𝗧𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲²
Era su primer cita...
Bueno... Tal vez no la primera, pero, si era una que realmente anhelaba. Está sensación de nervios y paz a la vez, hacía tiempo que no la sentía.
Tal vez se arregló un poco más y con algo más que entusiasmo mando foto del outfit que usaría al grupo que tenía con Momo y Felix, sonriendo por las tonterías que decían en este. Se sentía bien hacer cosas tan normales que él ya hacía tiempo que no vivía. Pensó en su madre y tal vez en lo egoísta que estaba siendo dejándola sola con ese imbécil al que no podía llamar papá.
—MinMin te traje una naranja-la voz suave de su madre le hizo sonreír, la mujer entro a la habitación dejando el plato blanco con la naranja partida en el escritorio—¿Vas a salir?
—¿Tal vez?—la miro con los labios apretados.
—Ve, no te preocupes por mi-con pasos lentos se sentó en la orilla de la cama, lo miro con los ojos entrecerrados de arriba a abajo con una sonrisa sugerente—¿Saldrás con Hyunjin?
—¿Qué te hace pensar que saldré con él?—se sentó a su lado recargando su cabeza en el hombro contrario.
—Te arreglaste mucho—dijo con voz obvia arreglando algunos mechones rebeldes—Hueles exactamente a un omega que va a ver a su alfa.
—¡Mamá!—con los ojos abiertos, el chico la miro con sorpresa y vergüenza, definitivamente no deberían de estar tomando está conversación.
—Es la verdad—sonrió divertida—No tiene nada de malo.
—Él se pondrá como loco—la sonrisa que llevaba en el rostro pronto paso a una línea recta que miraba la puerta.
—Es un idiota—susurro la pelinegra llevando una de sus manos a las contrarias dándoles un leve apretón, la mujer suspiro—No le hagas caso, si yo pudiera lo alejaría completamente de ti.
—¿Por qué viene?, es decir... Siempre me dice que soy un inútil, ¿por qué se aferra tanto a venir?
—Culpa, tal vez—alzo los hombros con una mueca triste en su pálido rostro—No hagas caso a lo que diga, eres fuerte, un omega excepcional. Y mamá está tan orgullosa de ti, cielo.
—Lo sé—sonrió con calidez, recostando de nuevo su cabeza en el hombro de la mujer que más amaba.
Antes de que pudiera mencionar algo más el timbre de la puerta fue tocado, Minho sonrió levemente parándose de la cama.
—Ve y diviértete con él—la pelinegra se levantó bajando las escaleras detrás de su hijo que trato de no mirar a su padre que se encontraba en el sofá viendo la televisión con una cerveza a lado.
—Me voy madre, regreso más tarde—el castaño dejo un beso en la frente de la mujer quien lo veía con una sonrisa gentil.
—¿A dónde vas?—escucho la voz ronca y rasposa de su padre, ni siquiera lo volteaba a ver.
—Con un amigo—tajante tomo su chamarra abriendo la puerta encontrándose con la sonrisa nerviosa de Hyunjin—Hola, Jinnie.
—Hola Min—saludo al chico pasando su mirada a la mujer que estaba unos centímetros atrás del omega—Buenas noches, señora Lee.
—Buenas noches Jinnie—sonrió-Te encargó a mi hijo.
—Por supuesto—respondio. Antes de que Minho pudiera salir por la puerta, Hyunjin pudo ver como un hombre de estatura alta y complexión fuerte se acercaba a la puerta con aires de grandeza, mirada prepotente y olor picante.
Su lobo se puso de forma inmediata en alerta, se tenso y no dudo ni un momento en mirar a ambos omegas con la urgencia de sacarlos de ahí.
—¿Quién es este imbécil?—la voz gruesa del alfa se escucho, dirigiendo sus ojos filosos a Hyunjin. Minho cerro los ojos con incomodidad.
—No llames así al chico—la omega lo vio mal, sus ojos llenos de desprecio, sentimiento que el rubio jamás había visto en aquellos orbes que destilaban siempre gentileza y cariño.
—Vamonos Hyunjin—el castaño salió de la casa—Nos vemos, mami.
—Diviertanse—la mujer cerro la puerta con fuerza, Minho no dudo en tomar la mano del alto y arrastrarlo lejos de la su hogar.
—¿Tu mamá estará bien?—preguntó preocupado.
—Si, dijo que una vez yo me fuera ella saldría con una de sus hermanas—dijo el castaño con la incomodidad en su cuerpo—Lo siento mucho, por el insulto.
Hyunjin vio al omega con los ánimos bajos, mordía su labio inferior con fuerza y su olor, era diferente. Demasiado para lo que estaba acostumbrado, no le gustaba... No le gustaba saber que se sentía mal.
—Hey—hablo haciendo que subiera su mirada—No tienes la culpa, no fuiste tú.
—Lo sé, te dije que nos viéramos en otro lado—suspiro—Te hubieras aguantado el mal trago.
—Honnie, está bien—la voz suave que salió de sus labios lo hizo sorprenderse—Quise venir por ti, si tú padre es un idiota no es tu culpa.
Minho sonrió divertido ante lo último, en parte tenía razón. Él no tenía la culpa de que su papá fuera un frustrado con la vida y sobre todo un idiota. Dió una exhalación profunda, para luego sonreír con gusto de nuevo, estaban en una cita; una que no dejaría que nadie arruinará.
—Entonces, ¿a dónde iremos?—preguntó más calmado, evitando el mal trago que su papá le daba.
—La verdad no tengo ni idea, pensaba en venir y que lo pensaramos juntos, a menos de que esperarás que tuviera un plan—dijo avergonzado, no quería verse como alguien desinteresado, como alguien al que no le importaba organizar algo para él. Porque no era eso, quería hacer algo que ambos disfrutarán incluso que Minho lo hiciera más.
—¿Podemos ir a comprar cosas para Dori?—cuestiono pensativo—Y luego ir a comer a una cafetería con temática de Tim Burton, ¿sabías que hay una cerca? O podemos ir a caminar a algún parque.
—¿O hacemos todo?—dijo el rubio sonriendo, empezando a caminar hacia el auto que le habían prestado. Bendito fue el día en el que se hizo amigo de Lisa y Chris.
—Sera todo, entonces—sonrió caminando a su lado hasta llegar al auto negro.
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