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𝗧𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲

Minho había salido ya de su tercera clase y por gracia divina tenía una hora que aprovecharía para desayunar, así que con los audífonos en sus oídos camino a la cafetería de su facultad que aunque la comida no le gustará mucho tenían una variedad de sabrosos panes y servían un muy buen café. Perfecto para su apetito que no era mucho además de ligero para no hacerle querer vomitar.

Al entrar pudo sentir el aire acondicionado un poco más cálido que el aire frío que estaba afuera, el sonido de las charolas chocar, el olor a comida y café, los murmullos de quienes atendían. Caminó a la caja pidiendo lo que quería con rapidez tallando sus ojos con el dorso de su mano, tenía bastante sueño, ayer se la había pasado hablando con Hyunjin hasta que se les ocurrió hacer un vídeo llamada para que pudiera ver a Dori, siguieron hablando hasta que se dieron cuenta que ya era la una de la mañana.

Aunque si tenía algo de sueño no se arrepentía para nada de aquella llamada que fácil empezó desde las diez y termino a la una. La señora que atendía el lugar le sonrió entregando sus alimentos, Minho los recibió pagando, salió de la cafetería con los audífonos puestos y las manos ocupadas.

De verdad no notó en que momento esa bicicleta y esa chica salieron de la nada, con la intensión de no chocarse con él, giro de forma brusca haciendo que ella y la bici color menta cayeran al suelo. Minho quito de forma rápida la música para acercarse a la chica de cabellos rubios cenizos que ya se estaba levantando.

—¿Estás bien?—dijo de forma preocupada, acercándose a ella, la chica parecía algo enojada.

—Estoy bien—dijo reincorporándose completamente, limpiándose del polvo que quedó en su ropa, la chica lo medio miro con el ceño fruncido, Minho esperaba que no comenzará a echarle la culpa de su caída pues no la tenía, simplemente iba saliendo de la cafetería.

—¿Segura?, tienes raspadas las rodillas—señalo el castaño, la chica se miro así misma suspirando.

—No es nada—contesto levantando la bicicleta, Minho quiso decir algo más aunque no sabía que. El olor de la chica se le hacía conocido... Era como si ya lo hubiera olido antes, pero, en otra persona—¿Eres de esta facultad?

—Si—pronto cayo en cuenta que incluso sus facciones eran conocidas, era la hermana de Hyunjin. La había visto en fotos no había duda alguna que era ella, incluso los olores eran conocidos; suponía que también era una alfa.

—¿Podrías decirme dónde está la biblioteca?—preguntó mirándolo directamente, la chica entrecerró sus ojos al verlo mejor como si tratara de recordar su rostro. Minho estaba tan inmerso en dar bien las instrucciones que ni siquiera se dió cuenta de la mirada.

—¿Entendiste?—preguntó apenado, la verdad era que se le daba mal dar indicaciones de algún lugar, una vez trato de hacerlo con Felix haciendo que este se perdiera en el camino.

—La verdad no—sonrió la chica con diversión al ver al chico intentar explicar de nuevo.

—Podría acompañarte, aún tengo tiempo antes de que inicie mi siguiente clase y no está muy lejos de aquí—dijo el chico viendo la hora en su celular para después mirarla a ella.

—Me sería de mucha ayuda, gracias... Lo siento no sé tu nombre—le miro con curiosidad y una sonrisa cordial.

—Minho —la chica sonrió de más al escuchar el nombre, el castaño   comenzo a caminar haciendo que la chica caminara a su lado con la bicicleta del lado contrario.

—Soy Yeji—dijo con esa misma sonrisa cordial que hizo a Minho sentirse cómodo, además con la sola mención de su nombre supo que si era la hermana de Hyunjin.

Caminaron juntos por unos diez minutos con platicas tranquilas y triviales sin entrar mucho en detalles, hasta que llegaron al edificio que decía en grande "biblioteca".

—Llegamos, fue un gusto conocerte Yeji—se despidió el chico poniéndose sus audífonos.

—El gustó fue mío, Minho—la rubia vio al chico alejarse, la sonrisa que ahora enmarcaba su rostro era una llena de satisfacción, entro a la biblioteca buscando con la mirada a Ryujin.

Tenía que hablar con ella de muchas cosas.

La pelinegra estaba inmersa en la lectura que estaba teniendo, tendría una exposición pronto, le gustaba estudiar desde antes para poder dominar el tema y no tener errores sobre todo con ese profesor que a veces salía con preguntas un poco más sofisticadas. Su lectura se vio interrumpida por el olor a sándalo que conocía a la perfección, irritada alzó la mirada buscando a la rubia que en efecto venía hacia su mesa con una sonrisa plasmada en su rostro.

Ryujin se mordió la piel interna de sus labios con fuerza, hace tiempo que no se veían, ¿Por qué la venía a buscar?

—Hola linda—sonrió la alfa sentandose en la silla que estaba frente a ella—¿Cómo estás?

—Yeji, que sorpresa—fingio una sonrisa cálida—Bien, con exposiciones, ¿y tú?

—Super bien—la chica sonreía con altivez, como si algo le hubiera pasado, algo verdaderamente genial para que tuviera esa sonrisa plasmada en los labios de alguien como ella, sonrisas así no las había vuelto a ver desde que decidió ser la hija perfecta, y llevar honor al apellido Hwang—Paso algo, en casa.

—¿Así?—preguntó curiosa, está vez no fingida.

—¿Salimos?, no creo que sea bueno que hablemos en una...—la chica dió un mirón rápido al rededor, viendo los estantes de libros y los chicos que estaban dentro inmersos en sus lecturas—Biblioteca.

—Claro—no tenía de otra, aún cuando se negara Yeji la sacaría de aquí, alargar esto solo será una perdida de tiempo, guardo rápidamente sus cosas, mirando de reojo a la alfa que parecía mandar mensajes en su celular.

—¿Nos vamos?—apago el celular y la miro con una sonrisa gentil.

—Espera afuera, llenare una ficha para el préstamo de unos libros—contesto cargando su mochila y agarrando tres libros.

—Esta bien—la rubia se levantó saliendo afuera de la biblioteca.

Ryujin jamás le tuvo miedo, a pesar de que fuera una alfa... Ella siempre fue diferente. Ahora no sabía si debería comenzar a preocuparse, el hecho de fuera amiga de ese imbécil lo hacía todo más confuso.

Termino su trámite y salió del lugar viendo a la chica hablando con alguien en su celular, la rubia parecía bastante feliz hablando de algo que le causaba mala espina. En si, que la viniera a buscar, era mal presagio.

—¿Interrumpo?—preguntó acercándose a la chica.

La miro con una sonrisa, se despidió de la persona con quién hablaba para darle toda su atención a la pelinegra.

—Linda, ¿por qué no me dijiste que habías salido con mi hermano?—la pregunta fue tan de repente que ni siquiera le dió tiempo para pensar en una mentira, ¿cómo diablos se enteró?

—No sé de qué hablas—contesto, comenzando a caminar. Su mente vagaba en cada una de sus posibles respuestas y de las preguntas que tal vez podía hacerle.

—Ryu—dijo con tono dulce—Somos amigas desde hace años, sé cuándo mientes.

—De verdad no sé de hablas Yeji, no lo he visto—evadio de nuevo.

—Ryujin, mis padres están demasiado tristes por la partida de Hyunjin, ¿sabes?

—Me siento mal por ellos—la verdad es que le importaba una mierda, sobre todo sabiendo que la veían como un objeto reemplazable, una omega no sirve de nada.

—Esperaba que pudieras hablar con él, ya sabes—su voz, ese tono de voz, lo odiaba tanto.

—¿Yo?, ¿por qué yo?—la miro inquisitiva.

—Eres su amiga, él te aprecia—hubo un silencio en ambas, solo podían escuchar el canto de las aves o las voces de algunos grupos de amigos que pasaban a su lado—O, ¿crees que debería decirle a Minho?

La sola mención de su nombre hizo que su corazón comenzará a latir rápido... ¿Hyunjin le había dicho? Eso era imposible.

—¿Lo conoces?—preguntó sorprendida.

—Es un chico muy amable, me acompaño hasta la biblioteca—sonrió de forma inocente.

—Ryujin, ¿no crees que estás llevando todo esto muy lejos?—quiso sostener su voz, tarea difícil.

—¿Disculpa?—la mirada llena de diversión en Yeji cambio paulatinamente a una seria.

—Si Hyunjin se fue de su casa fue por algo. Si tú quieres vivir tu vida prendada a todo lo que tus padres esperan de ti es tu problema, no quieras llevar por el mismo camino a tu hermano—ambas se detuvieron, sus miradas fijas en la otra.

—¿Por el camino correcto?, somos una familia—su voz seria y esos ojos fríos le hicieron querer escapar de ahí, irse a un lugar seguro.

—No lo son, y tampoco metas a terceros en esto. Minho no tiene nada que ver aquí—suspiro—No me vuelvas a buscar para esto Yeji, no haré nada que lastime a Hyunjin y es lo que tú me estás pidiendo hacer.

Abrazo con fuerza su suéter café contra su pecho bajo, tenía miedo... Pero odiaba sentirse solo como una pieza de ajedrez que los señores Hwang y la misma Yeji podían utilizar cuando solo la necesitaban. Era una persona y como tal quería ser tratada así.

—Me tengo que ir, deberías pensar bien las cosas Yeji—sin dejarla contestar se fue a paso rápido, dejando atrás a la chica que mordía su labio inferior con fuerza totalmente enojada.

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