˚ꗃ࣭ 𝙲𝙷𝙰𝙿𝚃𝙴𝚁 𝚃𝚆𝙾 🔋˙𝅄
⛅ 𖥻 ━ 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 𝕿𝖜𝖔 : 𝕻𝖚𝖙 𝖎𝖙 𝖎𝖓𝖙𝖔 𝖕𝖗𝖆𝖈𝖙𝖎𝖈𝖊!
— ¡Muy bien, nuevo amigo! ¡Presta atención! — exclamó Sunrise, tomó el pegamento con brillantina y procedió a explicarle a Prisma que era y como funcionaba — esto es pegamento, sirve para mantener cosas unidas. ¡Pero no puedes pegar a los niños con el! Tampoco puedes dejar que lo coman, es tóxico para ellos. Estos puntos resplandecientes son brillantina, ten, toma un poco — el robot solar le extendió el envase al de morado y amarillo.
Prisma miro aquello curioso, lo destapó y esperó a que cayera lentamente sobre la punta de su dedo. Luego lo aplastó con el otro y alzó sus dedos, se veía y sentía pegajoso — Es pegajoso — le dijo, Sunrise asintió.
— ¡Esa es la idea! Aunque cuando pasa el tiempo se vuelve sólido — ambos robots se acercaron mutuamente, lo suficiente como para ver cómo el pegamento sobre los dedos de Prisma se secaba y volvía sólido.
Prisma se encontraba fascinado por aquella reacción, se notaba en su mirada — Es fantástico… — mascullo, haciendo a Sunrise reír.
Para Sunrise, Prisma se veía cómo un niño más. Y a pesar de ser su compañero, lo trataba como uno — Si que lo es, nuevo amigo. Ahora, estos son los ojitos chistosos, ¡se mueven! — Sunrise los agitó.
— ¡Oh por- es increíble! — exclamó, ambos se estaban comportando como niños. Estaban programados para aquello.
Se pasaron toda la noche en aquello, Sunrise le explicó como funcionaban los materiales y sus diversas utilidades. El favorito de Prisma fueron el pegamento y los ojitos, aunque las cintas con diversos estampados también le llamaron la atención. Tras ello, el que simulaba ser un sol le mostró toda la guardería, cada rincón, cada tobogán. Incluso le enseñó como activar los generadores de emergencia, ¿para que?, Sunrise no se lo había dicho debido a su euforia. Sin embargo, Moondrop no apartaba la mirada de Prisma a pesar de que este no podía verlo. Lo veía de pies a cabeza, notando los cascabeles en la punta de sus zapatillas negras. Por lo que podía notar, su cabello era corto pero se veía que tenía lo suficiente como para una pequeña coletilla. O en un caso más extremo, arrastrarlo hasta una muerte lenta y dolorosa por este.
Si tenía la misma mentalidad que Sunrise, Moondrop no sabría como soportarlo. Pero se veía más calmado, aunque fascinado por todo. Era un animatronico relativamente nuevo, pero igualmente Moondrop se estaba preparando para lo que fuera. Tras un rato, todas las explicaciones pararon y finalmente se sentaron — Eso es todo, ¿entendiste, nuevo amigo? — le preguntó.
— Sip — respondió asintiendo repetidas veces.
¿Le vas a preguntar su nombre o tengo que tomar el control para que te lo diga?, escupió Moondrop enojado, no tenía información y eso lo desesperaba. Por ello, y porque también le ganaba la curiosidad. Sunrise le hizó la pregunta — Nuevo amigo, ¿cúal es tu nombre?
— Oh, ¿el mio? — se señalo a si mismo — me llamó Prisma, lamento no habertelo dicho — se disculpó el de tonos morados.
— No te disculpes, nuevo amigo. ¡No es necesario! — le dijo — olvide mencionarte la regla más importante, una que jamás debes romper. Mantén las luces encendidas, encendidas, encendidas… — el tono que Sunrise había utilizado había asustado ligeramente a Prisma, pero al notar algo detrás de el autómata lo señaló.
— ¿Que es eso, Sunrise? — preguntó con curiosidad ladeando la cabeza, Sunrise volteó su cabeza en 180° notando que lo que su amigo señalaba era su habitación.
— Oh, ¡eso es mi habitación! ¿Quieres verla? — le cuestionó, Prisma se lo pensó un momento. Pero al final aceptó — ¡genial! ¡toma mi mano! — se la extendió, el más bajo la aceptó.
Sunrise empezó a correr casí arrastrando a Prisma con el, tomó impulso por uno de los juegos y conectó aquel cable que permitía a Moondrop volar, o nadar en el aire, sin darle aviso. Sunrise saltó logrando impulsarse por la caída y soltarse en el momento exacto para caer en la plataforma. De tener corazón, a Prisma se le hubiera salido del pecho pero sólo habían cables y metal en su interior. Estaba aterrado, pero el sol se veía emocionado.
Notó como el agarré de su nuevo amigo temblaba, pero a su vez era fuerte sobre su mano — Sunrise, ni se te ocurra volver a hacer eso en tu vida sin avisar. ¿Ok? — aquella descarga de energía provocó un glicht en su voz, haciéndolo tartamudear y temblar. Esto fue buena idea, Sun, míralo. Esta completamente aterrado, la luna rió descaradamente. Haciendo a su contraparte notar lo asustado que Prisma estaba — ¡Oh, Prisma! ¡Lamento haberte asustado! — se notaba genuinamente arrepentido.
— S-Solo… no vuelvas a hacer eso sin avisar — le pidió con una sonrisa que temblaba. Sunrise aceptó y estuvo a punto de entrar con Prisma de su mano, pero notó el desastre que estaba en su habitación. Casí le da un infarto al pobre sol.
— ¡A-Ah! ¡Que desastre! — exclamó, soltó la mano de su amigo — ¡T-Tu quédate aquí! Espera un poco, ¿s-si nuevo amigo?
Prisma asiente, Sunrise se siente aliviado. Dejó a Prisma en la plataforma y entró detrás de las cortinas rojas asegurándose de cerrarlas. No le gustaría dar la impresión de que era desordenado. Se le había olvidado limpiar su habitación.
Habia superado su pequeño miedo a las alturas, ahora estaba sentado en el borde balanceando sus pies, haciendo sonar los cascabeles de sus pies. Llevaba varios minutos esperando, con su interfaz podía ver la hora, ya iba a ser hora de que abriera el local. Tal parecía que no podría ver la habitación de Sunrise, desde aquella plataforma podía ver otra parecida a la del robot. Pero esta vez las cortinas eran moradas con nubes blancas, no rojas como las de su amigo. Al sonar las seis, vió como las grandes puertas, pero livianas, de la guardería se abrían. Dejando entre ver a una Guardia de Seguridad rubia.
Parecía asegurarse de que todo estuviera en orden, hasta que lo vió. Prisma también la vió y poniendo en práctica lo que Sunrise le había enseñado. La saludo con una cálida sonrisa agitando su mano, lanzando clicks metálicos en el proceso. Vanessa lo vió con indiferencia, casí asco para luego salir de la guardería. Grosera, pensó Prisma viéndola irse — ¡Esta listo! — exclamó Sun saliendo de su habitación.
— Sunrise, una Guardia de Seguridad entró. ¿Eso que significa? — preguntó levantándose y ladeando la cabeza, quedando más o menos a la altura de Sunrise.
— Oh, ¡ya es hora! ¡por fin, los niños vienen! Puedo mostrarte mi habitación después, ahora, ¡es momento de poner lo que aprendiste en práctica! — a pesar de el extraño sentimiento que Prisma podía sentir, frunció el ceño y sonrió. Decidido.
— Si, estoy listo.
— ¡Yei!
— ¡Yei!
Ugh, parecen niños pequeños, se quejó Moondrop, girando sus ojos infrarrojos.
— Tu te callas — comentó Sunrise a su otra mitad.
— ¿Eh?
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