—Sí, un apartamento en el centro. —TaeHyung dejó el vaso sobre la mesada—. Es bastante amplio, a decir verdad. Puedo afirmar que es demasiado espacio para una sola persona, pero fue lo mejor que pude encontrar. —Se encogió de hombros y yo asentí—. La próxima semana me mudaré.
—Me alegro mucho por ti.
—En relación a lo mismo, quería pedirte un pequeño favor —él habló con un leve nerviosismo, causando que yo lo mirara atentamente—. ¿Puedo pasar la noche aquí? —preguntó en voz baja, pero pude escucharlo a la perfección.
—¿Aquí? —solté sin poder ocultar mi leve sorpresa y mis nervios repentinos. Él se movió incómodo en su lugar.
—Sí, es que...—TaeHyung suspiró— YoonGi y JungKook cumplen cuatro años como pareja hoy —comenzó a explicarme y pude recordar que YoonGi-hyung me había enviado un mensaje hablando sobre eso ayer—. Ellos me dijeron que podían pasar el día y noche fuera, para que no sea necesario que yo me sintiera incómodo o algo similar; pero me pareció adecuado darles la oportunidad de tener intimidad —dijo él—. Es la casa de ellos y no quiero estar estorbando.
—Entiendo —dije de forma tranquila—. Por supuesto que puedes pasar la noche aquí. No te preocupes —le aseguré y ambos nos dirigimos nuevamente hacia el living. Yeontan ya no se encontraba allí, pero no me preocupe. Seguramente andaba jugando por algún punto de la casa, como solía hacerlo siempre.
—Muchas gracias, hyung —me susurró él y yo suspiré—. ¿Y planeas quedarte con tu madre mucho tiempo? —TaeHyung se sentó en el sofá y yo imite su accionar, aunque procurando mantener una distancia considerable de él.
—Lo haré hasta que pueda encontrar otro lugar para vivir de forma más cómoda —respondí.
—Podrías haberte quedado aquí hasta entonces...
—Sabes lo que opino al respecto, ya te lo he dicho antes. —Un tono molesto se presentó en mi voz, pero se debía a que varias veces le había explicado a TaeHyung lo que opinaba sobre seguir viviendo en el mismo lugar, pero él insistía una y otra vez—. Es un lugar muy grande y solitario, no me siento cómodo —repetí—. Me trae recuerdos que me hacen mal, y no quiero eso. Es doloroso. —Mi voz se apagó.
—JiMin...
Al escuchar mi nombre, posé mi vista en TaeHyung, quien parecía estar debatiéndose en si decir algo o no. Supuse que tal vez no diría nada, ya que él solía evitar hablar del tema.
—Realmente lo siento —dijo inseguro—. No creí que sería tan difícil para ti.
—¿No lo es para ti también? —La pregunta abandonó mi boca antes que yo pudiera siquiera pensar antes de decir algo. Me insulté a mí mismo por eso.
—Claro que lo fue, lo sigue siendo —respondió él y noté que era la primera vez, en semanas, que estábamos comenzando a tocar directamente el tema—. Pero no pensé que también lo sería para ti. —Mi ceño se frunció ante sus palabras—. Cuando terminamos, tú no intentaste detenerme —siguió hablando TaeHyung ofendido y con un poco de dolor—. JiMin, siquiera lloraste o...
—No te detuve porque dejaste en claro que no querías seguir conmigo —lo interrumpí—. ¿No lloré? Tú no parecías dolido cuando me pediste que terminemos. De hecho, parecía ser que estabas sacándote un molesto peso de encima, por lo que mi orgullo no me permitió llorar ante tu persona —solté molesto—. No iba a permitir que me vieras así entonces, pero no tienes idea de lo mucho que lloré esa noche y las que le siguieron.
—JiMin...
Él intentó acercarse a mí, pero yo me levanté del sofá. Me di cuenta del rumbo que habían tomado las cosas y de lo peor que podía llegar a volverse todo, así que decidí acabar con esto.
—Déjalo, no quiero discutir —le dije, sintiendo arrepentimiento por haber soltado lo anterior de la forma en la que lo había hecho—. Creo que lo mejor es que dejemos esto aquí...—suspiré— antes que terminemos con un sabor mucho más amargo y no queramos siquiera vernos a la cara.
TaeHyung me miró con atención. Lo conocía muy bien, así que pude saber que él estaba teniendo una guerra en su mente, probablemente pensando en qué debía hacer.
Parecía igual de dolido que yo y me sentí culpable por eso, dado a que él no había hecho nada malo, simplemente decidió ponerle un final a la relación que teníamos; y lo hizo porque todo estaba desgastándose poco a poco, perdiendo su rumbo.
—En la caja de allí, hay un juego de sábanas y una colcha, además de un almohadón para que puedas descansar bien —señalé con mi dedo dicho lugar—, así que toma lo que necesites —le dije.
Sin detenerme a mirar a TaeHyung una vez más, comencé a subir de manera rápida a la habitación principal. Sentía que algo muy doloroso oprimía mi pecho, pero decidí ignorarlo. Lo que necesitaba ahora era recostarme y dormir hasta mañana. No tenía energías para nada en absoluto.
Abrí la puerta y la cerré a mis espaldas con brusquedad. No estaba enfadado con TaeHyung, sino que me encontraba muy molesto conmigo mismo. Me apoyé contra la superficie y comencé a deslizarme por ella, hasta hallarme sentado en el suelo. Acerqué mis piernas a mi pecho para abrazarme a mí mismo, ocultando así mi rostro también.
Sin poder resistirlo mucho más, permití que mis lágrimas comenzaran a caer por todo mi rostro, empapando por completo cada una de mis mejillas. Ya habían pasado casi tres semanas de lo sucedido, pero me seguía doliendo como el primer momento. No podía con ello.
Unos pequeños y constantes toques en mi brazo, me obligaron a alzar mi rostro y secar mis lágrimas también, para poder ver quién era el que me estaba molestando.
—Yeontan, pequeño. —Miré al lindo can, quien se encontraba frente a mí, ahora restregando su cabeza en mi pecho—. ¿Qué haces aquí? —Me conmovía mucho la forma en la que él intentaba consolarme y brindarme ánimo.
Al contrario de lo que las personas imaginaban, yo no solía estar feliz siempre. No era así, en absoluto. Esa era solamente una imagen que me gustaba proyectar, para lograr que el resto tuviera —junto a ellos— a alguien que los hiciera sonreír a pesar de todo. Pero muy lejos de eso, yo no podía verle lo positivo a cada una de las cosas y me encargaba de sufrir en silencio. Los momentos dolorosos invadían mi vida.
Era entonces cuando aparecían Yeontan y TaeHyung. Ellos eran los únicos que podían comprenderme por completo o en gran parte. Nadie más tenía la posibilidad de hacerme sonreír hasta en los peores momentos.
Pero ahora, TaeHyung ya no estaba a mi lado. Y a pesar de eso, yo agradecía el contar aún con la presencia de Yeontan, quien me estaba ayudando a sobrellevar la situación lo mejor que podía.
Yeontan se movió por la habitación hasta lograr saltar y subir a la cama de dos plazas que había. Me miró con atención y entendí al instante sus intenciones, por lo que me levanté del suelo y caminé con tranquilidad hacia dicho lugar, para finalmente recostarme a su lado.
Mi vista se posó en el retrato que yacía sobre la mesita de luz. No pude evitar maldecirme a mí mismo por haber dejado aquello ahí. Pero es que, cuando intenté deshacerme de él, no pude hacerlo. Aunque, a decir verdad, tendría que haber considerado que el mantener —tan a la vista— una foto en donde se nos veía a TaeHyung y yo, abrazados y sonriendo como nunca; era una muy mala idea.
Negando con la cabeza, decidí recostarme de lado, dándole la espalda a la imagen. Yeontan se encontraba a mi lado, luciendo muy cómodo. Solté un suspiro y me aproximé aún más a él, para luego abrazarlo con fuerza y comenzar a llorar sobre su pelaje, mientras él intentaba lamer y acariciar mi cabeza. Y en algún momento, caí completamente dormido.
Los ladridos de Yeontan fueron los encargados de despertarme. Él ya no se encontraba a mi lado, por lo que me preocupé. Rasqué mis ojos y me di vuelta, dispuesto a mirar la hora en el reloj digital que estaba sobre la mesita. Pero entonces, pude notar algo; el retrato ya no estaba allí.
No pude evitar fruncir mi ceño ante esto. ¿Cómo pudo desaparecer? Bastante extrañado, recorrí con mi vista toda la habitación y casi me muero del susto, en cuanto pude ver que alguien se hallaba sentado a los pies de la cama.
—Joder, TaeHyung.
Él estaba allí, quieto y sin hacer nada más que mirar con atención lo que se encontraba en su mano. Pude ver que él sujetaba el retrato y un suspiró se me escapó. ¿Qué hacía él con eso? No le encontraba ningún sentido.
—Oye, ¿estás bien? —le pregunté con leve preocupación.
No sé cuántas horas dormí con exactitud, pero ya era de noche. La habitación estaba a casi a oscuras, siendo iluminada únicamente por las luces que provenían de las calles. Por lo cual, yo no podía ver de forma clara a TaeHyung, pero sí podía notar y sentir que él estaba muy desanimado.
Sintiendo una notable inseguridad y confusión, me moví por la cama de forma cuidadosa, para luego sentarme junto a TaeHyung, quien no despegaba su vista de la foto. Pude notar que Yeontan estaba en la esquina de la habitación, sentado cómodamente y mirándonos con mucha atención.
—Recuerdo el día que SeokJin-hyung nos tomó esta foto. ¿Lo recuerdas también? —La voz de TaeHyung me obligó a posar mi vista nuevamente sobre él—. Yo había obligado a JungKook a llevarte al parque, para así evitar que regresaras a tu casa temprano —comenzó a hablar y su mirada estaba perdida en algún punto de la pared—. Mientras tú no estabas, YoonGi y SeokJin me ayudaron a decorar todo el living con globos de diferentes colores y varias cosas más. Tu madre y hermana también participaron en todo, estaban muy emocionadas. —Sonrió de lado.
Las imágenes de aquel día aparecieron en mi mente. Ya habían pasado seis años, pero el recuerdo seguía siendo nítido. Fue un momento único en mi vida, además de ser de uno de los días más felices y memorables para mí. Cuando yo pensaba y recordaba en lo que había sentido en ese entonces, inevitablemente volvía a sentirme muy emocionado.
—Yo no podía creer el estar en una situación así. Jamás había hecho algo parecido por alguien, al igual que tampoco sentí alguna vez tantos nervios —continuó TaeHyung con su relato, logrando que yo hiciera mis pensamientos a un lado—. Me aterraba el imaginar que podría recibir una respuesta negativa, pero eso no pasó —suspiró—. Cuando te pregunté si querías ser mi novio, tú te lanzaste a mis brazos a la vez que gritabas que sí.
Él negó con su cabeza y yo mordí mi labio inferior.
—Me hiciste el hombre más feliz del mundo por tanto tiempo y...—dijo en un susurro, pero yo pude escucharlo igualmente.
—TaeHyung...
—Lamento haberte herido o hecho creer que eras un peso para mí, no es así. Tú nunca serías un estorbo o algo similar —me interrumpió—. JiMin, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
TaeHyung dejó el retrato sobre la cama con cuidado y alzó su vista, causando que ambos nos encontráramos mirándonos a los ojos. Ya no recordaba cuándo había sido la última vez que hicimos algo tan simple como mirarnos; y es que, en los últimos tiempos, intentábamos no dejar en evidencia cómo nos sentíamos realmente. Si yo permitía que TaeHyung pudiera ver lo que mi mirada ocultaba, quedaría en evidencia que todo esto me estaba matando.
Pero ahora, podía ver que él no se sentía bien. Sus ojos cansados y dolidos lo delataban. Examiné su rostro en detalle, notando que unas ojeras lo adornaban. Parecía que él no había estado durmiendo como era debido. Además, era claro que también había perdido bastante peso.
Me golpeé a mí mismo mentalmente por no haber notado eso antes. Lucía muy desgastado tanto en lo físico como en lo mental.
—Me sentía muy cansado y frustrado. El estrés estaba volviéndome loco. —TaeHyung rascó su nuca—. Necesitaba llegar a casa y verte allí, dispuesto a ayudarme para que pudiera despejarme, pero fui egoísta...—Negó con su cabeza—. Cuando tú no parecías estar de buen humor y te mostrabas molesto, yo me sentía un poco enfadado —dijo en voz baja—. Pero olvidaba que tú también te podrías llegar a sentir agotado y sin ánimos. Lo siento...
—No debes disculparte. Yo también he actuado mal —opté por interrumpirlo—. Me dolía y molestaba verte actuar de forma cortante o seca, sí. Pero lejos de intentar acercarme, me terminé enfadando y haciéndome a un lado —susurré apenado—. Fallé, y por eso...no intenté detenerte cuando me dijiste que querías irte —mencioné lo último con mucho dolor—. Mereces algo mejor.
—Hyung, no digas eso. —TaeHyung sujetó mis manos entre las suyas—. Ya te lo he dicho; tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida —dijo con seguridad—. Ambos actuamos mal. Erramos en no tener una comunicación adecuada como pareja, y fallar en eso nos llevo a esto...
—Somos unos imbéciles —se escapó de mi boca al instante—. Ninguno de los dos estuvo dispuesto a compartir con el otro lo que le molestaba e inquietaba, y terminamos arruinando una relación de seis años —dije con amargura, sintiéndome molesto conmigo mismo por haber actuado así, además de la manera en la que se habían desarrollado las cosas.
—Es cierto. Ambos hemos fallado...—mencionó él y soltó un suspiro agotado, mientras que yo asentí para darle la razón—. Pero, hyung, aún estamos a tiempo para remendar nuestros errores. Es posible sanar las heridas, JiMin.
TaeHyung posó sus manos en mi rostro y yo lo miré atentamente. Una bella sensación me invadió, al sentir su suave tacto sobre mí nuevamente.
—Sé que, aprendiendo de nuestros errores pasados, podemos avanzar juntos —dijo él con voz tranquila—. Después de todo...—habló y sonrió de lado—. Si tú te vas y yo me voy, ¿con quién se queda el perro?
De forma inevitable, se me escapó una pequeña risa y TaeHyung también sonrió, para luego sujetar nuevamente mis manos con la suyas y ahora entrelazar nuestros dedos. Entonces, mi mirada se posó una vez más en sus ojos y pude ver un brillo particular en ellos; el mismo que había visto años atrás.
De repente, un ladrido nos hizo sobresaltar, provocando que ambos saliéramos de nuestra burbuja. Instantáneamente, posamos la vista en el can que se hallaba en la esquina de la habitación, aún mirándonos con atención al igual que varios minutos atrás.
Yeontan volvió a ladrar, para después comenzar a correr hacia nuestra dirección. En menos de dos segundos, lo tuvimos junto a nosotros, moviéndose constantemente para brindarle caricias tanto a TaeHyung como a mí. Ambos reímos ante el accionar del can, mientras jugábamos con su pelaje.
En ese preciso instante, mientras que Yeontan y TaeHyung me recostaban en la cama, para así poder comenzar a hacerme cosquillas, causando que yo terminara riéndome y gritando sin parar; fue que pude sentir que todo recobraba sentido, y notar cómo la alegría retornaba a mi vida.
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