::06::
Angeline
Las semanas han pasado volando aquí en Hogwarts. Me vuelto gran amiga de Neville y Luna, gran parte estamos juntos, bueno lo suficiente podría decirse, parece que ocultan algo, cada vez que estoy muy tranquila con ellos de la nada se van y nunca me dicen por qué.
Incluso Alarick se a comportado extraño, más distante...solo se la pasa con esos bobos y si no es con ellos, esta solo y eso es lo que más me preocupa, nunca lo sentí tan apartado de mí.
Otro día sola, sin mis amigos, sin mi hermano. Todo este vuelto cabeza en Hogwarts.
Pase alrededor de unas dos horas metida en la biblioteca investigando y haciendo un reporte de 2 pergaminos para la clase de Snape, era un castigo por causar alboroto en su clase.
¿Alboroto? Una maldita poción se me salió de control. En realidad, no tengo idea ni que fue lo que mezcle, solo que algo viscoso y azul salto de ahí directo a la cara de una de mis compañeras, su rostro se hincho al tal grado de parecer una mora gigante, claro que cause risas, ni yo pude contenerme y eso fue lo que molesto tanto a Snape.
Me mando hacer un reporte donde explique paso a paso como realizar el filtro de la paz (la cual falle) más sus efectos. Por lo menos su castigo no dejaba daño visible en mí, me lleve un buen regaño, y claro no pudo evitar compararme con mi hermano, no solo por pertenecer a su preciada casa, sino también porque ha sido de los mejores en su clase. Aunque, he notado que Alarick ahora pasa mucho tiempo después de clase en el aula con el profesor, según dice le da clases especiales. —¡Por favor! — me humilla por no ser igual a él.
Cuando por fin termine, regrese los libros que había ocupado para mi reporte y me llevé otros pocos para estudiar, si esto fue por fallar en una práctica no quiero imaginarme en el examen.
Caminaba directo hacía el gran comedor, moría de hambre y esperaba poder cenar algo delicioso, bien merecido lo tenía.
—Edevane — la odiosa sapa rosa me llamo a mis espaldas. Hubiera seguido de largo, pero prefiero evitar más castigos. Resoplando y sin muchas ganas regrese a mirarla.
—¿Si profesora? — sonreí forzosamente, como si de verdad estuviera feliz de verla.
—Su uniforme —señaló mi camisa desfajada.
—Claro — deje caer mis libros al suelo. Lo cual volvió loca a la odiosa mujer. Acomode sin ganas mi uniforme y me di una vuelta para que se cerciorara que todo estaba bien —¡Listo!
—Por lo visto no aprendió nada de su castigo ¿no es así?
—¿Cómo puedo olvidarlo? — señale mi mano. Ella dibujo una amplia sonrisa de satisfacción en su horrible rostro, me paso de lado pateando unos libros y se fue sin decir ni una palabra más, mientras empezaba a recoger mis cosas.
—Hola primor — la llegada de Fred me alegro un poco— déjame ayudarte — colgó mi mochila sobre su hombro quitándome también los pocos libros que llevaba cargando en mi mano. —¿A dónde te diriges?
—Al gran comedor, muero de hambre — acaricie mi vientre sintiendo mis tripas moverse del hambre que sentía —¿tú vas algún lado?
—Ammm, no bueno... en realidad no lo sé — no parecía seguro de lo que decía.
—Hace mucho no te veo, casi no veo a nadie. Parece que todos se están alejando ¿pasa algo?
—¿Qué? ¿quién quisiera alejarse de ti? —mostro sorpresa ante mi pregunta, dándome una de sus cálidas sonrisas — solo hemos estado ocupado, un poco más yo por mi último año.
—Si al parecer todos. Neville y Luna también actúan raro ¿esconden algo?
—¿Esconder algo? Es imposible hacerlo ahora que sapo rosa se cree Dumbledore.
Me agrada en serio la compañía de Fred. Nunca puedo estar sería o tener tiempo de ponerme triste cerca suyo, es un chico bastante gracioso y su alegría contagia a cualquiera. Antes de llegar al gran comedor, Cho nos pasó cerca, salude y apenas me contesto con un movimiento de mano, Fred la siguió con la mirada.
—Bueno preciosa creo que me disculpo. Tengo cosas que hacer. —me entrego mi mochila y libros.
—Si, a esto me refiero. Todos huyen de mí — conteste entre un suspiro largo y triste.
—Oye no me dejaste terminar —dijo entre risas —¿te parece una salida a Honeydukes?
—¿De verdad? —me ilusionó la invitación.
—De verdad. Es muy linda tu compañía. Y que mejor que disfrutar ese lugar junto a alguien que le encanta tanto como a mí.
—Bueno, siendo así. Por supuesto.
—Perfecto, nos vemos el viernes al finalizar las clases.
Fred se fue y yo me moría de alegría. -Mi primer cita. - bueno no lo sé, ni siquiera menciono esa palabra. Como sea, estaba feliz, aunque de repente me puse a pensar ¿y si termina todo mal? Puede que haga una torpeza, suelo ser muy torpe todo el tiempo o que quizás él se vaya como ahora.
¿Qué ocultaran? Es tan obvio que todos traen algo entre manos y vaya que algo grande, entre todos esta también Harry Potter. Tal vez me comportaba muy psicópata, pero quería averiguarlo. Alcance a Fred antes de perderlo de vista. Empecé a seguirlo, caminaba demasiado rápido y regresaba a mirar a sus espaldas, tuve que ocultarme detrás de los pilares. Bastante sospechoso.
Por un instante lo perdí por culpa de un grupo de chicos Huflepuff que llegaban de entrenar quidditch, me distrajeron un segundo haciendo que lo perdiera de vista.
No me quedó de otra más que resignarme a volver a lo que hacía.
—Fíjate por donde vas Edevane —replico Malfoy, tras haber chocado conmigo dejando caer mis cosas.
—¿Disculpa?.
—Si, si te disculpo —acomodo su uniforme, mostrándose importante.
—Eres un grosero, mal educado cabeza de isopo.
Se detuvo en seco y peor que en aquella película muggle sobre el exorcista, Malfoy se dio vuelta para verme con cara de indignación.
—¿Cómo me dijiste? — se acercó más a mí, la verdad odiaba ser algo bajita me sentía aún más pequeña frente a él.
—Lo que escuchaste. Mal educado, grosero, cabeza de Isopo — me cruce de brazos demostrando seguridad. Malfoy se burló, mirándome con gran atención, negando un par de veces con su cabeza y rascando su barbilla.
—¡Claro! eres un grosero, mal educado — empezó a imitarme de una manera exagerada — Mírenme, soy Angeline buenos modales Edevane, no soy para nada grosera pero no quiero a la araña Parkinson cerca de mi hermano.
—¡YO NO HABLO ASI! — sentí mis mejillas rojas de enojo.
—Mírenme, soy una ravenclaw —puso sus manos en las caderas y empezó a caminar de manera exagerada, pavoneando sus caderas de un lado a otro, eso me causo mucha gracia que no pude contener una risa.
—Basta —me cubrí la boca para no reír.
—Soy la ravenclaw más hermosa de Hogwarts —camino con gran exageración alrededor mío, moviendo sus caderas de lado a lado.
—¿De verdad crees que soy bonita? —él se detuvo, mirándome unos segundos, sonreí inconscientemente — Y yo no camino así.
—Claro que si—movió nuevamente sus caderas de forma exagerada— te pavoneas igual que un pavo real con sus alas extendidas.
—¿Acaso Malfoy me ve caminar? —arquee una ceja, sonriendo de manera picara, haciendo sonrojarlo.
—No, no...yo me refiero a que los chicos —aclaro la garganta—los chicos que te ven caminar...
—¿También observas a los que me miran? - él se tensó, por dentro estaba disfrutando provocarlo de esta forma, algo diferente al arrogante chico que siempre provoca a los demás.
—Yo, no..no. Estás pensado mal, yo... —carraspeo nuevamente—¡Cierra la boca Edevane!
—¡Oye! Regresa y recoge mis cosas. —Me moleste tanto que se haya ido ignorándome por completo —¡Mierda!
—Señorita Edevane. No le basta con interrumpir una clase, ahora me demuestra que no tiene control de su lenguaje —apareció Severus Snape — 10 puntos menos Ravenclaw.
Era una noche fría en nuestra anterior casa. Mi madre nos abrazaba aferrándose de manera exagerada a nosotros. Podía sentir el terror en todo mi ser y ver lo mismo reflejado los verdes ojos de mi hermano.
Un fuerte estruendo nos alertó, por la expresión en el rostro de nuestra madre se que se trataba de algo peor que un simple trueno.
—Niños vengan— nos tomó de la mano y subimos corriendo las escaleras escuchando el crujir de la madera con cada paso, llegando a lo que fue nuestra habitación, mamá cerro la puerta con un hechizo que emano de su varita, Alarick y yo estábamos abrazados en nuestra cama, temblando del miedo.
Mamá estaba desesperada, tiraba de su rubio cabello haciendo gran esfuerzo por no quebrarse en llanto. Como hacía tanto que no sentía su cálida mirada, sus ojos llenos de amor aunque esa ocasión fueron opacados por terror. Al vernos tan confundidos y asustados, no dudo en correr a nosotros para abrazarnos, quizás esa era su forma de encontrar fortaleza.
—Los amo, recuerden eso mis amores. Los amo —deposito un beso en nuestras frentes —Alarick cuida de Angeline, Angeline cuida de Alarick, ambos protéjanse, solo se tendrán el uno al otro — su voz se quebraba ante cada palabra, se notaba el sentimiento
—Mami ¿por qué dices eso? —pregunto con su dulce voz Alarick. La voz de un pequeño de 10 años. Una fuerte explosión proveniente de la parte baja se escuchó.
—¡ALARICK! —Mi hermano se asustó tanto que corrió a esconderse a algún lado de nuestra habitación, mamá me tomo antes de que corriera con él y me escondió dentro del armario —Angeline, pase lo que pase, escuches lo que escuches, por favor cariño no salgas -acaricio unos mechones de mi cabello con sus manos temblorosas. Cerro rápidamente el closet al escuchar fuertes paso a acercándose. Me aferre a mis rodillas sintiendo un escalofrió invadirme todo el cuerpo, tenía muchísimo miedo, estaba sola, tratando de que el llanto no me saliera.
Otra fuerte detonación se escucho y después todo se lleno de un gran silencio estremecedor. curiosidad me gano y con cuidado me puse a ver a través de la pequeña abertura de la puerta. Mamá estaba de espaldas sosteniendo firmemente su varita.
—Te escuche hablar. -La voz era de un hombre. Una voz era ronca que tenía un tono familiar para mi.
—Ellos no están aquí Ares — contesto mamá.
Mire con más atención, pero solo veía la gabardina negra del hombre con el que mamá hablaba y de igual forma sostenía su varita.
—Eres una traidora, Demetria. Lo traicionaste y me traicionaste a mi — un relámpago se escuchó volviendo más atemorizante la situación — Eras parte de esto.
—No, estuve por traicionar a mis amigos y... —la sombría risa del hombre causo el silencio de mamá.
—Lo hiciste. ¿lo olvidas? Ellos estarán locos de por vida, peor final que ser asesinados ¿no lo crees? Todo eso fue tu culpa —camino unos pasos alrededor de mamá, alzando su varita.
—¡CRUCIO!
—PROTEGO —esquivo el hombre el hechizo de mamá quejándose un poco— ¡EXPELLIARMUS! —la varita de mamá salió volando
—Ares por favor —suplicaba mamá esta vez con lágrimas recorriendo sus pálidas mejillas —Por favor...
Mi corazón se aceleró mientras las lágrimas ya rodaban con más fuerza en mi rostro.
—¡AVADA KEDAVRA!
Lo último que vi fue ese destello verde y el cuerpo de mi madre caer mirando hacia mi dirección con sus ojos abiertos y finalmente apagados, mi corazón se cayó al suelo para romperse en mil pedazos, Olvidándome por completo de aquel intruso, Sali de mi escondite hasta el cuerpo inerte de mamá, Alarick igualmente apareció gritando y llorando por nuestra madre.
Regrese a ver aquel hombre, su rostro era alargado y frio estaba herido, pero no parecía algo grave, su cabello era tan oscuro como una cortina de la noche y sus ojos eran de un fuerte verde esmeralda, dio unos cuantos pasos hacia nosotros quedando a pocos centímetros de nuestro rostro.
—Angeline...¡Angeline!...¡ANGELINE!
La voz de Cho preocupada me despertó. Sentía mi rostro húmedo y mi pecho subía y bajaba con rapidez.
—¿Estas bien? No podía despertarte —se notaba preocupada.
—Estoy bien, gra- gracias.
—Tienes fiebre —confirmo al tocar mi frente — tenemos que ir a la enfermería
Corrió a despertar a Luna, ambas me cubrieron con una manta para que dejara de temblar. Me llevaron a la enfermería, sentía que avanzaba por inercia en mi cabeza aun pasaba esas imágenes que no tenían sentido para mí, y solo una pregunta rondaba en mi cabeza ¿Quién era Ares?
Alarick
Estaba en la clase del profesor Snape cuando fue interrumpida por Anthony, el prefecto de los Ravenclaw.
—Señor Goldenstein espero que sea importante, si no quiere que le baje puntos —sentenció Snape.
—Profesor necesito a Alarick Edevane, es...su hermana.
Mire a Snape y el solo asintió muy lentamente, tome mis cosas para salir junto a Anthony.
-—Qué es lo que a pasado? —pregunte mientras caminábamos a prisa.
—No lo sé exactamente, pero en la madrugada Cho y Luna la trajeron.
Llegamos a la enfermería y ahí estaba la enfermera Poomfrey colocándole un trapo húmedo en su frente, Angeline estaba con sus ojos completamente cerrados.
—No ha despertado desde que la trajeron y la fiebre tampoco baja —comento la enfermera.
—Angeline...Angeline, soy yo — susurre acercándome a ella, tomando su mano sintiendo lo fría que estaba, al parecer me escucho, poco a poco abría sus ojos con la fuerza que tenía, formando en sus labios una ligera sonrisa.
Estas aquí —susurro débilmente.
—Pues claro —toque su mejilla la cual estaba ardiendo, solo suspiro y volvió acomodarse para dormir.
Después de mis clases estuve un buen rato con mi hermana en la enfermería, Poomfrey me dijo que Angeline estaba bien y que solo necesitaba descansar hoy y mañana, vi el reloj de la enfermería y ya pasaban de las 9, hora de que regresara a mi sala común si no quería problemas con la sapo rosa o Snape, posiblemente hasta con Draco, desde que fue nombrado prefecto no paraba de alardear.
—Vendré mañana temprano —susurré y le di un beso en la frente.
aminaba hasta mi sala común cuando me tope al soso de Longbottom y un grupo de más chicos, entre ellos la chica rara amiga de mi hermana. Longbottom me vio y se acercó a mí.
—A-Alarick...Escuche lo de Angeline ¿está bien? —aclaro la garganta.
-Si, lo está —respondí concreto. Me di cuenta de que lo intimidaba.
—Hay..¿Hay algún problema si voy a visitarla?
—Supongo que no. Hasta donde sé, tú y mi hermana son amigos ¿No?
—¡Neville! —Potter lo llamo. Longbottom me miro y se fue en la misma dirección que San Potter.
Me entro la curiosidad de saber que tramaba. Así que los seguí, sin embargo, llegue a un punto donde ya no estaban, no tenía mucho sentido. En fin, llegue a mi sala común me tire en el sofá estirándome un poco, me sentía cansado, presionado, solo quería dormir.
—Está recordando —escuche detrás de mi haciendo que me parara de golpe, odiaba que se apareciera de esta forma —por lo visto, tus clases especiales aun no hacen efecto. Debemos tener más cuidado Alarick, no puede recordar. No tan pronto.
—Lo sé, pero yo... —no sabía que responder me sentía apenado por la forma tan decepcionando que me decía las cosas, sé que tengo que mejorar, sin embargo, siento tanta presión que me es difícil concentrarme —Vi a Potter con los demás— cambie drásticamente el tema y el mostró interés—está reclutando a varios estudiantes a escondidas de Umbriged.
—¿Dónde hacen sus reuniones?
—No lo sé, no he averiguado eso, pero...
—El tiempo corre Alarick, debes apresurarte, averigua más.
☆☆☆
Los rayos del sol entraban por los ventanales de la enfermería. Angeline ya tenía un mejor semblante, el color le había regresado a uno más natural y su cabello volvió a tener brillo.
Aquel hombre la miraba con demasiada atención desde una esquina de la enfermería, se acercó con sumo cuidado de no hacer ningún ruido y al estar cerca de ella su duro corazón se ablando y un brillo diferente desprendían sus ojos.
Se quito uno de sus guantes negros para sentir el tacto suave de su rostro. Angeline se estremeció un poco por el tacto, él se alejó al escuchar unos pasos se escondió detrás de una de las cortinas, maldiciendo por no poder apreciarla como deseara.
Era uno de los gemelos Weasley el que iba entrando a lo que curioso decidió prestar atención.
El Gryffindor tenía una mirada preocupada, coloco un par de rosas azules en uno de los jarrones, observándola con suma ternura y sin dudarlo deposito un beso cerca de los labios antes de irse. Sin tener la menor idea de ser observado como una pequeña presa.
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Me encanta la forma en la que Alarick sabe que intimida xd
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