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El pelirrojo degustaba de su desayuno simple mientras veía su celular.

Le había dicho al señor Sub que no aceptaría dormir en ningún otro lugar que no sea su departamento hasta que esté casado y el hombre aceptó sin ningún inconveniente.

Yeonjun entró a Facebook y le pareció peculiar el nombre de alguien que lo había etiquetado.

Era un antiguo compañero de la secundaria.

Entró a la publicación con curiosidad y dejó caer el tenedor en la mesa al leer el texto. Frunció el ceño con molestia.

Choi Yeonjun Auto nuevo sin necesidad de abrirle las piernas a nadie 😋😍.—

¿Pero qué? Yeonjun ni recordaba al tipo de la publicación.

Entró a los comentarios con bastante curiosidad.

Kim Woo
¿De quien hablas? ¿Choi?🤔
Hace tiempo no doy con él😅.
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Yeonjun dejó ir un suspiro y entró a las 39 respuestas del comentario.

Hubo alguien que pasó unas fotos.

Era él cenando con el señor Ji Sub e infinidad de cosas. Por suerte, nada explícito u algo así. 

Leyó unos comentarios más, algunos que afirmaban haber estado con él en ciertas clases ni los recordaba. Y entonces pensó que era mejor ignorarlos, después de todo no perjudicaban u beneficiaban su vida.

Dejó su teléfono en la mesa y juntó los cubiertos que usó para lavarlos. Al terminar enjuago sus manos con espuma y volteó observando toda la habitación a su alrededor.

La enorme ventana dejaba una vista espectacular de la mañana, observó las paredes, el piso, algunos objetos y se preguntó si hubiera podido pagar aquello sin ayuda.

Probablemente, a la edad de 35 años.

Luego de conocer al señor Ji Sub siguió estudiando medicina para la carrera de médico cirujano. Tan solo dos años para terminar medicina y podía empezar la carrera.

Yeonjun nunca supo si hacia aquello por su madre, por su padre o porque de alguna manera había heredado ello. Pero le gustaba y era suficiente.

Cuando terminó de ducharse y arreglarse salió camino a casa de su madre.

Toco una y dos veces suavemente la puerta. La puerta se abrió y sonrió.

— Junnie. — Soltó la mujer con alegría, acercándose para recibir a su único hijo. 

Yeonjun no dudó y se agachó un poco para abrazar a su madre.

— ¿Vas a pasar? — Preguntó la mujer cuando se alejó.

— Sí, solo un momento.

Yeonjun se adentró a la casa y el aroma dulce del lugar inundó sus sentidos. Aquél olor siempre representó seguridad para él.

— Te traje algo del restaurante tailandés que tanto te gusta. — Comentó Yeonjun sentándose en uno de los sillones.

— ¿Pad Thai con camarón? — Preguntó la mujer como si no supiera que su hijo la conoce.

Yeonjun sonrió asintiendo y dejó el pedido sobre la mesa de cocina.

— Muchas gracias, Jun... extrañaba a ese lugar. — Comentó la mujer con algo de tristeza.

— Prometo llevarte pronto. — Yeonjun tomó entre sus manos las manos de su madre y las acarició. La mujer sonrió con tristeza.

— Cuéntame del trabajo, cielo. ¿Estás bien? ¿Es cansador?

— Es algo cansador, estoy la mayor parte de la en el hospital pero estoy bien, puedo con ello.

— Sé que sí.

— Mamá... ¿No te gustaría tener alguien contigo las 24 horas del día para atenderte? — Soltó el menor — Me encantaría estar contigo en este momento pero no puedo y me da miedo que estés sola aquí. ¿Qué haré si algo te pasa? 

— Yeon, sabes que la hija de la chica de a lado viene a verme también. — Dijo y su hijo negó.

— Ella también estudia y trabaja, necesito alguien contigo todo el día ¿Entiendes?

— Sí, sí... pero no quiero a alguien extraño.

— No te preocupes, trataré de encontrar a alguien. Llámame si algo ocurre, por favor, siempre me haré tiempo para ti.

La mujer asintió con dulzura. Tener a su hijo junto a ella después de todo se había vuelto el regalo mas especial que pudo haber recibido.

• bd •

Como Yeonjun había prometido, a las 12:00 pm. fue a ver a su prometido. El hombre había estado ansioso toda la mañana y no esperó a que Yeonjun entre, solo salió a recibirlo apenas visualizó el auto de Yeonjun por la ventana.

El pelirrojo sintió el abrazo repentino y se contrajo un poco hasta que el hombre lo soltara. 

— Al fin estás aquí, príncipe. — Dijo con una sonrisa de oreja a oreja — Entremos.

Yeonjun fue casi arrastrado hacia el interior de la casa.

— Contraté a una diseñadora que va a mantenerte al tanto de todo ¿Está bien? En un momento vengo.

El pelirrojo no pudo decir absolutamente nada, primer pestañeo y su prometido había desaparecido.

— Joven Choi. 

El nombrado pegó un salto del pequeño susto y volteó rápidamente.

— Soy su diseñadora, Roseanne Park. — Se presentó la rubia.

— Mucho gusto. — Dijo el pelirrojo con una sonrisa.

— El señor So me encargó ocuparme de su traje, acompáñeme por favor.

Yeonjun estuvo gran parte de la tarde probándose trajes, eligiendo algunos diseños de manteles, qué tipo e flores usarían e infinidades de tareas que lo desesperaron.

¿No sería algo pequeño todo esto?

¿Qué concepto tendrá el señor Ji- sub respecto a pequeño?

Huyó mientras pudo al ver a su prometido no muy lejos de él.

— Jisub...— Yeonjun murmuró pero el hombre no lo escuchó — Jisub.

El nombrado volteó hacia Yeonjun y sonrió acercándose.

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Tienes algún problema?

— Es que... creí que habíamos dicho que sería pequeño.

— Por supuesto que lo será, vendrán únicamente amigos. También los tuyos ¿Qué piensas?

— No, no... bueno, está bien pero de mi parte solo quiero invitar a Beomgyu.

— ¿Y qué hay de tu madre?

Yeonjun negó tratando de buscar alguna excusa.

— Ella la verdad no está muy bien últimamente. — Comentó el pelirrojo — La verdad me sentiría más cómodo si ella está en casa, tranquila y sin ningún tipo de alboroto. 

— Claro, está bien, entiendo que te preocupes por ella. — Yeonjun asintió satisfecho — Si me disculpas cielo, tengo que atender unos asuntos más.

• bd •

Las seis de la tarde marcaba el reloj, el sol estaba ocultándose lentamente para luego dejar a la luna ser protagonista, como todas las noches y como casi todos los días, Yeonjun iría a visitar a su amigo Beomgyu.

Cuando estuvo a punto de tocar la puerta, un auto se estacionó junto a él.

Un empleado que reconoció de inmediato salió del auto para abrirle la puerta a su jefe, más este abrió la puerta primero y con bastante furia.

El pelirrojo observó al empleado con una ceja arqueada y este alzó los hombros.

Beomgyu cerró la puerta con la misma furia y observó a Yeonjun.

— ¿Vengo en mal momento? — Preguntó el pelirrojo.

— Nunca, solo vamos adentro. — Dijo Beomgyu — Taehyun, deja el auto en el garaje, por favor. — El chico le entregó las llaves a su empleado y este asintió tomándolas.

Ambos entraron al hogar de Beomgyu lentamente, Beomgyu se dejó caer en el sillón e hizo una seña para que su amigo lo acompañe.

— ¿Qué pasó?

— Pasa que padre es un inútil. — Afirmó el menor — Nunca me escucha, solo al idiota de su hijastro. 

Yeonjun dejó ir un suspiro esperando el sermón de Beomgyu por hacerlo de menos cuando de su hermanastro se trata.

— Cada vez que propongo una buena inversión me ignora. — Soltó con rabia — O me humilla frente a toda su junta de idiotas empresarios y economistas. ¿Sabes qué quiere Taehyung? Quiere invertir con esa mugrosa empresa automotriz. El director ejecutivo aún está procesos penales por delito de trafico de drogas ¡En sus productos! Sin la mínima vergüenza. 

— ¿Qué empresa?

— No recuerdo, pero necesito para no volver a pasar por ahí. Esa familia es peligrosa, no confió en ellos y hacer tratos por más limpios que sean, me da escalofríos.

— ¿Por qué no renuncias?

— Porque me gusta mi trabajo. Nuestra empresa se especializa en tecnología y hemos invertido con marcas internacionales- ¡Idea mía! — Se interrumpió — Y me ha ido muy bien ahí hasta que llegó el tarado ese de Europa. Se hubiera quedado ahí, en España comiendo jamón o donde sea que se haya putas quedado. 

Yeonjun observó la pierna derecha de Beomgyu sobre la izquierda, moviéndose rápidamente.

— Como sea, no es como que sea mi único trabajo. — Soltó Beomgyu y Yeonjun rió levemente.

— Siempre dices algo como "No me importa" — Imitó Yeonjun de la manera más aguda posible — Para luego volver a quejarte. Eres un llorón.

— Cállate Yeonjun, no me hagas hablar porque no quiero perder tu amistad. — Amenazó Beomgyu.

— ¿Qué vas a decir? ¿Que al menos tú lograste todo por tu esfuerzo y yo no? — Indagó el pelirrojo, su amigo no dijo nada. — No es culpa mía que yo sea un imán de hombres ricos.

— Ajá sí, hazme un favor y atrápame uno. — Soltó el menor.

— Claro que sí, anotado. De preferencia...

— No muy alto, cabello rubio, no muy viejo, ojos grandes, marrones... labios humectados siempre y una sonrisa muy bonita. — Comentó el menor.

— Uhmm ¿En quien pensaste? — Indagó ahora el pelirrojo.

— Cállate, no pensé en nadie exactamente.

— Ajá. — Soltó el mayor en forma sarcástica.

— ¿Y tú? ¿En quien pensarías?

— En ti. — Soltó el mayor junto a un beso al aire y un guiño fallido que hizo reír a ambos.

— Hablo en serio.

El pelirrojo observó a su amigo y negó con una sonrisa.

— Si te digo me retarías.

— ¿En quien-...?— El menor pensó unos segundos y luego hizo una mueca de asco — ¡Te mato! — Se levantó el menor sosteniendo una almohada del sillón, un arma que aunque suene exagerado te puede volar los dientes. Yeonjun siempre pensó de qué mierda estarían hechas esas putas almohadas.

— ¡No te he dicho quien! — El mayor estiró sus brazos usando sus manos como escudo.

— ¡Es Taehyung! — Soltó su amigo con seguridad.

Yeonjun no dijo nada, solo rió. Esa sonrisa fue borrada cuando la almohada de 400 kilos se estrelló en su cabeza.

— Creo que me desnuqué. — Soltó el mayor adolorido.

— Por gustarte el idiota de Taehyung.

— Es un idiota pero es muy guapo. — Admitió el mayor.

— ¡Es mi hermanastro!

— ¡Lo sé! No dije que estaría con él, solo admití que era atractivo.

Beomgyu dejó las almohadas y caminó hacia la cocina.

— ¿Y cuando es tu boda? — Se escuchó desde atrás.

La cocina tenía algo de eco que rebotaba hacia la sala, además que estaban ridículamente cerca, siquiera una pared impedía.

— Ya solo faltan dos semanas.

Beomgyu sacó algo del freezer y se acercó a su amigo.

— ¿Dos? Wow, que apurado es ese Yinum. — Dijo Beomgyu abriendo su pote de helado.

— Jisub. — Corrigió el mayor entre risas. — ¿Cómo aún se te olvida?

— Suelo decirle señor So, no sé, solo se me olvida. — Beomgyu tomó con la cuchara una gran cantidad y fue directamente a su boca, disfrutando el dulce helado — Como sea, está loco.

— No digas eso. — Soltó el mayor con tranquilidad.

— Demente.

— Gyu...

— Esquizofrénico.

— ¡Beomgyu!

— ¿Qué? — Preguntó el otro aún teniendo helado en la boca — Apenas te conoció y "Ven conmigo" y luego "Cásate conmigo" y luego "Te doy todo mi dinero, ten, no me sirve, no te preocupes" ¡Yeonjun, quien pudiera!

Yeonjun negó y le quitó la cuchara para disgustar del helado también.

— No importa. — Dijo antes de que Beomgyu se quejara por su helado — Es un buen hombre.

— Que esté loco no quiere decir que sea mala persona. Es muy amable pero hay que aceptar que de verdad está demente para hacer todo lo que hizo por ti, ni yo haría todo eso por ti.

— No sé, es un hombre muy solo, necesita compañía.

— Me sorprende que siendo rico y teniendo a cualquier idiota tras él no tenga esposa u hijos, está bastante mayor, al menos un perro tiene que tener.

— Tal vez se dedicó siempre al trabajo, no lo sé.

— O tal vez murieron todos. — Soltó el menor tomando de otra cucharada.

— ¿Qué? ¿Cómo?

— Digo, pudo haber tenido una familia y algo pasó, quizás por eso llegó al bar con cara de "toma esta arma y acaba con mi miseria" Esa noche estabas con la misma cara, pero eras tan pobre que era "Toma esta botella rota y acaba con mi miseria" — Dijo el más joven y Yeonjun giró los ojos queriendo acabar con su nueva miseria llamada Beomgyu.

— No sé, no creo eso, suena algo estúpido que solo diría alguien estúpido como tú.

— Es solo mi teoría. 

— Bien, debo irme, es tarde y tengo una agenda llena.

— Adiós, te veo mañana.

— Claro.




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