━HUMANITY'S HOPE
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TODOS MIRABAN A LA joven con at
ención ante aquellas palabras. Todo lo recién descubierto le había dado un aspecto distinto a su rostro.
Era casi esperanzado.
A pesar de la confusión y la desesperación que aquello le causaba, una pequeña chispa de esperanza brillaba dentro de ella. Eso estaba siendo el comienzo de encontrarse a sí misma.
—Pero hay algo más fuerte que eso...Y es el hecho de que tu nombre está ahí—dijo el asgardiano apuntando el collar— Y lo que significa.
Y entonces la presión sobre el pecho de la castaña volvió y su corazón se aceleró.
Otro detalle importante...Y este era un poco más grande.
—Tú eres quien puede derrotar a Kurse— siguió el semidiós y eso sacudió a la aludida— No es una estrategia, no es un objeto o algún tipo de magia que tengamos que realizar...Tú eres la clave de todo.
—Siempre lo fue— siguió Tony.
—Todo lo que has pasado y has descubierto te preparó para llegar aquí...El momento cúspide— dijo Thor—Ese es quien eres y llegó el momento de...— la chica lo interrumpió.
—Thor no me hables como...— agitó las manos—No lo sé, fueras mi mentor, o Obiwan Kenobi...No me agrada.
—¿Quién es Obiwan Kenobi...?— murmuró el asgardiano a Clint a su lado.
—Yo entiendo perfectamente lo que viví...Y sé que tiene un propósito. Es sólo que...— suspiró— No esperé que fuera este.
Todos volvieron a guardar silencio esperando que la chica continuara.
—Mi nombre...— suspiró—Cielos, ya no puedo seguir viéndolo, creo que voy a vomitar— dejó el colgante en la mesa.
—¿Y ahora qué?— preguntó Barton.
—Debemos enfrentar a Kurse— la decisión en la voz de Thor sacudió a todos—Ya sabemos cómo— observó a Steve y Tony— Hay que averiguar dónde está e ir con todo hacia él, Astrid debe detenerlo.
—Oigan, yo sigo justo aquí— la aludida levantó la mano al verse excluida de aquella conversación.
—Astrid— ahora el asgardiano se dirigió a ella— Teniéndote a ti podremos con él.
—Oye, pero ni siquiera sé qué tengo que hacer...No estés muy confiado—le respondió.
—Tal vez, pero si algo he aprendido en todos mis años sobre esto— apuntó el collar— Es que si se dice...Se cumple.
A la castaña le dio un escalofrío que recorrió toda su columna y la hizo tensarse.
—De acuerdo...Eso fue intenso— tragó saliva.
—Tienen que entender que esta es nuestra oportunidad. Kurse ha esperado este momento por mucho tiempo...Y ya ha llegado.
Las palabras del semidiós hicieron que la castaña frunciera el ceño.
—Aguarda— habló ella— Mucho tiempo esperando...— meditó unos segundos.
Las piezas faltantes de aquel rompecabezas parecían seguir uniéndose.
—Oh por Dios— soltó de repente—Por su puesto...
—¿Qué pasa?— inquirió Rogers.
—Me di cuenta de otra cosa— respondió ella—Eh...Kurse ha esperado mucho tiempo por esto ¿No es así?— asintieron— Estuvo encerrado y luego escapó y todo el cuento que nos sabemos...¿Qué pasa si les digo que estuvo esperando veintiséis años?
La sala quedó muda mientras se repartían miradas. Algunos lograban comprender pero otros no.
—Explica— pidió la chica Maximoff.
—Cuando me contaron la historia...La historia de...Cuando me dejaron aquí—continuó—Hablaron que había una bestia que luchaba con aquella mujer ¿Recuerdan?— volvieron a asentir— Bien, cuando estuve con Kurse aquella vez...— todos comenzaron a poner rostros de desagrado—Oigan no es el momento, ya concéntrense.
El grupo se repartió miradas y le indicaron a la mujer que siguiera.
—Como decía, cuando estuve con él, me puso en una especie de visión y me contó mi historia, dijo que hubo algo como una guerra...Una conquista. Todos los reyes luchaban por derrocar a los otros pueblos.
—La Ultra Conquista...— murmuró el asgardiano.
—Sí, esa— señaló la joven— Entonces contó que la mujer era la única que no había sido vencida, y que la bestia trataba de hacerlo. Entonces, dijo que la mayor amenaza para la conquista eran los herederos...Los hijos.
Allí, todos comenzaron a entender a dónde se estaba dirigiendo la castaña con sus palabras.
—Yo amenazaba a esa bestia en ese entonces, y yo amenazo a Kurse...Ahora— silbó— ¿Coincidencia?
—No— dijo Thor— Destino.
—Está más que claro— continuó ella—Kurse era la bestia que se enfrentó a aquella mujer hace veintiséis años...La que quería asesinarme.
—Y por eso tú eres la clave para derrotarlo— habló su hermano—Te lo dije, siempre fuiste tú, todo este tiempo.
—Qué astuto...Por eso trató de convencerme de irme a su bando.
—Para usarte y probablemente luego asesinarte— siguió Nat.
Las miradas se fueron a los ex elegidos y estos asintieron levemente en sus lugares.
—Ay, esto es mucho que procesar— decía la joven masajeando su cabeza.
—Pero ya no tenemos tiempo para hacerlo— retomó el dios del trueno—Ya sabemos que hacer, ahora debemos actuar, no podemos detenernos.
—Lo sé, lo sé, lo sé— dijo Astrid echando su cabello hacia atrás—Pero no sé...Qué hacer. Ahí dice que soy yo, pero no tengo la menor idea de que hacer para vencerlo.
—Lo averiguaremos.
—Thor, te estás basando en muchas suposiciones— replicó Tony.
—Pero es cierto, cuando llegue el momento sabrá que hacer y lo logrará. Confío en eso— siguió.
—Estás poniendo demasiada fe en mí, amigo— respondió la aludida.
—¿Y cuándo sabremos cuál es el momento?— preguntó Barton.
En ese instante el holopad de Tony emitió un constante sonido. Él lo tomó y lo extendió para ver que sucedía.
—Jarvis, ¿qué pasa?
—Señor...Tuvimos una...Emergencia— la voz del asistente sonaba entrecortada.
—¿Qué sucedió?
—Un ataque—respondió al millonario—Kurse destruyó el hotel en Viña del Mar—una imágenes de lo sucedido se proyectaron—...Y...Se llevó el pulso.
El grupo comenzó a quejarse, lanzar maldiciones al aire e incluso golpear la mesa.
—¿Qué?
—¿Es una broma?
—¡Maldición!
—Lo que nos faltaba...
—¡No lo puedo creer!
—Esto es horrible— decía el ingeniero—Ustedes—apuntó a los nuevos integrantes con rabia— Ustedes lo hicieron. Nos mintieron y nos delataron.
—¿Qué?
—No es cierto— se defendieron.
—Oh, créeme que si es así las pagarán caro— habló Astrid.
—Podemos jurar que no fuimos nosotros— dijo Wanda desesperada.
—Entonces ¿cómo pasó esto?— preguntó Steve en tono serio.
El grupo se tomó unos segundos para meditar aquello.
—Quizás fue Herczog— dijo Nat—No me refiero a que nos haya delatado ya que...Bueno, murió— hizo una mueca—Pero tal vez Kurse lo rastreó tras su desaparición.
—Tiene sentido— continuó el Capitán—No nos encontró ahí, pero sí algo mejor.
Thor golpeó la mesa—Tiene el pulso.
—¿Y qué crees que haga?— le preguntó el arquero.
—Utilizarlo lo más pronto posible...Y venir por nosotros— le respondió y en eso último miró a Astrid.
—Que lindo—murmuró ella.
De repente sintieron como el suelo y todo a su alrededor se sacudía. Se quedaron inmóviles en sus lugares tratando de descifrar lo que sucedía.
—¿Y eso qué?— cuestionó la rusa.
Tony volvió a sacar su holopad y lo encendió.
—J, dime que fue eso— rogó.
El programa pareció analizar lo ordenado unos segundos.
—Al parecer...Alguien hizo arribo a la ciudad...
Otro remezón llegó y los obligó a sujetarse de algo para no caer. Steve se acercó para ver por el vidrio del jet y lo que observó le revolvió el estómago.
Se giró a sus compañeros—Está aquí.
Un tumulto de emociones abordó al grupo, emociones nada buenas.
—¿Estás seguro?— cuestionó el semidiós acercándose a él.
—Si no es así, dime qué es eso y porqué la gente está corriendo— le respondió su amigo.
Una gran nube de humo se levantaba a lo lejos junto con un aura color azul. Al ver aquello los chilenos corrían desesperados tratando se alejarse de ahí.
—Ya está en las noticias— anunció Tony con su holopad.
Thor se le acercó y observó el aparato.
—Es él— dijo el rubio.
En el vídeo se podía apreciar la figura del Conquistador siendo grabada por teléfonos celulares de gente muy asustada. Se le veía tranquilo, de pie observando todo a su alrededor.
—Sabe que estamos aquí— siguió el asgardiano. Caminó lejos de ahí y pareció preparar sus cosas para partir y el resto le imitó.
—¿Cómo llegó tan rápido?
—¿En serio lo preguntas por una criatura asesina del espacio?— le respondió Astrid a Barton sarcásticamente.
—Debemos ir allá y enfrentarlo— seguía diciendo Thor.
—O querrás decir que ella lo enfrentará— soltó Pietro.
—¿Disculpa?— dijo alargando la palabra— Yo no soy la única metida en esto, ustedes deben ayudar. Además...— hizo una pausa— ¡No sé que demonios hacer!
—No importa lo que hagas, sea lo que sea aquello deberá matarlo.
—Wow Thor, tus palabras me inspiran cada día más.
Una nueva sacudida llegó causando que el jet se moviera mucho más.
—¿Estás esperando otra señal?— le dijo Natasha.
—¡No! ¡Tengo claro lo que tengo que hacer!— exclamó— Es sólo que...—cerró los ojos— Aquí dice que...Magna debe vencerlo...Yo no soy ella, y sé que entienden a lo que me refiero...
El grupo se miró y entendió su punto.
Sabían que ella tenía claro quién era, pero aquello era una responsabilidad muy grande.
—Yo soy Astrid Stark...Alguien que pretende ser fuerte pero le es demasiado difícil, alguien que ha sufrido mucho más de lo que nunca imaginó, alguien que se perdió a sí misma y cuando comenzó a encontrarse...Se aterró.
Las palabras de la joven iban con mucha sinceridad, tanta que dolía.
Pero luego algo dentro de ella se removió, era una voz en su cabeza que la hizo tensarse. Aunque esta vez no era una de las que le dolían, aquellas que la hacían sentir débil. Esta era una como las primeras que había tenido, aquellas que le decían qué era lo correcto a hacer.
—Debes cumplir con tu deber.
Dicha voz seguía poniéndole los pelos de punta, sin siquiera poder distinguir de quién era la voz o a qué género pertenecía.
Entonces tomó aire y miró a sus amigos repasando en su mente todo lo que había vivido.
Quizás Thor tenía razón, todo aquello la había preparado para llegar allí, al momento final.
Pensó en la gente herida, asustada por todos los ataques, los agentes y amigos que habían muerto...Y la gente importante a la que ella había perdido por causa de la bestia.
Recordó a sus amigos...Y recordó a Sarah.
Todo aquello llegó a ella y se convirtió en un punto de impulso para continuar, algo que por un momento disipó todos sus miedos y dudas.
—Pero...— retomó ella—Si pienso en todo lo que él ha hecho, a quienes ha dañado...A quienes me ha quitado— apretó su puño inconscientemente—Siento...Algo arder dentro de mí...Y unas inmensas ganas de acabar con él.
El grupo la observó atento y sonrisas aparecieron en sus rostros.
—Quizás me asusta un poco, lo confieso...Pero...— agachó la cabeza y suspiró—Hay que hacerlo.
Sus compañeros asintieron esperanzados al oír a la joven.
Había una oportunidad.
—Vamos a acabar con ese maldito espacial.
—Cuidado con las malas palabras, el Cap se tensa— se burló Barton. El aludido puso los ojos en blanco antes de decir:
—Ya hay que irnos.
Todos entendieron aquello y se dispusieron a preparar todo lo faltante para irse.
El día había llegado.
El hecho de que Kurse tuviera el pulso marcaba una gran diferencia, e incluso los hizo pensar que iban muy desventajados. Pero, tener a Magna de su lado lograba emparejar la situación.
Con el jet volaron sobre la ciudad hasta llegar a lo que parecía la plaza central. Y allí pudieron apreciar mucho más caos del que veían a distancia.
La gente seguía corriendo como loca, algunos eran perseguidos por un par de ratiers— los cuales no eran muchos, cosa que los sorprendió— pero la mayor atracción era Kurse al centro de las ruinas de un edificio que él mismo destruyó, y junto a su figura...Estaba el Tilgen.
El grupo bajó rápidamente del vehículo y trataron de acercarse y no chocar con los chilenos desenfrenados.
—Hay que evacuar la ciudad lo antes posible— dijo el Capitán.
—Estoy en eso— respondió el millonario ya con su traje puesto— Jarvis, indica a las autoridades y a la policía. Que saquen a todos de aquí.
—Entendido.
—Bueno...¿Y ahora qué?— habló Barton.
—Eh...Supongo que debemos enfrentarlo— dijo Bruce.
—De acuerdo— retomó Steve y miró a Astrid— Debes ir con él y encararlo. Nosotros nos aseguraremos de sacar a los civiles y deshacernos de los rastreros.
—¿Qué hay de ellos?— cuestionó el semidiós apuntando a los ex elegidos.
—Que ayuden— respondió la neoyorquina— Es su momento de redimirse.
Los tres se miraron y asintieron levemente.
—Muy bien— la menor de los Stark hizo sonar su cuello— Llegó la hora.
—Buena suerte, hermana— le dijo el hombre—Esta es la esperanza que la humanidad tiene.
—Uh, gracias, me siento más tranquila y con menos presión— le respondió alejándose.
—¿Vas a dejar el tono sarcástico alguna vez?— le reclamó.
—¡No!— habló ya estando más lejos.
Comenzó a trotar en medio del gentío para acercarse a la bestia. Todos querían alejarse del lugar, más ella iba a las fosas del león.
Cuando se fue acercando a Kurse su corazón comenzó a latir con mayor velocidad. Los nervios se le pusieron de punta de inmediato al sentirse más cerca de aquel destino que tanto mencionaban.
Casi al instante el Conquistador la divisó entre la muchedumbre y sonrió de lado.
—Miren nada más— habló con voz grave—La debilucha ha vuelto al juego.
Ella sintió la sangre hervir—Ahórrate los insultos baratos, ya me tienes harta— siguió caminando.
—Yo soy el que está harto— caminó un poco también— Me quitaste a mis secuaces y acabaste con el doctor...Ahora es mi turno de acabar contigo— se detuvo al estar más cerca de ella.
—En mi defensa, tus queridos elegidos se fueron con nosotros al descubrir lo horrible que eres— éste gruñó—Y Herczog, bueno...Fue un daño colateral muy mínimo.
El sonido del hacha de Surt siendo golpeada en el suelo la asustó un poco.
—Ya no tienes escapatoria. Tu fin y el de todo el mundo que conoces ha llegado— extendió sus manos—Yo voy a ser el rey.
La chica hizo un sonido con la boca—Pues...Creo que tendremos complicaciones con eso.
La criatura frunció el ceño al oír eso. Pero cuando Astrid sacó la mano que tenía escondida en su espalda y enseñó lo que allí tenía, éste se tensó.
—No....
Lo que ella le estaba enseñando era el Colgante de Sinmara.
—Oh sí, encontramos esto hace rato y me pareció muy interesante lo que había en el interior— se acercó un poco— Tú siempre supiste lo que aquí decía...Sólo querías mantenerlo oculto de nosotros...O mas bien...De mí.
—¿Y acaso crees que me importa?—habló lleno de ira— Un inútil collar no definirá cómo terminará esto.
Y sin previo aviso Kurse se lanzó sobre la castaña, la cual tomó aquello por mucha sorpresa.
La batalla entre ellos comenzó. Ambos se defendían como podían de los ataques del otro. La bestia la atacaba con su hacha mientras ella se defendía con lanzas de hielo y ráfagas de viento que hicieron que su traje se encendiera.
El resto del equipo ya estaba ocupado sacando a los cientos de chilenos que ahí habían, además de estar peleando con los ratiers que se cruzaban en su camino.
La pelea entre la bestia y la mujer estaba siendo dura, cada uno estaba bien capacitado y tenía sus maneras para poder defenderse, y eso lo convertía en algo muy parejo.
En todo ese lapso de tiempo Astrid pensaba como poder acabar con él. Trató de apuñalarlo con hielo varias veces, pero él la esquivaba, trató de quemarlo con una llamarada pero éste la atacó con otra proveniente de su hacha. Ambos atacándose con fuego hasta que no pudieron más, aunque ninguno lograba someter al otro.
Tal vez aún no era el momento.
En instante desprevenido que Kurse tuvo, la chica logró congelar el suelo bajo los pies de éste y se lanzó sobre su cuello, aprisionándolo con su brazo en llamas. El Conquistador se quejó y como pudo trató de evitar que la mujer lo quemara.
—Ya ríndete— le dijo ella— Esto no acabará como quieres.
La criatura se quejó un poco antes de hablar— Eso es lo que tú crees...— habló entrecortadamente— Es...Es hora de liberar a mi ejército.
Tomó a la chica con fuerza de sus muslos y la lanzó lejos de allí. Ella cayó estrepitosamente de espaldas en el suelo lejos de allí. Sus amigos la vieron y fueron rápidamente en su ayuda.
—Astrid...— llegó su hermano agachándose.
—Por favor que esta sea la última vez que me toca vencer al malo— habló ella con la voz débil aún en el piso.
El millonario la tomó del brazo y la ayudó a levantarse.
—¿Estás bien?— cuestionó Rogers a su lado.
—Sí, sí— se sacudió el traje e hizo presión en su abdomen que le dolía—Pero...Creo que esto va a empeorar.
—¿Por qué lo dices?
La pregunta del arquero no alcanzó a ser respondida debido al ruidoso sonido que Kurse hizo al golpear su hacha en el suelo nuevamente.
—¡Midgard!— exclamó llamando la atención de todo el mundo— Hoy, su libertad terminará y todas sus almas se someterán a mí...— observó el pulso a su lado—...Y a mi ejército.
Levantó el hecha y estuvo dispuesto a unirla al Tilgen.
—¡No!
Astrid no alcanzó a correr para detenerlo, ya fue muy tarde cuando el hacha de Surt fue colocada en la parte superior del pulso y una gran onda expansiva empujó a todos hacia atrás.
Cuando ésta pasó trataron de reincorporarse y ver que sucedía. Al inicio todo fue calma y silencio, pero cuando la tierra comenzó a temblar el pánico apareció.
—¿Qué...Qué está ocurriendo?— susurró el joven Maximoff.
Miraron a su al rededor notando como la gente empezaba a gritar y las estructuras a derrumbarse.
—Está trayendo a su ejército.
—Y devorando nuestro núcleo— completó la rusa al asgardiano.
Escombros de los edificios empezaron a caer a su alrededor, las personas seguían corriendo desesperadas mientras evitaban caer y una gran nube de humo se levantó.
Pero todo empeoró cuando aquello que temían sucedió.
La tierra comenzó a abrirse.
Se alertaron cuando vieron que el suelo comenzaba a agrietarse y abrirse debajo de ellos, como si fuera una simple cáscara.
Las grietas se extendieron mucho más allá de aquella plaza, llegando a sectores más alejados en la ciudad.
—No puede ser...— susurraban algunos del equipo.
La muchedumbre corría asustada tratando de escapar de las aberturas, saltando sobre ellas o simplemente corriendo. Parecía no haber a donde huir.
Y cuando pensaron que nada podía ir peor, unos sonidos semejantes a gruñidos retumbaron en todos los oídos.
—Oh, oh...El ejército.
Sin previo aviso las criaturas voladoras salieron de las grietas espantando a todos, e incluso llevándose a algunos para ser devorados.
Era una escena fatídica que estaba sacudiendo a todo el país, y prontamente a todo el mundo.
Tal y como habían averiguado en el último tiempo, Kurse estaba trayendo a su ejército desde Muspelheim. Ratiers mucho más grandes, caóticos y destructivos que amenazaban a todo ser viviente.
—Esto es horrible...— se escuchó a algunos del grupo.
Era un caos.
—Lo logró. El malnacido lo logró— se quejó Astrid observando todo a su alrededor.
Unos rastreros se acercaron a ellos, pero lograron atacarlos.
—Pero aún hay tiempo de detenerlo— dijo Thor.
—¿Cómo?— cuestionó la castaña— Matarlo no detendrá esto— señaló el suelo y a las criaturas.
Una nueva oleada de estas llegó a ellos y tuvieron que defenderse. Por suerte Hulk se deshizo de la mayoría de ellas.
—Eso no lo sabemos— le rebatió el semidiós.
—Ya no me gustan las suposiciones— continuó ella— Hay que acabarlo...Esto ha sido muy de imprevisto...Tú lo dijiste hace días, este plan de Kurse es algo nuevo. No sabemos cómo detenerlo.
—Entonces hay que crear una nueva estrategia— dijo Tony— No podemos dejar que gane.
—Eso lo sé— dijo Astrid— Y no lo permitiremos...Es sólo qué...Me quedé sin ideas— suspiró— ¿Cómo cerramos las grietas de la tierra?
Sonaba imposible y totalmente descabellado. El grupo se encontraba en una crisis mucho más grande de la que ellos esperaron. Todo parecía haber acabado.
Y entonces una brillante idea llegó a la mente del millonario.
—Eso es...— susurró como para sí mismo— Claro...Todo tiene sentido. Soy un genio.
Más rastreros llegaron y tuvieron que defenderse.
—¿Quisieras compartir tus notas mentales con nosotros?— le dijo Nat mientras disparaba.
Iron Man se volteó a ellos para plantear su genial descubrimiento.
—Estuve pensando y un pequeño recuerdo llegó a mí— comenzó mientras atacaba— Cuando analicé todo el caso del accidente de Astrid...
—¿Lo hiciste?— cuestionó ella.
—Sí, sí. Si sobrevivimos te lo explico— ella hizo una mueca— Como decía, allí descubrí que Herczog llamó a la operación Experimento Tetra...— le disparó a unas criaturas— Y ahora entiendo porqué.
—¿Querrías explicarnos?— dijo el asgardiano luchando.
—A ver Vengadores, hagamos un repaso. Astrid controla el fuego, el agua y el aire...¿Qué nos falta?
La aludida se detuvo de repente y se quedó estática frente a su hermano.
—Oh no— murmuró.
—Oh sí— respondió él.
—Dime que es chiste.
Negó— Hermanita, esta es tu oportunidad.
—¿De qué hablan?— cuestionó Wanda al ver la tensión que allí había.
—Completamos el rompecabezas— dijo el millonario— Tierra...Es tierra.
—¿Qué?— preguntaron algunos mientras peleaban.
—Si Astrid controla el fuego, el agua y el aire, y el experimento se llamaba Tetra...Nos indica que sólo falta un elemento...La tierra— concluyó Stark.
—Eso sería asombroso— dijo Thor— Podríamos detener la rotura.
—Pero no lo hago...— habló la aludida—No...—movió las manos— No ha llegado a mí como el resto lo ha hecho.
—Inténtalo— dijo su hermano.
Ella sintió como su pulso se aceleraba ante esa situación. Se miró el cuerpo y sus manos para luego extender estas hacia abajo. Cerró sus ojos y puso todo su empeño en tratar de lograr aquello. Le pidió a su mente una y otra vez que aunque sea una piedra se moviera, pero para su desgracia no ocurrió nada.
Astrid bufó y se reincorporó— Nada. Esto no resulta así de sencillo.
—Entonces ¿cómo?— cuestionó Barton disparando flechas.
—Es por alguna emoción demasiado fuerte que llega de repente, al menos hasta ahora así ha sido.
—¿Y esta situación no te produce nada?
—Si así fuera ya podría controlar la tierra ¿no, brujita?— le respondió a Maximoff.
—Debes tratar— insistió Thor— De esa manera...Podríamos cerrar las grietas
Las palabras del asgardiano habían sido bastante sorprendentes para el grupo, haciéndolos quedar sin habla.
—De acuerdo...— retomó la joven— Pero por ahora concentrémonos en esto— señaló a su alrededor— No podemos permitir que estas criaturas sigan saliendo y atacando a la gente.
—Tiene razón— apoyó Rogers llegando a su lado— Barton, Romanof, Thor y los gemelos vigilarán las grietas. Deben evitar que más criaturas sigan saliendo— asintieron— El resto nos desharemos de los que ya están en tierra mientras Astrid va por Kurse...¿Entendido?— todos asintieron— Bien.
—Volveré con él y trataré de someterlo— dijo la menor de los Stark— y quizás descubro cómo parar esto.
—Hazlo— dijo el asgardiano— Pero trata de que...Aparezca tu control de la tierra— trató de explicar— Sería muy útil para cerrar las grietas.
Sin decir otra cosa el semidiós se fue volando dejando a la joven estática por sus palabras.
—Cerrar las grietas— murmuró para sí misma mientras comenzaba a correr— Es una locura.
Su camino para llegar donde la bestia fue dificultoso debido a la gran cantidad de criaturas que volaban y atacaban a su alrededor. Tuvo que deshacerse de muchas para poder continuar, pero estaba siendo asqueroso. Si la descomposición de los primeros ratiers era horrible, esta era peor.
Iba a seguir con su carrera pero un extraño sonido proveniente del cielo llamó su atención. Era un helicóptero que había sido dañado por los ratiers y ahora estaba en caída libre hacia ellos. La gente corrió tratando de alejarse de él, pero parecía que era muy tarde.
Así que Astrid tomó la iniciativa y alzó sus manos hacia arriba. Su traje de inmediato se encendió mientras un ráfaga de viento escapaba de ella. La ventisca sujetó el helicóptero evitando que se estrellara en el suelo, pero estaba siendo difícil mantenerlo estable ya que era pesado para la chica y las aspas no dejaban de girar.
Un quejido salió de su boca debido al esfuerzo que aquello le estaba provocando hacer. Pero para su suerte las aspas dejaron de moverse y ella pudo dejar el vehículo a su lado con cuidado. Corrió hacia él para ver si habían personas dentro a las que ayudar. Y cuando sacó la puerta se sorprendió al ver a los ocupantes.
Tragó saliva— Señor presidente, primera dama— dijo en español.
El matrimonio observó a la castaña con temor, mientras se aferraban entre sí por el susto causado por la caída de su vehículo.
—Vengan— les extendió la mano y los ayudó a ambos a salir, luego hizo lo mismo con el piloto—¿Están bien?— les preguntó.
—Sí, sí— habló el mandatario— Muchísimas gracias.
Luego un gran equipo de seguridad llegó a ellos para llevárselos.
—Deben sacarlos de aquí— les pidió la neoyorquina— Llévenselos lo más lejos que puedan de la ciudad...A todos...Deben evacuar a todos de aquí.
Los hombres de traje asintieron a las palabras que aquella heroína les había dicho.
—Entendido— dijo uno. Pero antes de que se fueran ella los detuvo.
—Esperen— se voltearon— Señor presidente...No está haciendo un muy buen trabajo, por cierto.
Y sin decir otra cosa ella se fue corriendo hacia el Conquistador dejando al grupo de chilenos bastante confundido y sorprendido.
Cuando llegó, la bestia rió al verla y se le acercó.
—¿Con que esto no iba a terminar como yo quería?— le dijo— Mira a tu alrededor...Esto es caos, justo lo que quería lograr para establecer mi reinado. Y en menos de lo que esperas mi ejército avanzará mucho más allá de este país...Llegando a todo el mundo.
—No si logramos impedirlo— le respondió ella furiosa y se lanzó sobre él.
Una nueva pelea se desató entre ellos, pero se podía notar que había una pequeña ventaja por parte de Astrid, ya que Kurse no tenía su hacha para defenderse.
El resto del equipo se encontraba en una batalla campal tratando de deshacerse de las bestias voladoras. Parecía que aquello no tendría fin, ya que no dejaban de salir desde el inframundo.
Kurse y la castaña seguían luchando entre ellos. Ella trataba de apuñalarlo o algo, pero para su mala suerte él seguía siendo más fuerte y lograba detenerla.
Mientras luchaban la chica trataba de rogarle a su mente que moviera algo de tierra, pero no sucedía nada, parecía imposible, y por un segundo pensó que aquello realmente no era parte de ella y que no llegaría.
Llegó un momento en donde Astrid se dedicó a mirar el Tilgen mientras aprisionaba el cuello de la bestia. Entonces algo allí llamó su atención.
—Chicos— habló por el comunicador— Creo que me di cuenta de algo.
—¿De qué?— cuestionó su hermano.
La respuesta tardó en llegar ya que el Conquistador volvió a lanzar a la chica, cayendo ésta al suelo.
Tosió—El...El hacha y el pulso...Se pueden separar.
—¿Estás segura de eso?— preguntó Thor.
—Bastante.
—¿Y eso cerraría las grietas?— se escuchó a Steve luchando.
—No lo sé— se levantó y comenzó a lanzar bolas de fuego a su oponente— Aunque lo dudo. El pulso y el hacha son lo que absorbe la energía de nuestro núcleo. Las grietas parecieran ser algo aparte.
—Es una bestia astuta— murmuró Tony.
—¿Entonces si sacamos el hacha salvaremos el núcleo y a todos aquí arriba?— se oyó a Nat.
Astrid creó una ventisca que alejó a Kurse—Por lo que veo sí...¿Y ahora qué? ¿Lo hago?
—No, aún no, debemos estar completamente seguros de que podemos cerrar las grietas— respondió el asgardiano.
—Copiado— dijo la chica.
Ella se había dispuesto a seguir luchando pero un fuerte golpe la hizo volar lejos y chocar contra una columna.
Un quejido salió de sus labios al sentir un fuerte dolor en su espalda y en su cuello debido a la caída. Trató de reincorporarse pero todo el cuerpo le dolía. Miró al frente y notó como Kurse—el causante de su impacto— caminaba en su dirección.
Con fuerza la tomó por el cuello y la levantó, ella trató como pudo de soltarse pero no lo logró, se sentía cada vez más débil.
Kurse negó con la cabeza—Mírate...Qué patética te ves. La que supuestamente era la heroína que iba a salvar el día está a punto de morir— ella seguía retorciéndose— Y a manos del que debía derrotar. Qué mal se ha de sentir ¿no?
Con las pocas fuerzas que le quedaban y la vista ya nublada logró formar una pequeña lanza de hielo en su mano, con la cual hirió el costado de la criatura. Ésta se quejó y la soltó, cayendo nuevamente al duro suelo.
Se estaba acercando.
Astrid tosió un par de veces acariciando la zona de su cuello antes de tratar de ponerse de pie, aunque no lo lograba, estaba muy malherida.
La bestia— que también había quedado herida— volvió a acercarse a ella para terminar lo que había empezado.
Sin embargo, ningún tipo de impacto llegó, alguien había llegado a ayudarle.
Al verlo ella negó— ¡No!
Tony había aparecido para poder ayudar a su hermana. Cuando la vio en el suelo, siendo machacada por la criatura, no dudó en ir en su apoyo, a pesar de que no fuera mucho lo que pudiera hacer.
Al inicio todo iba bien, pero luego de un corto tiempo Kurse logró aprisionar al hombre de metal en su mano.
—¡Ah! Ustedes los Stark son una pesadilla— se quejó la bestia— Pero bueno, si voy a terminar con una...Será divertido acabar también con el otro— comenzó a apretarlo.
—¡Ya basta! ¡Déjalo ir!— exclamaba su hermana tratando de levantarse, pero no podía.
—¿Lo quieres?— dijo moviendo a Tony como si fuera un simple juguete— Ven por él.
Astrid trató de ponerse de pie una vez más, pero Kurse le lanzó una gran roca que dañó parte de su costado.
—¡Suéltalo ya!— seguía gritando la joven con dificultad.
—¡Ya basta, grandulón!— gritó el millonario— Ya me tienes a mí, déjala a ella en paz.
Él rió— Relájate Stark, vamos uno por uno.
La castaña trató de levantar su mano para lanzar una llamarada, pero ésta había sido tan débil que la bestia la esquivó.
—Kurse...— murmuraba a penas— Ya...Suéltalo...Dije....¡Dije que lo sueltes!
Cuando ella gritó eso último golpeó el suelo con su puño y todo a su alrededor se sacudió un poco.
A pesar de que la situación en la que estaba era muy mala, a Tony se le encendió el foco.
—Eso es...— susurró— ¡Oye cara de pasa! ¡Yo soy a quien quieres!— se movió y lo atacó con uno de sus disparadores— ¡Atácame a mí!
Kurse gruñó molesto y siguió aplastando la armadura.
—¡Ya basta!— la joven seguía quejándose— ¡Es suficiente!
Ella volvió a golpear el suelo y otro remezón llegó.
El millonario, por su parte, seguía poniendo en marcha su plan de hacer enfadar más a la bestia. Y estaba dando resultado.
Con las pocas fuerzas que le estaban quedando, la castaña logró ponerse de pie.
—¡Kurse!— le gritó— ¡Dije...Que y es suficiente!
Dicho eso estiró su mano para atacar a Kurse con una llamarada de fuego. Pero lo que le sorprendió fue que no había sido fuego lo que salió de ella.
La bestia voló cayendo lejos de ahí y el ingeniero también se estrelló en el suelo con una armadura muy dañada.
Astrid se miró las manos y vio con qué había golpeado a Kurse.
Una roca.
Luego observó a su alrededor y notó como muchas piedras se levantaban a su alrededor. Su traje se había vuelto a encender, y ahora sus ojos irradiaban un nuevo color: Verde.
El mayor de los Stark rió desde su posición— ¡Funcionó!
La chica aún estaba en proceso de asimilar lo que estaba sucediendo, por lo que todo comenzó a sacudirse otra vez.
—¡¿Qué es eso?!— exclamó Barton por el comunicador junto a sus confundidos amigos que trataban de sujetarse por el temblor.
Y allí, desde el suelo y tratando de tomar fuerzas para levantarse, Tony dijo:
—Es Magna.
La joven comenzó a girarse para quedar en evidencia de todo el mundo e inmediatamente las criaturas voladoras se acercaron a ella. Pero logró acabar con ellas lanzando todas las rocas que antes flotaban a su lado, dejándolos tirados en el suelo y en descomposición.
Ella controlaba la tierra.
El equipo observaba la escena a distancia mientras sonreían orgullosos y esperanzados.
—Es Magna— repitió el Capitán.
La castaña se observó a sí misma y no podía creer lo que había hecho. Sacudió su cabeza y el color verde desapareció de sus ojos. Luego se volteó y fue rápidamente hacia su hermano.
—Eso fue estúpido— le reclamó llegando a él.
—Pero te ayudó ¿no es así?— se defendió y su hermana negó con la cabeza mientras lo ponía de pie— Lo lograste.
Ella se miró las manos— Creo que sí.
—Debemos ir con el resto— dijo el hombre de metal.
—¿Seguro que estás bien?
—Sí— le restó importancia— Llegó a ser divertido.
Su hermana negó con gracia— Vámonos...Creo que hay algo que debo hacer.
Juntos corrieron entre todo aquel desastre para volver con el equipo que los esperaba ansioso.
—Lo hiciste— Thor fue el primero en hablar, sonriente— El control de la tierra está en tu mano.
Ella sonrió de lado—Por lo que veo sí.
—Entonces podríamos decir que tomamos la delantera— siguió el Capitán— Hay que aprovecharla. No hay tiempo que perder— asintieron.
—Muy bien— el semidiós se puso en frente de la joven— Toda esa energía que está fluyendo en ti la debes concentrar en el suelo. Si las aberturas se cierran los ratiers serán arrastrados de vuelta a donde pertenecen.
—¿Estás seguro de eso?— cuestionó ella.
Asintió— Sus almas están ancladas a Muspelheim, no pueden vivir despegados de las llamas eternas.
—Bueno, hay que regresar los perritos a su jaula— habló el millonario.
Astrid asintió también— De acuerdo...Lo haré.
El grupo comenzó a darle espacio mientras ella se posicionada en medio de todo.
—Cerrar las grietas...— repitió ella— Hace un rato parecía imposible.
—Sólo tú puedes determinar eso— le dijo el asgardiano.
—Kurse está regresando— informó el Soldado del Invierno. Y así era, la bestia estaba levantándose de los escombros en donde había quedado.
—Deben mantenerlo alejado de mí, al igual que a los ratiers— pidió la joven— Si alguno llega a atacarme mientras estoy en esto, no creo que resista mucho.
—No te preocupes, los mantendremos ocupados— apoyó Nat.
La castaña le sonrió en forma de agradecimiento antes de comenzar con el plan.
—Tú puedes hacerlo— le dijo su hermano.
Ella suspiró y miró todo a su alrededor como si pasara en una película en cámara lenta. La gente corriendo desesperada, escapando de los ratiers y estos volando por el lugar, la policía tratando de llevarse a todos los civiles posibles, pero por sobre todo...El suelo. Las enormes grietas que yacían bajo sus pies y que ardían en las llamas eternas.
Ella tenía la oportunidad de terminarlo, y no la podía desperdiciar.
No había vuelta atrás.
Extendió su mano izquierda a su lado y sintió la primera punzada en su frente. Luego repitió la acción con la derecha y que ocurrió lo mismo.
Estaba lista.
Cerró sus ojos y le dio a su cerebro la orden de comenzar. Su traje se encendió y sus ojos volvieron al color verde.
Aquel inicio fue mucho más dificultoso de lo que pensó. Las grietas eran muy pesadas, y el juntarlas para cerrarlas iba a ser un completo desafío.
Se mantuvo firme todo ese tiempo con sus manos estiradas, como si estuviera tirando de unas cuerdas para poder juntarlas.
Y entonces, el primer remezón sacudió a todos.
—¿Qué fue eso?— habló Nat.
El asgardiano miró a su alrededor y luego al piso.
—Comenzó...Las está cerrando— dijo.
Astrid estaba cerrando las puertas de Muspelheim.
—Eso es, eso es, eso es— animó su hermano— Lo está logrando.
Otra nueva sacudida llegó indicando que las grietas seguían cerrándose.
—Siento como ganas de vomitar...—habló la chica entrecortadamente—¿Sería un mal momento?
—Sí, muy malo— le dijo Tony— Tú puedes hacerlo— se acercó.
Kurse a lo lejos comenzó a ver que ocurría y se tensó de inmediato. Entre gruñidos sus pesados pasos se empezaron a acercar a la chica.
—Ya viene— volvió a decir Barnes.
—Entonces debemos ir a detenerlo— dijo Tony mientras empezaba a volar.
—Será todo un placer— Thor le imitó.
El grupo se fue para combatir a la bestia y a los ratiers, pero hubo uno que se quedó ahí por un momento.
—¿Todo bien?— que preguntó Steve a la castaña.
—Mejor que nunca— respondió con una sonrisa—Ahora ve.
—Ten cuidado, estaremos alertas— le dijo con una sonrisa antes de irse.
Ella retomó lo que estaba haciendo y con un nuevo esfuerzo las grietas se cerraron otro poco más.
La tarea no era nada sencilla, las roturas se habían extendido a muchos kilómetros cuadrados a lo largo de toda la ciudad y ella debía tener la fuerza para cerrarlas.
La gente observaba aquella escena completamente asombrados. Se alejaban cada vez que un remezón venía y las grietas se juntaban aún más.
Algunos pocos reconocieron el rostro de la joven Stark y no podían creer lo que estaban viendo.
El Conquistador, por su parte, sí lo podía creer, y una ira inmensa lo abordaba de sólo pensar las posibilidades que existían si es que la chica lograba su objetivo.
Ella cerraba los ojos con fuerza y soltaba leves quejidos por el esfuerzo ejercido. Poco a poco sentía que sus brazos se cansaban y que no podría mantenerlos más en esa posición.
Pero en ese instante algo nuevo comenzó a suceder. Las criaturas voladoras parecieron empezar a volar en reversa sin poder detenerse. No iban en una gran velocidad, pero lo hacían.
Y eso significaba que estaban comenzando a ser arrastrados a Muspelheim.
Una sonrisa esperanzada coloreó el cansado rostro de Astrid y esto la impulsó a seguir esforzándose en su objetivo.
—¡Alto!— exclamaba Kurse tratando de acercársele— ¡No puedes hacerlo!
Tony llegó a él volando y lo golpeó en la cara mientras Thor lo atacaba con un rayo.
—Oh, muy tarde, porque lo va a lograr—le dijo el millonario antes de volver a atacarlo en compañía de Hulk.
Un nuevo temblor llegó, más fuerte que los anteriores, indicando que el cierre de las grietas estaba tomando un nuevo nivel.
Las criaturas siguieron siendo absorbidas por los portales y ahora un poco más rápido. Estas trataban de sujetarse de árboles y edificios para no desaparecer, pero era inútil, su trayecto no sería interrumpido.
A no ser de que Astrid se rindiera, y lamentablemente estaba cerca de eso.
—Chicos...— habló a penas por el comunicador— ¿Alguno...Podría decirme cuanto me falta?— soltó un quejido.
—Hecho— dijo su hermano sobrevolando—Eh...Las grietas que se habían propagado por las otras calles y casi otras comunas desaparecieron...Sólo queda la zona de la plaza. Asombroso.
—Bien...— suspiró— No sé cuanto más pueda resistir, chicos— hizo un esfuerzo tensando sus manos—Esto está siendo más difícil de lo que pensé...
—Confiamos en ti, no lo olvides— dijo Steve— Trataremos de ganar todo el tiempo posible.
—De acuerdo.
Ella tensó sus manos nuevamente haciendo otro esfuerzo de cerrar las grietas. Poco a poco se iba acercando.
Kurse se encontraba desesperado, como nunca antes lo había estado en su vida. La amenaza de la chica para su vida y su plan se estaba volviendo real.
Una sacudida mucho más fuerte llegó haciendo que muchos cayeran al suelo, incluso casi dentro de las brechas. Astrid aferró sus pies al piso con unas raíces para mantenerse estable.
Debido a que las criaturas estaban siendo arrastradas, muchas trataron de llegar a ella y atacarla, pero por suerte sus amigos estaban ahí para ayudarla. Además de tratar a detener a Kurse, aunque se necesitara que cinco de ellos estuvieran sobre él.
Cuando las grietas alrededor de la plaza comenzaron a cerrarse la gente observaba asombrada la escena. Soltaban exclamaciones de júbilo y alivio mientras seguían alejándose de ahí.
—Falta poco, falta poco— se susurraba la castaña a sí misma cuando comenzó a ver de cerca el cierre de las grietas y a las criaturas siento absorbidas por ellas.
Cuando fueron quedando sólo cinco ella hizo su último esfuerzo, uno más grande que todos los anteriores. Haciendo sacudir toda la tierra y que un grito saliera de sus labios.
Y lo logró.
—¡No!
Kurse no pudo emitir otra exclamación ya que cuando las brechas se juntaron todo tembló de tal manera que muchos cayeron al suelo, incluyendo a los Vengadores y a la bestia.
Astrid tosió desde el piso y sacudió su cabeza que le dolía horrible. Su traje seguía encendido, mas sus ojos no; el color café había vuelto. Miró todo a su alrededor y una gran sonrisa se formó en su rostro.
Como pudo logró arrodillarse y poner una temblorosa mano en el pavimento. Y cuando lo hizo apreció lo liso que estaba todo, como si nada hubiera pasado ahí. Sólo se sentía un poco de calidez al tocarlo; pero nada más.
Tomó fuerzas y se puso de pie observando a todos; sus amigos la observaban sonrientes al ver que ella lo había logrado.
El único que no tenía una sonrisa era Kurse.
—Saquen a los que faltan de aquí—pidió la chica por el comunicador—....Yo debo terminar algo.
Al terminar sus palabras comenzó a correr y a darse impulso con una ráfaga de viento para lanzarse sobre el Conquistador una vez más.
—¡Ya la oyeron!— exclamó Tony y todos se fueron a ayudar a los civiles.
Una nueva batalla comenzó entre ellos, pero esta vez se notaba mucho la ventaja que Astrid estaba teniendo sobre él.
—Bueno, la tercera es la vencida— pensó ella en sus adentros.
La bestia trataba de defenderse, pero esta vez estaba siendo inútil. La mujer lo quemaba, lo atacaba con lanzas de hielo, lo empujaba con ventiscas y lo hería con rocas; pero esta vez estaba indefenso.
Llegó un momento donde Kurse chocó bruscamente contra una columna de aquellas ruinas y Astrid aprovechó la situación para amarrarlo de pies, torso y manos con raíces que ella hizo salir del suelo; dejándolo completamente inmóvil, sólo se podían oír sus quejidos desesperados.
Luego la joven caminó un poco más atrás para observar el Tilgen. Seguía encendido con aquella luz naranja que le indicaba que el núcleo de la Tierra seguía siendo absorbido.
—Creo que es tiempo, chicos— habló con la respiración agitada— Voy a remover el hacha.
Una gruesa y cansada risa llamó su atención.
—No puedes...— se burló la criatura— Necesitarías la fuerza de mil hombres para hacerlo. Además, la energía de comería viva— volvió a reír— Es suicidio.
La chica meditó un poco en las palabras de su adversario. Aquello parecía imposible de realizar...Pero ella debía hacerlo, no había opción.
—No necesito la fuerza del hombre— le dijo—...Tengo la mía.
Y sin esperar otra advertencia e ignorando el grito de Kurse, tomó el hacha con sus dos manos, sintiendo como esta le quemaba. Pero lo ignoró, siguió adelante empujando hacia arriba con todas sus fuerzas, deseando en su interior que aquella cediera.
Su traje se encendió mientras ella seguía ejerciendo fuerza para tratar de removerla. Kurse no mintió, la energía era mucha y estaba recorriendo todo su cuerpo.
Pero al final el hacha cedió.
Sus manos sostuvieron el pesado objeto y lo admiró por unos segundos.
Lo logró.
La dejó tirada el el suelo para ir hacia la bestia. Aquello no había terminado.
—¡¿Pero que has hecho?!— ella paró en seco al oírlo— ¡Acabas de sentenciarnos a muerte a todos aquí!
Astrid se volteó y observó como el pulso seguía encendido, pero ahora parecía que estaba sacudiéndose...Y a todo a su alrededor.
—El hacha no podía ser removida del Tilgen porque...— gruñó— Es una bomba.
Un horrible sentimiento llegó al corazón de la castaña haciéndolo sentir pesado. El estómago se le removió al oír esas palabras. Todos parecía perdido.
—¿¡Es una broma?!
—¡No lo es!— le gritó debido a que el Tilgen comenzó a emitir mucho ruido— Si esa cosa explota todo quedará hecho cenizas...— rió sarcásticamente— ¡Felicidades! ¡La salvadora acaba de dictar la perdición!
Stark miraba a todas partes desesperada, tratando de encontrar una solución, algo que hacer para detener todo aquello.
—¿Qué es eso...?
—¡¿Y ahora qué sucede?!
—¡¿Por qué nos sacudimos?!
—¡Astrid! ¡¿Qué está pasando?!
Sus amigos.
Su corazón se sacudió al oírlos y pensar en sus vidas y las de todas las personas del país que podían morir si ella dejaba que la bomba explotara.
No había tiempo para pensar, había que tomar una decisión...Y rápido.
—No...— miró a Kurse— No lo permitiré.
Así que estiró sus manos haciendo que las luces de su traje volvieran para empezar a mover todo a su alrededor.
Con su pie golpeó el suelo y todo se sacudió aún más. Con ambos brazos alzados giró en su lugar...Como si estuviera cortando un círculo.
Cuando toda aquella superficie fue tocada por su energía estiró sus brazos hacia arriba para empezar...A levantarla
—No...No, no— susurraba la bestia.
Astrid cerró sus ojos con fuerza y estos se tiñeron de verde otra vez. Este esfuerzo estaba siendo muchísimo más fuerte que los realizados anteriormente, y ya le comenzaba a doler.
—Astrid...¿Qué haces?— se escuchó a su hermano.
—Lo correcto— respondió. Luego miró a Kurse y al Tilgen— Lo correcto...
Hizo un esfuerzo más grande y el círculo de roca empezó a levantarse completamente. Sólo con ella, Kurse y la bomba.
—No...¿Qué está haciendo?— decía el millonario preocupado. Thor que estaba a su lado lo miró.
—Nos está salvando.
La escena fue una completa sorpresa para todos los que se encontraban en tierra. Sus miradas no podían dejar de mirar al cielo y como la joven Stark se llevaba la bomba de ahí.
La energía que fluía era demasiada, llegando al punto de que el cuerpo de la castaña comenzó a levitar también sobre la misma roca.
Cuando encontró que todo ya estaba más o menos estabilizado, volvió a poner sus pies sobre la roca y caminó hacia Kurse.
—Estás loca— le dijo la bestia— Esto nos matará.
Ella sonrió de lado y miró hacia bajo, viendo como poco a poco iban subiendo y alejándose de las personas.
—Sí— suspiró— Pero salvaré a todos.
Juntó sus manos y una lanza de hielo—mucho más grande de las que había hecho antes— apareció en su mano, lista para atacar Kurse y acabarlo permanentemente.
—¡Espera!— ella se detuvo antes de apuñalarlo ante su exclamación— No puedes matarme, sin mí no podrás descubrir quién eres.
Ella frunció el ceño mientras el aire golpeaba su cara y agitaba sus cabellos. Se encontró confundida ante eso.
—Tu historia...Es la más oculta y prohibida de todas...— se quejó al ver que la roca seguía subiendo— Soy el único que sabe algo sobre ella. Sin mí no lo descubrirás nunca.
La chica sintió como su estómago se revolvía al oír aquellas palabras.
Pero había algo más importante que ella, algo más importante que descubrir quien era...Y esa era la humanidad.
—No te necesito...No si decido empezar a escribir una nueva historia.
—¡No!
Aquello fue lo último que Kurse emitió antes de que Astrid lo apuñalara en el pecho con su lanza, acabando con el Conquistador para siempre.
Lamentablemente, en ese mismo momento la bomba del Tilgen hizo explosión, soltando una gran onda expansiva color naranja, y haciendo que algunos escombros comenzaran a caer. Por suerte, la gente logró cubrirse.
—¡Astrid!— exclamó Tony desesperado— ¡No, no, no!
Quiso volar e ir por ella pero el asgardiano lo detuvo.
—No, es muy peligroso— le dijo el rubio.
—Pero es Astrid— reclamó—Acaba de...
—Sacrificarse por todos— completó el Capitán con un nudo en la garganta.
Un sonido metálico se oyó cuando Tony se dejó caer de rodillas, mientras evitaba que un ataque de pánico lo abordara.
—Hermana...— susurraba para sí mismo.
Vivió con el constante miedo de perderla por mucho tiempo, y ahora lo sentía más real que nunca.
El resto del equipo seguía observando el cielo y los pocos escombros caer con un gran dolor en sus corazones. No podían dejar de pensar que habían perdido a una compañera...A una amiga.
Pero a una valiente, mucho más valiente que todos ellos, y mucho más valiente de lo que nunca pensaron.
El asgardiano posicionó una mano el el hombre de Stark en señal de apoyo y se dedicó a mirar al cielo.
Pero algo llamó su atención.
—Un segundo— todos le miraron— ¿Qué es eso?— apuntó hacia arriba.
Inmediatamente el equipo imitó al hombre y alzaron su vista al cielo, para ver aquello de lo que él hablaba.
—Oh por Dios...— susurró la rusa—Es...
—Es Astrid— el millonario sonrió.
El cuerpo de la chica había caído desde la roca y ahora realizaba su descenso por los aires.
La sonrisa de Tony desapareció—Está cayendo en picada...No está desacelerando.
Sin esperar a nadie voló lo más rápido que pudo con su traje para lograr atrapar el cuerpo de la castaña. La atrapada no fue la más suave del mundo debido a la rapidez con la que venía. Pero al menos ya la tenía con él.
Con su hermana en brazos descendió siendo esperado por el resto del equipo. Dejó el cuerpo en el suelo y la observó.
—Astrid...— se sacó la máscara de su traje— Astrid, despierta.
Su figura yacía inmóvil en el suelo; su traje estaba apagado y tenía múltiples heridas y rasguños.
Verla ahí tan pálida y débil le trajo a Tony el horrible recuerdo de cuando la encontró en aquella camioneta en Rusia, después de su accidente.
—Jarvis, dime cómo está— pidió el millonario levantado la cabeza de la joven.
El resto del grupo su puso alrededor de ella, atentos y asustados a todo lo que pudiera pasar.
—Detecto pulso, pero es muy bajo— Stark suspiró al oír aquello— Está muy malherida, señor. La explosión del Tilgen la afectó demasiado...
—No...— Tony tomó su rostro— Astrid no me puedes dejar...No ahora.
Los Vengadores se sentían derrotados y dolidos de ver a su compañera en ese estado. Pensaron que tenían una pequeña esperanza, pero otra vez había desaparecido.
—El pulso sigue bajando...— informó Jarvis.
—Astrid...¡Astrid!— el ingeniero la sacudió un poco, pero no hubo respuesta— ¡Astrid!
Las ganas que tenía el resto de poder hacer algo por ella, eran inmensas, pero no había nada que hacer.
Steve se arrodilló a un lado de su amigo que no dejaba de observar el cuerpo de la castaña.
La heroína.
Nadie lo sabía, pero aquello le estaba doliendo horrible a Rogers.
—Astrid...— la movió una vez más—¡Astrid!
No había caso, el alma de la chica ya estaba en otra parte.
┍━━━━━━━┙◈┕━━━━━━━┑
AAAAAAH ME VAN A QUERER MATAR
NO ES ASÍ?
NO PUEDO CREER QUE ESTE YA SEA EL PENÚLTIMO CAPÍTULO):
no se preocupen, estaré subiendo el último lo más rápido que pueda. total, es bien cortito ): aunque he tenido un problema personal ): así que espero no tardar
¿QUÉ LES PARECIÓ?
¿LES GUSTÓ?
¿SE EMOCIONARON?
¿ME QUIEREN MATAR?
upsi
quiero agradecerles a todos por el inmenso apoyo que le han dado a la historia ♡ sin ustedes no se podría
estamos en #914 en fanfic!!!!¡!
ESTOY LLORANDOOOO
les amo mil♡
bueno, seguiremos con la dinámica de los votos ya que ha resultado muy bien♡
35 VOTOS PARA EL ÚLTIMO CAPÍTULO
vamos, es el último esfuerzo):
bueEEno querida gente preciosa, nos leemos en el último capítulo.
ilysm ♡
nat
manip por @hadestearss
este manip está re feo porque lo hice yo, pero ajá, entendieron lo que quise representar jsjdjs
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