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Angeline

Aparecimos a fuera de una grande carpa blanca de la cual se escuchaban aplausos y música. Un ambiente que hacía olvidar el momento tan difícil que se vivía.

—Aurores...—me susurro Alarick.

Divague rápidamente los alrededores de la carpa, logrando reconocer a Tonks y a Lupin.

—¡Angeline! —Tonks se acercó a nosotros dándonos una calurosa bienvenida —.Me da gusto verte y que estés bien.

—Hola...—me puse muy nerviosa al tenerla cerca. Mi hermano apretó mi mano para que logrará calmarme —.Lo siento...él es Alarick, mi mellizo.

—¡Vaya! —estrechó su mano —. He oído de ti Alarick, tus amigos no parar de hablar del buen mago que eres.

—Pues...me siento alagado —contestó de manera seria.

Lupin se acercó a Tonks, colocando su mano sobre el hombro de ella. Lupin nos miró de forma intimidante, admito que me sentí aún más nerviosa. Luego miró a mi hermano, sintiéndose una horrible tensión. Ninguno bajaba la mirada.

Alarick se enderezo para parecer más alto e imponente y Lupin relajó sus hombros y levantó la barbilla sin intención de dejarse intimidad por un simple estudiante.

—Bienvenidos...—dijo Lupin en medio de una sonrisa sarcástica —. Deberían entrar ya, sus amigos los esperan...

Asentí con la cabeza, tome el brazo de mi hermano con la intención de entrar pero Alarick se quedó quieto.

—Creó que no nos hemos presentado formalmente...—dijo Alarick estirando su mano —Alarick Edevane...

—Remus Lupin — apretó con firmeza la mano de Alarick —. Edevane...

—¿Sucede algo?

—Nada muchacho. Solo que creó recordar que conocí a tus padres...sí, son muy parecidos —Lupin me miró y luego regresó la vista a Alarick —. Eres muy parecido a tu padre.

—Sí. Me lo han dicho...—contesto lacónico.

—Chicos será mejor que entren ya —mencionó Tonks tan confundida como yo, llevándose a Lupin.

—¿Me puedes explicar que fue eso? —le susurre a Alarick mientras entrábamos a la carpa y la música se volvía más fuerte.

—Es un hombre lobo...

—¿Quién? ¿De qué?

—Ese hombre es un hombre lobo, Angeline...y creó que no le agradaba Ares.

— Y por lo visto tu tampoco, además...¿Cómo sabes que él...?

—¡HEEEEY! —como un par de niños pequeños. Fred y George se acercaron hasta mi para abrazarme empujando a mi hermano contra un mesero que casi derrama las bebidas de la charola —.¡Nuestra Edevane favorita!

Cada uno me abrazo y cuando Fred lo hizo sentí una hermosa paz tal y como lo sentía a su lado en el colegio. Fred me dio un par de besos en la mejilla. Después de meses ambos se me hacían mucho más altos, casi tanto como Alarick aunque él todavía les pasaba unos 15 centímetros.

—George...¿Qué te paso? —señale un costado de su rostro, llevaba una venda algo sucia.

—Ah sí. Me falta una oreja —respondió tranquilamente —Fue gracias a un mortifago.

—¿Mortifago? —Alarick se mostró interesado —¿Por qué estarías cerca de uno?

—Olvidó que ya no están metidos en esto...Estábamos resguardando a Harry de quien-tu-sabes...y pues hubo un ataque y yo me lleve esto de recuerdo.

Los chicos dejaron de lado el tema. Mi hermano y yo nos miramos entre sí, recordando el ataque ordenado por Voldemort hace unas semanas, por suerte, nosotros no fuimos participes de eso.

Los gemelos nos presentaron con su hermano Bill y su ahora esposa Fleur. Ambos hacían una hermosa pareja, Bill era tan alto como los gemelos con el cabello largo y bien peinado hacia atrás y Fleur era la chica más hermosa y elegante que alguna vez vi, su cabello caía como una cascada de plata y le resaltaba el color de sus ojos. Felicitamos a la feliz pareja y por fín logramos encontrar una mesa para sentarnos.

—Angeline, preciosa —Molly se acercó con una amplia sonrisa y su rostro rojizo para abrazarme —. Mira que hermosa te vez.

—Lo mismo digo —dijo Fred guiñándome un ojo y llevándose su copa a los labios.

—Gracias Molly...—sonreí —. Él es mi hermano, Alarick...

Mi hermano se puso en pie para igualmente saludar a la madre de los gemelos. Pero esta palideció como si hubiese visto a un demonio.

—Mucho gusto...—dijo Molly. Mostrándose incómoda ante la presencia de Alarick —. Bien, fue un gusto verte, Angeline.

—Al parecer no le agrado a nadie de aquí —dijo Alarick volviendo a tomar asiento.

—¿Y apenas lo notas Edevane? —Ron se acercó a saludar —. Te vez elegante con ese bastón.

—Sí, se vería mejor cuando te golpee con el — amenazó Alarick.

La música cambió drásticamente a una lenta. La pareja se posó en el centro de la carpa empezando a bailar esa pieza romántica, siguiéndole algunas parejas entre los invitados.

—Edevane —habló Fred —. ¿Te importa si invitó a tu hermana a bailar?

Guardé silencio unos segundos esperando alguna risa de parte de los gemelos, pero no fue así. Fred en serio estaba pidiendo permiso a mi hermano para invitarme a bailar.

—Si estás dispuesto a pasar vergüenza por los dos pies izquierdos de mi hermana. De acuerdo.

Los gemelos se quedaron sorprendidos unos segundos. Ninguno creía posible que mi hermano tuviera sentido del humor. Alarick me miro reojo y me dedicó una pequeña sonrisa.

Me pare de mi asiento al mismo tiempo que Fred se acomodaba su chaleco y extendía su mano hacía mí.

Ya en el centro de la carpa junto al resto de las parejas. Entre ellas vi a Hermione radiante con un hermoso vestido rojo, bailando con un chico alto y corpulento, bastante atractivo. Al fondo estaba mi querida amiga Luna hablando con alguien que supongo sería su padre. Y, en la mesa de la esquina se encontraba Harry charlando con un hombre que nunca había visto. Me pareció extraño ver como regresaban a ver a mi hermano y luego volvían a conversar.

—Estas muy callada...—me dijo Fred con voz ronca.

—No. Es solo...nunca había hecho esto.

—Se nota. Estas haciéndolo pésimo.

Extrañaba esto, poder reírme así con las ocurrencias de Fred. Que siempre buscará la manera de hacer relucir mi sonrisa. Tal vez si él hubiese estado conmigo el año pasado la presión que sentía se volvería punto y aparte. Pero ahora solo me resta disfrutar este rato, antes de que todo pueda terminar en caos.

—¿Cómo va sortilegios Weasley?

—Cerramos. Los ataques y desapariciones aumentaron. Angeline...si deciden volver a hogwarts deben cuidarse...nada es igual. No con Snape al mando.

—Descuida Fred. Estaremos bien — No me di cuenta que acariciaba su mejilla como si fuese algo tan normal para ambos.

—No sé si ya te lo dije pero de verdad luces preciosa.

—Creo que sí. Pero entre más lo digas mi ego crece.

—Eres la misma, Angeline. Sigues con esa esencia hermosa y el carisma de siempre —me miró fijamente a los ojos, sonrojandome.

—No lo creo...creo que he madurado...o quizás no — susurre lo último, agachando la mirada al suelo.

—Nunca te lo dije tan directamente pero siempre me pareciste atractiva.

Al escuchar esas palabras empecé a sentirme algo incomoda, quizás esto en algún momento pudo darse. Que yo sintiera algo por él. Que me sintiera atraída, pero no...ahora no es así, yo amo a Draco

—Fred yo...

—Espera Angeline...tengo que decírtelo porque no sé cuándo volveré a verte —su tono fue más firme y grave —. Ya no eres una niña y yo no puedo esperar a preguntarte esto...porque estoy seguro de que sientes lo mismo...

—¿De qué hablas?

—Angeline, me gustas y más que eso creo que estoy...—dibujó una amplia sonrisa — Estoy enamorado de ti.

Yo no sabía cómo reaccionar ante su confesión, me tomo por sorpresa sus palabras y sobre todo el hecho de que ahora yo me encontraba con Draco ¿decirle? Por supuesto no era una opción, no porque quiera ocultar a Draco, no, solo que...esto ya se ha vuelto tan difícil como para agregar algo más. No soportaba ya tantas mentiras guardadas hacia quienes fueron mis primeros y verdaderos amigos, sobre todo con Fred, siempre estuvo cuidando de mi de alguna manera y preocupado por mantener mi sonrisa.

Fred estaba de pie frente a mí, sujetando mi cintura pegándome más a su cuerpo, su mano estaba sobre la mía y sus ojos mostraban un brillo distinto. Esperaba mi respuesta, pero no sabía que decir.

—Angeline... —negó ligeramente con su cabeza, apartándose unos centímetros de mi sin soltarme completamente —. Debo parecer un imbécil ¿verdad?

—¿Qué? Fred...¿Por qué lo dices?

—Tu silencio me lo dijo todo —me devolvió una sonrisa apagada—. Descuida Angeline, solo me deje llevar...tus sentimientos hacia a mí no son correspondidos.

—Fred, yo te quiero. De verdad, me encanta tu compañía y lo que vivimos en el colegio fue algo hermoso, me brindaste algo que nunca tuve, pero...

—¡Pero no me amas!

Para mi mala suerte la música se detuvo justo cuando Fred me grito esto. Las miradas de algunos caían sobre nosotros, incluso mi hermano y George se miraron entre sí, preguntándose que era este pequeño escándalo.

—Fred...solo me dejaste sin palabras.

—Sí lo note —retomo un tono más neutral y bajo—. No pasa nada, Angeline, sigo queriéndote y te considero mi amiga...

—Fred... pero...

¡SECTUMSEMPRA!

Era inexplicable el terrible dolor que se esparcía por mi costado, como si las garras de un león me hubiesen desgarrado la piel y me dejaran la carne viva.

Fred logro sostenerme antes de que cayera completamente al suelo en un charco de sangre que se agrandaba, los invitados se alejaron horrorizados por la escena, Alarick se acomodo a mi lado preocupado al ver que el sangrado no paraba. El rostro de mi hermano se volvió rojo y las venas de sus sienes se remarcaron, regresando a mirar a Harry quien me había atacado.

 Molly, Hermione y Ginny se acercaron hasta mi. 

Alarick saco la varita del interior de su saco y se puso en guardia frente mío, empezando atacar a Harry. La boda se había vuelto un pequeño campo de duelo.  Los hechizos rebotaban con las decoraciones y los invitados buscaban la forma de esconderse. Un hechizo de parte de Alarick reboto contra una lámpara que colgaba sobre una mesa y otro de parte de Harry, busco camino entre las personas y salió de la carpa, perdiéndose entre las altas hierbas que rodeaban la madriguera. 

Alarick apenas lograba bloquear los hechizos, no le era sencillo mantenerse en pie ni siquiera con su bastón. 

Sus hechizos se conectaron un instante hasta que ambos fueron detenidos por Remus y el señor Weasley.

—¡Harry, Basta! —se acerco Hermione junto con Ron intentando calmarlo, apenas lograba verla. Estaba perdiendo tanta sangre que empezaba a marearme —. ¡Por todos los cielos, Harry! 

Mientras los amigos de Harry intentaban calmarlo. Alarick se acercó a mi, aparto a Fred y a George de mi lado, sujetándome en sus brazos.

Harry estaba dispuesto atacar de nuevo de no ser por quien apareció delante de nosotros, bloqueando inmediatamente el ataque. 

—Ares Edevane...—Lupin se paro delante de Harry, tomando su varita en mano—. Todo este tiempo...

—¿Creíste que estaría con tus queridos amigos? —Dijo Ares.

Y, como si hubiese sido un golpe directo al estomago. Lupin empezó el primer ataque a un duelo, pero Ares no venía solo, varios mortifagos empezaron a llegar atacando a quienes se interpusieran entre ellos y Harry. 

Mi hermano se paró delante de mí empezando un intercambio de hechizos con Bill y George Weasley. 

Esto no tenía que ser así, sé que las intenciones del principio tampoco eran las mejores, pero ahora todo está mal, mucho peor que antes.

 Alarick desviaba todos los hechizos y Bill y George no se quedaban atrás, quería ayudar a mi hermano, saque mi varita, pero en cuanto quise levantarme me maree haciendo que volviera a sentarme en contra de mi voluntad, aunque tuve suerte que el hechizo no me diera por completo o posiblemente no viviría para contarlo, pero si seguía perdiendo tanta sangre no poder seguir diciendo lo mismo.

—Tienes que irte de aquí—Fred me ayudo a sostenerme y a protegerme de los ataques de su propia hermana y Tonks —. Angeline debes irte...

—Lo siento...—le susurre a Fred intentando sujetarme de él, me sentía más débil —. Fred lo lamento. No quería que esto sucediera, te juro que no...

—Angeline basta...no hagas esfuerzo. 

Todo era caos, solo veía la carpa ya consumida casi por completo por las llamas y las luces que desprendían las varitas de aurores y mortifagos. 

—Sácala de aquí—nos acercamos a mi hermano—. Váyanse...

Irnos no sería fácil. Ya todos sabían quienes éramos: Los hijos de Ares Edevane, aquel mortifago que asesino a su propia esposa para servirle al mismo señor tenebroso, todo el mundo lo creía muerto y ahora estaba delante de aquellos que lo buscaron por mucho tiempo, dando una ardua batalla para capturar a Harry Potter. 

—¡Fred! —El señor Weasley  caminaba hasta nosotros alzando su varita para atacar, sin embargo Fred saco una pequeña esfera negra de su chaleco y la arrojo contra el suelo, volviendo todo en una nube negra. 

Fred nos sujeto a mi hermano y a mi, llevándonos lejos de todos. Mientras a nuestras espaldas la carpa empezaba a consumirse por el fuego. 

—Váyanse...—repitió.

—Gracias...—susurre apenas logrando verlo.

Aunque no era difícil descifrar que estaba decepcionado de mi. Mis mentiras salieron a la luz, ya no volvería a verme como antes, quizás hasta el amor que decía sentir por mi acabaría. 

—Suerte para ambos...—se despidió de nosotros. 

Alarick

Aparecimos en las afueras de la mansión. Era una noche tormentosa, nuestros cuerpos no tardaron en empaparse. Traspase los viejos portones. El camino apenas era visible con tanta lluvia. 

—Angeline...—su rostro estaba húmedo y pálido, sus ojos se estaban cerrando —¡Angeline! 

Me deje caer al suelo con mi hermana aún en brazos. Gritando su nombre entre el ruido de la tormenta.

Pero ella no despertaba.

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