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..::TERCERA PARTE::..


Angeline

Me coloque un listón negro que decoraba mi rubia cabellera, no estaba preparada para asistir a tal evento. Pero tal vez sería el último estando cerca de mis amigos, o al menos cerca de ellos haciéndoles creer que era alguien que tal vez nunca fui.

Estaba casi lista, solo faltaba cambiarme, me quite la bata de seda que cubría mi cuerpo desnudo, no me había detenido en mucho tiempo a ver mis cicatrices y recordar  el rostro de Draco al mirarlas, incluso es imposible para mi creer que fui capaz de atentar contra mi propia vida. No podía borrarlas, me perseguirían para siempre recordándome mi peor momento de cobardía, tal vez en algún punto deje de mirarlas con vergüenza junto a la marca tenebrosa. 

—¿Se puede?— pregunto mi hermano fuera de mi habitación dando tres toquidos a la puerta.

—Dame un segundo— Me apresure a cambiarme, me coloque mis medias, zapatos el vestido y finalmente mi abrigo— pasa. 

Alarick asomo el rostro y yo asentí, invitándolo a entrar completamente, igualmente vestía todo de negro y su cabellera estaba perfectamente peinada y sujeta en una coleta. 

Sentí una gran tristeza de verlo apoyado en un bastón que lo ayudaba a caminar, su pierna hasta el momento no presenta mejora. 

—Te he dicho que así te miras más...¿interesante?—arquee una ceja, sonriendo levemente. 

—Sí, búrlate de tu hermano lisiado. 

Durante la batalla mi hermano fue herido, me conto el porque sucedió, pude entenderlo y al mismo tiempo la culpa volvía. No se pudo atender a tiempo era tan necio para dejarse ayudar y eso causo que su pierna quedara dañada, no le es fácil flexionarla, por tanto mantenerla siempre recta le causa malestar, supongo que con el tiempo aprenderá a soportarlo, mientras tendrá que acostumbrarse a utilizar el viejo bastón del padre de Ares. 

—¿Crees que sea buena idea?— pregunte mientras rociaba algo de perfume sobre mi ropa. 

—Es necesario —respondió.

—¿Algo que quieras decirme?— me acerque hasta él 

—Esa noche en la torre de astronomía, yo...no lo se, supongo que solo entendí lo que quería o no lo sé...—no lograba poner en orden sus palabras— El punto es que Dumbledore se dio cuenta de nuestra presencia.

—¿Por qué lo dices? —mostré interés.

—Es difícil describirlo, solo es estúpido pero solo  lo se, Dumbledore conoció  nuestro padre, a nuestra madre ¿Crees que no sabía quienes éramos o de quien éramos hijos?

—Al parecer todos saben quienes somos, igualmente Sirius al verme se paralizo...ya es hora de preocuparnos por eso ¿no lo crees? De que Harry se entere. 

—Tal vez...

—¿Sabes? cuando conocí al padrino de Harry, me dio la sensación que el conocía perfectamente a nuestra madre.

—Explícate...

Antes de poder soltar un poco de aire de mi boca, la puerta se abrió nuevamente como si una ventisca la hubiese golpeado, Ares entraba en compañía de su leal pantera. 

—¿No respetas la privacidad?— renegué. 

—Es mi casa. —contesto. 

—¿Qué quieres?— me cruce de brazos. 

—Solo venía a comunicarles que esta tarde espero verlos en el jardín trasero, junto a las antiguas estatuas de ángeles, tendremos una practica. 

—¿Practica? —pregunto mi hermano, Ares lo miro asintiendo ligeramente con la cabeza.

—Quiero evitar que en la siguiente batalla terminen...bueno, entienden —agrego disgustado del daño en la pierna de mi hermano— Ya es hora de que se vayan, usen los collares...—indico antes de retirarse. 

Su presencia me hizo pensar que el no deseaba escuchar el nombre del padrino de Harry, se noto un amargo pesar en su rostro —¿Qué más escondías Ares?—

—Piensa en nuestro destino. 

—¿Qué?— Alarick me tomo por sorpresa.

—Cuando tomes tu collar, piensa en el lugar que quieres llegar, después te explico. —coloco con cuidado su collar de serpiente y proseguí a imitarlo— ¿lista?—asentí y tome con fuerza su mano y con la otra sujetaba mi collar. 

El fuerte movimiento ya no me mareaba como en un principio, mis zapatos tocaron de inmediato la tierra húmeda y las hojas secas, escuche a los grillos y el movimiento ligero del agua. 

—Llegamos...—dijo Alarick observando el triste panorama a lo lejos. 

—Tendremos que caminar un poco ¿Podrás? —le pregunte preocupada al notar lo lejos que nos encontrábamos de todos, apenas y era visible lo que parecía ser la lapida de Dumbledore. 

—Angeline deja de tratarme como si me faltara una pierna, puedo hacerlo. 

Mi comentario se mal intencióno, no tome importancia y deje que mi hermano caminara a su ritmo, se escuchaba el llanto del ave fénix que volaba alrededor de la tumba de su amo, incluso algunos sollozos de los presentes. 

No dejaba de mirar la forma en que mi hermano se quejaba con muecas en su rostro debido al dolor de su pierna, esto me preocupa, estamos a poco de iniciar una guerra y en su condición se puede volver un blanco fácil. 

Después de unos largos minutos llegamos al que era el funeral de Albus Dumbledore, que se celebraba fuera del castillo, cerca del lago negro.  Cientos de sillas doradas se habían establecido en filas. Un pasillo corría por el centro de las mismas: Había una mesa de mármol de pie en la parte delantera, todas las sillas frente a ella, Un extraordinario surtido de personas se habían sentado en las sillas: en harapos y elegantes, viejos y jóvenes. No tarde en encontrarme con Neville que abrace al instante, un abrazo tan fuerte que hasta él mismo extraño, mi gran y leal amigo, estoy lamentándome por la persona que soy a tus espaldas. 

—¿Qué hace ella aquí?—observe a Umbridge sentada junto al ministro de magia 

—Es pare del ministerio, tenia que estar aquí —contesto Neville cabizbajo—te guarde un lugar...

Me senté junto Neville y su abuela, aún costado estaba Luna quien apenas me vio me dedico una ligera sonrisa. 

La ceremonia empezaba y una extraña música se realizada por las criaturas del lago negro, nunca antes las vi tan cerca. La melodía de la música mostraba la pérdida y la desesperación que muchos sentían.  Hagrid caminaba lentamente por el pasillo entre las sillas doradas, llorando y con el cuerpo de envuelto en terciopelo púrpura salpicado de estrellas doradas. Después que Hagrid colocó el cuerpo sobre la mesa, delante, un hombrecillo vestido con túnicas negras apareció y se puso al frente del cuerpo de Dumbledore, dando un discurso al que no presté la atención necesaria,  escuche unas pisadas firmes a espaldas de todos, estaban llegando centauros que estaban escondidos en la sombra del bosque.

Mientras aquel hombre seguía dando su discurso, mire con más atención a los presentes, no estaban completamente todos los estudiantes, quien dejaría a sus hijos aquí después de lo ocurrido, no los culpaba, igualmente todos los profesores estaban a excepción de Snape. Vi a la familia Weasley, sintiendo un momento de alegría al ver de lejos a mi querido Fred quien se mostraba distante de todo. 

Al final de la ceremonia, llamas blancas brillantes habían entrado en erupción alrededor del cuerpo de Dumbledore y la mesa sobre la que estaba: más y más alto se levantaron, oscureciendo el cuerpo. Un humo blanco en espiral se elevó en el aire e hizo extrañas formas. Cuando el fuego desapareció, en su lugar había una , que encerraba el cuerpo de Dumbledore y la mesa sobre la que había descansado.

Poco a poco todos nos fuimos poniendo en pie, sin dejar atrás la tristeza evidente, Neville me dio un corto abrazo pasando su brazo sobre mis hombros apegándome a su pecho. 

—Neville...gracias.

—¿Por qué?

—Se que intentaste proteger a mi hermano durante la batalla, gracias por eso —sonreí amablemente. 

—Es un amigo, Alarick lo sabe— lo miro y mi hermano asintio agradecido— ¿volverás?

—No lo creo —se adelanto Alarick a contestar— la abuela esta algo nerviosa.

—Es comprensible, mi abuela esta en las mismas pero Harry nos necesita y ahora...Hogwarts peligra más que nunca, habrá muchos que no podrán defenderse. 

—Por suerte te tendrán a ti —le sonreí dándole ánimos, y le di un ultimo abrazo— te voy extrañar.

 Neville se alejó, y en ese momento vi a Fred sonreírme, el lugar no era el más apropiado pero en serio me alegraba verlo. 

—Debemos irnos...—susurro inmediato mi hermano al oído— Potter no deja de vernos..—Mire en la dirección que me señalo, Harry estaba hablando con alguien de ministerio y ninguno apartaba la mirada de nosotros — Angeline, vámonos...

Apenas y pude decirle adiós con un movimiento de mano a Fred, se mostro decepcionado pero teníamos que irnos lo antes posible. 

Caminos entre las ramas y la oscuridad del interior del bosque, alejados lo suficiente volvimos de la misma forma que llegamos. Aparecimos en el living de la mansión, Alarick se recargo sobre la orilla de un mueble quejándose de su pierna. 

—¿Te duele?

—Estoy bien — me calmo— es difícil cuando me transporto. 

—Amos Edevane —llego una elfa— el amo Ares los espera en el jardín de las estatuas. 

—Enseguida vamos...—conteste— ¿Crees  poder...?

—¡Basta, Angeline! —me reclamo— deja de tratarme como si fuera un inútil. 

El Alarick cargado de frustración volvió,  pude continuar una absurda pelea, más preferí mantenerme al margen, entiendo lo que siente, siempre a tenido una imagen fuerte ante todos, especialmente ante mi y es raro para él mostrarse débil por esta condición. 

Recorrimos el amplio jardín trasero de la mansión. En este lugar parecía nunca existir la hermosa luz del sol, siempre escondida detrás de las nubes. Lo único maravilloso de este lugar era la hermosa fauna y flora, había cientos de rosales azules, las flores favoritas de mamá, animales silvestres corriendo entre el césped: conejos, zorros, ardillas, incluso patos y cisnes hermosos nadando en el estanque. En un rincón muy alejado de mis inquietudes y mi culpabilidad, imagine como era una vida en familia con mi madre y mi hermano, justo en este lugar. Me parecía descabellado pero no imposible.

En el jardín de las estatuas me detuve antes de entrar, dos estatuas de ángeles sosteniendo una espada entre sus manos, resguardaban cada lado de un enorme arco repleto de plantas y ramas, me causaron inquietud, mi hermano me observo ya habiendo cruzado el arco no quería impacientarlo más de lo que y se veía, así que lo seguí. 

Ares estaba parado en el quiosco de mármol en medio del jardín,  el lugar parecía de ensueño a pesar de lo descuidado que estaba, algunas estatuas estaban rotas, otras sucias y llenas de moho, sin embargo, por alguna extraña razón la luz del sol pegaba poco. 

—Al fin llegan...—añadió, remangando su camisa negra— Sera mejor que te pongas cómodo, Alarick — ordeno, invitando a mi hermano a retirarse su saco quedando solo en su camisa y chaleco. 

Ares tenia un chaleco en azul, a veces creo que suele usar esos colores por mi madre, pero solo son suposiciones locas. 

—¿Y bien?— me atreví a preguntar.

No se que diablos pensaba mi supuesto padre al arrojarme un hechizo que por fortuna no me dio, me tumbe al suelo en cuanto una luz desprendió de su varita con intención de atacarme, golpeando y volando la cabeza en mil pedazos de una de las estatuas. 

—¿Qué mierda tienes en la cabeza?— grite furiosa, aun tendida en el suelo. 

—Deben entender que a partir de hoy, no será un duelo de niños, estarán peleando con aurores, magos expertos en duelo, incluso mortifagos...esta vez no les importara si son o no mis hijos ¿lo entienden?

—¿Y esta es tu forma de explicarlo?— sacudí mi ropa. 

— Alarick...—camino hasta él entregándole una varita diferente, completamente negra bien cuidada con un mango en forma de cobra — esta varita a servido a todos los que lleven la sangre Edevane, se vuelve leal ante cualquiera que sea de nuestro linaje, perteneció al abuelo de mi abuelo y a pasado de generación en generación, ahora...es tuya.  

—¿Cuál es su núcleo? — Pregunto Alarick admirando la vieja reliquia familiar

—Lo descubrirás por ti mismo...

—¿Por qué me la das ahora?

—Es el momento, simplemente eso...—aclaro la garganta— ¿Crees poder manejarla?

— ¿A qué quieres llegar?

— Su lucha en la batalla de la torre de astronomía fue un fiasco, sus emociones los dominaron, deben aprender a no dejarse vencer por ello. Espero comprendan que esta vez pelean o mueren...

— Claro no había quedado claro antes — respondí sarcástica.

Ares me miro fastidiado, ignorando por completo lo que decía. Camino hasta tres altas estatuas de ángeles que fácil le sacaban dos cabezas, una no tenia brazos, a otra le faltaba parte de su ala derecha y la ultima la mitad de lo que seria su rostro 

— Piertotum locomotor —pronuncio y las tres estatuas comenzaron a moverse poco a poco, algo que me asusto por la forma tan rara en que se movían — es tiempo de que tenga una lección de verdad. 

—Es una maldita broma...—exclamo Alarick impresionado de ver el gran tamaño de las estatuas vivientes. 

—Es hora de que luchen por su vida, no quiero que protejan al otro eso es una maldita perdida de tiempo...

—¿Qué carajos estas diciendo?— exclame molesta y temerosa con mi varita en alto al ver los pasos lentos y fuertes de las estatuas hasta nosotros —¡Haz que paren!

—¡No! Si no pueden defenderse por si mismos, no podrán defender  y cuidar al otro —Ares apunto hacia una larga cortina de hierbas y estas empezaron a crecer,  atravesando la tierra hasta llegar a nosotros e intentar sujetarnos de las piernas — Deben aprender...

Ares se había vuelto completamente loco, empezó a lanzar diversos hechizos por todo el lugar, haciendo crecer las enredaderas, aparecieron insectos enormes arañas, mantis y más estatuas cobraban vida, por instinto termine espalda con espalda con mi hermano, terminando rodeados por todas estas criaturas. 

—Recuerden...no podrán apoyarse 

Una amplia y larga barrera de tierra y ramas con espinas creció en medio de los dos, separándonos al instante 

—¡Angeline! — lo escuche desesperado gritar mi nombre varias veces.

—¡Basta!— suplique, alejando un par de arañas lejos de mi, intentando localizar a Ares por algún lado, todo estaba cubierto por estas interminables enredaderas y barreras de tierra y ramas. 

—Tienen que reunirse, pero primero se defenderán solos — indico Ares desde alguna parte fuera de esta jaula. 

Sin perder tiempo nuevamente impartía lo aprendido con Harry en el ejercito de Dumbledore, lance varios ataques que deñaron a las arañas y los insectos gigantes que Ares nos mando, terminaba llena de un liquido viscoso y asqueroso que quedaban de los insectos al hacerlos estallar.

¡Bombarda! —apunte a la cabeza de una pequeña estatua de ángel, esta exploto al instante cayendo al suelo quebrándose en mil pedazos. 

Era una completa pesadilla luchar con varias de estas tétricas figuras. Me olvide por completo de las malditas enredaderas, una se apodero de mi pierna derecha empezando apretar mi pierna con fuerza mientras se extendía por mi cuerpo, mientras eso pasaba, unas extrañas figuras de gnomo corrían directo hasta mi, arrojándome piedras. 

—Jauleo—  aquellos gnomos quedaron encerrados en una jaula aunque aun seguían atacándome.

Las enredaderas capturaron mis dos piernas, tirándome al suelo y atrapando a su vez mi brazo izquierdo, logre pasar mi varita a mi mano derecha y me apresure arrojar mi siguiente ataque. 

¡Confringo! 

En cuanto el hechizo toco la enredadera esta se partió, dejando de crecer y dándome el tiempo para quitarme todas esas ramas ya sin vida. 

—¡Bombarda! —derribe el muro y por fin me reencontré con mi hermano, exhausto, tenia ligeros rasguños en su rostro —¿estas bien?

—Si...

Entonces, escuche los fuertes pasos de las tres estatuas grandes, poco a poco acercándose a nosotros. Alarick a punto directo a estas, más no esperaba que una de ellas bloqueara el ataque con su espada de piedra y rebotara contra Alarick expulsándolo de espaldas, golpeando fuertemente con el quiosco

—¡Alarick! — lo sujete con mis brazos inmediatamente, estaba consiente pero muy mal herido

Fiendfyre—arroje contra las estatuas y de esta salió un enorme masa de fuego en forma de águila, envolviendo a las estatuas en llamas. 

Sin embargo, no causaba nada, seguían avanzando y el calor por el intenso fuego se sentía, para acabar con esto de una vez decidí lanzar un ultimo bombarda causando finalmente la explosión de estas estatuas, sus restos empezaron a volar en diferentes direcciones aun con el fuego prendido.

Partis Temporus— escuche a Ares y creo una barrera protectora sobre nosotros — Fiendlocked— el fuego termino apagándose y tras otro hechizo de parte de nuestro padre, los restos de las estatuas caían ahora como simple polvo. — Lo hicieron...

—¿Lo hicimos? Alarick esta débil, y nos pones a luchar con todo esto. 

—Deben cumplir una misión y no podrán hacerlo si son débiles, entiéndelo de una maldita vez —se enfureció Ares

—¿Qué misión ?— pregunto mi hermano. 

—El señor tenebroso a ordenado que vayan a Azkaban a liberar a los mortifagos capturados durante la batalla del departamento de misterios...



1/3 capítulos del maratón de fin de semana :3

¿Qué opinan? por favor dejen sus comentarios, me encanta leer todo lo que ponen n.n 

Si se han dado cuenta he estado corrigendo algunas cosas, faltas de ortografía de mis primeros capítulos, DISCULPEN POR ESO, solo quiero darles algo mejor n.n 

Definitivamente le tengo mucho aprecio  y cariño a esta historia. Quiero dejarla impecable, espero les este gustando los cambios y mejoras. 

Nos vemos en unas horas para el siguiente capitulo 7u7 




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