Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

::21::


Angeline

Mi hermano me tomo de la mano y empezamos a seguir a Draco, se le notaba muy ansioso.

Nunca vi a Alarick tan interesado en su bienestar, aunque entendía que lo hacía solo para que Harry se mantuviera distanciado. Draco no se encontraba en su mejor momento y cualquier privación de parte de Harry podía hacerlo soltar todo lo que a estado acumulando. De pronto Alarick se detuvo observando a sus espaldas.

— Tu sigue. — me miro — yo intentaré mantener a Potter distraído.

— Alarick...

— Escucha. Es mejor si vas tu sola...confío en ti. — soltó lentamente mi mano. — Ve Angeline.

No quería estar por el momento sola y mucho menos con Draco. Sin embargo, aunque el mismo no lo quisiera, teníamos que apoyarnos en todo. Harry no era estúpido, sabía perfectamente que Draco traía algo entre manos y no tardaría tampoco en sospechar de nosotros.

Perdí a Draco por un momento, y sentí que podía venirse todo abajo. La presión empezaba acelerar mi corazón y hacía que me sintiera totalmente desorientada, me recargue en la pared y respire profundamente para calmarme, quizás si entraba en su mente podía ver exactamente donde podía encontrarse.

El primer intento fue fallado, no vi más que un remolino oscuro por la barrera que Draco había puesto. No iba rendirme, me necesitaba, volví a intentarlo y el resultado fue el mismo, otra vez, una vez más y nada... fue tanto esfuerzo que los mareos volvieron ¿Tan débil me volví? Solo podía sentir pena conmigo misma ¿Y si Alarick fuese el que estuviese en su lugar? Por supuesto que no me daría por vencida.

Narcissa me llevó a una habitación alejada de todos, entramos y con un movimiento de su varita logro cerrar perfectamente la cerradura. La elegante dama se mostraba preocupada.

Camino hasta mi a paso lento, resonando por toda la habitación el ruido de sus tacones.

— Necesito que me hagas un enorme favor y quiero que me lo prometas. — se mostró desesperada.

— La escuchó...

-Esto va más allá de un juramento inquebrantable y esta por completo fuera de la situación, pero estoy segura que podrás entenderme...— su rostro se afligió, sus ojos se tornaron rojizos, se estaba haciendo la fuerte y es que no deseaba perder su fuerte postura, después de todo estaba sola, su esposo en Azkaban y claramente no contaba con la gran ayuda de su hermana. — Quiero que cuides de Draco. — Soltó de pronto tomándome por sorpresa. — Note como te miraba junto al señor tenebroso. Como estaba preocupado por ti y como se ilumino un poco su rostro al verte llegar, pese a esta situación. Conozco a mi hijo y jamás había notado ese brillo en sus ojos, ese brillo que solo se ve cuando alguien...esta enamorado.

No terminaba de procesar esa palabra tan alejada al chico que conocía. Un ligero cosquilleo en el estómago desato un mar de emociones en mi interior.

— Angeline, Draco no es malo. Es un niño de corazón con tareas que pueden marcar el alma de un hombre.

— Draco está pasando por muchas cosas en este momento...— baje la mirada — creo que no me dejará ni siquiera pararme junto a él. Quizás sea algo difícil y...

— Lo note Angeline. Puedo notarlo en ambos. — una ligera sonrisa relajó su frío rostro. — compartiendo el mismo sentimiento.

Sus palabras volvieron a tomarme por sorpresa. ¿Sería verdad? No hace poco Draco amaba fastidiarme y meterme en problemas ¿Sería lo mismo? No, por supuesto que no, todo está en juego y sus sentimientos siempre se han mantenido bajo llave, pero yo...Quizás...no lo sé. Hay tantas emociones acumuladas dentro de mí.

Mire nuevamente a Narcissa, esperando una respuesta de mi parte, mientras yo seguía debatiendo en mi cabeza

— Lo haré...— su rostro se llenó de esperanza como si yo fuese una salvadora. — no dejaré a Draco solo.

Y al momento de recordar lo hablado con Narcissa en la mansión. Me decidí por dar un último intento y esta vez logré dar con Draco. Quizás Narcissa no podría cuidar de Draco como ella lo deseara, sin embargo, aún me tenía a mí.

Pase por las mazmorras y sin importar si alguien me viese entre al baño de hombres donde se encontraba Draco, escuchaba fuerte sollozos uno de ellos era Draco y el otro parecía el de una estudiante, sentí una presión sobre mi pecho al creer que se trataría de una chica, pero no fue así.

Era el fantasma de una estudiante que sollozaba junto a Draco, estaba recargado en los lavabos sin poder controlar su llanto por la desesperación que no pudo retener más el fantasma parecía consolarlo y escuchar todo lo que él le decía.

— ¡Intrusa! — grito la fantasma al percatarse de mi presencia, apareciendo repentinamente detrás mío, perdiéndose entre los cubículos. El susto me hizo caer de rodillas al suelo llamando ahora la atención de Draco.

— ¿Qué haces aquí? — Draco se dio la vuelta muy molesta al verme. — ¿Qué quieres Edevane?

— ¿Puedes dejar de hacerte el duro conmigo? — me levante caminando hasta quedar delante suyo. Era un gran cambió en su persona, se notaba más delgado, demacrado...— Estas asustado.

— ¡Tu no entiendes!

— ¡Ya basta con eso! — mostró su expresión de sorpresa ante mi gritó. — Para ya con eso, Draco. Crees que nadie te entiende que estas solo pero ¿qué crees puedo entenderte mejor que nadie? Se que tu padre está en Azkaban, que tu madre está sola y tu bajo mucha presión... yo apenas me reencontré con mi padre quien por años creí estaba muerto, tuve que dejar a mi abuela sola quitando todos sus recuerdos para que no corriera peligro, estoy fingiendo con las personas que mejor me han tratado en la vida solo para saber que en el momento en que todo se sepa voy a perderles. La única persona con la que cuento es mi hermano y está metido en esto igual que nosotros ¿Y crees que yo no te entiendo?

Fue fugaz el instante en que sus ojos se comunicaban conmigo, sus pupilas se dilataron y sin darme cuenta ya estaba tan cerca suyo que su respiración y la mía estaban por entrelazarse.

— Draco para mi no eres malo...

— Solo sientes pena por mi. — estaba a nada de quebrarse a llorar.

— No es así. — la palma de mi mano tocaba su mejilla. Dos pasos míos bastaron para quedar debajo de su barbilla sin perder contacto visual. — Estarás bien, vamos estar bien.

— Lo dudo — susurro con un tono de voz algo grave. Juntando su frente con la mía.

— Lo haremos, confía en ti y confía en mi. — acaricie su mejilla limpiando unas cuantas lágrimas.

— Angeline yo quería decirte algo...

Sentí como me empujaba repentinamente con mucha fuerza hacía un lado, volviéndome a tirarme al suelo y apenas logre ver como Draco esquivó lo que parecía un hechizo. Me arrastré lo más que pude lejos de allí encontrándome de repente con mi hermano quien me apego a él y nos encerramos en un cubículo.

— Intente detenerlo — se apresuró a decir, agachándose por instinto al escuchar cada estallido por los rebotes de los hechizos que pegaban en las columnas del baño. — Potter lo sabe y creó que...ya sospecha de nosotros.

Los estallidos y las pisadas no paraban de escucharse, Draco tenía un duelo contra Harry, deseaba salir y poder ayudarlo, pero eso solo significaba delatarnos, Alarick me apego a su pecho y me cubría con sus brazos, mientras esperábamos todo se calmara y por un momento eso pareció.

No se escuchaba más que el agua salir despavorida por un grifo roto. Alarick me hizo una seña que guardase silencio sabía que intentaría salir. Hice caso y me quede callada y quieta en el cubículo, sin embargo una extraña sensación me empezó a invadir, regresando aquella presión sobre mi pecho, incluso sentía que el aire empezaba a faltarme. No podía seguir encerrada a este grado si Harry nos veía o no, no me interesaba. Salí del cubículo caminando entre escombros y trozos de espejos, parecía que un tornado azotó.

Algo estaba mal y lo confirme al ver un hilo de sangre alargarse en el agua, toda esa sangre venía de Draco. Alarick me regresó a ver su expresión me lo dijo todo, era grave. La camisa blanca de Draco se volvió totalmente rojiza y el estaba respirando con esfuerzo.

— ¡No! — caí de rodillas a su lado mientras Alarick salía despavorido en busca de ayuda. — Draco por favor...resiste, por favor.

— ¡ASESINATO EN EL BAÑO! — grito el fantasma mientras flotaba sin control sobre nosotros

Mis lágrimas no paraban de salir, Draco apenas tenía abierto sus ojos y yo estaba manchando mi uniforme de su propia sangre. Las manos me temblaban al intentar acercarlas a las heridas abiertas sobre su pecho.


Estaba decepcionada de mi. No pude protegerlo, no pude hacer nada y ahora quizás podría perderle entre mis brazos en cualquier momento, me sentía una completa inútil que no paraba de llorar, mi mente estaba totalmente bloqueada y no sabia que hacer.  Alarick volvió mirando a Draco con pena y luego a mi, detrás de él salio Snape quien no tardo en reprendernos con la pura mirada. 

—Largo de aquí, Edevane. — ordeno Snape, sin embargo yo no pensaba dejarlo, no quería abandonar a Draco, sus palabras solo me hicieron aferrarme màs a su cuerpo. —¿No me escuchaste? ¡Largo! 

— Angeline tenemos que irnos...— mi hermano me levanto por los hombros, no podía dejar de ver a Draco y tampoco podía parar de llorar.

Sentía que las piernas me falseaban y que todo estaba siendo aún más pesado. ¿Qué pasará con él? Por mi mente solo pasaba aquella noche que Narcissa habló conmigo esfumándose para volver a lo que unos instantes presencié.

Terminamos cerca de los arcos de los pasillos, apenas pude sostenerme.  Algunos compañeros nos miraban sin entender bien porque estaba tan mal, no me importaba, no podía controlarme, sentía que el aire me faltaba y que en cualquier momento terminaría gritando. 

— Angeline tienes que calmarte... — sobaba mi espalda con la palma de su mano.

— ¿Cómo es que todo esto terminó pasando? — pregunte entre sollozos, tratando de alcanzar un poco de aire. 

— Lo intenté te juró que hice todo por detener a Potter, pero comenzó hacerme muchas preguntas. — lo miré confirmando en su semblante desesperado y aún sorprendido. — No creí que  fuera capaz de eso... — hizo una larga pausa. — No tardará en descubrir que estamos tramando algo.

Unos estudiantes caminaron junto a nosotros. No era seguro hablar aquí, preferimos ir al lugar en donde por el momento podríamos hablar sin temor a ser escuchados, Alarick paso su brazo sobre mis hombros, apegandome lo màs que pudo a él, yo era una maquina de llanto sin control absoluto, caminábamos y cada mirada estaba posada sobre nosotros, quisiera pensar que es por no poder parar de llorar pero era obvio que sus miradas estaban sobre la sangre que ensuciaba mi ropa. 

La sala de menesteres se presentó ante nosotros. Lo que encontramos al cruzar fue una hermosa habitación hogareña. Había una hermosa chimenea muy parecida a la de la abuela Celeste. Un enorme sofá de media luna en color gris lleno de cojines esponjosos. Me senté en el inmenso sofá abrazando el cojín más esponjoso que encontré hundiendo mi cara en este pegando el grito que necesitaba sacar de mi interior, fueron largos minutos llorando y maldiciendo una y otra vez todo lo que nos pasaba. Alarick no hacia nada màs que dejar que me desahogara y guardar silencio, mirando fijamente el fuego de la chimenea.  Se que hizo el esfuerzo por encontrar alguna palabra de consuelo para mi, pero no había, no hay nada que calme todo nuestro malestar.  

Termine recostada en el sillón, abrazando un cojín contra mi pecho, sentía los ojos inflamados y las mejillas pegajosas por todo el llanto que saque. Mi hermano se sentó a mis pies recargando sus codos sobre sus rodillas, volteando hacía mi. 

— ¿Te sientes mejor?—preguntó con un tono calmado, se que intentaba transmitirme esa tranquilidad que nos faltaba. 

—No...—susurre.

—Angeline el estará bien...—respondió sin mucha importancia. 

—No lo sabes. 

—Se lo suficiente. Y lo lamento pero hay demasiado en juego. —Hablo con un tono más serio. —Tienes que entender que depende de nosotros. 

—¿Nosotros?— me incorpore— Alarick ¿no te das cuenta de todo lo que nos esta haciendo esto? 

—Sí, por lo mismo es que quiero que todo termine ya. —hablaba decidido. 

—¿Y a que te refieres? ¿Piensas traeros ahora?

—No, pero si acelerar todo...—suspiro— Potter no es idiota, cuando llegue con él hice de todo para distraerlo pero creo fuimos bastante obvios.  —alargo otro suspiro, se mostró frustrado — sabe quien es nuestro padre. 

—Eso es obvio...Sirius debió decirle hace un año. — respondí, ahora sí estaba preocupada. — ¿Sabe que está vivo?

— No...pero me dio entender perfectamente que sabe lo que hizo.

Ahora si me sentía acorralada. Si Harry se enteraba que Ares continuaba con vida todo se vendría abajo. Esa noche en el cuartel de la orden, escuche perfectamente como Sirius y los demás sabían sobre nosotros, alguno si no es que el mismo Sirius debió contarle a Harry quienes somos en realidad, cuanta razón tenían en desconfiar de nosotros. 

Mire a mi hermano totalmente frustrado, hace un año estaba así y yo no me di cuenta, estaba solo y entiendo todo lo que tuvo soportar, esta vez a sido diferente porque cuenta conmigo, y aún así se nota el intento que hace por no demostrar debilidad ante esto, estando juntos somos más fuertes y eso es lo que Draco necesita en estos momentos. Los tres hemos sufrido demasiado y hecho cosas que son imperdonables, si queremos que esto acabe solo hay una sola salida. 

Mire las manchas de sangre sobre mi uniforme y automáticamente la imagen de Draco llego a mi cabeza. De los tres es el que más esta sufriendo y no permitiré que siga pasando, ya me canse de sufrir, ya me canse de solo estar lamentándome, estoy harta de sentirme débil. Limpie mi rostro, acomode mi uniforme y me puse de pie, mi hermano hizo lo mismo sin entender aún el gran cambio que tuve. 

—Ya es hora de cumplir con nuestra misión. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro