Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

━NOT GOOD AT GOODBYES


┍━━━━━━━┙◈┕━━━━━━━┑

ASTRID SE LEVANTÓ DE donde estaba bruscamente, quedando sentada en el piso y con un poco de malestar. Observó a su alrededor y se asustó al no ver a nadie.

Se llevó las manos al cuerpo examinándose, y luego trató de ponerse de pie. Una vez que lo hizo volvió a mirar su entorno y aquello la asustó un poco.

Todo a su alrededor era blanco, pero no era una habitación, ni siquiera habían paredes. Sólo era blanco, un infinito y extraño blanco.

Su cabeza le dolió y tuvo que llevarse las manos a ella.

Lo único que recordaba era que hace unos instantes había hecho volar la roca con el Tilgen y derrotó a Kurse.

Quiso caminar para tratar de descubrir donde estaba, pero no sabía cómo. Miraba a la izquierda, a la derecha y hacia arriba y lo único que veía era un interminable blanco.

Entonces un pensamiento recorrió su mente y la sacudió.

—Ay no...Me morí—tomó su estómago—Estoy muerta...

No estás muerta.

Ella pegó un fuerte grito y un brinco en su lugar al oír una voz. Miró a todos lados para ver de quién era, pero no encontró a nadie.

—Eh...¿hola?—ella tragó saliva— Entonces ¿qué es esto? ¿en...dónde estoy? 

Has salvado el día, Magna— le dijo la voz.

—Sí, eso ya lo sé, por eso creo estar muerta...—se detuvo y frunció el ceño un poco asustada— Espera...¿Cómo sabes mi nombre?

Hubo un rato de silencio en el cual la voz no respondió.

Exactamente porque has salvado el día estás aquí— siguió la voz evadiéndola.

—¿Y esto es...?

Aún no lograrías entenderlo. Pero tu alma ha viajado por unos minutos a las puertas del Valhalla, en una conciencia astral.

Ella tembló en su lugar al oír aquello. Según lo que había oído de Thor, aquello era algo parecido al cielo.

—Wow...pero ¿cómo si no estoy muerta?

Has ascendido a una nueva etapa en tu vida. Todo lo que has vivido por fin te preparó para lo que siempre debiste llegar a hacer.

—Bien ¿Qué es esto? ¿Jumanji?— rió.

—...Todo esto va mucho más allá de lo que pudieras comprender— continuó—Pero muy pronto lo harás.

La chica trataba de distinguir si aquella voz era femenina o masculina, pero no lo lograba.

—Espera— se detuvo— Tú eres la voz en mi cabeza ¿no es así? No la mala que había tenido hace unos días, sino la que tuve al principio...La que me decía que hacer.

Nuevamente, su acompañante guardó silencio.

Magna...— siguió— Todo lo que te sucedió no fue sin un propósito, un propósito de llevarte al descubrimiento de quién eres.

Repentinamente todo a su alrededor se sacudió y ella casi cae al suelo. Pareciera como si estuvieran viajando.

Cuando todo se detuvo miró a todos lados y sintió un retorcijón en el estómago.

Estaba en una sala...Parecía una sala de enfermería.

Notó como habían otras personas en ese lugar, caminando de un lado a otro. Astrid quiso acercárseles pero cuando trató atravesó a esa persona.

Allí se dio cuenta que ella realmente no estaba ahí, sino que era una especie de visión.

Lo que inició aquí...— retomó la voz y ella caminó por un pasillo— Dio el inesperado fruto de poner en exposición tu naturaleza verdadera.

Ingresó a una sala, como si aquella voz la estuviera guiando, y cuando lo hizo pudo ver un rostro que se le hacía familiar.

La sangre le hirvió— Herczog...

No te enojes con un muerto...Todo lo que sucedió aquí te permitió llegar a donde estás ahora en el mundo.

—¿Y qué? ¿Quieres que le agradezca?—habló Astrid sarcásticamente.

No le agradezcas a ellos...Agradécele al destino.

Ella puso los ojos en blanco— Sigo sin entender que es lo que soy, así que no me pidas que agradezca todo lo que me hicieron— reclamó.

¿Y que hay de lo que sucedió aquí?

De nuevo todo se sacudió y aquella visión la transportó a otro lugar, en donde cayó de bruces al suelo.

Este bosque en Rusia...Que recibió a una chica deshecha y malherida por más de un mes—Astrid suspiró— Todo el tiempo que estuviste aquí luchaste como una guerrera, una guerrera única y valiente. Es difícil luchas contra sí mismo y con las ganas de sobrevivir.

La joven caminó cortos y suaves pasos mientras admiraba todo a su alrededor. Puso una mano en uno de los árboles, como si pudiera recordar las múltiples veces que ella cayó apoyada en uno.

Nuevamente todo se sacudió y la imagen se movió para darle la bienvenida a otra, y esa otra era un poco más reciente.

—Ay mi estómago— murmuró llevándose una mano a la zona— Ya no me gustan estos viajes...

Levantó su mirada y vio a dónde la había llevado la visión esta vez.

¿Recuerdos?

Ella hizo una mueca—No muy buenos...

Astrid estaba presenciando una vez más— aunque ahora de manera ausente— el momento cuando Tony y sus amigos le contaron todas las verdades que le habían estado ocultando.

Incluso podía verse a ella gritando y llorando por todo lo que estaba escuchando.

En algún momento de tu vida iba a llegar el día en que lo debías saber— continuó la voz— Lamentablemente no fue el mejor.

Suspiró— No, no lo fue.

Pero aquello permitió que empezara la aventura de descubrirte...Es verdad que te alejó de los que amas por un tiempo, pero una nueva era dio inicio.

Las palabras de la voz estaban siendo demasiado profundas para ella, y se seguía asustando de a donde la quería llevar todo esto.

Y te seguías acercando...

Todo su entorno volvió a girar y a sacudirse para ahora viajar a otro tiempo de su historia. Esta vez, a uno de los más recientes.

Se estabilizó un poco y observó la escena.

Estaba en el jet, el mismo de hace unas horas, donde había abierto el Colgante de Sinmara y había descubierto lo que allí decía...Su nombre.

Diste un salto repentino en tu trayecto y fue encontrar tu nombre. Aquel que no se había pronunciado después de muchísimos años. Al hacerlo el destino tuyo y el del mundo tuvo una sacudida. El eje del universo tomó un nuevo rumbo.

Astrid tomó su cabeza en sus manos. Las palabras estaban siendo muy potentes y no las podía creer.

—No puedes ser— susurraba— ¿Y tú como sabes todo esto?

Otra vez la voz guardó silencio.

Soy de los pocos seres conocedores de esta historia.

—Entonces dime cómo encontrarme— pidió.

Su alrededor se movió otra vez, pero con mucha más brusquedad, tirándola al suelo nuevamente. Miró en donde estaba, y estaba de vuelta al entorno color blanco.

Ese no es mi deber, es el tuyo.

Con dificultad logró ponerse de pie.

—Pero yo...

Quizás aún no lo entiendes, pero millones de almas dependen de que descubras quién eres.

Si el peso de todo eso en sus hombros antes era mayor, ahora sentía que iba a explotar.

Astrid cerró sus ojos con fuerza— ¿Y qué hago?— su voz sonó temblorosa— ¿A dónde voy?

No te preocupes, pronto lo averiguarás— la castaña bufó— El camino que pronto emprenderás te guiará a aquello que tanto buscas sin que te des cuenta.

—¿Y si no lo hace?— volvió a preguntar con voz débil.

Lo hará— la extraña voz sonó decidida—No olvides que esto era algo que tenía que pasar.

Una débil lágrima cayó por su mejilla—Lo sé...Pero me cuesta afrontarlo.

La voz guardó silencio.

—Yo tenía una vida distinta...Sólo era una mujer neoyorquina con la vida que muchos querrían tener...Y de repente— sorbió su nariz— Me transformé en la salvación de todos...Y es demasiado— suspiró.

A veces no nos convertimos en quieres queremos ser...A veces somos definidos por algo mucho más fuerte que debemos afrontar.

Aquella frase había tocado el corazón de Astrid. Podía comenzar a asimilar que la voz tenia razón.

—¿Podré estar lista?— preguntó la joven de la nada.

Así es...Y nadie podrá detenerte.

El entornó volvió a sacudirse.

Magna, el universo te necesita mucho más de lo que tú crees.

Y como si hubiera vuelto a la vida, Astrid dejó salir el aire de su boca y se sentó en el suelo con brusquedad mirando a todos lados.

Las personas que estuvieron esperando por algo que creían que no iba a suceder se espantaron al ver aquello.

—¡Astrid!— exclamó Tony viendo a la castaña respirar agitadamente.

Cuando la chica escuchó la voz de su hermano supo exactamente donde estaba: en casa.

Quizás no físicamente, pero sí emocionalmente.

Ella había vuelto.

El millonario volvió a inclinarse a ella y le tomó el rostro, asegurándose que estuviera bien.

Entonces ambos se sonrieron al mismo tiempo.

—Estás bien...— susurró— Estás viva...Malnacida, por un segundo pensamos que estabas muerta.

—¿Ya te habías aburrido de mí? ¿o qué?— le respondió con voz ronca.

Inmediatamente ambos se envolvieron en un abrazo. Uno fuerte, fraternal y lleno de necesidad. No les importó estar sucios, heridos, o que la armadura estuviera muy fría. No les importó nada, se tenían el uno al otro...De vuelta.

—Pero...¿cómo es posible?— le preguntó Tony separándose de ella, pero ahora con sus manos en sus hombros— Estabas muerta hace un segundo ¿qué fue eso?

Ella sonrió de lado—Es...Una larga y rara historia.

Su hermano negó con gracia y la volvió a abrazar—No me importa lo que haya sido...Ya estás de vuelta.

Sonrió y miró a su alrededor, notando como todos sus compañeros la observaban sonrientes. No podían ocultar lo muy felices que estaban en ese momento.

—Lo lograste— le dijo el asgardiano. Los Stark se separaron— Venciste a Kurse...Y venciste a la muerte.

Ella no quiso decir nada al respecto y evitar el tema de ser la salvadora, otra vez.

Pero algo los distrajo y eran murmullos a sus espaldas. Se voltearon y vieron como una gran multitud observaban la escena asombrados y con cámaras o teléfonos en sus manos.

—Ay no— se quejó la castaña.

Tony bufó—Chilenos...— miró a la chica— Espera aquí, iremos a alejar a todos.

—Te acompañamos— le dijo Clint para irse con Nat de compañía.

Cuando los tres se fueron para alejar a los medios y a los civiles, Steve fue el primero en agacharse hacia la joven, pasar un brazo detrás de su espalda y ayudarla a ponerse de pie.

Esperó mucho por ese momento.

La chica se quejó un poco por el dolor y quedó apoyada en el pecho del Primer Vengador.

Alzó su vista con timidez a él—Hola.

Le sonrió—Hola...— Rogers pareció tomar aire— No tienes idea de como mi corazón se detuvo al verte cayendo de la roca...

Astrid sintió como su pulso se aceleró. Trató de reprimir una amplia sonrisa, pero fue inútil ocultarla.

—Bueno, el mío también se detuvo...Pero en serio, ya sabes— el rubio rió suavemente— Es por eso que estuve inconsciente en el piso.

Steve sonrió mientras negaba con la cabeza de manera graciosa. No había caso con ella, era Astrid, y así era como la quería.

La castaña ya no aguantó más y se acercó para poder besar los labios del hombre a su lado. Pero cuando sintió a su hermano y a sus amigos llegar, se detuvo completamente.

Por seguridad.

—Listo— habló Tony subiendo su máscara— Logramos alejarlos.

—Gracias— respondió la joven aún apoyada en el Capitán.

Hubo un momento de silencio en el que todo el grupo se repartió miradas, sin saber bien que decir.

—Bueno...— Tony fue el que habló— Por fin se acabó.

Todos asintieron estando de acuerdo con aquello. Excepto Astrid que había levantado su vista y notó algo que estaba a unos metros de ellos.

—No...Aún no— susurró.

Se separó del rubio y con cuidado caminó— ya que seguía un poco débil— hasta llegar a aquello que había observado.

El hacha de Surt.

El objeto que había pertenecido a Kurse por generaciones se encontraba en el suelo, llena de polvo y un poco destrozada.

La castaña se agachó delicadamente para tomarla en sus manos y observarla. Era un símbolo de todo lo que había logrado, pero también de todo lo que había tenido que sufrir.

Así que allí y bajo la atenta mirada del equipo la tomó por ambos extremos, levantó su rodilla y la estrelló contra ella, rompiendo aquel objeto a la mitad haciendo que ésta comenzara a desvanecerse, convirtiéndose en polvo que resbaló de sus manos al suelo.

Luego que eso estuvo hecho, se volteó a ver al grupo con una media sonrisa.

Ahora sí todo había terminado.









∂σѕ ∂íαѕ ∂єѕρυéѕ 
ѕє∂є ∂є ѕнιєℓ∂ 
¢ιυ∂α∂ ∂є ηυєνα уσяк

—...La catástrofe vivida en la ciudad de Santiago, Chile; marcó un hito histórico para toda la humanidad. Nunca habíamos visto algo así antes.

¡Todo estuvo loquísimo! ¡El suelo se partió y unas bestias salieron de él!

¡Era el mismo infierno! ¡Criaturas del infierno salieron guiadas por el mismo diablo! 

Creo que tendré un trauma permanente.

Y si bien es cierto fue una jornada infernal, esta pronto vio su fin. El equipo conocido como Los Vengadores aparecieron en la ciudad para batallar con las criaturas y el monstruo que las lideraba.

¡Sabía que ellos iban a llegar!— la persona entrevistada saltó en su lugar— ¡Ellos son asombrosos!

Iron Man volaba, Hulk aplastaba y el dios del trueno hacía girar su martillo así— lo imitó— ¡Fue increíble!

Fuera de juegos...Si ellos no hubieran aparecido...En este momento estaríamos muertos.

¿Vieron a la joven Astrid Stark? ¿qué? ¿ahora tiene superpoderes?

Sin embargo, el que es sin duda el mayor cuestionamiento en todo esto fue ver a la reconocida joven millonaria, ingeniera y abogada en el campo de batalla— siguió el periodista— Astrid Stark batalló lado a lado de Los Vengadores con habilidades nunca antes vistas ¿Qué pasó con ella? 

Una imagen y vídeos con la joven aparecieron.

Ella se enfrentó a la criatura que lideraba todo el caos, y salvó a la Tierra haciendo explotar una bomba en el aire...Y lo más curioso fue sobrevivió a todo aquello.

La castaña que observaba el noticiero negó con la cabeza en su lugar.

De inmediato múltiples teorías comenzaron a generarse. Se dice que fue expuesta a una explosión en una de sus fábricas, otros dicen que sufrió un grave accidente molecular, otros que nunca fue humana, sino un alienígena, y hay otros grupos dicen que la joven nunca fue una Stark y nos engañó astutamente todo este tiempo

La imagen cambió enseñando una de ella, pero una normal. Estaba posando para unas fotos en la Stark Expo hace unos años.

Ahora, la pregunta que todos tratan de responder es: ¿Quién es realmente Astrid Stark?

—Apágate.

El gran televisor se apagó cuando una voz se lo ordenó. La chica se volteó para ver al dueño de aquella voz: Tony.

El millonario caminó lentamente con las manos en sus bolsillos hasta llegar a su lado.

—¿Torturándote, hermanita?— le dijo con gracia. Astrid soltó una corta risa.

—Estoy en los noticieros de todo el mundo desde hace dos días— suspiró— Estadounidenses, chilenos, argentinos, brasileños, alemanes, franceses...Incluso pakistaníes— hizo una mueca— No sé como terminará esto, pero espero no convertirme en la nueva arma nuclear.

Ahora Tony fue el que rió— Sí, eso, búrlate de ello.

—Es un método de defensa. Estoy temblando por dentro— le respondió y ambos rieron.

Luego de que sus risas cesaron guardaron silencio, sólo mirándose mutuamente.

—Me están cazando, Tony....

El millonario suspiró— No es tan así.

—Lo es, créeme— miró al suelo— Cuando venía para acá me encontré con treinta reporteros afuera del penthouse...Y cuando pasé por un café habían quince buscándome— movió la cabeza— Soy la noticia del momento.

—Pero puedes seguir quedándote aquí en la Torre— habló él con simpleza.

Y allí, algo se removió dentro de la mujer.

—Eh...— rascó su nuca— Quería hablarte sobre eso...

Inmediatamente Tony se tensó— De acuerdo, dime.

—Yo...— jugó con sus dedos— Sabes que todo ha cambiado para mí de una manera radical en el último tiempo— él asintió— He cambiado física y emocionalmente...Todo parece ser nuevo y yo...— suspiró— Vaya, esto está siendo más difícil de lo que creí.

—Sólo suéltalo, Tris.

La mujer levantó su cabeza y tomó valor— Necesito tiempo para mí.

Instantáneamente el cuerpo del millonario tembló y comenzó a ponerse nervioso ante la situación.

—¿A...A qué te refieres?

Ella suspiró—Creo que con todo lo que me han dicho me ha quedado más que claro que...Debo ir en busca de quién soy...Y es por eso que...—tragó saliva— Voy a irme.

Las manos de Tony comenzaron a sudar— Pero...Podemos ayudarte a buscar respuestas. No tienes que irte.

Negó—Es que no lo entiendes...Debo hacerlo, necesito ir por las respuestas que necesito...Pero sola— el millonario suspiró— Además los medios están pisándome los talones...Me están atacando como nunca antes lo habían hecho. Me servirá para poder alejarme y ocultarme de ellos...No quiero seguir siendo su presa.

Tony no dijo nada, sólo se limitó a mirarla con atención.

—Además...— ella siguió jugando con sus dedos. Lo que venía era un poco más difícil de explicar—Es lo mejor para ustedes...

El mayor frunció el ceño— ¿De qué estás hablando?

Suspiró— Hermano...Me he estado volviendo peligrosa.

—Explica.

—Desde que ocurrió lo de Santiago...Mis nuevas habilidades y la exposición a la explosión del Tilgen...He cambiado, me he vuelto más peligrosa y mis habilidades se han salido de control.

—Pero aquí podemos ayudarte...

—No— interrumpió— No sabes lo que es despertar y encontrar un árbol en medio de tu habitación— el castaño abrió los ojos como platos— Estoy haciendo cosas sin darme cuenta. Es demasiado peligroso y necesito mantenerlos a salvo...A todos.

Cerró los ojos— Entiendo...

—Hermano— se acercó y puso sus manos sobre sus hombros— Perdóname si esto te hace sentir mal, en serio...Pero es lo que necesito— su voz sonó suplicante— Para mí...Y para ustedes.

—No, no, no— le dijo— No pidas disculpas, por favor. Esto es algo que...Necesitas, y algo que debes hacer.

—Gracias por entender— le sonrió com sinceridad— Y prometo que no será para siempre, volveré cuando menos lo esperes.

Rió—No lo dudo. Lo de las entradas imprevistas es lo tuyo— ahora ambos rieron.

Nuevamente se quedaron en silencio unos segundos mientras se observaban.

—¿Le dirás al resto?

Ella hizo una mueca— Tú más que nadie sabe que nunca he sido buena para las despedidas...— él asintió— Te agradecería mucho si...Tú les dijeras.

—¿A todos?— cuestionó haciendo énfasis en la última palabra. Astrid entendió a quién se refería: Steve.

Ella agachó la cabeza—Sí...— suspiró—Si lo hago yo no dejarán que me vaya...O peor, querrán ir conmigo.

—Pero me lo dijiste a mí.

—Es porque eres mi hermano, nos conocemos de toda la vida, y sé que puedo confiar en ti, que podrás entenderme...

Aquello tocó el corazón del ingeniero. Poco a poco podía ir entendiendo todo lo que pasaba dentro de su hermana.

—De acuerdo...Yo lo hago.

Astrid sonrió débilmente y se acercó a su hermano para abrazarle con fuerza.

—Gracias...Por todo— susurró contra su hombro—  Te extrañaré.

Él cerró sus ojos—Yo también, Tris...No imaginas cuánto.

Se separaron—Ya, no digas eso...Me voy a poner a llorar— habló fingiendo secar una lágrima de su ojo.

—Sí, yo también, y eso sería muy feo de ver— ambos rieron.

Puso una mano en su hombro—Te prometo que volveré...Así que no me extrañes demasiado—rió— Uh, y hay otra cosa que quiero pedirte.

—Dime.

—Por favor...Prométeme que no me vas a rastrear, ni averiguar dónde estoy.

Tony se quedó sin habla, ya que eso era justo lo que tenía planeado hacer.

—Eh...— Astrid alzó una ceja—¡Bien! Tú ganas...Te lo prometo.

Ella sonrió ampliamente— Gracias.

—Y...¿cuándo te irás?

Ella suspiró—Hoy. Ya preparé un jet para que me lleve a mi destino.

El corazón de Tony se aceleró—Bueno...Este tiempo teniéndote como Vengadora fue mucho más divertido de lo que pensé.

Rió—Concuerdo. Pero no lo digas así, ya me metiste en el equipo, no me sacarás tan fácil.

El mayor sonrió de lado con nostalgia— Tú lo has dicho— rieron.

—¿Quieres acompañarme al hangar? ya sabes, para...Despedirnos.

La palabra despedirnos retumbó una y otra vez en la cabeza del millonario. Y le dolía.

—No me lo perdería.

Dichas esas palabras la joven salió de la habitación para ir en busca de su maleta, la cual ya tenía preparada con anticipación. También llevaba otra maleta con algunas armas, implementos e incluso químicos que podría necesitar. 

Y otra cosa que no le pudo faltar en su equipaje, fue el maletín del SECDE. Pero antes de irse lo abrió por última vez sobre su cama, y lo primero que encontró fue aquel collar que llevaba cuando fue entregada en la Tierra. Lo tomó y lo volvió a apreciar. También lo abrió para ver si algo había cambiado en su interior, pero no había nada, seguía vacío.

Pero ya no importaba, ya sabía su nombre.

Sonrió con nostalgia y se dispuso a colgarlo en su cuello. Se miró al espejo y admiró como el objeto relucía con su atuendo. Se sentía como tener una parte de su pasado con ella.

Salió del que por todo ese tiempo había sido su cuarto, para bajar por el ascensor a la planta que ella deseaba. Al llegar caminó por el amplio pasillo para poder llegar al hangar.

Pero algo interrumpió su camino.

Pasó por fuera de una sala, una que parecía ser una sala de entrenamiento y pudo ver por un ventanal como la figura de Steve se erguía frente a los gemelos Maximoff. Parecía estar dándoles algunas indicaciones, a los que pronto serían nuevos miembros del equipo.

Se detuvo frente a la ventana y su corazón se sacudió. No esperaba verle, de hecho, le había estado evitando. Pero al verle ahí no pudo simplemente pasar, necesitaba verlo, aunque sea de lejos y por última vez en un tiempo.

Agachó su cabeza tratando de espantar pensamientos que le causaran dolor, y traer a ella los que sí eran racionales. Sabía que lo que estaba haciendo era por su bien y el de todos, no podía detenerse.

Pero también reconocía lo cobarde que era, lo mala que era para las despedidas y lo mucho que odiaba efectuarlas.

Sabía dentro de sí que si llegaba donde Rogers, le contaba lo que estaba apunto de hacer y él tomara la iniciativa de pedirle que se quedara...Ella lo haría.

Y eso no era lo que debía hacer.

Puso su mano en el vidrio con nostalgia y sonrió de lado, sin dejar de ver a Steve hablando, y en ocasiones sonriendo.

Esa había sido una de las despedidas más duras que ella tuvo que dar: una lejana.

Con mucho esfuerzo tomó valor y siguió su camino. Ya no había vuelta atrás.

Cuando Tony la vio llegar con esa cara de tristeza se preocupó. Iba a hablar pero ella lo interrumpió.

—Estoy bien, lo juro— dijo y el hombre asintió no muy convencido.

Ambos se quedaron ahí parados mientras observaban el jet frente a ellos.

—Bien, creo que llegó la hora— habló el hombre.

Astrid hizo una mueca—Así es...— dejó sus maletas de lado y se dispuso a abrazar a su hermano una última vez. Éste le correspondió— Gracias por esto— le volvió a decir.

—Sé que lo necesitas.

—Te amo— murmuró para luego separarse y mirarlo— No lo vayas a olvidar.

Tony sonrió de lado— Como podría...Yo también te amo, hermana—se separaron.

Un agente llegó para tomar el equipaje de la joven y llevárselo al jet.

—No hagas ninguna idiotez, por favor— habló el mayor mientras ella subía.

—Digo lo mismo— respondió una vez estuvo abordo— Adiós...— movió su mano lentamente.

—Adiós— él imitó el gesto.

La parte trasera de la nave comenzó a cerrarse llevándose consigo a la chica de ahí. Tony se quedó un rato observando el cielo, mientras veía desaparecer a su hermana.

Se había ido.

Pero lo que Astrid no sabía era que cuando ella se fuera todo iba a cambiar radicalmente y para siempre.








єη αℓgúη ℓυgαя ∂єѕ¢σησ¢ι∂σ α ℓσ ℓαяgσ ∂є ℓα gαℓαχια...

El cielo galáctico era apreciado por aquel ser que se erguía frente al ventanal de su nave. Todo se veía distinto, todo había tomado un nuevo curso, y sabía porqué.

—Señora...— una voz a sus espaldas habló— Lleva ahí cerca de tres horas...¿está todo bien?

La nombrada se volteó.

—Mira allá afuera— el recién llegado se acercó y se puso frente a ella— Nunca en más de cien años había visto la galaxia brillar de esta manera.

—Pero eso...Tiene que ver con ella— respondió la criatura a su lado.

Una mueca de desagrado apareció en su rostro—Lo sé...Pero no te deprimas Daven, todo esto también es una puerta de oportunidad para nosotros.

La mujer de cabellos pelinaranjos se alejó de ahí para caminar hasta el centro de una mesa.

—¿A qué se refiere?

—Con ella despertando se cumple la profecía...La profecía que me envuelve a mí— respondió.

El llamado Daven sonrió— ¿Es en serio? ¿Ya...Ya es tiempo?

Sonrió también— Así es...Después de todas estas malditas generaciones podré volver a donde pertenezco...A casa.

—¿Y qué hay de la chica?

Ella amplió una especie de holograma con una fotografía de Astrid el día del ataque en Santiago.

—Pobrecita...Recién está descubriendo quién es...Y eso me da la ventaja...

—Pero es la...

Un fuerte gruñido salió de los labios de la criatura femenina, haciendo callar a su acompañante.

—No me interesa lo que sea o lo que esté destinada a ser...— apagó el holograma y volvió a caminar hacia el ventanal— Por fin ha llegado mi momento de resurgir...Y nada ni nadie me impedirá lograr lo que quiero...

Daven la observó con atención a sus palabras. Luego ella se volteó.

—...Ni siquiera Magna.






















Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro