1
Iba a casarse. Y era algo que no tenía preparado.
Su madre una vez le había dicho que se casó con su padre por amor y que esperaba lo mismo para él.
¿Qué diría ella si supiera que su hijo se casará por dinero?
Sin duda no creyó que a la edad de 25 se encontraría en una situación así.
Nuevamente, como todas las mañanas, Yeonjun se dedicó a pensar en ello por unos minutos.
El señor Ji-sub no merecía ello, pero el hombre estaba loco por el pelirrojo y Yeonjun lo sabía y podía manejar al hombre a su antojo si quisiera.
Hubo algunas situaciones que el pelirrojo realmente pensó que el hombre se había vuelto loco. Una noche de discusión, el hombre le rogó que no se vaya de la casa, se arrodilló frente a sus empleados y le dijo directamente a los ojos que si cruzaba por esa puerta, daría la orden de que le disparen en la cabeza, prácticamente suicidándose si Yeonjun se atrevía a irse.
Yeonjun tembló de miedo al verlo llorar y observarlo con ojos de súplica.
Decidió acercarse, por el bien del hombre, y hablar serenamente sobre lo sucedido.
"Te amo, príncipe. Nunca me dejes"
Sintió que no tenía opción.
El pelirrojo se levantó y ordenó su cama para seguir con su rutina.
Cuando estaba tomando sus cosas —ya que el señor So lo había llamado diciendo que iría por él a las 09:30AM y el hombre era bastante puntual— su teléfono comenzó a sonar, supuso que era Beomgyu y atendió al segundo.
— ¿Bueno? — Habló el pelirrojo.
— Hola, cielo. — Se oyó una dulce voz del otro lado de la línea.
— ¡Mamá! — Una sonrisa automática se formó en los labios del pelirrojo— ¿Cómo amaneciste?
— Muy bien, Yeon... Quiero preguntarte algo.
— Si, dime.
El pelirrojo se acercó hacia una de las ventanas de la sala para ver si Ji-sub había llegado.
— Ayer... ya sabes, por la cita con los doctores no pude estar en tu cumpleaños y...tenía pensado salir ésta tarde tú y yo ¿Qué dices?
— Oww.. Mamá, claro que si. A las 6 iré a casa ¿bien? — Dijo el pelirrojo con una sonrisa de oreja a oreja.
A pesar de tener su departamento, nada era más cálido que esa pequeña casa donde vivió la mayor parte de su infancia y adolescencia...
— Está bien, cielo. Aquí te espero.
Y finalmente salió de aquél departamento al oír una bocina.
El hombre lo esperaba con una sonrisa, junto a su mimado auto.
El pelirrojo bajó los pocos escalones lentamente acercándose a su prometido, que lo esperaba con los brazos abiertos.
El hombre tomó su cintura y lo atrajo a un dulce beso.
Su dulce beso porque Yeonjun no lo sentía así, Yeonjun no sentía que cada beso u toque era tan especial como el primero u último al igual que el señor Ji-sub. No estaba enamorado y era normal.
Al separarse el hombre sonrió con gentileza y el menor tan solo imitó la acción.
— Sube.
— ¿A dónde iremos?
— Por ahí, luego iremos a aclarar los temas de la boda.
— No harás algo muy grande ¿no? — Indagó el menor ya dentro del automóvil.
— Depende, ¿quieres algo grande?— Ésta vez interrogó el mayor ya dentro de su auto.
— La verdad, me da igual, pero no me gustaría que sea algo tan grande ¿entiendes?
— Claro, cielo, como gustes. — Afirmó el hombre — Si quieres que solo tu y yo estemos presentes, así será. Si quieres que 40 mil personas asistan, así será. Lo que mi príncipe desee.
— Me gustaría que sea algo privado. — Yeonjun sintió una mano acariciar suavemente la suya.
— Así será entonces.
Yeonjun jamás había estado con el señor Ji-sub tanto tiempo fuera de la casa, había sido un día agotador pero por nada del mundo abandonaría a su madre.
A las 6 les dijo y a las 6 llegó.
Por supuesto la mujer lo recibió con los brazos abiertos.
— Ay mi niño, precioso. — Dijo la mujer y besó las mejillas de su hijo — Entra, hijo.
Yeonjun sonrió y entró a esa pequeña y humilde casa que tanto adoraba.
Estaba loco igualmente por ayudar a su mamá y que esté en un lugar más cómodo pero aún no era el momento.
— Hice galletas de chocolate, sé que las amas.
El pelirrojo se sentó junto a su madre.
— No amo las galletas de chocolate, amo que las hagas tú.
La mujer sonrió acariciando a su hijo nuevamente en las mejillas.
— Estás tan grande, cielo, eres todo un hombrecito adulto.
Yeonjun sonrió con dulzura.
— Y mira, con un buen empleo. Estoy tan orgullosa de ti, mi cielo.
— Y yo lo estoy de ti, Mamá. — Dijo el menor acariciando las manos de la mujer — Vas a poder salir de ésta, eres muy fuerte y eso admiro de ti.
— Espero jamás fallarte, entonces.
•bd•
Yeonjun se asomó a la gran casa, dejó su auto en la cochera e inmediatamente alguien se acercó a él.
— Joven ¿no quiere que me ocupe del auto?
— ¿Por qué?
— El señor Ji-sub ordenó que use sus comodidades y no creo que le permita aparcar su auto en ésta cochera, sino en la suya, además es más fácil retirar el auto por el otro lado.
— Ehh... está bien. — Soltó el pelirrojo y le entregó las llaves — ¿El señor Ji-Sub se encuentra?
— Claro, joven, está en su habitación.
Yeonjun asintió y entró a la gran casa, subiendo por las largas escaleras hasta la dichosa habitación.
— Ay dios, deberían poner un ascensor. — Soltó el joven al entrar a la habitación.
— ¿Quieres que lo haga?
Rió al escuchar a su prometido y se acercó a la cama.
— No, deja de despilfarrar tu dinero.
El hombre mayor, se acercó a su prometido y lo tomó por los hombros, hundiendo su cabeza en la nunca del contrario y oliendo su aroma tan dulce.
— Cariño, por ti me quedaría hasta sin un mísero centavo.
— No hablas en serio...
— Es así, ni mis mil sucursales valen más que tú, mi príncipe. — Dijo el hombre besando la nuca del menor — Es por eso que mientras visitabas a tu madre, hablé con abogado.
— ¿Para qué?
— Mañana vendrá para cerrar un trato, toda mi fortuna será tuya.
El pelirrojo abrió los ojos en demasía.
— No- Ésto... por dios, no.
— Así es, ya hablé con él y mañana a las nueve de la mañana estará aquí.
— No puedes dejarme todo ésto a mi.
— Las propiedades, sucursales ¡Todo! mi príncipe, todo será para ti.
— Estás loco si crees que el podría manejar ésto ¿Si te vas de viaje tendré que hacer todo yo?
— Tendrás asesores y abogados para que hagan el trabajo. Además...— El hombre se colocó junto al menor tomando su barbilla para que lo observe a los ojos — Además, mi príncipe... yo no podría estar un día lejos de ti. No quiero dejarle mi fortuna a nadie más que no seas tú.
Yeonjun asintió con ternura y el hombre dejó un beso en su frente.
— Vamos a dormir, has de estar cansado ¿no?
— Ni te lo imaginas.
— Ven, entonces.
¿Entregarle toda su fortuna? Ese hombre estaba loco y tal vez demasiado enamorado.
Finalmente, en la mañana firmaron los papeles y si, Yeonjun y Ji-Sub ahora son dueños de todo.
— Muchas gracias, abogado. Cualquier duda y tema lo llamo ¿está bien?
— Por supuesto, Señor Ji-Sub y Joven Choi.
El abogado se marchó y el hombre mayor observó a su prometido, estaba nervioso.
— ¿Pasa algo, mi príncipe?
— No sé si estás haciendo lo correcto, no quiero que pienses luego que cometiste un error y-
— Cariño...— Interrumpió el hombre y tomó entre sus manos el rostro del menor y éste se acunó en ellas — Estoy loco por ti, eres lo más importante que tengo en mi vida y te ofrecería no toda mi fortuna sino todo, mi salud, mi cariño ¡Todo! ¿Lo comprendes, mi príncipe?
— Lo entiendo.
— No te preocupes por eso. — Dijo el hombre y abrazó al menor y éste correspondió sin dudar.
— Quedé de verme con Beomgyu hoy ¿puedo salir?
— Claro, puedes salir cuando quieras pero avisa así no me preocupo por ti ¿está bien?
— Si, más tarde vengo ¿bien?
•bd•
— ¿Y estás contento? — Preguntó el castaño bebiendo su malteada.
— No, no lo sé. Es muy rápido todo ésto y ya no sé qué pensar. Quiero mucho al señor Ji-Sub pero lo veo como... un padre. — Comentó el pelirrojo.
El castaño carcajeó fuerte asustando al mayor que luego suspiró rodando los ojos ante la burla de su amigo.
— ¿Padre dices? Yo no tendría ni los huevos y mucho menos la garganta y estómago para meterme con un padre y mucho menos con el mío.
— Ya, deja de burlarte. El señor Ji-Sub no siempre me besa u me hace el amor... más bien me abraza, dice cosas bonitas y me besa la frente... cosas que nunca pude disfrutar con mi padre.
— Igual es raro que imagines que sea tu padre.
— Ay, deja de malinterpretar las cosas, no imagino que es mi padre ni mucho menos, yo solo... no sé. — Soltó confundiendo al menor — Beomgyu, prácticamente tenía mi edad cuando nací, es imposible verlo como mi pareja, no puedo y si estoy con él íntimamente es únicamente porque tengo un compromiso con él.
— Bien, entiendo... no te preocupes. — Soltó el menor — Así que... ¿vas a casarte con él?
— Así es, me lo propuso finalmente.
— Yo no quiero decirte nada, Yeonjun, pero no puedo creer que vas a cometer tal disparate.
— Gracias al cielo no querías decirme nada. Beomgyu... no es algo que quiera ni que tenga que explicar, acepté y punto. — Soltó el pelirrojo de mala gana.
No era algo que le guste platicar después de todo.
— No, claro, claro. Es tu vida y puedes hacer lo que te plazca, sé que lo haces para ayudar a tu madre después de todo ¿no?
— Nunca dudes, es únicamente por eso.
Alrededor de las nueve de la noche, el pelirrojo llegó a la gran casa y fue bien recibido por los empleados como siempre muy amables.
Yeonjun subió las escaleras hasta la habitación del hombre mayor, éste observaba el patio desde la ventana.
— ¿Qué haces?
— Nada, solo observaba.
El menor asintió y se retiró el saco que traía puesto.
— Voy a ducharme y vendré a dormir ¿Está bien? — El hombre mayor solo asintió acercándose a la cama.
El pelirrojo echó un suspiro y entró a la tina cuando estuvo lista. Todo se sentía tan extraño para él.
¿Qué será de su vida luego? Yeonjun era joven, quería salir con sus amigos y tener parejas sexuales igual, al fin de cuentas ese tipo de encuentros con el señor Ji-Sub normalmente no ocurrían, el hombre prefería la delicadeza, las caricias y prácticamente hacer el amor.
Yeonjun no se quejaba de eso, era dulce pero anhelaba algo más brusco en esos momentos de vez en cuando, tenía fantasías y no quería cumplirlas con el hombre mayor que el sexo con él más que nada se basaba en dulces besos y caricias.
Normalmente descargaba esa lujuria él mismo y sin ayuda de nadie pero no negaba que una ayuda no le iría mal. Pero estuvo todo éste tiempo sin estar con otro hombre y estaba seguro que después de casarse sería peor y tendría que acompañar al señor Ji-Sub a todos lados.
Estaba comenzando a arrepentirse de haberle dicho que si.
Salió de la tina quizás un poco más nervioso que antes y se vistió en el baño, salió y se acercó a la cama para sentarse al borde de ella.
— Ven, te ayudo. — Yeonjun volteó y observó al hombre en pijama tomar una crema hidratante.
— Yo puedo.
— Sé que puedes, pero déjame hacerlo, un masaje nos viene bien a todos.
El pelirrojo asintió y muy pronto sintió unas manos frías en su nuca, masajeando la zona. El menor cerró los ojos disfrutando de los toques que luego bajaron por sus brazos y piernas.
— ¿Te sientes mejor, príncipe? — Indagó el hombre.
— Mm...si ¿por qué lo dices?
— No lo sé, te veía algo cansado.
Yeonjun solo sonrió sin mostrar los dientes y se acostó de un lado, dándole la cara al hombre y éste se acostó igual cubriendo a su prometido con las frazadas.
— No veo el momento para casarme contigo. — Soltó el hombre — Lamento si es repentino pero no tienes idea lo enamorado que estoy de ti. — El hombre se acercó mas acariciando la cintura del menor — Puedes creer que estoy loco por enamorarme de alguien que no lo esté de mi, pero no puedo vivir sin ti y estoy dispuesto a todo para no dejarte ir, te quiero conmigo por última vez, hasta el día que muera. — Yeonjun solo lo observó con atención sin decir una palabra, el hombre ante eso dejó un dulce beso en su frente.
El señor Ji-Sub tenia mucho amor que dar, sin nada a cambio.
No sé qué decir así que capítulo concluido el jueves 23 de diciembre del 2021 a las 02:54 Am
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro