🦋Capítulo 9-Top🦋
El aire está impregnado con el aroma de los hot-dogs que Jeon Jungkook prepara con destreza, girando las salchichas sobre la parrilla caliente mientras su delantal gris se mueve ligeramente con la brisa. Los comensales se congregan alrededor del carretón, atraídos por el olor tentador y los chistes que lanzaba entre vuelta y vuelta de los panes. Sus risas se mezclaban con el murmullo de la ciudad, creando una melodía urbana que resonaba en la calle.
Yo sigo inmóvil, observando la escena desde la motocicleta, sin poder creer que el mismo Jeon Jungkook que trabaja en mi empresa y que me besó esta mañana, pero que también terminó lo que sea que fuéramos a comenzar estuviera allí, sirviendo hot-dogs como si fuera el oficio más natural para él. Min Yoongi, a mi lado, parece divertirse con mi asombro.
—Te estoy hablando —repite Yoongi, sacándome de mis pensamientos.
—¿Ese es Jeon Jungkook? —pregunto, aún incrédulo.
—Sí, es él —confirma Yoongi con una sonrisa, asintiendo con la cabeza.
—No me dijiste que trabajaba frente a tu casa.
—Es mi vecino —responde, entregándome el casco. Mis dedos rozan los suyos—. No creí que fuera importante mencionarlo.
—Nos puede ver —digo, preocupado por la proximidad.
—Tranquilo, Jungkook es discreto. Tanto como yo, también le guardo secretos —susurra Yoongi, inclinándose hacia mi oído. Su aliento cálido me hace estremecer—. Como por ejemplo, sé que le prestaste tu lamborghini. ¿De casualidad también te tiraste a Jungkook?
—No digas tonterías —replico, sintiendo cómo el calor sube a mis mejillas—. Jungkook no es el tipo de personas que se acuesta contigo en una noche casual.
—¿Y yo sí? —Yoongi se ríe, fingiéndose ofendido.
—¿No lo eres? —Alzo las cejas, desafiante y con una sonrisa juguetona.
—Tú sabes que sí lo soy... ¿O tu cuerpo ya olvidó cómo te hice sentir hace una hora? —Yoongi se acerca más, y su voz grave y seductora resuena en mi mente.
—Yoongi, no le digas nada a Jungkook —pido, casi en un susurro.
—¿Por? —pregunta, con genuina curiosidad.
No quiero lastimar a Jungkook, no quiero que piense mal de mí. No quiero que se entere de lo que pasó en el bar, de esos momentos lujuriosos que compartímos lejos de miradas indiscretas.
—Porque... —Suspiro, buscando las palabras adecuadas, pero Yoongi ya había captado la verdad en mi vacilación.
—Te gusta —dice, y su sonrisa se ensanchó, traviesa y conocedora.
—Ah...
—¿Te gusta? —insiste, y supe que no hay escapatoria.
—Yoongi, por favor —ruego, pero él solo sonríe más amplio.
—Ven, vamos a saludarlo —propone, bajándose de la motocicleta.
—¿Me vas a llevar con Jungkook justo después de coger en los baños del Bar?
—Él no tiene que saberlo, lo que pasa en el bar; se queda en el bar.
—Yoongi...
—¡Jungkookie! —grita acercándose al carretón y cuando Jungkook voltea a verlo no me queda más remedio que bajarme de la motocicleta porque también me ha visto.
Yoongi se sienta frente al carretón, no sin antes apartar un lugar para mí pidiéndole la silla a una señora que estaba por terminar de comer, al parecer la conoce. Me acerco extrañamente nervioso y me siento apoyando mi trasero en la madera rígida del banco, sintiendo un dolor en el trasero.
—¿Qué hace el señor Park aquí? —pregunta sin mirarme a los ojos.
—Le dije que mañana cumples años. —Miente y Jungkook deja de preparar los panes y mira a Yoongi como si quisiera matarlo. ¿Mañana cumple años?
—Sabes que no festejo mi cumpleaños.
—¿No? ¿Por qué? —pregunto curioso.
Y por primera vez desde que llegamos me mira. Sus ojitos de Bambi parecen ¿Tristes? Yoongi me hace una señal con la mano para que me calle. ¿Se trata de algún tema delicado?
—¿Van a cenar? —pregunta Jungkook ignorando mi pregunta previa—. Hoy estoy solo en la cocina y no quiero que se me acumulen clientes.
—Dame dos, yo invito —dice Yoongi mirándome mientras sonríe con los labios apretados.
—Bien —dice Jungkook y se centra en preparar la comida.
—¡Gracias conejito! —dice una señora dejándole el dinero a Jungkook en un bote porque al estar con las manos ocupadas no puede tomarlo.
—¡De nada, señora Kang! —contesta sonriendo.
—¿Conejito? —pregunto.
—El vecindario le dice así a Jungkook desde que somos niños... Es que sus dientes son
—Como los de un conejo —dice Jungkook interrumpiendo a Yoongi—. A Yoongi Hyung le dicen Gatito porque tiene una sonrisa gatuna. —Sonríe y Yoongi frunce el ceño.
—¿Tenías que mencionarlo?
—Bueno, tú ibas a mencionarlo primero —Suspira, después pone un par de platos con los hotdogs listos—. Pedido listo.
—Gracias —agradezco y comienzo a comer sin dudarlo.
—Venían en la misma motocicleta —dice Jungkook mirándome y asiento mientras mastico el hot-dog—. ¿Ya se hablan de tú?
Comienzo a toser, sintiendo que la salchicha se atora en mi garganta. ¿Voy a morir comiendo hot-dog preparado por mi Bambi?
—Se está ahogando —dice Yoongi con calma mientras sigue comiendo cruzado de piernas.
—¡Se está ahogando! —grita Jungkook y corre hacia mí, haciendo la maniobra de Heimlich presionándome el pecho con fuerza, con un empujón rápido hasta que escupo la salchicha y esta queda pegada en el vidrio del carretón.
—Jun...
—¿Estás bien? —me pregunta y asiento con ojos llorosos a causa del ahogamiento.
—No hice nada para darles espacio —dice Yoongi terminándose el Hot-dog de un bocado y después bebe su refresco—. Quizás necesitan hablar. ¿Creen que no noto cómo se miran? y no se preocupen por la empresa, yo soy una tumba.
Al decir eso se marcha, desapareciendo en la oscuridad.
—¿Tienes agua? —pregunto y Jungkook asiente.
Después me entrega una botella de agua y la bebo luego de abrirla.
—Yoongi miente. ¿Salieron al bar, verdad? Él me dijo más temprano que iría.
—Mmm. —Asiento con la cabeza—. Instalé una app de citas y resulta que mi cita era Yoongi.
—Ya veo. —Da un paso hacia atrás riendo mientras niega con la cabeza—. Arruiné su cita.
—Nuestra cita terminó hace mucho... Yo, yo la terminé al salir del bar porque...
—Señor Park. —¿Otra vez va a llamarme de usted?—. No necesita darme explicaciones acerca de su vida privada.
—Pero incluso he borrado la aplicación porque...
—Está bien que lo haga, después de todo acaba de terminar la relación con su prometido.
Suspiro y asiento. ¿Por qué me siento con la necesidad de darle explicaciones a Jungkook si no somos nada? ¿Por qué si no hemos pasado más que de un simple beso, un abrazo y dormir sanamente en una cama?
—¿Por qué eres así de frío conmigo? ¿No dijiste en la madrugada que serías el clavo que me ayudaría a sacar otro clavo?
—Lo dije en un momento de estupidez, yo... —Endureció la mirada—. Yo no estoy dispuesto a ocultarme, tampoco quiero que la persona que me gusta ande de aquí para allá con otros hombres mientras que yo me quedo pensando en las posibilidades.
—Básicamente estás celoso.
—Ya había dicho que sí. —Sonríe de manera cínica—. Park Jimin, yo no comparto.
—Comprendo, pues qué gusto verte.
—No puedo decir lo mismo —dice sin mirarme a la cara.
—Entonces me marcho.
—Sí, debería irse.
—Que tengas buena noche —digo con sinceridad al ponerme de pie.
—Descanse, al parecer ya tuvo una noche con bastante acción.
No quiero quedarme a contradecirlo porque tiene razón. Tuve una noche con acción, una noche con Yoongi que volvería a repetir una y mil veces ¿por qué? Porque Jungkook se está comportando como un niño infantil que quiere la atención únicamente para él cuando sabe que ambos somos solteros.
Cuando llego a mi casa enfurezco porque hay muchos automóviles afuera e incluso música, luces y un terrible aroma a alcohol. ¿Una fiesta? ¿Quién la hizo? Mis empleados jamás harían algo así. Me adentro al salón de baile encontrando a mi primo, Kim Seokjin bailando mientras se besuquea con un par de damas. Apago la música y comienzo a gritar que se marchen. Seokjin, divertido me comienza a imitar ayudándome a sacar a toda la gente para terminar con el desastre que comenzó. Cuando la casa está vacía pongo mis manos en mi cintura y enojado digo:
—¿Cuando llegaste y por qué hiciste una fiesta sin avisarme?
—Porque estaba aburrido y no contestabas el teléfono. ¿Dónde estabas?
—Fui a un bar —digo cansado y me dejo caer en el sofá.
—¿Estás cansado bebé? Pareces cansado.
—Sí lo estoy.
—¿Cogiste?
—Que directo andas hoy.
—Yo siempre soy directo. —Se tumba a mi lado dejando caer su cabeza en mi regazo—. ¿Me extrañaste? Vine porque me dijo un pajarito que terminaste con Namjoon.
—¿Ese pajarito era Namjoon? —pregunto riendo.
—Sip. Fue a suplicarme que te dijera que quería hablar contigo.
—Le puedes decir que se vaya a la mierda.
—¿Por qué bebé? —Me mira a los ojos y yo a él.
—Me fue infiel.
—Uy, ¿entonces eso significa que ya estás disponible para mí?
—Jin, dejamos esas travesuras hace tiempo.
Jin y yo somos primos, pero no llevamos la misma sangre, eso es porque su mamá me adoptó cuando cumplí quince años. Nunca pude llamarla "Mamá" porque a la mía la llevo en el corazón, sin embargo la llamé "Tía" y a Jin, "Primo" Cuando crecimos experimentamos nuestra sexualidad juntos, yo no sabía si era top o botomm, Jin tampoco, así que juntos nos intercalábamos hasta averiguar qué posición nos era más placentera. Lo hicimos durante cinco años, pero nos detuvimos cuando Jin tuvo su primera novia, después cuando terminaron volvimos a hacerlo, yo soy más de estar soltero pero cuando tuve parejas parábamos. ¿Nosotros nos queremos? Por supuesto que sí, sin embargo mantenemos nuestra relación invadida de confianza, amistad, hermandad y mucho, mucho sexo pero siempre sin cruzar la línea a lo romántico porque si soy sincero no me veo siendo el padre de los hijos de Jin.
—Pero hoy estamos solteros los dos, por eso he vuelto —dice y puedo ver que se le comienza a abultar la entrepierna.
—Acabo de tener sexo —confieso.
—¿Ya tienes nuevo amorío? —Alza las cejas y se aparta de mi regazo sonriendo con picardía.
—No, fue sexo casual en el bar Grigory.
—Ah... ¿Y no tienes ganas? —Hace puchero al ponerse de pie—. Porque yo muero de ganas, quiero sentir tu cuerpo, hace más de dos años que no te toco, Jimin.
Sonrío y me muerdo el labio.
—Si quieres me doy una ducha y lo hacemos cuando termine de bañarme.
—¡Uy, te espero en la habitación!
Ambos sonreímos con complicidad. Después me dirijo a la ducha, me baño con cuidado pero tratando de limpiar cada rastro de Yoongi de mi cuerpo. Una vez listo ni siquiera me visto, pero dejo el pijama preparado en mi cama para después salir a la habitación de huéspedes. Nunca tengo sexo en mi habitación porque es mi lugar sagrado, algún día traeré aquí a mi futuro esposo y a mis hijos. Entonces pienso que sería incómodo si llegan a descubrir que me divertía eróticamente con mis amantes en nuestra cama. Casi rompo esa regla con Namjoon, pero me alegro no haberlo hecho porque ahora tendría que cambiarme a una habitación virgen.
Cuando llego, Seokjin está acostado bebiendo champagne con una mano mientras que con la otra se acaricia el miembro con suavidad. Me quito la toalla acercándome con paso decidido para quitarle la copa y terminar de beberla, después la arrojo al suelo y me subo encima de él abriéndome de piernas para sentirlo más cerca.
—¿Quieres ser top, hermoso? —Me pregunta sosteniendo el condón en el aire.
—Sí, quiero serlo esta noche.
—Jimin, cuando eres Top te conviertes en una bestia —dice relamiéndose los labios.
—¿Tienes ganas de ver el cielo, Jinnie?
—Muchas, hace mucho que nadie me penetra —dice sin tapujos, la confianza que nos tenemos me gusta. Puedo hablar de sexo abiertamente con él sin que ninguno de los dos se sienta avergonzado, o comprometido.
—Entonces ponte cómodo porque desataste a la bestia.
Me pongo de pie y me coloco el preservativo, después tomo a Jin de las caderas arrastrándolo a la orilla de la cama, muerdo sus muslos con suavidad, pruebo su miembro con mi lengua, pero poquito, no llego a succionar, solo lamo. Después me acomodo para poner la punta de mi erección en su aro, él está abierto, exigiéndome con el cuerpo que lo tome y entonces sin avisarle me dejo ir con toda mi fuerza entrando hasta lo más profundo de su ser. Él gime y me encaja las uñas en los antebrazos, yo comienzo a moverme rápido, con rudeza, después comienzo a pensar en Jeon Jungkook, me enfurezco ¿Por qué me trata tan fríamente? Aumento la fuerza, descargando mi enojo, mi furia con el cuerpo de Jin, él comienza a gritar que me detenga, pero no le hago caso, yo sigo descargándome en su cuerpo como si fuera un saco de boxeo.
—¡Jimin, detente! —vuelve a gritar.
Le doblo las piernas y lo tomo por las rodillas para tomar más impulso, yo no necesito a Jungkook. ¿Qué puede darme ese muchacho? ¿Dinero? Tengo de sobra. ¿Amor? No lo necesito. ¿Sexo? Puedo tenerlo donde quiera, cuando quiera y con quien quiera. ¿Entonces por qué me enfurece la idea de tenerlo lejos de mi alcance si apenas lo conozco?
—¡Jimin! —Seokjin vuelve a gritar pero en esta ocasión escucho su llanto.
Entonces salgo de mi trance y me detengo sacando mi miembro de su interior, se dobla de dolor, noto el carmesí de la sangre. Le he dado muy duro y ahora me siento culpable.
—Jin, lo siento...
—¡Jódete imbécil! —se queja llorando y retorciéndose—. Te dije que hace mucho nadie me penetra y vas así sin lubricar y sin piedad a la primera.
—Jin perdón...
—¡Sal de aquí, vete!
Quiero pedir disculpas de nuevo pero las palabras no salen de mi boca, así que me salgo de la habitación sintiendo un nudo en la garganta.
Es culpa de Jungkook, necesito dejar de pensar en ese tipo.
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