
::01::
●• 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 •●
La lluvia golpeando la ventana del vagón, era la canción de cuna para Alarick.
Le fue imposible poder conciliar el sueño en un espacio tan pequeño, teniendo su gran altura. La posición más "cómoda" que logro encontrar fue con sus brazos cruzados y su mentón recargado en su pecho, incluso aun dormido, Alarick no perdía su semblante serio.
—Alarick, Alarick —su melliza lo llamaba, susurrándole al oído.
—¿Qué quieres Angeline? — pregunto sin mostrar importancia, aun con sus ojos cerrados.
—Estoy aburrida.
—Tienes dos libros muggles en tu bolso, entretente y deja de fastidiar —se giró dándole la espalda buscando otra forma cómoda de conciliar el sueño.
—Pero ya los leí todos, por favor hagamos algo divertido, charlemos, no sé. Falta aún para llegar. -agrego de forma ansiosa.
—Angeline, por piedad. Ya cállate.
—¡OYE! —golpeo su brazo haciendo que este se molestara, teniendo así por fin tal atención que esperaba.
—¿Qué diablos te sucede? Casi me rompes el brazo —exagero.
—Con que dejarme olvidada aquí. ¿Es esa tu solución? —cruzo los brazos, arrugando su rostro.
—¿Cómo diab...? ¡Deja de meterte a mi cabeza! —resignado, se levantó acomodando su saco negro, el techo del tren no era tan alto que digamos, Alarick apenas le faltaban unos centímetros para que su cabeza chocara con este.
—¿A dónde vas?
—Voy a formarme en la fila para comprar boletos para el siguiente concierto las brujas de Salem...¡Duh! ¿A dónde crees idiota? Voy al baño.
Angeline encontró gracioso la expresión de su mellizo, no dijo nada más y se sentó esperando por su regreso.
Alarick caminaba hacía donde indicaban estaban los baños, sintiéndose como un bicho raro, teniendo la mayoría de las miradas hacia él. Le era difícil no llamar la atención, era mucho más alto que el resto y vestía de forma muy formal para su edad, tenia la mirada de curiosidad de todos y sobre todo de las chicas que no dudaban en sonreírle y pestañarle a modo de coqueteo.
Prefería hacerse el despistado, aunque ya estaba acostumbrado a que tantas miradas cayeran sobre él.
Luego de una experiencia incomoda, regresaba a su vagón, encontrándose con una gran fila para el carrito de dulces.
Un bocadillo no le caería mal, aún faltaba por llegar y el hambre lo estaba matando, conocía que su glotona hermana no lo perdonaría si llegaba sin nada para ella, compro dos jugos de calabaza, unos pasteles y una cajita de grajeas, después de pagar y continuar su camino, dos enormes chicos bastante regordetes, molestaban a cualquiera que se metiera en su camino. El no fue la excepción.
—Si quieres pasar tendrás que darnos tus dulces —se cruzó de brazos el más robusto de los dos.
A Alarick le pareció gracioso que dos tipos como ellos quisieran buscarle problemas, cualquier al verlo lo que menos quiere es hacerlo enojar.
—¿No crees que ya son demasiados dulces para ti? Maldita bola de manteca.
El otro gordo rio ante tal ofensa, más el que recibió el insulto se puso colorado por la vergüenza ganada por unas cuantas risas de algunos ante el comentario del rubio.
—¡Te voy a reventar esa cara bonita que tienes.!
—¡CRABEE, GOYLE! ¿ya le quitaron sus dulces a Longbottom? —se abrió paso entre los gordos un chico de ojos grises y cabello platinado, le sorprendió la forma en que estos se encogían ante su llegada. El chico regreso a verlo —¿Y tú qué? ¿Eres nuevo?
—¿Que? ¿Leíste el letrero de mi cabeza?
El platinado dejo escapar una risa ante la arrogancia del muchacho, más bien, le parecía interesante encontrarse con alguien tan similar a como es.
—No hagas caso a este par de bobos, a veces piensan más con la neurona podrida que con la normal. Mi nombre es Draco Malfoy.
—Alarick Edevane —estrecho sin muchas ganas la mano del platinado el cual no borraba su sonrisa ladeada.
Mientras, Angeline volvió a mirar el reloj de su muñeca. 15 minutos transcurrieron desde que Alarick se fue. Se levanto queriendo ir a buscarlo, viéndose interrumpida por alguien abriendo la puerta.
—Disculpa ¿Puedo sentarme? Unos idiotas me quitaron mis dulces y me sacaron de mi vagón, créeme es mejor encontrar otro a arriesgarme a volver.
—Si claro, adelante —señalo amablemente el asiento libre frente a ella. Pudo haberlo dejado ahí e irse a buscar a su mellizo, más prefirió quedarse.
—Así que... —aclaro la garganta desviando su mirada tímida— ¿es tu primer año en el colegio? Es que no te he visto antes.
—Si, mi primer año y la verdad estoy entusiasmada. Mis padres asistieron aquí al igual que mis abuelos, así que estoy tan familiarizada como ustedes —dijo de manera orgullosa e ilusionada.
—Si, puedo notar tu entusiasmo —respondió con una sincera sonrisa.
—Lo siento, mi hermano tiene razón. Hablo demasiado.
—Oh, no, no eso está bien. Cualquiera se emociona en su primer año en Hogwarts.
—¿Por qué dejas que te traten así? —cambio el tema antes que se volviera todo un silencio incómodo.
—Es mejor estar así que meterme con ellos, quiero mis dientes en su lugar —encontró gracioso su comentario —Lo lamento, no dije mi nombre, soy Neville Longbottom.
—Angeline Edevane.
El trayecto paso volando, entablaron gran conversación, compartiendo gustos en común, anécdotas... Angeline le conto un poco sobre su vida muggle, conto como ella y su mellizo fueron a una escuela muggle, explicándole algunas materias que para nada vería en su nuevo colegio. Cuando menos pensaron llegaron a la estación, antes de salir buscó con la mirada esperando toparse a su mellizo.
—¿Qué pasa? — pregunto Neville.
—No veo a mi hermano.
—Seguro que ya bajo, anda. Podemos esperarlo a fuera.
Por la cabeza de Alarick no pasaba nada, ni siquiera su hermana. Trataba más bien de no llenarse de pensamiento alguno.
Sus ahora nuevos "amigos" no era la clase de personas con las que conviviera, Malfoy hacía y deshacía aquel par de bobos. No era la primera impresión que esperaba dar, aunque tampoco le importaba mucho lo que pensarán sus nuevos compañeros, se daba cuenta como es que cualquiera que viera pasar a Malfoy, se alejaba, Alarick notaba como este disfrutaba haciendo que los demás se abrieran paso ante él, como si fuese alguien importante.
—¿Qué? —pregunto Malfoy. Alarick se encogió de hombros —descuida, te acostumbraras a la atención — dijo jactándose.
—¡Alarick!
Ambos regresaron a ver a sus espaldas, Angeline caminaba a prisa para alcanzarlo. Malfoy la miro con mucha atención.
—¿Y ella quién es? — pregunto Malfoy.
—Es mi hermana— respondió de manera firme y autoritaria.
—Oh, ya veo —rasco su barbilla sin borrar esa sonrisa maliciosa de su rostro- ¿Por qué esta con el idiota de Longbottom? tu hermana aún no tiene claro como son las cosas aquí, en fin —metió sus manos en el bolsillo de su pantalón — esperemos que recapacite, andando Edevane.
Malfoy siguió su andar con sus dos amigos, Alarick miro una última vez a Angeline y se giró para seguir al parecer a su primer amigo en el colegio.
—Idiota—susurro molesto siguiendo su camino junto a Neville.
—Creo que tu hermano encaja bien con Malfoy, la verdad no te recomiendo estar cerca suyo.
—¿Por qué?
—Malfoy es el típico mago con prejuicios, no cualquiera es de su agrado, supongo que vio algo diferente en tu hermano.
Camino junto al pelinegro y en todo el camino los chicos e inclusive chicas no le quitaban la mirada de encima, eso le sorprendía bastante a Neville y más por ver que ella ni siquiera prestaba atención a eso, es más, pareciera estar de lo más normal. Al principio creía que era porque una chica muy linda como ella estaba caminando junto a él o inclusive la gran diferencia de altura que había entre ellos, ya que Angeline, a diferencia de su mellizo, era muy pequeña, le llegaba unos centímetros más abajo del hombro.
—Eres la sensación Angeline, nadie deja de verte.
—No me molesta las miradas —torció los ojos— son los pensamientos —murmuro.
Al fin llegaron al sitio donde esperarían los carruajes, vieron como uno se alejaba y a tres chicos esperando el próximo. Una castaña, un pelirrojo y un azabache.
—¡Hola chicos! — saludo amable Neville.
—Hola Neville —dijeron al uniso, el pelirrojo soltó una mirada fugaz a la acompañante de su amigo.
—Angeline ellos son Harry, Ron y Hermione —los dos últimos le dieron un saludo con la mano.
El carruaje llego, Angeline quedo boqui abierta al ver a la criatura que tiraba del carruaje, un caballo esquelético que ante sus ojos era maravilloso, una hermosa criatura.
—Es lindo ¿no? Curioso pero lindo —agregó sonriente mientras subía al carruaje.
—¿Qué cosa? —pregunto Neville acomodado junto a su nueva amiga.
—La criatura que tira del carruaje.
—¿Tú también? —comento Ron — creí que solo Harry alucinaba.
—No están locos —una dulce voz se escuchó a un costado de Angeline, nadie se había percatado de la pálida niña que leía una revista al revés— yo también los veo —se dirigió directamente con Harry y Angeline — ¡Están tan cuerdos como yo!
—Les presento a la Lunati... —callo de repente Hermione —a Luna Lovegood, que lindo collar.
—Es un dije para alejar a los nargles —su tono misterioso hizo que a Angeline se le hiciera simpática— tengo hambre, ojalá haya pudin.
Mientras todos creían que Luna era alguien rara, Angeline se sentía de alguna forma identificada.
Siempre fue consciente de lo que ella y su familia eran en realidad, adoraba hablar sobre magia o cualquier cosa que la relacionara, lo hacía desde pequeña, eso para pocos era algo fantástico y la acompañaban a lo que creían eran creencias muy "fantasiosas" pero para la gran mayoría, eran motivos de burla.
El carruaje se detuvo por fin en la entrada del castillo. Donde estaba una profesora con túnica verde parada junto a su mellizo, los demás saludaron a la profesora mientras se adelantaban.
—Buenas noches, señorita Edevane, soy la profesora Minerva McGonagall — dijo con un tono muy amable —por favor síganme.
—¿Por qué me dejaste sola? —pregunto en susurro mientras caminaba junto a su mellizo. El no respondió nada. La menor ya no insistió más, sabía lo terco que su hermano puede llegar a ser.
Admiraba todo el castillo era tal y como su abuela le había contado.
Llegaron a un gran despacho lleno de libros y demás cosas que por necesitaría tiempo para admirar con más atención. De pie junto al escritorio esta estaba un hombre de avanzada edad con barba larga y blanca, vestido con túnica en color plateada.
—Bienvenidos hermanos Edevane— acomodo sus gafas de media luna por encima de su nariz— ¿Qué tal? Mi nombre Albus Dumbledore, soy el director de la escuela y espero, tengan su mejor estadía aquí, Minerva...
La profesora tenía en sus manos un sombrero puntiagudo en color marrón.
—Este es el sombrero...
—¡El sombrero seleccionador! — interrumpió con gran entusiasmo la menor de los mellizos causando una risa a los profesores.
—Angeline— dijo a regañadientes el mayor.
—Por favor, tranquilo Alarick es obvio que sus padres les contaron grandes cosas sobre Hogwarts, no me extraña que estén muy familiarizados. Minerva continúa por favor.
—Adelante Joven Alarick.
Alarick sin muchos ánimos se acercó a la profesora, sentándose en un banco alto, mientras la profesora le colocaba el sombrero.
—Oh, vaya...después de tanto tiempo un Edevane vuelve al colegio que interesante, tienes la sangre de grandes magos corriendo por tus venas y...
—Ya, ya solo dilo —dijo fastidiado, su hermana le lanzo una mirada apenada por su pésima actitud.
—No hay duda...¡Slytherin!
Alarick bajo del banco, cediéndole el turno a la entusiasmada Angeline, quien no dudo en sentarse.
—¡Bah! 2x1 — una risa seca por parte del sombrero se escuchó- eres...eres idéntica, lo terco, lo correcto y lo valiente corre aun más fuerte en tus venas...podria ser. Hufflepuff...no, Sly... —McGonagall hizo una mueca y Dumbledore puso atención - no, no ¡ya se! ¡ya se! ¡RAVENCLAW!
Angeline miro al profesor quien le guiño el ojo y posteriormente felicito a ambos, la profesora les indico que a fuera se encontraría con los prefectos de sus respectivas casas quien los guiaría hasta sus pertenencias. Los mellizos se fueron.
—¿Fue lo correcto? —pregunto nerviosa McGonagall sin dejar de jugar con sus manos—Albus...sabes que ellos...
—Puede que físicamente sean iguales, Minerva pero en corazón...son totalmente distintos, ahora solo resta esperar, ayudar de ser necesario y ver que les depara a los hermanos Edevane.
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