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━CANDLES AND STRAWBERRIES

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LAMENTABLEMENTE aquella situación no fue la única que aquellos dos Vengadores observaron. No, no lo había sido. El vídeo no era del todo extenso pero pudieron contemplar las cosas que le hicieron allí a Astrid, los experimentos, la tortura, el dolor, todo.

Además alcanzaron a ver unos minutos de cuando ella logró escapar y se perdió en el bosque, luego la transmisión se había cortado indicando el final de la grabación.

Ver aquello no había sido algo bueno para Tony Stark. Si ya se sentía estresado con todo lo que estaba pasando, ahora era peor.

Y a eso había que sumarle la nueva información que había recibido: El gobierno de Siberia se había comunicado con él para informarle que no pudieron recuperar nada de la investigación de Herczog que se encontraba en Yakutsk y que Stark esperaba recuperar ese día.

Eso les seguía restando puntos.

Al salir de la oficina ambos intentaron mantener un perfil bajo y evitando demostrar al público las caras de espanto que aún tenían.

Hasta que un torbellino castaño les cortó el paso.

—¡Tony! Gracias a Dios, ahí estás— el mencionado tragó duro— Te estaba buscando ya que Hill quería saber sobre el informe de la misión.

El millonario quedó sin habla al ver a su hermana, parecía que las palabras se habían quedado atoradas en su boca, y si no es por el leve empujón de su compañero así se hubiera quedado:

—Yo eh...El informe...¡Sí el informe! Jarvis ya se encargó de enviarle una copia a Fury, así que ya está entregado.

—Genial— sonrió la castaña— Además los vine a buscar a ambos; ya está listo el almuerzo y no creo que quieran que se enfríe.

Aquella sonrisa.

Ambos hombres apreciaban esa sonrisa siendo conscientes de todo el dolor que ésta escondía detrás, de todo aquello que la joven sufrió y que desconocía en su totalidad.

Y por todo eso ambos  querían e iban a mantener viva esa sonrisa.

—Eh...¿Hola? Si quieren pueden tomar una foto, les duraría más.

La voz de la chica los sacó de sus pensamientos cayendo en cuenta que se habían quedado pegados mirándola.

—Oh perdón— se disculpó el moreno— Sólo estaba pensando. Mejor vamos, muero de hambre.

Así los Vengadores y la agente llegaron a la cocina donde el resto del equipo les esperaba para poder comer. Como siempre sus charlas eran alegres y animadas, exceptuando la ausencia de dos voces.

Steve y Tony.

Ambos intentaban disimularlo, pero parecía imposible.

—Oye Tony— le llamó su hermana con la boca llena mientras revisaba su celular— He estado contactando a Julia, Ben, Melly...Pero no me contestan, ni siquiera estuvieron presentes el día que salí de enfermería...Malnacidos.

Al oír eso Tony casi se atraganta con el arroz y se vio obligado a tomar agua.

Julia Michaelson, Ben Brox y Melly Svenson había muerto junto al resto de los amigos de la castaña en aquella misión en Rusia.

Y Astrid no lo sabía.

—Hey hermano...— la castaña frotó su espalda— ¿Todo en orden?

—Sí, sí— tosió— Estaba comiendo muy rápido perdón...

Los presentes se repartieron miradas esperando la respuesta de Tony y deseando que no lo fuera a arruinar.

—Y bien, ¿Sabes algo?— volvió a insistir la joven.

—Yo...Sí— Astrid sonrió— Asye ellos están...— la alegría de la chica disminuía— Están...En una misión shadow, ya sabes las misiones sigilosas.

—Ah— contestó ella alargando la palabra— Ya entiendo. Yo también estuve en un shadow hace un año y no teníamos ninguna conexión con el mundo exterior, sólo un par de reportes en código morse y nada más. Es muy loco— explicó ella.

Astrid siguió comiendo con normalidad mientras los Vengadores se repartían miradas. Les incomodaba demasiado, pero no podían demostrarlo.

—Bueno, espero que vuelvan pronto— siguió la castaña— Se les extraña aquí.

Nadie dijo nada más porque no les convenía hacerlo. Si la chica hubiera seguido ellos se hubieran quedado sin respuestas astutas y ella se acercaría más a la temida verdad.

Y eso era lo que no querían.

Pero su almuerzo se vio interrumpido por unas alarmas y unas luces rojas parpadeantes que los hicieron alertarse.

—Oh, oh...

—¡Qué demonios es eso!

El edificio está bajo ataque— informó una voz que no era la de Jarvis. Indicando que el problema era en toda la instalación, no sólo para los Vengadores— Tres intrusos derribaron la entrada, se requiere a todos los agentes en sus puestos de batalla.

—Espera ¿Tres?— preguntó Natasha mientras una pantalla se desplegaba.

—Así es— Thor se puso de pie y estiró su brazo— Y sabemos quienes son— su martillo no tardó en aparecer para ser empuñado en su mano—

—Los elegidos— habló Clint apuntando a la pantalla— Son nuestros.

Todos empezaron a correr a la salida de la cocina para encontrarse con el caos en el pasillo. El problema se había trasladado a su parte del edificio, y eso indicaba una cosa:

Venían por ellos.

O por alguien en específico.

—¡Ya los vi!— exclamó Astrid al notar una estela roja aparecer en una esquina— ¡Allí están!

La joven no lo dudó dos veces y quitó el brazalete de su muñeca para guardarlo en su chaqueta y con un movimiento de manos las llamas rápidamente colorearon sus brazos.

Desgraciadamente la información del ataque no había sido exacta, ya que los elegidos no habían llegado solos, los ratiers los habían acompañado y estaban atacando a cualquiera que se le cruzara.

La chica Stark tuvo que deshacerse de varios en su camino, recibiendo algunos golpes de aquellas extrañas y babosas criaturas.

El resto del equipo se encontraba en la misma situación: intentando quitarse a los ratiers y a los elegidos de encima, evitando que dañaran a la menor cantidad de gente posible.

De un momento a otro Astrid sintió un gran peso sobre su pecho que la hizo caer al suelo bruscamente y causando además que las llamas se apagaran.

Le costó restablecer su vista debido al golpe que se dio en la cabeza al caer, pero cuando lo hizo reconoció al Soldado del Invierno sobre ella intentando agredirla.

Los brazos de la joven estaban cruzados sobre su pecho intentando alejar al hombre de su cuerpo, pero él parecía no tener la intención de alejarse. Trató de agredirla con un cuchillo pero falló, trató de golpearla con su brazo metálico, pero la castaña lo sujetó con fuerza.

Ambos se encontraban luchando, como si intentaran ver quien tenía más fuerza. Astrid tenía sujeto el puño del soldado en sus manos, pero ya no podía sostenerlo más y tendría que afrontar el golpe que llegaría a su rostro.

Pero comenzó a sentir un cosquilleo que viajó de sus sienes a sus manos, hubo un leve dolor en su cabeza que le obligó a cerrar los ojos, y cuando los abrió hizo que el rostro del soldado palideciera.

El brazo de metal del hombre comenzó a ser cubierto por una escarcha que se volvía cada vez más gruesa, y que congelaba más y más el brazo de Barnes

Los ojos de la chica habían vuelto a ponerse azules y se mantenían fijos en los de su atacante que no podía librarse de aquel hielo.

Astrid aprovechó aquella distracción y tomó impulso con sus piernas para empujar al elegido lejos de ella.

Cuando recuperó la normalidad se puso de pie y comenzó a correr nuevamente en busca de personas a las cuales ayudar.

Por otro lado, la mujer peleaba contra el resto de los Vengadores atacándolos con su aura roja, y lanzándoles cosas.

—¡Soldado! ¿La conseguiste?— le gritó la elegida por el comunicador a su "compañero"

No— respondió sin expresión en su voz— Me atacó.

Aquella castaña gruñó y lanzó un ahora roja en dirección a Iron Man y al Capitán América.

—No descansen, nuestra misión es capturarla...Vayan por ella.

Aquellas palabras de la chica Maximoff no pasaron desapercibidas por los oídos de Tony y Steve que estaban levantándose del piso mientras veían a los elegidos alejarse.

—¿Oíste eso?— le preguntó el millonario a su compañero

El rubio asintió— Ahora todo tiene sentido...Hacen esto por ella— el moreno asintió— ¿Qué hacemos?

Ambos pusieron un alto a su charla para deshacerse de algunos ratiers que estaban rodeándolos.

—¡Sacarla de aquí!— respondió Stark pateando ratiers mientras Steve los lanzaba lejos.

—¿Y cómo?

—Llévatela— las palabras del mayor de los Stark causaron confusión en el.

—¿Cómo dices?

—Yo puedo hacerme cargo junto al equipo— habló sobrevolando para lanzar un par de aquellas bestias por el ventanal— Tu tienes que sacar a mi hermana de aquí, si ella se queda van a llevársela.

Steve dudó unos segundos— ¿Y a dónde?

—Tenemos una casa de seguridad, ella sabe como llegar perfectamente— Stark tragó duro al ver como más ratiers se acercaban— ¡Debes hacerlo ahora!

—¿¡Y qué excusa le daré!?— le gritó desesperado atacando rastreros.

—¡No lo sé, algo se te ocurrirá!— le gritó Tony— ¡Pero vete!

—¿¡Y por qué no lo haces tú!?— recriminó el rubio causando que el hombre de metal se detuviera y levantara su máscara para mirarle mal.

—Porque yo quiero acabar con ellos más que tú— habló con voz seria— Y si logro encontrar una pista que me lleve a Kurse mucho mejor

—Tony...

—Sólo hazlo— lo interrumpió Stark— Saca a mi hermana de aquí, no seguirá estando a salvo si seguimos hablando de esto...Confío en ti.

Steve entendió su punto y asintió en silencio antes de volver a poner su escudo en su brazo y correr en busca de la castaña.

Se abrió pasó entre los agentes y algunos ratiers hasta intentar dar con ella, la llamó por el comunicador pero no respondía, al parecer se había averiado.

Pero a lo lejos divisó a una castaña corriendo en su dirección, pareciendo escapar de algo. Y antes de que ella siguiera con su carrera, el rubio la tomó del brazo y la detuvo.

—¡Oye!

—¡Debemos irnos!— la interrumpió

—¿Qué? ¿De qué demonios hablas? ¡No iré a ningún lado!— exclamó la castaña

—Te explico en el camino, es...

—¡Agachate!— le interrumpió la joven. El Capitán entendió aquella señal e imitó la acción de Astrid quedando ambos en cuclillas.

Allí notó aquello de lo que venía escapando la chica: ratiers voladores.

—Ya se fueron...— Steve la tomó del brazo— Salgamos de aquí.

—¡No me iré sin ayudar al equipo! ¡No siquiera se de qué se trata esto!— reclamó parando.

—Ellos estarán bien, pero debemos irnos, confía en mi, tu hermano me lo pidió— Astrid frunció el ceño.

—¿Mi hermano? ¿Por qué?

—Te lo explico en el camino, pero ahora debemos salir de aquí, ya no estás segura.

Y sin protestar cosa alguna Stark asintió y comenzó a seguir a Rogers mientras corrían entre la gente para intentar llegar a la planta subterránea y conseguir una camioneta.

Definitivamente el ascensor no era una opción así que optaron por usar las escaleras corriendo lo más rápido que sus piernas resistían.

Cuando estaban por llegar a la entrada del estacionamiento dos ratiers aparecieron gruñendo frente a ellos y antes de que el Capitán pudiera lanzarles su escudo una mano se le había adelantado tomando las cabezas de ambas bestias y convirtiéndolas en hielo.

Steve volteó completamente confundido mirando como su compañera congelaba a los rastreros dejándolos caer al suelo con su peso muerto.

—Eso es nuevo— señaló el hombre a las manos de la chica, ella sólo se encogió de hombros.

—Le hice algo parecido a tu amigo el soldado, no le pasó nada grave por cierto, pero lo lamento— murmuró haciendo reír al rubio.

—Ya vámonos— Steve tomó unas llaves—Pero por favor ahora ponte ese brazalete ¿Si?

Sin decir otra cosa ambos corrieron en dirección a una camioneta negra. El Capitán no tardó de ocupar el asiento de conductor y emprender marcha lejos del edificio.

Mientras más se alejaban Steve se sentía más seguro y confiado, Astrid en cambio, se sentía cada vez más asustada y preocuoada.

Miraba hacia la parte trasera como iban dejando atrás la torre y nadie los seguía, eso era bueno, pero la joven Stark seguía sin entender.

Se acomodó en su asiento con la mirada al frente, dejó salir un suspiro antes de hablar:

—Entonces...¿Me vas a decir por qué el secuestro?

Steve se volteó a verla un poco preocupado, esperaba que la excusa que había planeado en su mente sirviera de algo.

—Pues...— la mirada del rubio volvió al camino, apretando el volante con sus manos— La razón por la que nos estaban atacando era...Era...Por ti.

Stark abrió los ojos como platos mirando al Capitán, estaba a punto de lanzar una maldición pero su acompañante la interrumpió:

—Calma, calma, aún no te explico— Astrid dejó caer su cuerpo nuevamente en el asiento. Steve tragó saliva— Lo que ocurre es que descubrieron tus nuevas habilidades y les parecen demasiado atractivas y útiles para lo que sea que estén planeando.

El Capitán se felicitó mentalmente por lo bien que le había salido aquel discurso.

Pero también se odiaba a si mismo por seguirle mintiendo a la chica.

—¿Por mis habilidades?— susurró ella observando sus manos y apretandolas con impotencia— No puede ser...

—Tranquila— le dijo el Primer Vengador con suavidad— Todo va a estar bien, el equipo tiene todo bajo control, pero por ahora...Debíamos mantenerte a salvo.

Astrid cerró sus ojos y dio cortos suspiros intentando calmarse— Estoy harta de que me dejen fuera...Yo los quiero ayudar.

—Y lo haces...Lo haz hecho—corrigió— Bastantes veces a decir verdad— la castaña soltó una débil risa— Pero esta vez debes alejarte...Por tu bien

La neoyorquina hizo una mueca, no quería aceptar esa realidad, ella quería estar, quería ser partícipe y ayudar, pero a pesar de que lo que Steve decía era en parte mentira, ella si debía alejarse, por que era el blanco de los elegidos.

—Bien...Esto no me gusta, pero lo acepto— suspiró— Y ¿A dónde vamos?

—Eh...— el rubio alargó la palabra— La verdad es que Tony dijo que tu sabrías a donde ir, mencionó algo sobre una casa de seguridad.

Astrid giró para mirarlo con una expresión bastante asustada.

—Oh...¿Así de grave es todo esto?— Steve la miró en silencio mientras ella meditaba— Dobla a la izquierda en la siguiente salida para llegar a la Quinta Avenida.

El Capitán asintió levemente y siguió conduciendo.

A partir de allí ninguno de los dos dijo nada más, el ambiente se había vuelto incómodo y permanecer callados parecía la mejor opción. Stark se removía en su asiento mientras pensaba mirando por la ventana.

Sus padres habían dejado aquella casa para ellos para casos específicos de suma emergencia, y si su hermano la había sugerido la cosa iba en serio.

Por suerte el viaje no duró más de 25 minutos con toda la prisa que llevaban y de ahí en adelante Steve conducía bajo la dirección de la castaña.

Hace tiempo que ella no transitaba por esos barrios y aquello le trajo muchos recuerdos al observar por la ventana con una sonrisa nostálgica.

Pareciera que podía verse a ella misma de pequeña corriendo por el césped siendo seguida por su padre que buscaba atraparla juguetonamente.

Desviando aquellos pensamientos y enfocándose en lo importante, le ordenó a Steve doblar a la derecha en donde se encontraron frente a frente con una enorme reja color negro.

—Wow— musitó el rubio al ver la infraestructura.

—Cierra la boca, hay moscas— le dijo Astrid llevando su mano izquierda al mentón del rubio y cerrando su boca
—Y eso que aún no ves nada.

La camioneta se detuvo en la entrada donde un hombre moreno, de traje y con un gran arma en su mano salió de una pequeña caseta color blanco que estaba a un lado de la reja.

Rápidamente llegó al lugar del conductor y el Capitán bajo el vidrio en silencio.

—Este es un recinto completamente privado—dijo— les recomiendo que se marchen en paz. No pueden entrar sin algún tipo de identificación...

Astrid se inclinó para dejarse a la vista hacia la ventana— ¿Esta identificación sirve?— le preguntó al hombre señalando su rostro.

Aquel guardia permaneció en silencio, como si hubiera visto un fantasma.

—Se...Señorita Stark...— habló a penas sin despegar sus ojos de la joven. Esta rió.

—Déjanos entrar Joe— lo llamó por su nombre— El rubio viene conmigo— la castaña palmeó el hombro de su acompañante que estaba totalmente confundido— Nos vamos a quedar, puedes avisar adentro.

Joe asintió aún estupefacto y se retiró de vuelta a la caseta donde presionó un botón y las imponentes rejas de abrieron.

Rogers—que aún se mantenía sorprendido— Condujo al interior del recinto encontrándose con una entrada con lo que parecía un pequeño túnel hecho por árboles y al final una luz.

Y cuando llegó a esa luz lo que encontró lo dejó más sorprendido aún.

—Oh si— rió Astrid mirándolo— Está es la gloria Stark

Lo que estaba frente a ellos era una enorme casa de dos pisos, llena de arbustos y árboles, junto a un pequeño sendero y un río.

Para ser una casa de seguridad era bastante llamativa.

Pero la ventaja que tenía era que estaba bien escondida.

Steve estacionó en frente de aquella infraestructura y la primera en bajar fue Astrid, seguida del rubio que seguía admirando todo a su alrededor.

—Esto no es para nada la idea que tenía de una casa de seguridad— confesó Rogers haciendo reír a la chica

—Era de mis padres— habló ella sin mirarle— Fue una de las cosas que nos dejaron antes de partir...— Steve observó a la castaña esperando algún reproche hacia él o algo, pero nunca llegó— Dijeron: Piénselo chicos, en algún momento nuestras malas decisiones pueden caer en ustedes y queremos que estén a salvo...Quien diría que no serían sus decisiones...Sino las nuestras.

Ninguno dijo nada, sólo permanecieron quietos a orillas de las escalinatas de piedra, observando la gran casa.

El Capitán quiso decir algo, quizás algo que hiciera sentir bien a su compañera, pero dentro de sí prefirió quedarse al margen del tema de sus padres.

—Bienvenido al SECDE

Rogers frunció en ceño y observó a la joven confundido.

—¿SECDE...?

Seguros es como deben estar— se encogió de hombros— ¿Creías que Tony era el único loco que inventa acrónimos así? Oh no, esto es de familia...Mi padre lo nombró así...

—Es muy...Lindo— fue lo único que Steve logró decir. Astrid carcajeó

—Wow, que gran intento Capitán— el mencionado rió apenado.

—Hice lo que pude

—Mejor entremos, no quiero seguir aquí sino me pondré a llorar— dijo Stark casi susurrando lo último.

La chica subió aquellas escalinatas seguida del rubio, puso sus dos manos  en aquellas altas puertas y las empujó adentrándose al lugar.

Si afuera era sorprendente, adentro lo era más aún.

La entrada les dio el cálido recibiendo en la gran sala de estar. Sobre ellos colgaban largas lámparas y en las paredes retratos familiares.

Habían algunas personas adentro—mujeres específicamente— que se encontraban limpiando o cocinando, y cuando ellos entraron la atención se fue a su dirección.

—Señorita Stark— habló una de las mujeres acercándose— Es un gusto verla de nuevo.

—Desearía que fuera en mejores condiciones— susurró Stark— Pero digo lo mismo.

Luego de otros breves saludos ambos tomaron asiento en los sillones de la reconfortante sala de estar, en frente de un ventanal con la vista al pequeño río y al jardín.

Segundos después otra de las mujeres se acercó a Astrid con una copa de vino, la que ella agradeció, al Primer Vengador también se le ofreció algo para beber pero él se negó.

Astrid se levantó del sofá color caoba y caminó hacia el ventanal con una sonrisa nostálgica.

Antes de ser una casa de seguridad, aquel había sido su hogar.

Tomó un sorbo de su copa de vino y se giró para buscar a Steve, el cual ya se encontraba frente a ella.

—Es bastante grande para sólo ustedes dos— dijo él

—Pues...También hay otras cosas importantes de la compañía, de papá...Ya sabes.

El rubio asintió y observó un cuadro al costado de la pared con las figuras de Howard y María.

—Sí dices algo nostálgico como la última vez te juro que te saco a patadas— contestó ella dándose cuenta de lo que podría venir. Steve sólo rió ante la actitud de la chica.

Que a pesar de ser bastante brusca, a él le parecía tan única.

—Como digas.

Ambos guardaron silencio unos segundos mientras evitaban hacer contacto visual con el otro en ese momento.

—Oye...— le llamó Astrid— ¿De verdad crees que ellos estarán bien?— Rogers entendió a quienes se refería y suspiró.

—Sé que tú conoces a tu hermano mejor que yo, pero yo conozco al equipo desde antes— Astrid lo observó— Ellos estarán bien, han manejado cosas peores...Lo lograrán.

La castaña no dijo nada, sólo permaneció observando al rubio, rompiendo la barrera de contacto visual que habían impuesto.

Y no le molestó

A ninguno le molestó

Pero aquel momento se vio interrumpido cuando escucharon la puerta abrirse y pasos acercarse a ellos. Stark giró su mirada donde otro hombre alto y de traje caminaba hacia ellos con una tablet en la mano.

—Señorita Stark— saludó— Sabe que es un gusto verla por aquí pero siempre esperamos que no sea así— habló con la frase que usaban en esas ocasiones.

Astrid hizo una mueca— Lo sé...Pero la situación me trajo hasta aquí Garren

—Y estamos dispuestos a cuidarla, se lo prometimos a su padre y a ustedes—Garren tecleó unas cosas en su aparato— ¿El señor Stark va a venir?

La castaña suspiró pesadamente— No, no...No esta vez

—Está bien— se acercó más a ellos— Este es nuestro plan de seguridad, sus asistentes se quedarán aquí...

—No— interrumpió la neoyorquina— No quiero involucrar a más gente en este asunto, sólo el cuerpo de seguridad está bien...Me quedaré aquí con el Capitán.

Al escuchar la mención de el Capitán, este se dejó ver de detrás de la chica, el hombre junto a ellos se vio bastante sorprendido.

—Oh— estrechó su mano rápidamente hacia el Primer Vengador que no tardó en aceptarla— Es un honor— Steve sonrió complacido— Entonces podría darnos algún consejo sobre nuestro orden de despliegue.

Astrid dejó salir una risa—¿En serio vas a darle consejos a mi jefe de seguridad?— el rubio se encogió de hombros

—Por que no

Garren le entregó la tablet en donde el equipo de seguridad se desplegaba, Steve la analizó y habló:

—Tener 3 guardias fuera de la casa está bien, los otros dos laterales también, pero la proridad es la entrada, trasladen los que están en el lado Norte al frente, si algo llega a pasar allí se darán cuenta de todos modos— y dicho eso Rogers le devolvió el aparato a Garren el cual se encontraba complacido

—Excelente, muchas gracias Capitán— ambos volvieron a estrechar sus manos y antes de retirarse el hombre se dirigió a Astrid— Seré uno de los que resguarde la casa— informó— Cualquier cosa que necesite no dude en buscarme, aunque...Veo que estará bien acompañada— señaló a Steve

Este sonrió hacia la chica la cual sólo bebió de su copa de vino.

—Muchas gracias por todo Garren, puedes avisarle a las chicas que se pueden ir— le dijo, y sin nada más que agregar el jefe de seguridad del SECDE se retiró asistiendo ante la instrucción.

Astrid se volteó para encontrarse con el Primer Vengador frente a frente.

—En serio deberás dejar de juntarte conmigo y con Tony, ese momento fue de toda una diva— habló burlona.

No pasó mucho tiempo para que las personas que trabajaban en la casa se retiraran a sus hogares, obviamente Astrid no estaba siendo egoísta o teniendo otra intención al pedirles que se fueran, ella había visto con sus propios ojos lo que Kurse, los elegidos y los ratiers podían hacer, y si venían detrás de ella no permitiría que gente indefensa se involucrara.

Durante el resto del día las cosas marcharon con normalidad, la noche no tardó en llegar y con ella las incertidumbres. No habían recibido ninguna llamada o mensaje del equipo, Tony sabía el número de seguridad y perfectamente podría haber llamado, pero nada sucedió.

Astrid intentó calmarse lo mejor que pudo, sabía que ese no era el mejor lugar ni el momento para tener algún problema con sus habilidades. Pero por suerte ya estaba empezando a dominar y controlar sus impulsos.

—Odio esta ansiedad— se quejó Astrid caminando de un lado a otro— No es posible que no tengamos ningún mensaje ¡Han pasado como cuatro horas!

Steve se puso de pie y puso sus manos sobre los hombros de la chica— Ya te lo dije, ellos estarán bien, sabrán cuando llamar.

La joven resopló— Bien, pero tendré que calmar esta ansiedad con algo— masajeó su estómago— Si, así es, necesito comer— el rubio rió— Vi que Anna dejó algo en el horno antes de irse, creo que es momento de atacarlo.

Y sin más que decir Astrid fue a la cocina en busca de algo para comer y efectivamente había algo en el horno y eso era lasaña.

No tardaron en poner la mesa y sentarse a comer juntos aquella añorada comida. El ambiente se llenó de risas y bastantes anécdotas que hacían a ambos disfrutar de su compañía.

Era la primera vez que ellos compartían un momento así, pero no podían ser conscientes de lo bien que les hacía, de lo bien que la pasaban juntos dejando de lado sus antiguas diferencias, sólo gozaban aquello.

—Y entonces...Tony creyó que no había nadie...Pero yo estaba detrás de él— reían ante la historia de la castaña— Y lo espanté haciendo...Que cayera al lago

Ambos estallaron en risas.

Risas que nunca habían escuchado de parte del otro.

—Y lo peor de todo...¡Era que estábamos en invierno!— comentó la chica a penas.

—Esa es una buena historia— le dijo el Capitán intentando controlar sus risas.

—Lo sé...Pero por favor tienes jurarme que no le dirás a Tony que te conté eso, sino va a colgarme

—Tranquila— Steve bebió de su copa de vino y alzó una mano al aire— Lo juro— rieron

Pero su pequeño momento de felicidad se vio interrumpido por un extraño sonido que venía de afuera, específicamente de las calles. Luego las luces sobre ellos comenzaron a parpadear y parpadear hasta que se apagaron por completo, quedando todo el SECDE a oscuras.

—Ay no.

Rogers se puso de pie rápidamente en busca de la castaña para cubrirla, ella imitó la acción y se aferró de su brazo.

La oscuridad obligó a Astrid a hacer algo que no quería hacer:

Remover su brazalete.

Con cuidado lo dejó en la mesa que a penas tanteó y sintió el pequeño cosquilleo subir desde su brazo a todo su cuerpo para luego con un movimiento de su mano encender una llama en esta.

El Capitán al notarlo se separó de ella y la observó.

—Esto es raro— murmuró ella mirando el techo.

Los golpes en la puerta no tardaron en hacerse presentes haciendo sobresaltar a ambos agentes.

—¿Señorita Stark? ¿Está todo bien?

—Ay gracias a Dios— suspiró aliviada al oír la voz de Garren— Sí, sí, todo en orden— ella siguió observando el techo— Iré a ver los relevadores del panel de control— avisó con voz alta para que todos la oyeran— Esto no parece ser un sabotaje, sólo un corte normal de luz.

—¿Está segura?— preguntó el guardia del otro lado de la puerta.

—¡Completamente! Necesito que permanezcan en la entrada, por favor no se muevan de ahí. Si no estoy en lo correcto, cosa que espero no suceda, quiero que cuiden la entrada.

—Como ordene— respondió— Tenga cuidado y que el Capitán no se aleje de usted.

—No lo haré— respondió este, pero no en voz alta, sólo lo dijo hacia Astrid
—¿En serio estás segura de lo que dices?— le preguntó a la chica

—Bastante, no estudié ingeniería como para no saberlo— la castaña comenzó a caminar siendo guiada por la luz que su puño emanaba y siendo seguida de cerca por Rogers— Las luces parpadearon repetidas veces, lo que me indica que debe haber habido una falla en una caja motriz.

—¿Y eso de que manera te dice que no fue un ataque?— preguntó Steve.

Comenzaron a bajar unas escaleras hasta llegar a la pequeña sala de control, en donde el panel estaba.

—Si hubiera sido un ataque las luces se hubieran apagado de inmediato— explicó la ingeniera— Esto parece accidental.

Llegaron a la sala abriendo las puertas con una clave secreta que Astrid tuvo que introducir, cuando esta se abrió ambos entraron en busca del panel.

La luz de las llamas los guío pasos más adelante en donde aquel aparato estaba.

Stark abrió la tapa de vidrio comprobando sus sospechas.

—Lo sabía— alardeó— Yo no me equivoco— alumbró con cuidado el panel— Los relevadores están abajo— intentó subir y bajar uno, pero nada sucedió— Esto no es problema nuestro o que alguien nos haya querido sabotear, debe ser un corte normal.

Con la luminosidad del fuego pudo ver que en un estante había una linterna y un pequeño holopad los cuales fue a buscar, encendió la linterna y se la entregó a Steve y con eso pudo a pagar sus llamas.

—Ten— le dijo el rubio extendiéndole
el brazalete que había traído antes de bajar— Prevenir antes que lamentar.

Stark bufó—Eres una niñita— puso el brazalete en su lugar y con su mano extendió el holopad que por suerte estaba cargado—Genial, holopad de emergencia

Puso su dedo para poder acceder a el y cuando este la reconoció como Astrid Stark pudo usarlo libremente.

—Jarvis— habló— Que tal amigo

Siempre es un placer hablar con usted señorita— respondió

—Necesito un informe sobre el corte de energía.

Calculando...

—¿Por qué no lo usas para llamar a la Torre?— le preguntó el Capitán señalando el aparato.

Porque— alargó la palabra— Todas las líneas de comunicación en SHIELD deben de estar interferidas y cualquier alteración por intentar contactarlos puede ser identificada— Rogers asintió— Esa es una tarea que Tony debe arreglar allá mismo.

Gestión de datos finalizada— informó Jarvis— El corte de energía se debe a una falla en una caja motriz del poste 3314 a las afueras de la calle— Astrid le sonrió a su amigo sabiendo que tenía razón— El SECDE no ha sido la única vivienda que se ha visto afectada, toda la cuadra se encuentra sin energía debido a que una desafortunada paloma chocó con la caja— una cámara de seguridad de un poste continuo les enseñó el momento.

—Genial amigo, gracias

A su disposición.

Y sin más que agregar la castaña cerró el holopad y lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón.

—Te dije que no era nada grave— habló a su compañero— Mejor subamos antes de que a Garren le de un ataque.

Y así lo hicieron

Una vez arriba vieron como el jefe de seguridad ya estaba en la sala esperándolos y suspiró aliviado cuando los vio llevar a salvo.

—¿Todo en orden?— preguntó caminando hacia ellos

—Sí, así es— Garren suspiró— Yo tenía razón, el corte fue algo general, no fue un ataque específico hacia nosotros.

—Eso es bueno...Pusimos en marcha el generador, pero para nuestra mala suerte lleva tiempo sin uso, por lo que tardará un rato en encender.

—No te preocupes— le dijo la morena— Podemos buscar algunas velas mientras tanto, no moriremos en el intento— trató de bromear.

—Los guardias se mantendrán en sus posiciones, lo haremos como el Capitán aconsejó— habló el guardia haciendo a Steve sonreír.

Los tres guardaron silencio un par de segundos, aguantando algunas cosas que querían decir.

—¿Puedo preguntar a qué nos enfrentamos?— la voz de Garren rompió aquel silencio.

Steve y Astrid se repartieron miradas dudosos y un poco asustados.

—Yo creo que mejor no.

La respuesta de Astrid le dio a entender al hombre que la charla había terminado, por lo que procedió a retirarse y ponerse en formación junto a su equipo.

—Bien...Démosle luz a este lugar

Stark se volteó para ir a la cocina en busca de algunas velas seguida por el rubio que cargaba la linterna y le mostraba el camino.

Revisaron todas las estanterías de la cocina y allí hallaron dos paquetes, pero lo que no lograron encontrar fueron fósforos.

—¿Y qué haremos?— le preguntó Steve mientras ponía unas velas en unas bases junto a la mesa.

—Ay amigo, creo que no entendiste la lección— la castaña estaba poniendo unas cerca de los muebles— ¿Quién necesita fósforos...— quitó su brazalete y encendió su dedo—...si me tienes a mi?

El Capitán rió dándole la razón.

Cuando todas las velas estuvieron encendidas por Stark la casa adquirió una mejor luminosidad que incluso resultaba reconfortante. Ambos volvieron a tomar asiento en la mesa y terminaron su comida.

—Honestamente tenía las ganas de terminar mi serie, pero— alargó la palabra— La querida electricidad se fue.

—Entonces mejor esperemos que el generador funcione pronto— comentó Rogers terminando su comida al igual que la castaña.

—¿Sabes que haría mejor este momento?— la pregunta hizo al Capitán encogerse de hombros.

—No lo sé

—Un postre— Astrid se puso de pie y tomó una vela para dirigirse a la cocina con la curiosa mirada de Rogers detrás de ella.

Mientras la esperaba Steve se dedicó a observar el lugar con más atención sin que Astrid lo regañara por decir alguna cosa sobre sus padres y a pesar de la poca luminosidad apreció los cuadros familiares y los detalles de cada rincón.

Pero el cuadro que le logró sacarle una sonrisa fue un marco apoyado en un estante de madera, en donde los hermanos Stark reían a la cámara mientras el mayor cargaba a la menor.

La felicidad que se percibía de la foto era única y genuina y Rogers nunca había visto a ninguno sonreír así en su vida.

Los pasos de la castaña volvieron a resonar en la sala haciendo que el Capitán desviara su mirada hacia ella que llevaba un pequeño tazón de vidrio en sus manos.

—El postre perfecto a la orden— tomó asiento nuevamente y puso el tazón en medio de la mesa— Las mejores fresas de Nueva York, Capitán.

La expresión de Rogers cambió por completo.

—¿Qué?

Él hizo una mueca— ¿Qué pasa si te digo que no me gustan las fresas?

La mandíbula de Stark casi cae al suelo.

—Es una broma ¿Verdad?— el rubio negó intentando no reír— No es verdad— la castaña golpeó su frente con su mano— Lo lamento, era lo mejor que había.

Él le restó importancia con un gesto de su mano— No te preocupes, ya no tengo hambre.

—Pues bien— tomó una fresa y la lanzó a su boca— Más para mi.

Ambos rieron y Steve no pudo evitar fijarse en su sonrisa y recordar la del cuadro anterior.

—De todas maneras hay algo que no te puede no gustar— la neoyorquina tomó su celular y tecleó algunas cosas
— La música.

Dejó el aparato sobre la mesa y la canción Treacherous de Taylor Swift comenzó a soñar suavemente.

Astrid cerró sus ojos y se dejó llevar al ritmo de la música sin importarle que Steve estuviera allí en frente suyo.

Aquella canción era importante para ella; cada vez que alguien le hacía daño la escuchaba y de cierta manera la hacía sentirse mucho mejor.

Steve la observaba con atención, la manera en que cerraba sus ojos y mecía su cabeza suavemente.

Le pareció adorable.

Bastante adorable.

—I can't decide if it's a choice getting swept away—comenzó a cantar con suavidad— I hear the sound of my own voice asking you to stay...

Al terminar de cantar ese corto verso abrió sus ojos y se encontró con los azules de Steve que la miraban fijamente.

No quería admitirlo, pero aquello la hizo temblar en su lugar.

Rápidamente apartó la mirada y llevó otra fresa a su boca tratando de omitir aquel momento.

La canción continuó pero ella no permaneció en su asiento sino que se puso de pie y comenzó a mecer su cuerpo de un lado a otro como si fuera una bailarina.

—¿Qué estás haciendo?— preguntó Rogers riendo

—Esta es mi parte Capitán— respondió dando una vuelta— Siempre la bailo y me importa muy poco que esté mirándome.

Steve no dijo nada sólo se limitó a sonreír mientras observaba los delicados movimientos que la castaña hacía al ritmo de la música.

Y sin darse cuenta Astrid Stark había dejado caer sus muros de rivalidad y dureza enfrente del Capitán, no fue consiente, pero tampoco le importó.

—Deja de estar mirándome ahí, mejor acompañame— le dijo extendiendo su mano.

Pero al oír esas palabras el rostro sonriente del Vengador se desfiguró.

—Yo...Yo...Creo que no es buena idea—intentó decir

—Oh vamos— lo animó la chica— Sé es una tontería pero...

—No, no es eso— explicó— No creo que quieras bailar con alguien con dos pies izquierdos— trató de excusarse.

Stark bufó— No serías el único, apostaría que Tony es peor que tú

—Astrid...No es tan simple

—¿Pero entonces qué es? ¿Te burlarás de mi inmadurez?

—No, por favor...

—Bien, bien lo siento, fue una horrible propuesta...

—¡Es que no sé hacerlo!

Ambos callaron ante la revelación. Era obvio que había una gran y antigua historia detrás de todo eso sobre una mujer llamada Peggy Carter que no era simple de explicar.

Fue algo que al Capitán le costó admitir demasiado.

Astrid, en cambio, dejó que una sonrisa sincera iluminara su rostro.

—Pues es tu día de suerte— ella volvió a extender su mano hacia él— Tienes frente a ti a una bailarina profesional.

—Astrid...— intentó detenerla

—Vamos Steve, no tendrás está oferta de nuevo en tu vida, no me reiré lo juro— la sonrisa de la chica no se desplegaba del rubio

—Será un desastre

—¿Y alguien más te estará mirando?—la pregunta hizo a Rogers considerar aquella oferta.

No había nadie más en ese lugar para reírse de él o para observarlo.

Sólo Astrid.

Sólo ella.

Dejó escapar de sus labios un suspiro y se levantó para tomar la mano que la castaña le ofrecía.

Sonriente y complacida la castaña lo guío lejos de la mesa para que comenzaran su clase mientras que la canción Like I'm gonna lose you empezaba a sonar.

—Muy bien Capitán, comienza la clase
— él suspiró— Vamos, no estés nervioso, esto es más fácil de lo que parece

—¿Tú crees?— rió Rogers

—Por supuesto— tronó sus dedos— Muy bien, primera lección: con tu brazo rodea mi cintura

—¿Qué...?— el nerviosismo de aquel hombre comenzaba a desbordarse

Astrid puso los ojos en blanco— Sólo hazlo Steve.

El rubio obedeció y con firmeza enrolló su brazo en la cintura de la chica. Aquel tacto causó que el nerviosismo de Stark se disparara causándole un escalofrío en todo su cuerpo.

Ella tosió— Bien...Eh— lo miró a los ojos y bajó la mirada de inmediato— Ahora yo pondré mi brazo aquí— dijo rodeando el cuello de Rogers con su brazo

—¿Y?

—Y...Y ahora sólo toma mi mano.

Ambos se miraron por unos segundos antes de ejercer aquella acción, Steve tomó la mano de la chica y la sostuvo en la suya, Astrid levantó sus manos para que quedaran en la posición correcta.

—Ahora sólo escucha la música—habló la joven con suavidad— Déjate llevar por el ritmo de un lado a otro lentamente— Steve obedeció y ambos empezaron a mecere al ritmo de la dulce tonada.

—No...No era tan difícil— admitió Rogers sonriente

—¿Ves? Te lo dije— rieron— Sólo te dejas perder en la música y en el momento— ella cerró sus ojos escuchando la canción y disfrutándola.

—Sí...Definitivamente me dejé perder por el momento.

Al abrir los ojos no pudo evitar chocar con los orbes azules de Steve, quiso correr y dejar de mirarlos pero su corazón la impulsó a quedarse allí, dejar que la atacaran.

—Gracias...— murmuró sin despegar su vista de ella— De verdad significa mucho para mí— Stark agachó su cabeza tratando de ocultar su sonrisa.

—Para mi fue un placer— respondió volviendo a unir sus miradas.

Y ninguno quiso separarlas.

La música seguía sonando, y de cierta manera eso hacía mucho mejor el momento.

Sus corazones latían frenéticamente, no podían explicar el sentimiento que les desbordaba, sólo estaba ahí y les gustaba.

Poco a poco, guiados por sus instintos sus rostros empezaron a acercarse lentamente, ambos cerraron sus ojos inconscientemente cuando sus narices y sus respiraciones empezaron a chocar.

Sus manos estaban sujetas con firmeza y ninguno tenía intención de soltarse o separarse.

Eran sólo ellos arriesgando todo.

Pero su pequeña burbuja estalló cuando las luces de la casa empezaron a parpadear y encenderse: la electricidad estaba de vuelta.

Se separaron rápidamente por el susto y por un poco de incomodidad. Astrid pausó la música e intentó no voltear a ver a Steve después de lo que casi había pasado.

Acomodó su cabello detrás de su oreja con nerviosismo y con todo su valor se giró para mirar a Steve quien estaba en su misma condición.

Ninguno podía negar lo recién ocurrido, y tampoco podían negar que aquello les había causado un revuelto en el estómago.

—Wow...— comenzó Stark tosiendo—
El generador si funcionó.

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VOLVÍ PERRAAAAAS

SE QUE ME DEMORE UN CHINGO PERO YA ESTOY AQUÍ

espero que les haya gustado porque me quedó más largo qUE MI LISTA DE EX NOVIOS JAJAJAJAJA

a lo taylor swift mi amor

casi 7000 palabras perros

eso

espero que en serio les haya gustado A MI ME ENCANTÓ

natalia x







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