Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

::35::

:: PARTE FINAL::




Alarick 

Era una tarde lluviosa en el valle de Atenea. En el Dragón durmiente todos estábamos adentro, aprovechando el clima para leer o tomar una rica taza de té o chocolate caliente. Me encontraba pensativo en una mesa solitaria, todos pasaban frente a mí y yo parecía ser una sombra. Mi brazo estaba apoyado sobre la madera y mi mirada perdida en el infinito, mientras trataba de organizar mis pensamientos.

—Gracias abuela —contesté aceptando la taza de té que la abuela me había dejado en la mesa.

—¿Y Angeline? —me pregunto, sentándose delante mio.

—¿No es obvio? Odiándome —solté un largo suspiro.

—Cariño por favor, deja de decir eso —la abuela colocó su mano sobre la mía apretando ligeramente—. Ella entiende que lo que pasó fue por el bien de ella y tuyo...

—Angeline no lo ve así, han pasado dos semanas desde eso y siento que han sido años su indiferencia —deshice un nudo de mi garganta y luego escuche un fuerte estruendo que estremeció a más de uno en la cafetería.

Hace dos semanas exactamente que Malfoy se fue. Había regresado con su familia y el resto de mortifagos, todo porque Angeline suplicaba ir a rescatar a Luna, y era obvio, todas las noches desde el ataque en la casa de la abuela, Angeline sufría de terrores nocturnos en donde veía a su mejor amiga siendo torturada por Bellatrix, muchísimas veces intento ir a la mansión de los Malfoy, cosa que ni yo, ni Malfoy permitimos, ganándonos su odio de inmediato, pero esto no era egoísmo nuestro, solo tratamos de protegerla. Pues es obvio que esas "pesadillas" son producto de Ares, por lo que una noche Malfoy tomó la decisión de volver para así terminar con todo, no por abandonar a mi hermana y mucho menos por que le importara Lovegood, más bien fue para cuidar que no muriese y afectará a Angeline, detonando nuevamente una batalla contra nuestro padre y quizás hasta con el mismo Voldemort. Malfoy se fue y el único que sabe el motivo, soy yo. Por esa razón es que mi hermana me ha evitado y ha pasado todo el tiempo encerrada en su habitación.

Y, aunque me duele mucho su despreció, lo prefiero mil veces. Prefiero escuchar sus gritos y reproches desde el otro lado de la puerta que tener que escuchar silencio en su tumba...

La abuela me aconsejó un momento, siempre buscando la forma de hacerme sentir mejor, tenerla de nuevo con nosotros era un motivo para no rendirme. Después de un rato subí a mi habitación compartida con Samantha, mi pierna empeoraba cada día y con el frío y la lluvia era muy difícil moverme, eso solo aumentaba el estrés de todos los días, pues Malfoy y yo llegamos a un trato, el día que Voldemort decidiera atacar, me lo haría saber por medio de un galeón de oro que ambos encantamos, llevando el uno y yo otro, pues en el momento en que ambos nos necesitemos el galeón empezará a moverse dando señal que lo peor empezará. Por ende el hecho de que mi pierna jamás mejore me hace sentir inservible.

Traté de practicar un poco mis movimientos pero era inútil, seguía siendo lento y me cansaba incluso más de lo que pensaba. Mi salud física y mental parecían estar deteriorándose.

La noche cubría el hostal, la tormenta permanencia y crecía, por lo que deje el bastón el cual estoy condenado a portar por el resto de mi vida recargando en mi buro y saque el galeón de mi abrigo, que siempre llevo conmigo para estar atento y lo deje sobre la mesita, mientras me sentaba sobre la cama. Escuche la puerta abrirse, mi hermosa Samantha sonríe y entra hasta recostarse a mi lado dándome un dulce beso en mis labios.

—¿Lograste hablar con ella?—fue lo primero que salió de mis labios al romper el beso.

—No, sigue negándose a todo —suspiro soltando su cabello castaño—. Aunque es un avance —sonrió—,cuando regrese para ver si había comido ¿Qué crees? Solo sirvió el té más no lo tomo...buena señal ¿no crees? —dijo de forma sarcástica, buscando la manera de hacerme borrar mi preocupación.

—Jamás me sentí tan alejado de Angeline —solté reteniendo el fuerte sentimiento de salir corriendo y suplicarle perdón—. Siempre cometo errores con ella ¿sabes? tiene razón, yo solo he mentido...no la culpo por odiarme, hasta yo lo hago porque parece todo lo contrario a lo que se supone como su hermano debería hacer:cuidarla.

—¿Puedes dejar de torturarte? —dijo de forma severa, muy pocas veces escuchaba un tono de voz así en ella—.Es molesto y triste ver como te torturas día tras día con pensamientos así. Deja de actuar de esa manera y ve, ve con ella. Hagan lo que debieron hacer desde un principio, permanecer juntos en este mundo y luchar por el bien y de quienes quieren. Es mejor estar esperando a que todo se alinee.

Me quedé sin palabras al escuchar a mi amada. Esto, solo me confirmaba el porqué la amo tanto, más allá de su belleza, es...su carácter, su valentía, la forma en que dice las cosas como sin tener miedo a la reacción. Es que ella es perfecta para mí, jamás nadie (además de Angeline) me complemento tanto como Samantha lo hace.

—¿Qué? —pregunto fastidiada al ver que yo me mantenía callado.

No pude evitar sonreír tomarla entre mis brazos y besarla.

—Oye no es el momento...

—Lo es. Siempre será el momento ¡Maldición Samantha! Eres jodidamente perfecta, eres mi calma, mi voz de la razón —no pude evitar reír al ver la cara confundida de mi novia, debo parecer un lunático.

—Alarick —note sus mejillas sonrojarse al mismo tiempo que su ceño se fruncía.

—Te amo, solo puedo decir eso y gracias, por regresarme la fuerza que creo haber perdido.

—También te amo —acaricio mi mejilla, su mano era tan cálida como siempre al igual que sus besos—, y me alegra que escuches y sepas que tengo razón.

—La tienes, y sé bien lo que tengo que hacer. Hablaré con Angeline mañana temprano, posiblemente me llevaré unos gritos de ira y algún hechizo pero...¡Lo vale! —dije decidido—. Debemos prepararnos para dormir, ¿no crees?

—Sí, será una larga noche, al parecer la tormenta no va parar —miro por la ventana como las gotas golpeaban con violencia el cristal—. Traeré tu pijama —bajo de la cama en dirección al closet cuando ambos escuchamos un fuerte grito acompañado de un trueno.

Los dos nos quedamos viendo unos segundos, creyendo que tal vez habíamos escuchado mal o el grito era de algún muggle de fuera, pero no, de nuevo se escuchó y provenía de dentro del hostal. De inmediato me levanté, sintiendo un fuerte tirón en mi pierna, cosa que reste importancia, tome mi varita, el galeón y con ayuda de mi bastón salí junto a Samantha, el grito se volvía intenso y desesperado como si de una tortura se tratara, mis vellos se erizaban, nunca entenderé porque solo pensamos lo peor en momentos así, sobre todo cuando sabemos quien o quienes pueden encontrarse en peligro.

Angeline

Bellatrix gritaba, aunque aún no podía identificar a quien estaba torturando de esa manera tan desquiciada. Era una vista de la sala de la Mansión Malfoy, Lucius estaba ahí igual o peor que antes, Narcissa se mantenía firme, Rodolphus igualmente estaba parado disfrutando al escuchar aquella tortura.

Responde ¿Cómo la obtuviste? —gritaba Bellatrix.

No lo séera Hermione quien estaba bajo Bellatrix, sollozando y llena de terror, cosa que jamás había visto en ella.

No, no te creo...

¡Basta! ¡Bastaaa!

Pegue un grito al momento en que desperté y un trueno iluminó mi habitación. La tormenta no paraba. Mis sábanas estaban empapadas de sudor, mi cabello se pegó a mi frente y pecho, no podía controlarme, mi cuerpo temblaba.

Alarick entró repentinamente, Sam estaba tras de él con su varita en alto. Mi abuela se abrió paso entre ambos y me abrazó de manera protectora, acariciando mi cabello e intentando controlar mi llanto.

—Los tiene...los tiene....—no podía completar ninguna oración, mi llanto era tanto y mi respiración estaba tan descontrolada que el solo intentar hablar sentía que el aire me faltaba.

Mi abuela me miró intentando entender a qué me refería. Sam y Alarick intercambiaron miradas.

—¿De qué hablas? —Alarick se acercó a una distancia razonable, mi hermano no podía ocultar su preocupación.

—Los tienen...tienen a Harry —vocifere saltando de la cama para cambiar mi pijama y buscar mi varita, mientras escuchaba a mi hermano que me decía que intentara relajarme y que tomara todo con calma—. ¡Basta, Alarick! —grité perdiendo la paciencia—. No voy a dejar que me detengas, no esta vez. Ya fue Luna, ahora Hermione ¿Qué otra cosa debemos esperar?

—Quizás Ares solo intente volver a tenderte una trampa, Angeline, piénsalo tan solo un segundo —contestó bastante estresado.

—A la mierda Ares, Alarick. No pienso dejar que los mortifagos ni Voldemort ataquen a mis amigos.

—Chicos...—dijo Sam llamando nuestra atención, ella se encontraba en la puerta de mi habitación, mirando hacia afuera—. Hablen de lo que tengan que hablar, pero en otro lado. Están llamando la atención —advirtió Sam al ver algunos huéspedes asomarse o detenerse en el pasillo al escucharnos a Alarick y a mi.

Los dos soltamos un suspiro nos miramos unos segundos y el salió acompañado de mi abuela y Sam, mientras yo terminaba de cambiarme para seguirlos, los alcance a los demás en el pasillo, Samantha nos llevó al ático para tener más privacidad, incluso ahí estaba ya Laionel y Dagna, quien se quedó afuera para asegurarse de que nadie estuviera husmeando y escuchara nuestra conversación.

Empecé a relatar lo que vi en mi sueño y en todos los que he visto en noches anteriores, sobre Hogwarts en total oscuridad siendo cambiado por Snape y resguardado por Dementores y mortifagos, el rostro de Harry en carteles por todo Hogsmeade.

—¿Por qué crees que Ares te mostraría eso?—preguntó mi hermano caminando de un lado a otro.

—No lo sé —respondí cruzándome de brazos, sentándome en un viejo sillón marrón y polvoriento junto a mi abuela—. Intento entrar a la mente de Ares pero me saca de inmediato, al parecer solo quiere que vea lo que él quiere. O quizás, irá a Hogwarts.

—¿Quién?—preguntó Laionel sentado sobre un montón de cajas.

—Voldemort —respondí—. Gente inocente va a morir...

—Cariño, aún no sabemos si eso es verdad —la abuela me tomó por los hombros, en sus ojos vi que esperaba que esto no fuese verdad, pero al mismo tiempo se notaba que lo sabía, tanto como yo y todo sabíamos que esto era un 90% de ser verdad.

Noté como Alarick sacaba algo del bolsillo de su abrigo, abrió la palma de su mano y pude ver un galeón de oro moverse violentamente sobre su mano.

—¿Qué es eso? —pregunté desconcertada mientras notaba preocupación en su rostro y como su cuerpo se balanceaba un momento, por un momento creí que se desmayaría.

—La guerra se acerca —fue todo lo que salió de sus labios y en ningún momento apartó la vista de la moneda.

—¡Es hora de ir.! —Se escuchó al fin la voz de Sam, todos regresamos a verla—,estamos hablando de Hogwarts, un lugar excepcional al que muchos, incluidos ustedes, han llamado hogar. Tal vez no puedan evitar una guerra entre Voldemort y Potter pero pueden evitar que sangre inocente manche los suelos de Hogwarts...

—No es sencillo...esto es más grande —empecé a dudar de mi misma, escuchar la palabra "guerra" me ponía los vellos de punta y solo imaginar la sangre que desgraciadamente va derramarse me ponía en una posición débil. Pensé en Neville y en aquellos compañeros y amigos que logré hacer.

—¿Qué estoy escuchando? —preguntó Samantha—. Acaso Angeline Edevane...¿Se rinde?

No respondí, pues era bastante evidente mi cobardía en ese momento.

—Te conozco de meses pero lo suficiente como para que me hayas demostrado que luchas por tus ideales y...por quienes aman —miró a Celeste quien le sonreía y luego a Alarick que estaba parado frente a mi aun con el galeón en mano—, es momento de volver hacerlo ¿no lo crees?

—Tiene razón...-miré a mi hermano a los ojos luego de lo que se sintió como una eternidad—. Es hora de hacer lo correcto.

—Y dejar el pasado atrás —agregó Sam.

—Es verdad —agregó la abuela poniéndose de pie en medio de Alarick y mío–, ya es tiempo de volver a ser uno —me miro a mi y luego a mi hermano—, por un bien mayor.

—Pero...

—¿Pero qué? —escuche a Sam fastidiada—. ¡Ya basta! Esto es algo mayor, Angeline, algo por el cual debes luchar ¿no es eso lo que te caracteriza? Tu luchas contra todo y todos. O —se cruzó de brazos—.¿Piensas dejar que más gente inocente muera?¿Qué pasen lo mismo que están pasando tus amigos?

Guardé silencio, los ojos de todos estaban sobre mi esperando una respuesta.

Pensé rápidamente, mis amigos y las personas que habían confiado en mí, ahora podrían correr peligro. Si bien, los había traicionado en el pasado, ya era tiempo de ponerme de pie y demostrarles que nunca los iba abandonar, nunca, a pesar de todo lo que había hecho.

Miré a mi abuela, prueba viviente de mi determinación y valentía la cual Sam me recordó, como cuando fui en su auxilio a pesar de que Alarick me lo prohibió, luego miré a Samantha, mi reciente y probablemente la más leal amiga, Laionel me sonrió, él me recuerda mucho a los gemelos, la prueba viviente que de que puedo formar una nueva familia a pesar de toda la oscuridad que lleve. Finalmente, observe a mi hermano...el vivo retrato de nuestro padre, Alarick había dejado de ser el mismo, la culpa, el coraje...también lo habían cambiado, pero...de algo estoy segura...somos la valentía en vida.

Alarick tuvo que soportar las duras tareas de Ares, y probablemente hasta torturas...pero siempre me protegió. Hemos sobrevivido a este mundo de odio y oscuridad: Juntos.

—Oye, les patearemos el trasero —agregó Laionel acercándose a nosotros.

—¡No! Ni loca, tu no vas...

—¿Qué dices? Somos tus amigos, familia... pelearemos a su lado sus problemas son nuestros problemas —mencionó con determinación nuestro amigo pelirrojo.

—¡Vaya! Creo que me llegó tarde esa información – comentó Alarick con cierta ironía, queriendo sacar un poco de humor al momento tenso.

—¿Crees que por ser Squib no puedo defenderme? Veraz que puedo con esos mortifagos y más —Laionel tronó sus dedos.

—Además tiene razón —anunció Sam tomando la mano de mi hermano—. Somos una familia.

—Si, vamos Angeline, odiaría tener que ver como arruinan tu cara bonita — Dagna se unió pasando su brazo alrededor de mis hombros—.¡Lo haremos!

—Todas las entradas y salidas de Hogwarts deben estar bloqueadas por dementores y mortifagos —pensé en voz alta.

—Algo se nos ocurrirá —dijo Alarick.

Nuestra abuela nos miró sonriente, creo que de todos ella era la que más feliz estaba de que al menos ahora Alarick y yo intercambiamos algunas palabras.

—¿Cuándo partimos? —preguntó Dagna dispuesta.

—En media hora, debemos prepararnos —dijo Alarick con determinación. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro