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🦋Capítulo 16-Detente🦋

Aquel día me despertó el sonido del teléfono de Jimin, lo estaba llamando Jung Hoseok porque tenían un viaje a china para aclarar algunas pautas con la realeza. Yo iba a ir con ellos porque me sentía celoso de Hoseok, a pesar de que desde hacía mucho tiempo no le tiraba los tejos a mi novio. Sin embargo tuve que quedarme porque se me extravió mi pasaporte y al estar en días festivos las oficinas estaban cerradas. Así que me quedaría en corea comiéndome los celos porque no pude sacar una copia.

—Te llaman —le digo a Jimin con fastidio al pasarle el teléfono. Él con ojos todavía entrecerrados lo agarró y contestó la llamada.

—¿Hola?... Ujum... Estaré puntual.

Finalizó la llamada para abrazarme y darme besos en todas partes, una bomba de besos. Sabía que estaba molesto y con ese gesto trataba de hacerme sentir seguro.

—Vuelvo en dos días, mi amor —dice finalmente.

—Llámame cuando llegues.

—Te estaré mensajeando todo el día.

—Mi mamá se irá a la isla Jeju con una tía mía porque pensó que iría, ahora me quedaré solo este fin de semana. Sin ti y sin ella para que me haga de comer.

—¿Quieres irte a dormir a mi casa? Puedes hacerlo.

—No, creo que me la pasaré jugando videojuegos.

—Te traeré algo. ¿Qué quieres?

—Solo quiero que regreses sano y salvo. —Me mostró una sonrisa hermosa.

—Regresaré, mi amor.

Nos dimos un beso dulce. Después nos metimos a bañar, debo admitir que me dolía bastante el trasero y cuando el agua hizo contacto con mi piel sentí un ardor insoportable. Jimin me tuvo que ayudar a ducharme, compró analgésicos y me llevó a mi casa luego de desayunar. Nos dimos un abrazo que parecía eterno, es que no quería soltarlo porque dentro de unas horas se iría, la verdad ya estaba acostumbrado a estar a su lado 24/7.

—Cuídate y toma los analgésicos —dijo en un susurro.

—Sí, mi amor.

—No volveremos a hacerlo de esa manera, no soporto verte sufrir.

—Pero me gustó...

—No quiero que sufras de ninguna manera.

—Eres el mejor novio. ¿Lo sabías?

—Solo soy el mejor cuando estoy contigo. —Pude sentir mis mejillas sonrojarse.

Luego de varios mimos, abrazos y palabras cariñosas, tuvo que marcharse porque dentro de dos horas debía estar en el aeropuerto. Entré a mi casa para quedarme dormido el resto del día; de verdad estaba muy, muy cansado y dolorido. Tuve distintos sueños abstractos, pero nada significativo. A decir verdad, maldigo ese momento, porque si hubiera recibido alguna señal mientras dormía acerca de lo que estaba por acontecer, quizás no hubiera abierto los ojos.

Me puse de pie luego de dormir. Afuera estaba oscuro, y mi estómago rugía porque lo único que había comido era el desayuno. Revisé mi teléfono y tenía distintos mensajes de él, diciéndome que ya había llegado a China y mandándome fotografías aleatorias de cada cosa que hacía. Le contesté varios mensajes melosos y le dije que iría a la tienda de conveniencia que estaba a siete cuadras de la casa para comprar ramen, soju y otras golosinas. Luego de enviar el mensaje, me encaminé a la tienda. El viento helado, anunciando que el invierno estaba por llegar, golpeó mi rostro. ¿O sería la naturaleza avisándome que me quedara en casa? Lo que haya sido, seguí mi curso. Llevaba audífonos a todo volumen, y todo iba según lo planeado. Llegué a la tienda, compré lo necesario y regresé a casa.

Mis sentidos se agudizaron pronto, porque sentía que alguien me observaba. Giré el rostro un par de veces hacia atrás, pero no había nadie. Comenzó a gotear del cielo, era una lluvia nada escandalosa, así que seguí caminando y le subí el volumen a mi música. En lugar de eso, debí apresurar el paso y correr a mi casa para encerrarme, pero tontamente creí en la seguridad del barrio. Se me olvidó que hasta en los lugares más seguros aparecen demonios en forma humana.

La verdad no me di cuenta de cómo comenzó todo, porque cuando reaccioné, ya estaba tirado en el césped de una de las casas abandonadas. Un hombre estaba encima de mí, balbuceando distintas palabras que no comprendía porque tenía los audífonos puestos. Él pareció notar que no lo escuchaba, así que me quitó los audífonos de una manera tan tosca que me lastimó el oído. Después hice contacto visual con sus ojos, tan oscuros como la noche, tan oscuros como el mal, como el miedo...

Y su sonrisa, ese gesto que debería ser hermoso, fue para mí lo más maquiavélico que hubiera visto en toda mi vida.

—Jeon Jungkook, te he buscado por cielo, mar y tierra —dijo el hombre, sentí el olor putrefacto de su aliento a causa de su poca higiene y me dieron náuseas.

—¡¿Quién eres?! ¡Suéltame! —grité tratando de zafarme de su agarre.

Pero ese hombre tenía todo premeditado ya que me inyectó algo en mi piel y sentí que mis fuerzas se debilitaron casi al instante.

—El linaje de donceles Jeon siempre me pareció sumamente atractivo —murmuró en mi oído mientras se desabrochaba los pantalones—. Tu padre sigue escondido en su mansión y me es imposible acceder a él, cuando te miré en el video de internet supe que eras uno de ellos porque tu cuerpo y todo tu ser grita; doncel.

—¿De qué habla...? —pregunté, o quizás no lo hice porque sentía que no tenía voz.

En ese punto yo no podía moverme, el líquido que me inyectó estaba impidiendo que lo hiciera.

—Serás mío... Solo mío.

«Jimin, ayúdame», pensé en medio de lágrimas.
«Este señor me confunde, mi padre está muerto»
«Jimin, perdóname», rogaba en mi interior cuando sentí que mi intimidad había sido invadida por completo.

No supe si grité, pero dejé que aquel hombre saciara sus deseos de manera brusca, dolorosa, sucia y humillante porque no podía moverme. Por el rabillo del ojo miré el ramen que compré tirado y la botella de soju rota, debí esperar, debí quedarme dormido, yo no debí salir de casa.

Lloré y lloré. Anhelando tener fuerzas para evitar que eso sucediera. ¿Qué me había inyectado?

Con la poca fuerza que tenía lo empujé provocando que lastimara más mi interior y a medida que mis lágrimas de dolor aumentaban le di una patada en el rostro, rostro que nunca olvidaría.

—¡Detente! —grité poniéndome de pie muy tambaleante.

Con los pantalones desgarrados comencé a correr, ¿o estaba caminando? No tengo la menor idea, solo sé que me dolía, dolía tanto como el infierno mismo. Sus pasos se escuchaban detrás mío, sentía que iba a alcanzarme, fue en ese momento que miré el carretón de hot dogs, casi llegaba a casa y la lluvia que era tranquila ya estaba más fuerte.

—Te estoy pisando los zapatos, niño bonito.

Aterrorizado traté de llegar a mi casa pero en mi intento choqué con algo, con alguien.

Era Min Yoongi.

Él llevaba un paraguas y me lo puso encima para que dejara de mojarme, lo único que hice fue abrazarlo con fuerzas y llorar invadido de alivio, de dolor.

—Pero qué mierda... —musitó dejando caer el paraguas amarillo en el suelo y tomándome con fuerzas por debajo de mis brazos para ayudarme a mantenerme de pie.

────────────

Entramos a mi casa, me sentó en la sala de estar, me cubrió con una toalla y se fue a la cocina a prepararme un té.

—Tus pantalones, ¿por qué los traes rotos? —preguntó, después su vista se desvió al suelo. Había gotas de sangre en el piso desde la puerta hasta donde yo estaba sentado—. ¡Jungkook! ¡¿Qué sucedió?! —Se arrodilla ante mí y comencé a llorar.

—No... No llames a la policía, esto es.. Esto es vergonzoso —dije  en medio de lágrimas.

Él me abrazó con fuerza y yo lloré todavía más.

—El té está listo —dijo al separarse de mí y fue para servirme té en una taza.

—Préstame tu teléfono, perdí el mío. Necesito llamar a mamá.

Accedió sin dudarlo.

Marqué el número que ya me sabía de memoria, después de tres timbres mamá contesta.

—¿Qué sabes acerca del linaje de donceles Jeon? —pregunté con la mirada fija en la tasa del té que Yoongi preparó.

—¿Q-quién te habló sobre eso? —contestó titubeante.

—Me dijeron que mi padre está vivo, me dijeron que mi padre se esconde en una mansión. ¿Qué sabes acerca del linaje de donceles Jeon? —vuelvo a preguntar y la escuché llorar del otro lado de la línea.

—Temía que llegara este momento, cuando te vea voy a explicarte todo lo que pasó el día de tu nacimiento. ¿De acuerdo?

—Ya es tarde. —Al decir eso cuelgo la llamada.

—¿Eres un doncel? —preguntó Yoongi en un susurro.

—Al parecer —dije tragando saliva—. Yoongi, ayúdame a bañarme. Necesito que...

Volví a llorar de manera desenfrenada, pero Yoongi comprendía la situación. Así que no tuve que hablar más porque él me ayudó a ingresar a la regadera, él vio mi llanto, mi sufrimiento, él vio todo el daño que me hicieron aquel día.

—Tienes que denunciarlo —dijo cuando salimos de la ducha, cuando íbamos a mi habitación.

—Olvidé su rostro —mentí. La verdad no quería volver a verlo, quería olvidar ese día y ya.

—Llamemos a Park, seguramente él sabrá qué hacer en una situación como esta —dijo y asentí con la cabeza—. ¿Sabes su número? Yo no lo tengo registrado.

Asentí con la cabeza, tecleé el número de mi novio con dedos temblorosos, me mandó dos veces a buzón de voz, pero al tercer intento cogió la llamada.

—Amor, soy Jungkook y...

—Tu amor duerme en mi cama —dijo Hoseok del otro lado de la línea—. ¿Quieres que lo despierte? Puedo hacer eso por ti, no soy celoso.

Finalicé la llamada al instante, sin decir nada más y lloré todavía más porque en ese día me humillaron, me traicionaron, me rompieron el corazón, ese día me convirtieron en un ser sin autoestima, sin razones para seguir viviendo.

—¿Qué pasó? —preguntó Yoongi con preocupación en la voz.

—Era Hoseok, al parecer Jimin durmió con él. ¡Mierda! Mientras... Mientras un extraño me viola mi novio se tira a su socio. ¡Que espectáculo! ¡Digno de un drama de televisión!

—Amigo...

Me limpié las lágrimas bruscamente con la mano, después alcé la mirada hacia Yoongi conectando con sus ojos, tratando de mostrarle mi vulnerabilidad, mi alma.

—Min... No le cuentes lo que acaba de pasar, no quiero que se entere. Yo, necesito terminarlo sin que sepa que mientras follaba con otro yo era... —Mi voz se quebró todavía más—. violado.

Yoongi endureció la mirada al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

—Cuenta con ello.

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