
↣𝐰𝐚𝐫𝐝𝐫𝐨𝐛𝐞
LUCY NOS CONTÓ de una especie de ropero mágico, en el cual supuestamente fue dónde desapareció por horas.
-Lucy, aquí no hay nada más que él fondo del ropero -confirma Susan-
-Un juego a la vez Lu, no tenemos tú imaginación.
Ares agarra mi mano llevándome junto a él y los demás, por dentro me sentía un poco mal por Lucy, pero si que es verdad que al ser una niña más pequeña se imagina cosas de mundos fantásticos.
-¡Pero no me lo he imaginado!
-Lucy, ya basta -habla firmemente Susan-
-Pero no estoy diciendo mentiras.
-Yo te apoyo -Edmund da un paso hacia delante-
Mi ceño no tarda en fruncirse, ¿desde cuando Edmund apoya a Lucy?, lo poco que he estado con los Pevensie ya sabía que el pecoso trataba de hacer sentir mal a su hermanita y por ello siempre estaban con sus disputas.
-¿Enserio? -la pequeña Lu pregunta sin creerlo-
-Si, te creo, yo vi un campo de fútbol en el gabinete del baño.
Mis ojos no tardan en ponerse en blancos por la estúpida actitud de Edmund y por la pelea que se viene. Ares, mi hermano, me da una mirada y nos echamos un paso hacia atrás, intentando estar lejos de la pelea.
-Ya Edmund, déjala en paz, ¿por que siempre tienes que empeorarlo todo?
-Solo era una broma.
-Creo que tú nunca crecerás -suelta Peter-
-¡Déjame, tú te crees nuestro padre y nunca lo serás! -Edmund sale corriendo de la habitación-
-Tú tampoco es que arregles las cosas -le dice esta vez Susan a Peter-
-Vayámonos -me susurra Ares, yo solo asiento con mi cabeza y salimos de la habitación-
Una vez fuera de la habitación del ropero suelto mi mano de la de Ares.
-Creo que deberías buscar a tú amada Susan y darle apoyo moral -suelto bromeando-
-¿A si?, busca tú a tú enano gruñón y dile que no se enfade tanto -esta vez bromea Ares-
-Claro, ahora mismo iré y le diré que no se enfade tanto o le saldrán canas verdes, como le dice la tía a nuestro primo Nick -nuestras risas se hacen presentes-
-Ese niño si que es un trasto, no para quieto ni un segundo -asiento de acuerdo a las palabras de Ares-
[...]
Mis ojos se abren al escuchar unos gritos en la habitación de los barones Pevensie.
-¿Que habrá pasado ahora? -pregunto sentándome en la cama-
-No lo sé, peleas de los Pevensie, ya sabes -dice Ares con voz adormilada-
-Se supone que todos los hermanos se pelean, ¿por que tú y yo no lo hacemos? -pregunto-
-Por que nosotros somos unos hermanos especiales y ni la más mínima cosa hará que nos podamos pelear o separar pequeña.
Las palabras de mi hermano me hacen sonreír, no me olvidaré nunca de sus palabras, a pesar de Ares tener quince años es bastante maduro y es el mejor hermano que se puede tener.
-¿Puedo dormir contigo? -pregunto deshaciéndome de mis sábanas-
-Claro, ven.
Me acuesto junto a Ares y sus brazos no tardan en rodearme, haciendo así que me sienta protegida, aportándome calor.
Sinceramente, estoy muy agradecida con Ares, desde pequeñitos hemos sido el pilar de cada uno, él el mío y yo el de él. Si yo estaba triste me consolaba e intentaba hacerme reír o hacer algo para que me sienta bien, al igual que el lo hacía conmigo yo hacía lo mismo con él, mamá siempre nos dijo que tenemos una conexión muy hermosa de hermano y hermana de la cuál nunca nada ni nadie iba a poder hacer que se pierda.
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