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Capitulo 1

01 | Los Fushiguro

—¡No me toques, Luka! —exclamó ella, lanzándole uno de sus tacones al hombre que la perseguía.

—Estrellita, espérame —respondió el muchacho, luego de esquivar el zapato de la chica, recogiendo este del suelo y llevándolo en su mano.

El cuerpo de la muchacha tambaleó, aún se encontraba algo borracha y le era difícil mantenerse en pie.

—¡Inari! —exclamó Luka.

Instintivamente, la mano de Luka se extendió para sostenerla y protegerla de una posible caída. La frente Inari estaba resbaladiza, estaba cansada, había estado caminando cinco cuadras desde el bar en el que había estado con Luka.

Inari se quedó quieta por un momento, analizando la situación, no tardó mucho en recobrar la compostura y seguir caminando.

—¡Te dije que no me tocaras! —volvió a gritar—. ¡Tú y yo terminamos!

—Estrellita..., admito que me equivoqué, pero al menos déjame llevarte a casa. No es seguro que andes sola a estas horas de la noche —rogó el muchacho, alcanzando a Inari y tomando su mano, ella se la arrebató en seguida.

—No es necesario —dijo, observando la casa de su mejor amigo frente a ella—. Me quedaré aquí con Megumi.

—Por favor, Inari, está cerrado. No creo que vayas a despertar a la familia de Fushiguro para...—

Luka se vio interrumpido cuando una mujer, de unos treinta años aproximadamente, salió de la casa, llorando, con sus tacones en las manos, dejando la puerta de la casa abierta.

—Vaya, que oportuno —dijo Luka, impresionado.

Inari le quitó su zapato a Luka, corriendo hacia el interior de la casa de Megumi y cerrando la puerta de inmediato, poniéndole seguro para que nadie entrara a robar.

La femenina miró con curiosidad la puerta de la habitación del padre de su mejor amigo, abierta, era como si algo la atrayente la llamara para que se atreviera a entrar.

Haciendo caso omiso de sus deseos —guiada por el miedo hacia el padre de Megumi—, Inari se dispuso a correr hacia la habitación de su mejor amigo, entrando en esta rápidamente.

—¡Megumi! —la rubia se lanzó sobre Megumi, quien anteriormente se encontraba jugando en su teléfono tranquilamente.

—¡Agh! —soltó al sentir el peso de la femenina sobre él—. ¿Quien te dejó entrar, loca?

—Me colé mientras una señora salía llorando —confesó, Megumi soltó un largo suspiro.

El azabache se quitó a rubia de encima, levantándose de la cama y dirigiéndose hacia su armario, sacando una camisa negra y colocándosela.

—No tengas vergüenza, Megumi, tus tetas son lindas —dijo ella, meneando sus cejas de arriba a abajo.

—¿Que pasa, Inari? —Megumi suspiró, tomando unas toallas húmedas y unos pañuelos de su baño personal, sentándose frente a su mejor amiga.

Su semblante decayó.

Las lágrimas, desbocadas, comenzaron a salir de los orbes naranjas de la muchacha. Megumi le pasó un pañuelo y la miró, dándole toda su atención.

—Luka se besó con otra chica, casi follan en el sofá, en frente mío —sollozó.

Megumi abrazó a Inari, quien le devolvió el abrazó, llorando aún más. Al separarse, la rubia se sopló la nariz con un pañuelo.

—Estoy cansada de esto, siempre es lo mismo, ¿Acaso no soy suficiente? ¿Por qué nadie...? —Inari no terminó la frase, dejando salir un largo jadeo de frustración seguido de varios sollozos—. ¿Sabes? Solo por una vez, quisiera salir con alguien que sea tierno, honesto, que de verdad se preocupe por mi...

Inari se recargó en el hombro de Megumi, llorando, él solo se limitaba a acariciar su cabello y mirar hacia un punto invisible en la pared. Aquella no era la primera vez que algo como eso sucedía.

Inari solía salir con muchos hombres, la mayoría de ellos eran mayores que ella, cada vez que sufría una decepción amorosa Inari acudía a Megumi. Todas aquellas relaciones había terminado por fruto de un engaño o alguna pelea fuerte que llevara a Inari a cortar lazos con la otra persona.

—¿Que hay de...? —antes de poder terminar de hablar, la puerta de Megumi se azotó bruscamente, sobresaltando a los dos.

—Mocoso, ¿has visto...? —el padre de Megumi se interrumpió a si mismo al presenciar la escena frente a él.

Toji frunció el ceño al ver a la chica que se aferraba a su hijo, mismo que la abrazaba con cariño, ella llevaba un vestido de salir negro, corto, su rimel se había corrido y se le notaba cansada.

Inari abrió los ojos, observando al hombre frente a ella, sin camiseta.

Toji era un hombre musculoso y de estatura alta. Su cabello era negro, como el de Megumi, y lo llevaba desarreglado. Tenía una cicatriz en el lado derecho de su boca. Sus ojos eran pequeños y transmitían una mirada cansada.

Inari tragó duro, tomando los pañitos que había llevado Megumi, limpiándose la cara, sobre todo el maquillaje corrido, cambiando su semblante por completo.

No era el hombre intimidante que recordaba.

<< Ay no, está bueno. >>, pensó.

—¿Que quieres? —preguntó Megumi con molestia.

—¿Quien es tu amiga? —preguntó Toji, señalando a Inari.

Megumi suspiró.

—Ella es Inari, la viste cuando recién entramos a la universidad —dijo el chico con molestia.

—Inari —repitió Toji, saboreando cada sílaba del nombre de la chica, analizandolo e ignorando el último comentario de su hijo—...Un placer.

Toji la había visto reiteradas veces, sin embargo, no sabía el nombre de aquella femenina. Sabía que Megumi se la había mencionado, pero simplemente no era bueno con los nombres.

Inari se quedó sin palabras al tener la mirada fija de Toji sobre ella.

Megumi miró a Inari con preocupación:—¿Estás bien? —preguntó.

—Ah, si —dijo ella, bajando la mirada—. Pediré un taxi para ir a mi casa, perdone las molestias señor Fushiguro, no quería entrar de esa manera a su casa...

Inari había olvidado el hecho de que Megumi aún vivía con su padre, dado a que rara vez Toji se encontraba presente, pasó por alto ese tema.

Megumi tomó la mano de Inari, impidiendo que esta se levantara.

—¿De qué hablas? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Quédate a dormir, me da igual —dijo Toji, restandole importancia al asunto.

Inari suspiró, aliviada.

—Gracias, señor Fushiguro —dijo Inari.

—Solo dime Toji, no me digas señor Fushiguro —dijo el mayor.

Megumi miró a ambos y luego se aclaró la garganta.

—¿Que era lo que querías? —preguntó él menor de los Fushiguro, fastidiado.

Toji miró a Inari de arriba a abajo, como si la escaneara y detallara cada centímetro de ella.

—Ya nada, no hagan mucho ruido —al decir eso, Toji provocó que ambos se sonrojaran.

El mayor se fue, no sin antes darle un último vistazo a la amiga de Megumi, quien lo miraba con ferozmente. Toji sonrió.

—¿Quieres follar? —preguntó Inari, haciendo que el sonrojo de Megumi aumentara, él empujó su hombro levemente, haciéndola reír—. ¿Por qué te avergüenza? No sería la primer vez, tu padre ya nos dijo que podíamos hacerlo si no hacíamos mucho ruido.

—Esa vez ambos estábamos borrachos y eramos más jóvenes.

—¿Y ahora cuantos años tenemos? ¿Treinta? —se mofó Inari.

—Inari, esa vez fue una tontería, ahora estás medio ebria y despechada. No me aprovecharé de ti —dijo el muchacho, levantándose y tomando una camisa de su armario.

Inari siguió los movimientos de Megumi con la mirada, sonriendo ampliamente, atrapando la camiseta que este le lanzó.

Ella se quitó su vestido y lo cambio por aquella camisa, la cual le quedaba solo un poco más abajo de su trasero, con lentitud, tomó un paño húmedo y comenzó a retirarse por completo el maquillaje.

Cuando terminó, arregló su cabello y suspiró, recostadose en la cama a un lado de Megumi.

—Ojalá pudiera encontrar a alguien como tú, Megumi —dijo, antes de caer en los brazos de morfeo.

Inari movió sus caderas al ritmo de la música, bailando por toda la cocina, terminando al mezcla de los hotcakes. Cada vez que se quedaba en casa de Megumi, como agradecimiento, Inari solía prepararle el desayuno.

Ella sabía que el padre de su mejor amigo no era precisamente del tipo cariñoso o cuidadoso, por ende, nunca se levantaba a prepararle el desayuno a su hijo ni mucho menos se preocupaba por darle una comida saludable.

Era triste para ella ver el refrigerador prácticamente vacío, solo teniendo en el una caja de cervezas y un tomate viejo.

—I wanna touch on you, you see me in my room —cantó mientras saltaba por toda la cocina, esperando a que el café terminará de hacerse.

Lo necesitaba, por más que no pareciera, su cabeza la estaba matando.

—Te ves deprimida —dijo Megumi, sentándose en el desayunado, con el cabello revuelto.

—No estoy deprimida —respondió ella, sirviendo el café de Megumi, poniéndole algo de crema encima—. ¿Una persona deprimida podría hacer esto? No lo creo.

Inari puso frente a su mejor amigo una torre de tres Hot cakes y una taza de café con crema. Mientras Inari tomaba su café y esperaba que la siguiente tanda de Hot cakes terminara de hacerse, Megumi la miró con una ceja levantada.

—Inari, esto solo es un desayuno, delicioso, pero es solo comida. No demuestra si estás deprimida o no —dijo Megumi, cortando los Hot cakes y metiendo un trozo a su boca—. ¿Estás segura de que estás bien?

Inari volteó los Hot cakes, luego, señaló a Megumi con una espátula.

—No estoy deprimida, soy una genio —dijo.

Megumi la miró por un rato y luego sonrió.

—Si tú lo dices —respondió—. ¿No deberías estar llevando a Levi a la escuela ahora?

Megumi miró el reloj de la cocina, Inari negó con la cabeza.

—Lo dejé con mi madre antes de irme al ver con Luka —dijo—. Sabía que el viejo saldría o bebería mucho, no lo quería dejar solo con él, nunca se sabe sabe puede suceder. Mi padre jamas cuidaría a Levi como debería.

Inari abrió los ojos.

—¡¿Que voy a hacer?! Levi se llevaba muy bien con Luka —exclamó—. Es mi primer novio que logra agradarle.

—Inari, Levi es tu hermano, no tu hijo
No tienes porque preocuparte si tus novios le gustan o no —dijo Megumi.

—Solo dices eso porque le agradas.

Megumi sonrió, sin negar aquello, dándole el último sorbo a su taza de café.

—Cambiando de tema, ¿cuando comienzas tus prácticas? —preguntó.

—La próxima semana —Inari se sentó frente a Megumi, comenzando a desayunar—. Es una empresa cercana a la universidad y también es bastante reconocida, ¿por qué la pregunta?

—Por nada, es solo que un conocido de mi padre me ofreció unas clases de violín, quería preguntarte si quería tomarlas. Son baratas —dijo el azabache con cierta molestia.

Recordar a aquel albino de actitud despreocupada lo irritaba.

—¿Por qué tomaría clases de violin?

—¿Por qué no? Puedes dárselas a Levi si quieres, pero creo que eso podría ser algo adicional en tu curriculum.

—Lo pensaré, sin embargo, lo que más me preocupa ahora son mis tesis.

Megumi la miró por un momento antes de levantarse y llevar su plato al lavavajillas, lavando este de inmediato.

—Te dije que era mala idea estudiar dos carreras al mismo tiempo —comentó.

—De hecho, son tres.

—El curso de diseño gráfico no cuenta.

—¡Pero si tengo un diploma y todo!

Megumi se encogió de hombros, sentándose a un lado de Inari.

—¿No tienes clase hoy? —preguntó.

—No, y quiero aprovecharlo, es mi primer día libre —dijo Inari—. Los astros de alinearon para que así fuera.

—¿Por cuanto tiempo estará Levi con tu madre? —Inari se encogió de hombros.

—Dos meses, por lo menos, es su hijo. Puede tenerlo el tiempo que ella quiera —respondió.

Megumi lo pensó por un momento.

—¿Que tal si te quedas durante ese tiempo? Podríamos ir a la universidad juntos —propuso.

—¿Estás seguro? No quisiera molestar a tu papá, parece odiar a todo el mundo.

—¿Desde cuando te importa eso? El viejo casi no está en casa, así que seríamos solo tú y yo, como siempre —dijo Megumi.

Inari lo pensó por un momento.

Necesitaba tiempo para recuperarse de la situación con Luka, también estar en un ambiente tranquilo para terminar sus tesis, estar con Megumi era la situación más segura para ella.

—Claro, iré esta noche por ropa a mi casa, ¿qué podría salir mal?

Hello hello, espero hayan disfrutado este primer capítulo.

Como pueden observar, la gran mayoría prefirió que la protagonista fuera una oc, aquí les presento a la hermosa Inari:

Esta historia se desarrolla en un entorno universitario, como se habrán dado cuenta.

Bueno, no olviden votar y comentar.

Gracias por leer ♡



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