Aquí Astrid, día número treinta y uno.

Ya ven...No estoy en la maldita cueva de antes. Esto es un poco más...decente.

Les explicaré la historia.

Anoche escuché múltiples pasos y golpes cerca del lugar. Así que tomé todo lo que tenía y salí de allí con ningún rumbo en mente. Solo caminé y caminé y llegué aquí. Miren.

Es un pequeño pueblecillo que me encontré, incluso, parece solo una villa, no sé como se llama o algo, pero se siente acogedor. Aunque hay un poco de nieve.

Y para mí horrible desgracia este diminuto pueblo de como cinco casas y un local de comida rápida no tiene cable de teléfono, de televisión, nada. Con suerte luz eléctrica.

Así que encontrar un teléfono fue un fracaso

Y como pueden ver ahora, lo que me encontré para vivir es una vieja furgoneta. La verdad es que mi punto era salir de aquí en ella. Pero no tiene algunos de sus neumáticos, ni partes del motor. Está prácticamente al olvido. Pero ahora es mi hogar.

Y puedo clasificarlo como algo un poco más abrigador.

Pero no tengo nada para comer.