🌤 𖥻 ━ 𝕷𝖎𝖊𝖘 : 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 𝕿𝖍𝖗𝖊𝖊

     Sunrise no era estúpido, a pesar de a veces aparentarlo. Sabía perfectamente que todo salía a la luz, ese día no tocaba siesta. Pero sabía que en algún día habria una y Prisma conocería a Moondrop, su contraparte era más letal. Más agresiva, sin embargo con los niños era un amor. A menos de que se comportaran mal, allí era más severo. A pesar de ser más serio que el, era más o menos un buen tipo. Uno que daba pesadillas y pensaba en los múltiples escenarios en los cuales tendría que matar a alguien. Escuchó la risa de Prisma a lo lejos, se volteó a verlo. Estaba rodeado por dos niñas, una de ellas sostenía su brazo y parecía estar rayando algo sobre este. Tenía calcomanías en sus mejillas, se veía adorable. El de ojos bicolor notó su mirada y volteo a verlo, Sunrise quizo desviar su mirada pero su sonrisa y la forma en la que lo saludo solo lo alentó a saludarlo de vuelta.

     Escucho la ronca risa de Moondrop desde su cabeza, burlándose de el. Moondrop podía tener un extraño sentido del humor igual de retorcido que la personalidad que lentamente estaba obteniendo. Su contraparte no siempre había sido así, siempre había sido más serio y calmado para las siestas de los niños. Pero desde hace días se habia vuelto más retorcido, inclusive sádico se atrevería a decir. Solo que Sunrise no sabía el significado de la palabra, o de su existencia en general. 

     — Y, ¡listo! — exclamó la niña de seis años que se encontraba haciendo un dibujo sobre la manga del suéter de Prisma — ¿cómo me quedo, señorita Prisma? — me preguntó. 

     — Esta muy bonito, Juliette. ¡Tienes muchísimo talento! — exclamó Prisma con una sonrisa, el dibujo eran unas cuantas mariposas y corazónes mal dibujados. Debido a que era algo difícil para la niña dibujar sobre la tela. 

     — Gracias, mi mami dice que no se hacerlo — contesto apenada la niña. 

     — Tu mami es una estupida, Juliette. ¡Ya te lo he dicho! — se quejó la pequeña que acompañaba a Juliette, Brenda. Tanto Prisma como Juliette voltearon a ver a Brenda, ahogando un grito. 

     — ¡No hables así de mi mami! / ¡No digas malas palabras! — exclamaron Juliette y Prisma al mismo tiempo, la niña se sentía ofendida por como su mejor amiga había hablado de su madre, mientras que Prisma estaba sorprendido por el como Brenda había hablado hace un momento. 

     — ¿Porque? ¡Los adultos hablan así todo el tiempo, señor! — se quejó Brenda cruzada de brazos — la mamá de Juliette le dice estúpida todo el tiempo, ¿porque yo no puedo? 

     — Primero, porque tenemos que respetar a nuestros mayores. Y segundo, porque aún eres una niña pequeña, cuando seas mayor podrás hablarle así a las personas — le dijo Prisma, mientras se levantaba.

     — ¿Y en cuanto tiempo sería eso? — preguntó Brenda haciendo un puchero, Prisma colocó una mano en su mentón y otra en su cintura. Haciendo una cara sería mientras pensaba y hacia pequeños cálculos, con algo de drama para divertir a las niñas. 

     — En 30 años — lanzó esa cifra, para ese momento las niñas tendrían treinta y seis años, y serían unas adultas que podían decidir por ellas mismas. Ah para no podían, no tenían el raciocinio suficiente para cruzar solas la calle. 

     — ¡¿Que?! ¡Esos es mucho tiempo! — exclamó Juliette alzando los brazos. 

     — ¡Seremos unas ancianas feas cuando cumplamos treinta! — esta vez fue Brenda la que exclamó. 

     La reacción de ambas niñas hizó reír al animatronico, las reacciones de las niñas eran realmente graciosas para el — ¡Claro que no lo serán! Serán unas niñas grandes muy lindas, no tengo prueba de eso pero tampoco tengo dudas — les aseguró, realmente sonaba amable — tengo una idea, ¿quieren dibujarse como adultas? 

     — ¡Si! 

     — ¡Yo quiero, yo quiero! 

     Prisma las acompaño durante todo el proceso, escuchando lo que las niñas querían ser cuando fueran mayores. Brenda quería ser astronauta y Juliette quería ser enfermera. Se dibujo a si misma en un hospital y le explicó que quería trabajar en el mismo asilo para ancianos que su madre, Brenda quería ser astronauta para alcanzar a su madre. Una honorable trabajadora en la Estación Espacial Internacional. Prisma no sabía que era un asilo de ancianos o una estación espacial, pero sonaba bonito y las alentó para que pudieran seguir los sueños que ambas tenían. 

     — ¡Hasta pronto, solecitos! — exclamó Sunrise despidiéndose de los niños. 

     — ¡Adios, cuídense! — esta vez fue Prisma quién se despidió. Cuando las puertas se cerraron, un extraño sentimiento de tristeza llenó a Prisma — los extraño — susurró con un tono algo triste, pero por la cercanía que mantenían Sunrise y Prisma (y también porque el tenía un buen oído) lo escuchó. 

     — Yo también lo hago, ¡pero siempre vuelven en la mañana! Ahora es momento de limpiar, ¡este lugar esta terriblemente sucio! — exclamó, y tenia razón. Los niños no eran precisamente ordenados. 

     — ¿Te parece si cada uno limpia la mitad de la guardería? Yo puedo encargarme de la mitad izquierda y tu de la derecha — ofreció el de cabellos violáceos con una sonrisa.

     — ¡Eso me parece una espléndida idea, nuevo amigo! — aceptó Sunrise, esperando que Prisma pudiera limpiar tan bien como el. 

     ¡Todo debía estar limpio, limpio! 

     Prisma empezó por unas cuantas mesas para niños, tomando varios dibujos que habían dejado y apilandolos todos con una precisión propia de un robot. Tomó también las pinturas y las acomodó por color, se veía lindo a su parecer. Por lo que ahora así era como iba a acomodar las cosas, por color. Claramente en lugares separados para no tener un desastre de cosas que no debían estar allí. Acomodó las sillas y luego recogió cada peluche que encontró y lo dejó en el área que Sunrise le había indicado era para cosas pérdidas. Después fue por una escoba, que estaba en un área lejana para los niños pero que el y Sunrise podían alcanzar con facilidad. Recorrió su parte de los juegos buscando algún objetó perdido la que los juegos tuvieran alguna fisura. Todo estaba en órden, salió de estos y tomó cada uno de los objetos que había acomodado para dejarlos en sus respectivos estantes. 

     Todos excepto los dibujos, los cuales miro con un ligero ceño fruncido. No sabía que hacer con los dibujos, tal vez iba a dejarlos allí. ¿Deberia llevárselos a Sunrise?, se preguntaba mientras se quitaba cada calcomanía y la dejaba en una pequeña pila. No sabía cómo se quitaría los rayones, algún pañuelo debía haber en la guardería. Dirigió su mirada hacía aquellas cortinas moradas con nubes blancas, luego miró el estampado de su suéter rayado. Era blanco con nubes moradas, ¿era su habitación? Solo lo sabría si iba. 

     Mientras tanto, Sunrise se encontraba recogiendo unas almohadas. Las cuales eran para las siestas, eso solo hacía que el sol se preocupara por lo que la luna podría hacerle a su nuevo amigo. Moondrop se divertía escuchando los pensamientos inseguros de su otra mitad, su risa mecánica y retorcida llenó su cabeza. Haciendo que dejará de hacer lo que estaba haciéndo para recriminarle — ¿Puedes dejar de reírte? — le pidió con amabilidad. 

     ¿Porque? Es divertidísimo escucharte, me preguntó qué pensaras cuando finalmente haya una siesta. Sabes que la habrá, no podrias ocultarlo de mi por más tiempo — ¡Claro que podré hacerlo! No se como, pero lo haré — espetó Sunrise, determinado. No dejaría que Prisma lo viera. 

     Mentir no podía ser tan malo, ¿o si? 

Le voy a tener que cambiar el título, el original no cabe completo :(

Si ven algún error, comentenlo. Sin miedo, yo no muerdo :)