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5


Yeonjun pensó que tan pronto como volviera a la casa viviría de pleitos con el peliazul pero de hecho los últimos tres días siquiera veía al menor. Yeonjun se levantaba, desayunaba, se iba a la universidad, llegaba a casa, cenaba, se bañaba y dormía. Solo escuchaba a Soobin llegar más tarde e irse muy temprano.

Ahora antes de la universidad había hecho una parada en la casa de su amigo.

— ¿Vengo en un mal momento? — Preguntó el pelirrojo al ver a su amigo echando miradas de muerte a su hermanastro y éste con un gesto burlón.

— No, Yeonjun, no te preocupes. — Dijo el joven del gesto, sin mirar al pelirrojo.

Beomgyu no dijo nada más y se acercó a su amigo.

— Vamos.

— ¿A dónde?

— Afuera.

El pelirrojo fue arrastrado por su amigo fuera de la casa y Beomgyu suspiró recostándose por la pared de la entrada.

— Dios, este idiota va a reventarme la cabeza.

— ¿Y ahora?

— Finalmente cerró el trato con esa empresa, incluso mi padre y él están pensando con inversionistas sobre un proyecto ¡Del cual siquiera estaba enterado, Yeonjun!

El pelirrojo suspiró acompañando a Beomgyu.

— ¿Qué empresa?

— Choi's multimedia, la misma jodida empresa que hizo inversiones con DateCar y los terminó poniendo en enredos por tener un jodido mercado ilegal dentro del de autos. Y peor aún, esa empresa aún tiene deudas y está en un proceso legal. ¿De dónde mierda sacarán el puto crédito?

— Beomgyu, honestamente creo que debes renunciar al negocio familiar, está matándote

— Mi hermano está matándome. Voy a ir a esa junta de mierda les guste o no, la compañía también tiene mi nombre.

— Odio las juntas de negocios.

— Y yo, y lo peor es que vivo en ellas. Para rematar tengo que ir a la casa de uno de los directivos de esa empresucha.

— Bien, si quieres te acompaño o como quieras. — Dijo el pelirrojo — Ahora debería estar en la universidad, solo vine a traerte tu cargador que olvidaste en mi casa.

— Gracias Yeonjun, te veo luego.

— Ajám, adiós. — Dijo en un tono gentil.

Su rutina en la universidad siempre se basaba en lo mismo, de todos modos no tenía amigos en la facultad, además de que no estaba interesado en ellos.

Pero desde la muerte del señor Jisub su rutina había cambiado un poco, los tres últimos días en los que fue a la universidad ahora antes de llegar a su casa hacía una parada a ver al señor Jisub.

Yeonjun recuerda que el hombre se lo comentó una vez: — No importa cuanto dinero tenga yo, no importa lo que soy porque de todos modos me enterraran de la misma forma que al resto. También Yeonjun le había comentado que algunos ricos tienen lugares, lápidas y ataúdes exclusivos, le preguntó por qué no en su caso.

El señor Jisub había sonreído mientras observaba sus manos creando una melodía con el piano de su sala de estar, había volteado hacia Yeonjun dejando de tocar y dijo: — ¿Para qué? ¿Por qué me daría lujos después de la muerte? Quiero estar junto a mi madre, ella lamentablemente no estuvo en mi adultez y no pude brindarle todo las comodidades que necesitaba, el único lujo que mi cuerpo sin vida necesita es estar junto a su madre.

Tal vez sonaría oscuro para los ojos de muchas personas, pero Yeonjun compartía un sentimiento similar.

Ahora Yeonjun se acercó a la simple tumba, cualquiera diría que se trató de un hombre ordinario si es que su nombre no tuviera tanto peso entre la sociedad. El pelirrojo se había encargado de que la necesidad del hombre se cumpla, fue enterrado junto a su madre.

Los familiares del hombre se indignaron con el pelirrojo, lo acusaron de tacaño y no enterrar al hombre en un lugar digno, pero Yeonjun pensó en lo que Jisub diría.

— Para él no había nada más digno que estar con su madre, lo sé más que ustedes.

Yeonjun se agachó hasta la lápida y dejó unos tulipanes blancos para el señor Jisub y unas rosas rosadas para la madre del hombre. El pelirrojo por supuesto sabía los gustos del hombre y también de la mujer, ya que una vez había visitado esa tumba tan solitaria en los años que estuvo con el mayor. Ahora la tumba de la mujer no era solitaria, anteriormente siquiera había pasto u plantas pero luego del incidente Yeonjun procuró estos días en cuidar la tierra para ayudar a que lo verdoso nazca. Por ahora había flores que traía todos los días.

No iba a mentir, por más cosas horribles que hablasen de él y el señor Jisub; Yeonjun lo extrañaba. El hombre no era ninguna mala compañía, jugaban juegos, el mayor le enseñó tocar algunos instrumentos y cantaban. Yeonjun también le enseñó varias cosas, como jugar minecraft, usar instagram y más cosas relacionadas con los juegos y tecnología. También el hombre ayudaba a Yeonjun a estudiar.

El señor Jisub fue el padre que nunca tuvo, por más morboso que suene, así era.

Yeonjun le hablaba de su padre a veces, pero trataba de no hacerlo, era algo que le dolía. Perdió a su padre bastante joven y su madre tuvo que salir adelante sola, Yeonjun ya no quería que ella esté sola con su enfermedad corriendo y el señor Jisub tampoco quería que Yeonjun pierda a su madre.

El pelirrojo se sentó frente a la lápida del señor Jisub y su madre, abrazó sus piernas viendo las lápidas.

— Extraño contarte mis días después de la universidad. — Murmuró el joven — Tu hijo me cae mal, aún no comprendo la razón del por qué me lo ocultaste... o eso creo, si tuviera un hijo tan odioso también lo ocultaría. — Luego de eso Yeonjun rió levemente — Probablemente me regañarías ahora por decir eso, nunca entendiste mi sarcasmo juvenil pero era divertido ver tu expresión. 

Cuando el hombre le enseñó a tocar varios instrumentos a su pequeño príncipe, deseó que algún día le toque una melodía. Yeonjun había aprendido una muy bonita a solas y pensaba enseñársela después de su boda como sorpresa, era de las cosas que Yeonjun más lamentaba de su muerte.

Levantó levemente la mirada al cielo y lo notó bastante gris luego de unos segundos.

— Si me ven hablando aquí van a pensar que estoy loco. — Dijo para si mismo. 

Finalmente se dirigió a casa, probablemente seguiría con la rutina, de todos modos estaba no era la peor rutina de la vida.

Llegó y entró normalmente, pero se llevó una gran sorpresa al ver a Soobin en la mesa del comedor.

— Llegaste temprano. — Soltó el pelirrojo acercándose.

— Sí, lo peor aún es que no hay nada para comer.

Yeonjun frunció el ceño dejando su mochila en el sillón y caminó hacia el refrigerador.

— Aquí hay un montón de comida, ¿de qué hablas? — Soltó mientras se acercaba al peliazul.

— Pero no hecha. — Soobin habló de una forma muy obvia mientras levantaba el rostro hacia Yeonjun.

— ¿Dónde está Roxanne? — Preguntó refiriéndose hacia la encargada de la cocina.

— Renunció. — Dijo Soobin y le entregó a Yeonjun la carta de denuncia de la mujer.

— ¿Por respeto a mi antiguo jefe que en paz descanse? — Leyó una oración de la carta con duda — Pues hazte para comer y listo.

Soobin solo lo observó sin decir nada.

— Bien. — Dijo después desviando la mirada.

— Bien. — Repitió Yeonjun — Iré a dormir.  

Yeonjun por supuesto se quedó con la habitación del señor Jisub, ya que era una matrimonial y para ambos. Subió a aquella habitación y tal cual llegó se dejó caer en la cama, cerrando sus ojos lentamente hasta quedar profundamente dormido.

Beomgyu estaba harto de que su padre nunca lo tome en serio en la empresa, lo humillaba diciendo que no era capaz de muchas cosas, pero el joven no iba a permitir que las cosas se queden así.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó su hermanastro cuando Beomgyu entró en el auto, sentándose en el asiento del copiloto.

— ¿Qué más? Acompañándolos a la reunión.

A Beomgyu le pareció raro no oír ninguna queja pero no dijo nada, solo optó por seguir en silencio mientras el nombrado Taehyung arrancaba el vehículo.

El camino fue silencioso y corto, Beomgyu frunció el ceño con molestia cuando Taehyung se detuvo frente a una muy conocida casa. Volteó el rostro hacia su hermano aún con ese enojo.

— No, si piensas distraerme aquí estás equivocado, yo voy a acompañarlos, ya lo decidí.

Beomgyu relajó el entrecejo cuando su hermanastro se bajó del vehículo y con una mueca de confusión en el rostro.

— ¿De qué estás hablando ahora, Beomgyu? — Indagó el contrario — ¿Vas a acompañarnos o no?

El castaño aún aturdido por sus dudas se bajó del auto y siguió a Taehyung.

"¿Por qué la casa de Yeonjun? ¿Aquí es la junta?" — Beomgyu comenzó a sacar conclusiones — "No, Yeonjun no puede ser uno de los dueños... ¿o si? Quizás alguna herencia del señor Jisub, la empresa está a nombre de un tal Choi... Jisub no es Choi y Yeonjun no tendría el valor de cambiar el nombre"

Beomgyu no se llevó ninguna sorpresa cuando quien abrió la puerta fue Yeonjun.

El pelirrojo observó con extrañez a ambos, Beomgyu solo alzó los hombros sutilmente.

— ¿Sí? — Ahora preguntó el pelirrojo hacia el hombre que acompañaba a Beomgyu, el mismo recorrió a Yeonjun con la mirada, luego carraspeó.

— ¿Se encuentra Choi Soobin?

Ahora Beomgyu estaba más confundido, no quería pensar que la situación era como estaba pensando.

— Así es, se encuentra en su oficina.

— Teníamos algo pendiente con él hoy, a esta hora.

— Bien, sígame entonces.

Yeonjun invitó a pasar a Beomgyu y el otro hombre. Ninguno de los preguntó nada al respecto pero Beomgyu ya había entendido la situación y tenía ganas de matarse o matar a alguien.

— Soobin. — Habló fuerte y claro el pelirrojo desde afuera de la nombrada oficina — Tienes visita.

Y la puerta de roble oscuro fue abierta, dejando ver a un joven muy bien vestido y con un peinado que dejaba al descubierto su frente.

Fue la primera vez que el pelirrojo se encontró tan cerca de Soobin y fue cuando notó la diferencia de altura, Soobin siquiera lo miró, solo prestó atención a sus invitados.

Hizo como si no conociera a Beomgyu y sonrió hacia el otro hombre que ya tenía claro quien era, el peso de su nombre y también el importante lazo con él.

— Buenas tardes, pasen, por favor. — Murmuró.

El primero en ingresar fue Taehyung, seguido de Beomgyu.

— Gyu, ¿qué mierda es esto? — Indagó el pelirrojo antes de que su amigo ponga un pie en esa oficina.

— No lo sé muy bien, déjame averiguar más. — Susurró el castaño.

Cuando apenas entró, Soobin le dió a Yeonjun una última mirada antes de cerrarle la puerta en la cara, este solo hizo una mueca y se fue.

Beomgyu no podía estár más raro en esa reunión, parecía más una de simples amigos, no sabía que su hermano y ese joven se conocían. Ante la según él, irrelevante plática, carraspeó y alzó más la cabeza.

— ¿Podemos hablar del plan de inversión que tenían planeado? — Preguntó — Porque es algo que necesito saber, para plantear el costo.

— Verás, Beomgyu.— Empezó Taehyung — Con nuestro padre decidimos que este año invertiremos en las aerolíneas de la nación.

— ¿Ah? — Preguntó ahora alzando ambas cejas esperando oír más — ¿Quieren invertir en las aerolíneas? — Los otros hombres asintieron — ¿Saben cuánto dinero pide el presidente de las aerolíneas?

— Lo sabemos, por eso tienen el apoyo del estado así como el nuestro con la empresa maquinaria y la petrolera ¿Qué podría salir mal?

— Son más de 150 millones de dólares, ¿de dónde quieren sacar el crédito para maquinarias? Además estaba seguro que tenían otro acuerdo con otra empresa extractora .

— Claro que tengo el crédito que necesito, solo necesitamos el trato. — Afirmó Choi.

— ¿Qué crédito? ¿El que te dejó tu papi? — Beomgyu no pudo no evitar cerrar la boca.

— ¿Qué plan tenías en mente tú?

— Hemos trabajado muy bien con marcas de electrodomésticos, pero esta vez me ofrecieron invertir en un laboratorio robótico aquí en Corea.

— ¿Bromeas?

— Claro que no, el laboratorio es manejado por Google, firmó con Japón en el 2013 y ahora planea tratar con nosotros, como nos encargamos de la extracción pensaba firmar con una compañía que se encargue del segundo sector, y obvio en la última compañía que pensaba era la tuya. 

— Es más benefactor las aerolíneas. — Soltó Taehyung.

— De todos modos, dudo que puedan salir de la deuda con las aerolíneas.

— Ya te dijimos que eso lo tenemos arreglado. — Dijo Soobin — Sea de la herencia o no el dinero sé que va a llegar el doble.

— Sabes que no puedes firmar nada sin que Yeonjun lo autorice también.

— Puedo arreglármelas, no voy a depender de nadie. 

— Bien, ¿cerramos trato? — Dijo Taehyung ignorando la confusa conversación.

— Por supuesto. 

— Que no...— Continuó Beomgyu.

— Bueno, nuestro padre ya cerró el trato de todos modos. — Soltó con una sonrisa viendo a Beomgyu.

Y antes de que enloquezca y mate a su hermano con la pluma que Soobin tenía en la mano, se largó, dejando a los otros dos a solas.

Cuando Beomgyu cerró la puerta, Taehyung volteó su mirada de aquella puerta hacia Soobin y sonrió con burla.

— Oí a Beomgyu hablar de Yeonjun en varias ocasiones pero no sabía que lo conocías, o que tenía alguna influencia sobre tus cosas.

— Básicamente sí. — Admitió el peliazul — Vive conmigo.

— ¿Dónde está?

— Es el pelirrojo que te atendió.

— Vaya, eso lo explica, creí que era algún empleado tuyo. — Comentó y Soobin solo rió negando.

— Ya quisiera, él es la persona que sedujo a mi padre para quedarse con todo su dinero.

— Sí, esa parte me la sé, todo el mundo lo sabe.

El peliazul no dijo nada ante eso.

No podía creer que su padre había manchado su reputación por un ordinario cualquiera.

— Lo único que desconocía era su rostro, ahora que lo veo he de admitir que cualquiera caería fácilmente.

— Si no se hubiera acostado con mi padre y quien sabe cuantos más probablemente lo pensaría, pero en esa situación es complicada.

— Además que es básicamente tu padrastro. — Se burló Kim y si las miradas mataran estaría peor que muerto.

— Siquiera consideraba a Jisub mi padre, él no es nada de mi.

— Y tampoco de mi, yo sí le entro. — Soltó ahora Kim levantándose de su asiento — Choi, ten en cuenta que Yeonjun ya obtuvo lo que quería, quitárselo no va a ser fácil, deberías hacer algo antes de que cumplas los 25 años.

— ¿Qué debería hacer? ¿matarlo?

— Mierda, no, haz que quiera irse o algo, no matarlo.

— ¿Cómo haría eso?

— Dios, ¿no quieres que te haga de comer también?

— Estaría mintiendo si digo que no. — Murmuró.

Taehyung se acomodó esperando la explicación de su amigo y ahora también socio.

— La cocinera renunció, como casi todo el personal. Solo me queda Kyungsoo y el jardinero.

— ¿En serio? vi todo bastante limpio.

— Yeonjun se encarga de eso al parecer, y de la cocina. — Comentó de manera indiferente — Aunque claro, solo para él.

— No sabes cocinar, ¿verdad? — Indagó con una leve risa y Soobin lo observó y giró levemente los ojos con molestia.

— ¿Te parece que yo sepa? — Ahora Choi arqueó una ceja

— La verdad no, tienes toda la fachada de ser un nene de mami. — Admitió Kim sin ver ahora a su amigo — Aunque no te culpo, naciste nadando en dinero, básicamente no fue tu culpa.

— Como sea, quizás pida algo de nuevo.

— Bien, debo irme. — Kim se levantó del asiento — Te veo luego, no es necesario que me acompañes a la puerta.

Soobin solo asintió prestando ahora toda su atención en sus documentos en el escritorio.

Cuando Taehyung salió de la oficina dió unos pasos hacia la sala que estaba conectada con el comedor y cocina. Al oír unos sonidos en el comedor husmeó para ver si Beomgyu estaba por algún lado, pero era Yeonjun.

— Hola, ¿necesita algo? — Preguntó el pelirrojo inmediatamente al verlo.

— ¿Beomgyu se encuentra?

Yeonjun negó mientras guardaba unas cosas en la alacena, al parecer había venido de compras.

— Bien, gracias. — Soltó con una sonrisa y Yeonjun se la devolvió pero sin mostrar sus dientes.

— No es nada.

Cuando Kim se retiró, Yeonjun volvió a sus deberes sin pensar mucho en el joven.

Recuerda bien que llegó a gustarle en un pasado, pero solo lo conocía en fotos y siempre bromeaba con Beomgyu sobre su "enamoramiento" pero ahora su amigo no tolera esas bromas, le había ganado odio a su hermanastro.

Soobin luego de unos minutos salió de su despacho hacia la sala, Yeonjun se sorprendió en verlo con un atuendo tan casual y el cabello peinado hacia abajo.

— ¿Qué buscas? — Preguntó el pelirrojo.

— Solo bajé por una fruta o algo. — Comentó.

— Yo pensaba ahora hacer un postre. — Dijo el pelirrojo mientras el otro abría el refrigerador.

— Bien por ti entonces.

— ¿No quieres?

Soobin no estaba siquiera en el top 80 de personas que tolera, pero pensó que apenas lo conocía, que debía aceptar que él ya no vive solo y que no podría estar en un ambiente así hasta que Soobin tenga veinticinco.

Ese pensamiento le causó una duda.

Soobin no respondió a su pregunta.

— Mira, estamos viviendo juntos, ¿podrías al menos dejar de ser tan tú? Es difícil convivir contigo así.

El peliazul cerró el refrigerador y se acercó hacia la mesada del comedor, por el cual estaban apoyadas ambas palmas de Yeonjun, el alto lo observó con indiferencia.

— No tienes por qué hacerlo.

— Claro que sí, estamos en la misma casa, no quiero vivir con alguien que me incomode o no sé. — El pelirrojo lo estaba viendo a los ojos, Soobin estaba parado frente a él, la mesada los distanciaba un poco — Solo inténtalo, no será por mucho, ¿Cuántos años tienes?

— Veintidós. — Soltó y Yeonjun frunció los labios.

— Son tres años. — Dijo como si no le pareciera mucho.

— Bien, ¿Qué postre harás?

— Estaba pensando en algo frío y húmedo.

— ¿Por qué no compras helado y ya? — Soltó el alto de manera obvia y Yeonjun lo miró con una mueca — ¿Qué? — Preguntó ante la expresión.

— ¿Para qué puedo comer algo tan simple si puedo hacerlo yo y mejor?

— ¿Porque es más rápido?

— Definitivamente no puedo convivir contigo. — Soltó y Soobin soltó una risa nasal estirando un poco los brazos con cansancio. — Como sea, de todos modos ya compré para eso y la cena. ¿Tú qué vas a cenar?

— No lo sé, iré a dormir o algo, no molestes.

Yeonjun suspiró pesadamente mientras el peliazul se alejaba. 

Estaba haciendo lo mejor que podía, pero sabía que Soobin no podría de su parte.



concluido el miercoles 21 de septiembre del 2022 a las 22: 38




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