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━BACK TO THE WORLD

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LA MAÑANA LLEGÓ y Astrid Stark despertó gracias a la luz que se asomaba por su ventana. Intentó estirarse pero los cables que tenía conectados se lo impidieron haciéndola enojar. Las enfermeras a su al rededor se percataron de sus movimientos y fueron a ayudarle.

—Buenos días señorita Stark— saludó una rubia con el pelo tomado— Hoy es el día— le dijo sonriente.

En ese momento Astrid recordó lo que sucedería hoy: Banner le daría el alta y ella volvería a su vida normal. Las enfermeras desconectaron algunos de los cables y tubos que tenía la joven y la ayudaron a sentarse en la cama, mientras otra enfermera le traía el desayuno.

—Gracias— agradeció la castaña.

Para su mala suerte, sus brazos estaban un poco débiles y le temblaban, así que una de las mujeres junto a ella iba a tener que darle la comida en la boca. Pero algo la interrumpió.

—Yo lo hago— se escuchó una voz lejana. Las tres mujeres en la sala se volteraron y vieron a Sarah Woods en la puerta con un café en su mano— Buenos días Asye— dijo con el apodo que le daba su padre.

—Tía Sarah— susurró la joven con la voz ronca de la mañana.

La mujer mayor de acercó y jaló una silla para sentarse al lado de Astrid con la bandeja en las manos. Las enfermeras terminaron su deber y se retiraron dejando a ambas mujeres solas. Sarah le puso una bombilla/pajita a la taza de leche de la chica para que se la tomara con facilidad, mientras que con la cuchara le servía el yogurt.

—Nunca creí que volveríamos a esto— rió Astrid con la boca llena refiriéndose a la situación.

—Bueno...— Sarah rió también— Nunca me molestó hacerlo.

—¿Y mi hermano?— preguntó Astrid comiendo yogurt.

—Tuvo una reunión con sus amigos héroes— explicó Sarah— Me dijo que viniera a despertarte y él vendrá más tarde con el doctor a darte el alta.

Astrid se alegró al oír nuevamente la noticia, sin saber que en la sala de reuniones la situación era distinta.

—Tony, me niego a aceptar esta idea— le decía la rusa al millonario— ¿Le vas a ocultar la verdad?

El Capitán Rogers, gracias a la insistencia de la agente Romanoff organizó una junta con los Vengadores para conversar sobre la delicada situación que se enfrentan con la joven Stark.

—Sé que nadie está conmigo pero...

—No, no lo estamos— apuntó el arquero— No me agrada la idea de ocultar algo tan importante.

—Sé que es importante— decía Stark tomando su cabeza— Pero no se lo puedo decir, eso la destrozaría y les aseguro que sería muy duro sacarla de un cuadro de depresión.

—¿Y no crees que será peor si se llega a enterar que se lo ocultaste que contarle la verdad de una vez?— preguntó el Capitán con seriedad.

—Chicos por favor— rogó Stark ya rendido— Lo único que les pido es que me entiendan y me apoyen, yo no haré sufrir a mi hermana mucho más de lo que ya pasó. No tengo la menor idea de que le hiceron y me aterra de sólo pensarlo. Imaginen...Si ella se entera; su corazón...No lo resistirá.

La sala quedó en silencio, en donde los integrantes de Los Vengadores se dedicaron a meditar. Las mentiras dentro de el equipo habían sido muchas en un primer instante, luego los lazos de confianza se formaron y se convirtieron en una familia. Pero de todos modos sus corazones se revolvían al pensar en la posibilidad de que Astrid Stark se enterara de lo sucedido en su misión.

Lo que nadie sabía era que la situación era mucho peor de lo que imaginaban.

—Mentir no es honroso...—habló en dios del trueno desde una esquina— Pero si eso ayuda a la joven...Podríamos intentarlo.

Stark suspiró aliviado al ver que alguien sí estaba de su lado.

—Aunque que quede claro— volvió a hablar Thor— Te enfrentarás sólo a las consecuencias.

Tony tragó duro.

—Thor tiene razón— habló en doctor Banner— De todas las malas ideas que han pasado por tu cabeza ésta es la peor de todas...Pero tú eres el hermano de Astrid...La conoces mejor que nosotros.

El millonario asintió.

—Gracias chicos— les dijo omitiendo la seria mirada de Natasha sobre él otra vez— Sólo les pido eso, hagamos que su regreso al mundo sea en paz y sin preocupaciones.

La rusa entendió el verdadero objetivo de las intenciones de Tony y se calmó. En sus Palabras no se veía preocupación por lo que le podría pasar a él; Stark sólo se preocupaba por su hermana.

El ingeniero miró el reloj de la pared al notar que la conversación había terminado.

—Creo que Astrid ya debe estar despierta ¿Le damos el alta doctor?— preguntó Tony a éste mientras se ponían de pie.

—Vamos— ambos hombres salieron de la sala de juntas dejando al resto del equipo allí.

—Sólo espero que su absurda idea funcione— habló Natasha antes de retirarse de ahí.

Mientras tanto, el doctor Banner junto a Tony caminaban hacia la enfermería en donde Astrid esperaba junto a su tía. Cuando ambos entraron las miradas se fueron hacia ellos y una sonrisa en el rostro de la joven Stark se formó.

—Tony...— susurró mientras lo abrazaba— Me alegra verte.

—Digo lo mismo hermanita— le respondió mientras acariciaba su cabeza. Luego volteó y vio a la otra mujer en la sala— Woods— saludó.

—Stark— respondió la mujer sin expresión.

Astrid miró a ambos y rió.

—¿Ustedes no pueden olvidarse de sus diferencias por sólo un segundo?— los involucrados rieron.

—Creo que no es momento de hablar sobre nuestras diferencias— dijo Tony para calmar el momento— Pero si es momento de otra cosa...— apuntó al doctor Banner.

—Te daremos el alta Astrid— le dijo el científico mientras la chica sonreía.

—¡Por fin! Les juro que ya no siento el trasero en ésta camilla— los presentes rieron mientras procedían a sacar a Astrid de allí.

Sarah ayudó a la chica a cambiarse con una muda de ropa que habían traído con anticipación. Le fue bastante difícil ya que las piernas de Astrid seguían débiles y dormidas por tanto tiempo sin usarse. Una vez que se cambió el doctor la esperó con una silla de ruedas que ella no estuvo de acuerdo en usar, pero por orden de su hermano se sentó en ésta. Luego de firmar unos papeles y de entregar los debidos medicamentos, la castaña pudo salir de enfermería.

—¡Así es señores!— gritaba por el pasillo mientras los agentes la miraban— ¡Astrid Stark ha vuelto a las pistas del mundo exterior! ¡Así que cuiden sus espaldas!

—¿Siempre tienes que ser así de dramática?— le preguntó Tony mientras arrastraba la silla de ruedas hacia el elevador.

—Soy tu hermana, es algo de familia— le comentó mientras las puertas de cerraban.

—Cariño, me tengo que ir— le dijo Sarah mirando su reloj— Pero cuando pueda te vendré a ver, lo prometo.

—De acuerdo— le respondió Astrid con una sonrisa torcida. Las puertas del elevador se abrieron y Sarah Woods se retiró moviendo su mano.

Luego las puertas se cerraron dejando a Tony, Bruce y Astrid dentro del ascensor.

—Entonces Tris...¿Tienes hambre?— le preguntó su hermano haciendo que una gran sonrisa apareciera en su rostro.

—Yo siempre tengo hambre— respondió ella con ironía— Sólo que hoy tengo mucha más.

—¿Te parece comida mexicana? ¿Unos buenos tacos?— los ojos de Astrid brillaron ante la pregunta.

Estoy más que agradecida hermano— le respondió la joven en español haciendo que éste riera.

Cuando las puertas del ascensor volvieron a abrirse las tres personas salieron de éste para entrar en los comedores. Al hacerlo divisaron al resto del equipo ahí.

—¡Miren quien ya llegó!— gritó Clint llamando la atención de todos. Astrid sonrió mientras su amigo la abrazaba— Es bueno tenerte de vuelta

—Gracias Barton— agradeció mientras llegaba Natasha a abrazarla.

—Nos alegra que regresaras con nosotros Tris— le dijo la agente haciéndola sonreír.

—Y yo estoy feliz de ver sus horribles caras— decía con el sarcasmo típico de su familia. Tony terminó de empujar la silla y la dejo junto a la mesa mientras se iba a buscar unos tacos.

—¿No te molesta la silla?— preguntó el Asgardiano señalando ésta.

—La verdad es que sí...Sólo quiero levantarme— decía regañando Astrid.

—Lo sé, entiendo— le habló el doctor Banner— Pero come primero, y depende de como te sientas podemos intetar dejar la silla, ¿Te parece?

—Me agrada— respondió la castaña mientras un plato con tacos era puesto frente a ella— Un manjar.

—No son tan gourmet ya que sólo los puse en el microondas. Pero disfrútalo— le dijo su hermano. Por su parte Astrid ya tenía la mitad de un taco en la boca, cosa que causó la risa de todos.

Todos comenzaron a charlar mientras la joven Stark comía su plato mexicano. Siempre las preguntas se mantenían al margen de lo que era la misión de Astrid, nadie quería tocar el tema después de todo lo conversado anteriormente, además de las amenazas y ruegos de Tony, había un cierto de grado de razón en sus palabras.

Astrid se adaptó fácilmente al ambiente que rodeaba al grupo de Vengadores, entró rápidamente en confianza con los que conocía, causando risas y temas de conversación. La chica era igual a su hermano en muchos aspectos.

Cuando la castaña terminó de comer de limpió los labios con una servilleta y con una expresión de felicidad agregó:

—Eso fue...Delicioso— decía mientras acariciaba su barriga— ¿Me puedo levantar?— preguntó mirando al doctor?

—Te ayudamos— respondió asintiendo.

Tony y Bruce se pusieron de pie y le pusieron frenos a la silla de ruedas para que no se moviera, tomaron a Astrid por ambos brazos y la levantaron hasta que se puso de pie; tendrá que volver a acostumbrarse a este proceso diario. Cuando pudo mantener nuevamente el equilibrio los dos hombres la soltaron para que se mantuviera sola.

—Por fin— decía ella sonriente. Dio unos cuantos pasos débiles hasta que llegó a una columna y se sostuvo en ella— Creo que necesitaré volver a practicar.

—Te podemos ayudar...— comentó su hermano pero fue interrumpido.

—No gracias; puedo hacerlo sola, además ya han hecho bastante por mi y se los agradezco mucho— ellos asintieron— Iré a dar una vuelta por el complejo, no me perderé.

Y sin más, la joven comenzó a caminar por el pasillo apoyada en las paredes. Los agentes que la veían pasar la saludaban, pero otros simplemente pasaban; muchos envidiaban a la joven tanto por ser una Stark y por ser una de las mejores agentes.

Los Vengadores por su parte se volvieron cada uno a sus actividades; Romanoff y Barton de fueron a entrenar con otros agentes, Banner se fue al laboratorio con Tony a investigar los exámenes médicos de Astrid, el asgardiano sólo se sentó en la sala a ver lo que llamaba el visor mágico, pero era la televisión. Y el Capitán América por su parte salió a buscar unos archivos sobre una misión en la misma dirección por la que Astrid se fue.

La joven iba a paso lento pero seguro mientras sus piernas se iban adaptando nuevamente a las caminatas, Astrid pensaba en las misiones y lo mucho que deseaba volver a ellas, especialmente pensaba en ir con sus amigos.

Una mano en su hombro la hizo voltearse, y al ver quien era sonrió.

—Hill...— susurró antes de abrazar a la agente. La mano derecha de Nick Fury, María Hill también era una buena amiga de la joven Stark— Me alegra verte.

—Digo lo mismo— habló una vez que se separaron— Se te extrañaba mucho —Astrid se enterneció.

—Y yo a ustedes— le comentó.

—El director Fury estará aquí de vuelta mañana, así que supongo que te querrá ver y obviamente recibirte de vuelta.

Astrid cambió su atención un segundo a la ventana en donde se veía como agentes corrían entrenando en el patio.

—Si...Pero me gustaría volver...Allá, ya sabes, a la acción— Hill torció la boca.

Ella y el director Fury eran consientes de lo que le pasó a la joven y también que debían guardar silencio por petición del millonario

—Me imagino...Pero debes recuperar fuerzas primero, ponerte en forma otra vez; por que te estoy mirando y tiemblas como gelatina— ambas rieron.

—Lo sé, me acabo de levantar de una silla de ruedas— comentó la castaña.

—Pero fuera de todo...Me alegra verte Stark— las agentes se volvieron a abrazar con ternura.

—Y yo a ti Hill— al separarse se despidieron para seguir cada una con sus tareas.

Los pasos de Astrid seguían débiles y torpes, pero poco a poco iba tomando equilibrio. Su mirada estaba fija en sus pies, cuidando que no tambalearan y la hicieran tropezar. Pero fue otra cosa lo que hizo eso.

Un choque duro hizo que la joven se fuera de espaldas ganándose un fuerte golpe y unos quejidos. La persona que iba corriendo y la tiró se arrodilló para ayudarla.

—Cuánto lo siento— se disculpaba— Iba corriendo, no te vi, perdón— le extendió la mano para ayudarla pero Stark la rechazó.

—No gracias, puedo levantarme sola Capitán— La castaña con todo su esfuerzo y pocas fuerzas se puso de pie; el rubio se vio confundido ante la actitud de la chica que intentó volver a disculparse.

—Lamento haberte empujado; ¿Te sientes bien?— inquirió haciendo que la chica soltara una leve risa. Por su parte el Capitán sólo estaba preocupado por la recién salida del hospital.

—Sí, sí, lo estoy, gracias— dijo de manera rápida para empezar a retirarse. Pero Steve la detuvo rápidamente.

—Disculpa ¿Tienes algo contra mi?— preguntó serio— Me acabo de disculpar, esa no es una buena respuesta ante mis acciones.

Ella se detuvo tratando de contenerse. Había querido evitar una conversación con ese hombre desde que llegó.

Al final soltó una risa para girarse a él.

—Vaya Capitán— rió— Gracias por la clase de modales, deme otra el jueves que viene— las risas llamaron la atención de algunos agentes en el pasillo, pero al ver que era Astrid Stark la propietaria de ellas, siguieron con lo suyo.

La joven dio media vuelta pero otra interrupción la detuvo.

—No me has respondido la pregunta— dijo dejando de lado las formalidades— ¿Me acabas de conocer y ya tienes algo contra mi?

La chica Stark sonrió de lado mientras volvía a acercarse lentamente.

—¿Que no te conozco?— preguntó haciendo sorprender al Capitán— Te conozco bastante. Yo y mi hermano estuvimos ahí cuando te sacaron del hielo, estuvimos ahí cuando nuestro padre hablaba de ti una y otra y otra vez todas las noches...Eras su orgullo— Steve comenzó a sudar viendo a donde iba la conversación— ¿Y sus hijos?— ella silbó— Tú fuiste la prioridad en muchas ocasiones, tú y tu búsqueda, tú y la Segunda Guerra Mundial, tú y tus capacidades...— lo miró de pies a cabeza— Tú.

Steve cerró los ojos. La verdad no se esperó todas las cosas que le decía la chica, y ahora no sabía como arreglarlo; lo que menos quería ahora era un problema con una Stark.

—Repítase la pregunta Capitán, ¿Tendré algo contra usted?

Sin más Astrid se fue del pasillo para tomar el elevador, dejando a Rogers completamente confundido e incluso asustado, no sabía como era posible que el mismísimo Tony Stark no tuviera nada contra el pero su hermana sí.

Sería una duda que aclararía más tarde.

Astrid podría sonar inmadura con ese tema, pero todo aquello siempre tuvo un trasfondo más intenso en cuanto a sus padres.

La joven, molesta, bajó del ascensor en la planta de estacionamiento; planeaba salir, pero no le avisaría a su hermano. Tenía una idea en mente y esa idea le podía arreglar el día.

Hola soy Kyle, déjame un mensaje— la chica maldijo por lo bajo al ver que su novio no contestaba las llamadas.

Astrid pensó que seguramente se quedó dormido en el departamento que compartían. Y por el hecho de que no estaba en la base, supuso que él no sabía que había despertado, así que Stark planeaba darle una sorpresa.

Tomó una de las camionetas negras y la encendió para empezar a conducir hacia el departamento. A Astrid no le importó que la viera la gente ya que tenía la misma maldición de su hermano: La fama. Llamaba la atención a donde fuera y las cámaras estaban siempre encima de ella, por lo que decidió usar una gorra y unos lentes que encontró en el auto.

Mientras Stark conducía los recuerdos y las emociones invadían su corazón y su mente. Había extrañado estar en su ciudad y recorrerla, mirarla. Cosas tan simples como pasear por Times Square le hacían el día.

Cuando empezó a divisar el departamento su corazón se aceleró y bailó de alegría; a veces Kyle era su única felicidad. Llegó y entró al estacionamiento, rápidamente bajó del auto y tomó su identificación para poder pedir otra tarjeta de el departamento. Cuando llegó a recepción una chica la reconoció al instante, Astrid le pidió si le podía dar otra copia y la muchacha así lo hizo.

Stark se fue corriendo al elevador apretando el botón del piso 7 mientras en su cabeza el número 237, el cual era del departamento, rondaba en su cabeza. Cuando las puertas se abrieron Astrid salió de el emocionada y comenzó a buscar la puerta con el número 237, que obviamente recordaba donde estaba.

Luego de unos segundos de búsqueda llegó a la esperada puerta y puso la tarjeta para abrirla.

Pero no fue tan agradable lo que encontró.

—¡¿Kyle?!

Los gritos de Astrid hicieron que el joven se separara de la pelirroja a la que estaba besando y volteó a ver a su novia totalmente sorpredido.

—Astrid...— susurró casi a penas.

Las lágrimas de la chica empezaron a salir y apuntó a la otra mujer con el dedo amenazante.

—Sal de aquí— la pelirroja iba a hablar pero fue interrumpida— ¡Sal de aquí! ¡Ahora!

Rápidamente la joven tomó todas sus cosas y salió corriendo del departamento cerrando la puerta bruscamente a sus espaldas. Astrid se volteó y miró a Kyle hecha un desastre.

—Astrid...— volvió a repetir— Estás viva...

La mencionada rió en tono de burla.

—¿Te parece? ¿Te parece que estoy viva? Pues acabo de morir nuevamente...—dijo refiriéndose a la situación— ¡Eres un mal nacido!—

Astrid tomó un jarrón y se lo lanzó, pero Kyle logró esquivarlo mientras se ponía una camiseta

—¡Y un cobarde! ¿Acaso no pudiste soportar que tu novia estaba en coma?— el chico intentó acercarse pero Astrid lo empujó— ¿Estuviste tan necesitado que recurriste a otra mujer? ¿¡Es eso!?

Kyle estaba desesperado pero era totalmente consiente de sus acciones, todo había sido bajo su voluntad y era momento de pagar las consecuencias.

—Astrid, por favor...— suplicaba intentando calmar a la chica.

—¡Lárgate!— gritó señalando la puerta— ¡Lárgate de una vez! ¡Y no pienses en volver nunca más!

El chico, ya rendido, y deshecho en lágrimas tomó sus cosas y salió corriendo del departamento tal como lo hizo la joven anterior.

Una vez sola, Stark se dejó caer en el suelo completamente destrozada. Su vida amorosa siempre había sido un desastre y había creído con toda su fe que Kyle iba a ser la excepción.

Su mente no dejaba de proyectar todos los momentos juntos que habían pasado en una relación de casi 1 año. Su corazón se quebraba cada vez que una imagen la hacía recordar.

Pero había salido del hospital hace unas horas y no dejaría que nada le arruinara su felicidad, ni siquiera su ex novio. Así que tomó su teléfono y marcó el primer número de alguna de sus amigas.

—¿Hannah?— habló cuando contestó— Avísale a todos los que puedas, hoy, en la mansión...Voy a regresar al mundo

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VOLVIIII

Que taaaaal. Se que el capítulo fue cortito pero no se me asusten, a partir de ahora comienza la acción.

Esto más que nada era algo introductorio y todo eso.

Pero ahora comienza lo bueno...

Natalia x






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