Capítulo 7.
Tres oficiales tomaban de los brazos a Monito, April y Sam, quienes peleaban para poder librarse de aquel agarre, pero estos tenían más fuerza que ellos.
–¡Amber, Damián, mami! –la pequeña April logro liberarse del agarre de una policía y se dirigió corriendo a su madre y hermanos –¡por favor! ¡No se los lleve! Ellos no hicieron nada malo.
–Niña, hazte a un lado –dice un oficial con molestia.
–¡No, por favor! ¡Deje a mis hermanitos y a mi madre, por favor! –suplica April llorando de desesperación.
–Por favor, niña, hazte a un lado, no me hagas perder la paciencia.
–¿Me dejaría despedirme de ellos, por favor? –April junto sus manos con un puchero en su rostro. El oficial asintió con molestia y permitio que la menor se despidiera –no quiero que se vayan, mami...
–Eso lo sé, mi chiquita. Pero tenemos que irnos –habla la mujer rizada sollozando –te prometo que volveremos otra vez, no podría dejarte sola mi niña.
April abrazo a sus hermanos y a su madre llorando.
–Se acabo tu tiempo –aquel hombre separo bruscamente a April y comenzo a meter en el auto a Mireya, Damián y a Amber.
–¡Pepa! –April fue corriendo a los brazos de su hermano, pero un oficial tomo a la niña de la cintura y la alejo de él.
–¡Hey, suelte a mi hermana! –dice Pedro Pablo con enojo.
–¡Déjeme, quiero abrazar a mi hermanito! –April empezo a forcejear, hasta que aquel policía la solto –¡Pepa, no te vayas por favor!
–No quisiera irme, mi niña... Pero ambos sabíamos que esto pasaría, te prometo que volveremos pronto, cuídate y se fuerte, ¿si? –Pedro Pablo beso la frente de April y miro a Bosco, quien rápidamente desvió la mirada –perdón por todo, Bosco. Te amo.
El chico de lentes observo a Pedro Pablo con sorpresa al oírlo, el rizado jamás le había dicho que lo amaba.
–¿Qué?–.
–Te amo, Bosco... ¿T-tu me amas? –el rubio se quedo en silencio después de oírlo –no me respondas ahora, cuando sientas que es el momento correcto, lo dices, ¿okay? Te amo, Bosco.
El de lentes estaba por abrir la boca para responderle al de rizos, pero fue demasiado tarde, ya que el oficial metió a Pedro Pablo al auto.
***
Los Villa de Cortés volvieron a su hogar ante lo sucedido en la tarde, Bosco y Audrey se encerraron en sus cuartos y no salieron en todo el día.
–¿Como pude enamorarme de ti? ¿Por qué te abrí de esa forma mi corazón? –Bosco tomo su sable con lágrimas en los ojos –soy un estúpido, ¿como pude confiar en ti?
El chico se dejó caer al suelo, sollozando de dolor, le dolía el corazón. ¿Por que Pedro Pablo le había ocultado eso? ¿Acaso no había hecho lo suficiente para que el rizado le tuviera confianza?
–Te odio, pero odio el hecho de que no puedo odiarte, te amo. Y amarte me esta matando.
Audrey sentía su respiración acelerarse dando vueltas en su habitación.
–¿Como pude empezar a confiar en ti? –la castaña se abrazo a si misma, llorando –¿como fue posible que me haya enamorado de ti? Dios, soy tan estúpida. ¡Te odio, te odio, te odio!
Audrey aventó el cuadro que le había regalado Amber con enojo, provocando que este se rompiera en pedazos y al querer juntarlo, se cortó con un vidrio en la palma.
–¡Audrey! –grita Esteban con preocupación después de oír algo romperse en el cuarto de la castaña –¡hija, abréme por favor! ¿¡Que sucede!?
La ondulada abrió la puerta y dejo que Esteban entrara, el adulto se sorprendió cuando vio la palma de la mano de la ondulada manchada con su sangre.
Esteban levantó a su hija del suelo y después la llevo a su cama, corrió al baño de ella y de este saco un botiquín de primeros auxilios.
–A ver, dame tu mano –dice el adulto con preocupación y comenzo a curar lentamente la mano de su hija.
***
Los días eran cada vez más largos para la familia Roble en la cárcel.
El mismo día que entraron a la cárcel, Nandy fue llevada a la prisión de hombres al no ser considerada mujer.
En este momento, Damián y Pedro Pablo estaban en los baños de la prisión dándose un baño junto con Fermín.
–Pepa, Damián, niños, tallense bien por que quien sabe cuando nos vuelva a tocar baño –comenta Fermín viendo a sus sobrinos –a lo mejor hasta la próxima semana.
Damián y Pepa continuaron duchandose, pero Rubio se adentro al baño acompañado de su pandilla.
–Como Nandy no aflojo, vengo por los pollitos, tengo dos clientes que les quitarán lo señorito –comenta Rubio analizando de pies a cabeza a los dos chicos.
Damián rápidamente tomo su toalla y se la enredo en la cintura, Rubio se acerco a los dos chicos, pero Fermín fue más rápido y protegio a Pepa y Damián.
–Haz lo que quieras, pero yo no me voy a mover de aquí –dice Fermín con molestia, el castaño tomo el brazo de Pedro Pablo y lo coloco atrás de él, protegiendolo.
–¿Ah, no? ¡Entonces te voy a quitar a la mala! ¿¡Como ves!? –dice Rubio sacando una navaja, el rizado solo se aferro más a Damián –hey, hey, tranquilos, mis niños. No se asusten, los clientes los van a tratar muy bien. Hasta te ayudarán a ti para aceptar lo que eres.
–Eres un asqueroso, Rubio –se queja Damián con enojo y aferro más a Pedro Pablo a él.
–¿Tienes que esconderte en la espalda de tu hermanito para que no te haga daño? Eres un marica –Rubio quiso dar otro paso, pero Fermín se interpuso rápidamente entre ellos y sus sobrinos.
–¡No los toques! –dice en un grito Fermín, pero dos de los hombres de Rubio lo jalaron de los brazos.
–¡Aquí el que da las ordénes y los deseos soy yo! –grita el adulto con furia –¡quítate o te quito a la mala, escuincle imbécil!
–Quítame y podrás ver hasta donde vas a recoger tus dientes, mugre asqueroso –dice Damián con molestia, Rubio suspiro con enojo y lo jalo del brazo para tirarlo al suelo, dándole una patada en el estómago.
–¡Damián! –dice Pedro Pablo con miedo y quiso acercarse a él, pero Rubio lo jaloneo del cabello.
–Ahora si, muñequito, ya es hora de que seas un señorito –Rubio comenzo a jalar del cabello al moreno y lo llevo a la salida, pero Fermín logro safarse del agarre de los dos hombres que lo sostenían y corrió hacia Rubio.
–¡Damián, lleváte a Pedro Pablo de aquí y vayan por ayuda! –le ordena Fermín al castaño, el chico se levantó del suelo como pudo y tomo el brazo de su hermano para sacarlo de ahí –¡lo voy a matar!
Y al terminar de decir eso, el azabache le enterro la daga en el cuello a Rubio, Damián y Pedro Pablo gritaron al ver esa escena y rápidamente se fueron de ahí en busca de Kenzo.
***
La familia Villa de Cortés y los Roble estaban viviendo un infierno con todo lo que estaba pasando, los Villa de Cortés habían sufrido un atentado afuera de su casa y los Roble estaban pasándola mal en su estadía en la cárcel.
Amber cada que podía se la pasaba pegada con Mireya o su tía Paz, ya que hace poco un policía había empezado a acosarla, siempre que podía, la apreciaba comer y dormir, deseaba que fuera suya y así sería, no importaba que ella fuese menor o que ella fuera lesbiana.
–¿Sabes? Yo podría quitarte eso de que eres lesbiana –le dice el hombre acercándose de forma inapropiada a la menor.
–Que asqueroso es –habla la castaña alejándose de aquel hombre –ojalá estuviera aquí su familia para que puedan darse cuenta de su manera de ser.
–Mira, grábatelo bien en tu cabeza. Con mi familia no te vas a volver a meter, ¿okay? –el hombre tomo el cuello de la castaña y ejerció presión en este –si haces cualquier ruido, te arrepentiras.
(...)
El hombre salió de la celda acomodandose su ropa y dejando a Amber sollozando de dolor y abrazandosé a si misma.
La castaña tomo su camisa y salió sollozando de la celda y busco la celda de su madre.
–M-mami –Mireya levantó la vista rápidamente del suelo al escuchar la voz de Amber, se preocupo al verla llorando, con la ropa rasgada y tenía visibles marcas en el cuello y rostro.
–¡Mi amor! ¿¡Que te pasó!? –Mireya se puso de pie y fue hacia su hija al verla en ese estado –mi amor, ¿que es lo que sucede? ¿Por que vienes con tu ropa rasgada?
–El oficial Mendes... A-abuso de mi –dice la castaña con la voz rota, Mireya sintió como su corazón se detenía por algunos segundos después de escuchar esa confesión.
–Mi niña, mi pequeñita –dijo Mireya abrazando con más fuerza a la menor –cuanto lo siento, mi amor. Perdóname por no haber estado ahí para defenderte, dulzura. Intentaré que te pongan en mi celda y así no estarás sola mi niña.
Amber se abrazo más fuerte a su madre, sentía asco de si misma al recordar que no se había defendido.
–¿Yo provoque esto? ¿Acaso fue mi culpa? –dice la chica separandose del abrazo de su madre.
–No, mi niña. Tu no tienes la culpa de nada, ese estúpido es un asqueroso y recibirá su castigo, eso te lo aseguro –la mujer rizada abrazo otra vez a su hija con más fuerza.
–¿Te avergonzarías de mi si te dijera que soy lesbiana? –esa pregunta sorprendió a Mireya y observo con algo de impresión a su hija.
–¿Por que me avergonzaría de ti, dulzura? De hecho, ya lo sospechaba, pero no quería obligarte a que me lo dijeras, siempre note la forma en la que mirabas a Audrey o en la que veías a Mía, tu amiga de la preparatoria –Amber miro a su madre casi llorando –mi chiquita linda, soy tu madre. Y siempre te voy a querer así tal cual eres. Yo te vi crecer mi niña. Ay, mi amor, gracias por decírmelo y discúlpame si no te di la confianza para hacerlo.
Amber se aferro a los brazos de su madre y siguió llorando hasta quedarse dormida.
•Vas a pagar por el daño que le provocaste a mi hija• piensa Mireya con molestia y observó como su pequeña dormía plácidamente entre sus brazos •eres un maldito miserable, le arruinaste la vida a mi niña, a mi chiquita•
–Hermana, ¿que pasó? –dice Paz con preocupación al ver la mirada de Mireya.
—El miserable ese oficial de Mendes abuso de mi niña y le haré pagar por todo lo que le hizo. No es posible que se salga con la suya sabiendo que le arruino la vida a mi hija. ¡No me voy a quedar de brazos cruzados! –Paz abrió los ojos cuando escucho eso y sintió su sangre hervir del coraje ante esa confesión.
–Yo te apoyo, hermana. Ese imbécil no se saldrá con la suya, mi sobrina va a tener justicia y créeme que pagará por lo que hizo –habla Paz con firmeza, harían lo que fuese para que el caso de su sobrina no quedé impune y el oficial Mendes tendría que pagar por todo el daño que había provocado.
***
Humberto había conseguido liberar a la familia Roble, las primeras en salir habían sido Amber, Mireya, Paz y Lupita.
La menor de las Roble antes de salir, le revelo la verdad a Humberto del oficial Mendes y gracias a él, aquel hombre que le había arruinado la vida estaba tras las rejas, también le habían quitado su placa de policía y también Humberto había luchado para que le dieran cadena perpetua y no siguiera lastimando a más mujeres.
Amber corrió a su habitación y suspiro el dulce aroma de este, había extrañado estar en casa, necesitaba ver a su hermana April y decirle que ya estaba libre.
Después de que Mireya, Paz, Doña Lupita y Amber salieran de prisión, los siguientes en salir habían sido Salomón, Pedro Pablo, Damián, Nandy, Kenzo y Fermín.
–¡Damián! –la castaña corrió a los brazos de su hermano mayor emocionada, quien al verla correr hacia él, la alzo en el aire.
–¡Amber! ¡Te extrañé mucho! –dice Damián sin soltarla del abrazo.
–Yo también te extrañe, me hacías falta hermanito –dijo la chica y su sonrisa se hizo más grande después de ver a Pedro Pablo y Salo corriendo a ella para abrazarla –¡Pepa, Salo!
Damián, Salomón, Pedro Pablo y Amber se abrazaron con fuerza al reencontrarse de nuevo, la castaña en serio había extrañado a sus tres hermanos.
–¡Nandy! –Amber se separo del abrazo de sus hermanos para darle un abrazo a Nandy con emoción –en serio que te extrañé.
–Ayy, yo también te extrañe mi chiquita –responde con una sonrisa la mujer y siguio abrazando a la menor.
Amber observó sonriendo a Fermín, pero no se acercó a darle un abrazo, aunque ella amara a su tío Fefe, le temía al contacto físico por parte de hombres adultos todo por culpa de Mendes.
Fermín paso por alto aquello y abrazo a su sobrina, Amber se sobresalto al sentir como Fermín la abrazaba, sentía su respiración acelerarse y sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
Como pudo, la castaña logró safarse del abrazo y corrió a los brazos de su tía Paz, aún temblando de miedo.
Los recuerdos sobre Mendes y lo que este le había hecho, volvieron a su mente.
–Amber, ¿que sucede? Dime que pasa hermanita –habla Damián tomando el rostro de su hermana entre sus manos y sintió como temblaba bajo su toque.
–Hermana, ¿que pasa? –dijo Pedro Pablo llegando con un vaso de agua para la chica.
Poco a poco, Amber empezó a calmarse en los brazos de su tía Paz quien comenzaba a depositar suaves caricias en su cabello para tratar de calmarla.
–¿Estás bien, cariño? –habla Paz cuando noto que Amber empezaba a relajarse.
–Pepa, Salo, Damián, Fermín, es q-que... Estas semanas en las que estuvimos en prisión, e-el oficial Mendes, abuso de mi –confiesa Amber con los ojos llorosos, Salomón, Pepa, Damián y Fermín voltearon a verse después de escuchar eso.
–Ay, hermanita –Pepa, Salo y Damián abrazaron a Amber y permitieron que se aferrara en sus brazos...
HEEYY, capítulo siete por fin finalizado :D
Antes que nada, estuve investigando mucho sobre la agresión s3xu4l y tratar de tocar el tema sin faltarle el respeto a nadie, tampoco quise detallarlo por que con las nuevas reglas de Wattpad, capaz me borraban el fic y no quería eso. Estos temas no los hago en son de burla o algo así.
Espero que tengan una linda noche, nunca olviden que son especiales y valen mucho ♡
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