🦋Capítulo 14-El video🦋
Jungkook, con los ojos fijos en la pantalla, intenta descifrar el misterio detrás del video. La imagen se repite una y otra vez, como un bucle infinito que lo atrapa. ¿Quién lo ha grabado? ¿Por qué? Las preguntas se agolpaban en su mente, pero las respuestas siguen esquivándolo.
Mientras tanto, yo observo la escena de reojo, sintiendo una mezcla de fastidio y preocupación. La carretera se extiende frente a nosotros, y el sol del atardecer pinta el paisaje con tonos cálidos. Decido frenar a un lado de la carretera para abordar el asunto.
—Jungkook, ya es suficiente —digo con firmeza—. No ganamos nada viendo el video una y otra vez. Además, ya está en la web. No podemos cambiar eso.
Él me mira, sus ojos oscuros reflejan una frustración profunda. Se que tiene razón, pero aún así, no puede evitar sentirse atrapado en la búsqueda de respuestas. Es como si el video tuviera un significado oculto que se le escapa.
—¿Quién crees que lo grabó? —pregunta, su voz apenas un susurro.
—No lo sé —respondo sinceramente—. Pero tal vez no importa. A veces, las cosas simplemente suceden, y no podemos controlarlas. Lo importante es cómo reaccionamos ante ellas.
—Solo quiero saber quién nos odia tanto como para hacerlo. ¿Jung Hoseok?
—Amor, no importa. Haré que lo desaparezcan, solo déjame llegar a Seúl.
—Todos en la empresa lo han visto, tengo muchos mensajes de Yoongi diciéndomelo.
—¿Y eso importa?
—Es que no lo has visto...
Tomo el teléfono y reproduzco el video.
Estoy en la oficina con Jungkoook y él me pregunta:
—¿Qué quieres que diga?
—Mi nombre, me gusta escucharlo salir de tus labios.
—Jimin —dice, luego suspira y me toma por la cintura con suavidad jalándome a su cuerpo, yo deslizo mis manos por su pecho para rodear su cuello—. Ya sabes que me gustas, ¿qué harás al respecto?
Me relamo los labios y lo miro con lujuria.
—Voy a desvestirte y te voy a hacer mío, eso es lo que haré.
Él sonríe con cinismo y choca sus labios contra los míos. Besándome con pasión, devorándome los labios. Yo por mi parte me dejo guiar por sus labios hábiles invadidos de experiencia, entrelazo mis dedos con su cabello y él aprieta todavía más mi cintura pegándome a su cuerpo. No conforme con eso me eleva para sentarme en el escritorio provocando que se caigan algunas cosas de encima pero no le damos importancia porque en ese momento somos únicamente él y yo. Al menos eso creíamos. Abro mis piernas permitiéndolo pegarse más a mí, comienzo a desabotonar su camisa y él besa mi cuello con deseo, con anhelo. Estoy dispuesto a dejarme poseer en mi escritorio, me pongo de pie para quitarme el cinturón y entonces ambos giramos la cabeza porque la persona que graba tira por error una maceta decorativa. En ese instante el video se corta.
—Al menos no salimos desnudos —digo tratando de aligerar el ambiente.
Jungkook me mira con cara de pocos amigos y me quita el teléfono.
—Le restas importancia.
—¿Te importa mucho lo que la gente diga de ti?
—Jimin, el más perjudicado serás tú porque fue en tu empresa, dirán que lo haces con todos los empleados. Comenzarán rumores, chismes y...
—Déjame ver si entiendo. ¿Estás molesto porque piensas que eso me va a afectar? —asiente con la cabeza y lo tomo del mentón con suavidad—. No me afecta.
—El día que terminaste con Namjoon ibas a anunciar que no eres hetero. Me preocupa que ahora lo sabrán así sin preguntar, es una invasión a tu privacidad.
—No me importa, ¿quién en estos tiempos se preocupa por eso?
—Jimin...
—¿Tú estás bien? Porque si estás bien yo también estoy bien.
—Estoy bien —dice—. Estoy bien porque tú estás bien.
Sonrío. ¿Puede ser más dulce?
El vestíbulo de la empresa zumba con la energía de un enjambre de abejas. Los empleados se apresuran de un lado a otro, sus pasos resonando en el suelo de mármol. Pero cuando Jungkook y yo entramos, el aire parece detenerse. Las miradas curiosas se clavan en nosotros, como si fuéramos los protagonistas de una película que todos estaban ansiosos por ver.
Mis pasos largos y decididos me llevan al elevador, y Jungkook me sigue de cerca. Mi respiración agitada y mi expresión de urgencia revelan que algo importante está sucediendo.
El elevador se cierra detrás de nosotros, y mientras subimos, siento la tensión en el aire. Jungkook no dice nada, pero su mirada está fija en mi.
Finalmente, llegamos al piso principal de las oficinas. Las puertas del elevador se abren, y salimos juntos. El silencio se hizo más intenso, como si todos contuvieran la respiración. Me detengo en el centro de la sala, justo donde todos pueden verme. Es como estar en el epicentro de un huracán de curiosidad.
Y entonces, sin previo aviso, aplaudo en el aire. El sonido resuena, rompiendo el silencio. Todos los ojos se posan en mi, y los murmullos comienzan a extenderse.
Pero yo no me inmuto. Mantengo la mirada firme, como si supiera exactamente lo que estoy haciendo. Jungkook está a mi lado, su expresión mezcla de sorpresa y admiración.
—¿Quién no ha tenido sexo? —pregunto y Jungkook lleva su mano a la cien—. Bueno chicos, les presento a mi novio; Jeon Jungkook.
Las miradas se vuelven hacia él, y Jungkook parece un poco abrumado por la atención. Pero yo sigo adelante.
—Jungkook es más que un colega. Es mi compañero de vida, mi inspiración y mi razón para creer en el poder del amor. Así que, por favor, a partir de hoy trátenlo con respeto.
—¡Que vivan los novios! —grita Yoongi a lo lejos haciendo que el momento sea menos tenso.
—Cariño, ven conmigo. —Tomo la mano de Jungkook y nos metemos a mi oficina juntos.
En seguida llamo a Leia y ella llega corriendo.
—Señor.
—Tumba el video, no quiero rastro alguno de eso en internet. No me importa cómo lo hagas, pero hazlo.
—Sí, señor.
—Ya puedes retirarte. —Leia sale de la oficina y Jungkook cierra la puerta detrás de ella recargándose y mirándome a los ojos sin expresión alguna.
—Park Jimin. —Se acerca con lentitud y coloca sus manos en mi cintura—. Eres jodidamente sexy.
—¿Sexy?
—Me encanta que no te importa nada —ronronea en mi oído y rodeo su cuello con mis manos.
—Te equivocas, me importas tú.
Después de una conversación breve con Jungkook, le pido al chofer de la empresa que lo lleve a casa. Min Yoongi, siempre oportuno, se une al viaje, ya que comparten el mismo destino. Asegurándome de que se hubieran ido, me dirijo en mi Jeep hacia la casa de Namjoon.
La tensión en el aire es palpable. Sé que hay algo más en juego que un simple video en línea. Estoy convencido de que Namjoon está detrás de todo esto. Su torpeza y su habilidad para causar situaciones inesperadas eran inconfundibles. Solo él podía haber tirado la maceta de esa manera.
Estaciono frente a su casa y espero pacientemente. Las manecillas del reloj avanzan lentamente, y mi mente se llena de recuerdos. Solía llegar a casa a las nueve de la noche cuando éramos novios. ¿Ha cambiado algo desde entonces?
Finalmente, veo su automóvil acercarse. Namjoon baja de la camioneta, y nuestros ojos se encuentran. Pero en lugar de saludarme, me ignora por completo. Me preparo para regresar al interior de mi Jeep, pero entonces escucho la voz de la ama de llaves.
—El señor Namjoon me envió a decirle que pase.
Asiento y camino junto con ella, al parecer está feliz de volver a verme.
—Hola, Clarita.
—Señor, aquí entre nosotros quiero decirle que el joven Kim ha estado muy triste después de la ruptura. Debería considerar regresar a su lado...
No digo nada, solo sonrío.
Clarita se desvía hacia la cocina cuando entramos a la mansión y Namjoon me espera en la sala de estar. Cuando me acerco rodea mi cuerpo con sus brazos impidiendo que me aparte de su lado y la verdad no quiero apartarme, creo que ambos necesitamos cerrar el ciclo como se debe.
—Vienes a reclamarme, pero yo quiero abrazarte y decirte que todavía te amo.
Mi corazón salta, tengo sentimientos encontrados. Sin embargo soy consciente de que lo nuestro terminó hace mucho tiempo.
—Namjoon... ¿Por qué hiciste eso? —pregunto al apartarme de sus brazos.
—Estaba furioso, estoy furioso. ¿Por qué lo besas? ¿Por qué estás con él? ¿De verdad me engañaste con Jungkook? —Hace una pausa, él sabe que hablo del video. Sí fue él—. Yo podría perdonarte la infidelidad porque...
—Nunca te fui infiel —confieso—. Fue mentira, el día de nuestra ruptura yo estaba con Jungkook y me acompañó a encararte. —Suspiro—. Dije que era mi novio para que pensaras que era igual que tú, para que creyeras que nuestra relación tampoco me importaba.
—Jimin, lo que decía el periódico es mentira. ¿Por qué no me crees?
—Es que te creo —digo seguido de un suspiro—. Pero Namjoon, he dejado de amarte y creo que es mejor ser sincero contigo en lugar de darte falsas esperanzas.
—Pero tampoco amas a Jungkook, eso me da una chance.
—No. —Aprieto los labios—. Yo amo a Jungkook.
Un silencio incómodo invade la sala de estar y Namjoon alza la mirada hacia el techo para evitar llorar.
—Bueno, al menos los he hecho pasar un mal rato con lo del video.
—Elimínalo, he venido a eso. Si no lo haces te voy a denunciar por filtraciones y exposición pública porque estoy grabando todo.
—Eres un cabrón —dice medio riendo, medio llorando.
—Solo quiero que estemos en paz, deja esto. Busca tu propia felicidad.
Me ignora y avanza hacia la mesa de centro. Ahí está su MacBook. La abre y entra a la web, después me hace una señal con la mano para que me acerque y elimina el video frente a mis ojos. Después lo elimina de la computadora y por último de su teléfono. No quedan rastros del videoclip y tampoco de nuestra relación.
Entonces saco mi grabadora de voz y borro la grabación de lo que hablamos frente a sus ojos.
—Estamos a mano —digo.
—Ajá.
Namjoon me mira, sus ojos oscuros llenos de emociones que no puedo descifrar. ¿Arrepentimiento? ¿Tristeza? ¿Alivio? No lo sé. Solo sé que esta noche, bajo la luz tenue de la sala de estar, estamos cerrando un capítulo.
—Bueno, yo me retiro.
—Espero que seas feliz, Jimin —dice cuando me doy la media vuelta.
—Te deseo lo mismo, Namjoon —digo de espaldas y avanzo a la salida de la mansión.
Mientras conduzco a mi hogar siento una paz extraña. Una paz que nace tan solo de haber cerrado un vínculo. Por algo pasan las cosas ¿no? Tal vez esto tenía que pasar para finalizar todo el drama con mi ex.
Cuando llego a mi casa Seokjin está en la puerta sosteniendo una botella de vino y la agita cuando me ve llegar. Yo sonrío y me bajo del automóvil antes de entrar.
—Jin, no quiero beber.
—He venido como hermano, como primo. Nada más. ¿Fue difícil salir del closet públicamente?
—No. —Sonrío—. Jungkook hace que todo me sea más fácil.
—De verdad estás enamorado.
—Sí.
—Bueno, vine a despedirme porque me voy a Barcelona. Conocí a un chico hermoso que promete noches apasionantes y quería pasar mi última noche en Seúl contigo.
—Entremos.
Esa noche bebimos y reímos. Fue una charla de amigos, una charla inocente y ambos sabíamos en el fondo de nuestros corazones que sería la última vez que beberíamos a solas. Así que fue una especie de despedida.
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