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No sabes lo hermoso que es quedarse callado sonriendo, cuando alguien espera una reacción violenta y furiosa de tí.
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Con una pequeña sonrisa, JiMin movia sus manos al ritmo del que arpa que estaba siendo tocado.

Valíde Sultana había preparado una fiesta en el harem en honor del regreso de ChiHan y el pequeño príncipe.
Todas las concubinas se encontraban disfrutando de la celebración, algunas demostrando sus habilidades en el baile y otras conversaban con alegría.

JiMin se encontraba sentado al lado de Valíde, disfrutando del baile hasta que una criada de la Sultana se acercó con rapidez a ella y le susurro algo que hizo que la Sultana frunciera el ceño con enojo.

—¿Siquiera la vio?...— pregunto a la criada y esta nego con pesar —Envía a Nilür y haz que la vea...

JiMin se tensa al escuchar lo último y mira a la concubina antes nombrada, esta se encontraba bailando en el centro con otras cuatro esclavas.

Poseía unos ojos azul cielo y su piel pálida que la hacía destacar, su cabello era de un castaño rojizo.
Era hermosa sin duda, pero no poseía un cuerpo llamativo.

Sus labios formaron una pequeña mueca de tristeza por la concubina, porque sabía que el Sultán no la aceptaría.

—Parece que Valíde ha comenzado a mandar concubinas con su Majestad, pronto habrán más favoritas... — le susurra con burla ChiHan.

—Así es, ese es el trabajo de Valíde...— le responde sin siquiera mirarla —Mandar concubinas con el Sultán.

ChiHan aprieta las manos con fuerza al obtener una respuesta tan calmada, era algo que no esperaba.

—Nilür es una concubina muy hermosa, el Sultán no podrá rechazarla...

—Recuerda tus palabras ChiHan Hatun.

—Soy una Sultana.

JiMin suelta una risita ante sus palabras y niega mirándola con burla.

—Ante mis ojos solo eres Hatun, haber dado a luz a un príncipe no te convierte en Sultana o te da más poder que yo... — sus palabras son dichas con una calma aterradora —No olvides con quien te diriges, no sólo soy una Sultana de nacimiento también soy la esposa legítima del Sultán y quien dará a luz al heredero al trono.

Advierte y su mirada se dirige a Tae, quien se acerca con rapidez a él y sin importarle quien escucha habla en voz alta: —Su Majestad ha mandado a llamarla mi Sultana...

JiMin muestra una sonrisa complacida y le dirige una leve mirada a ChiHan para recordarle sus palabras.

—Valíde Sultana, me retiro...— dice haciendo una corta reverencia cuando se levanta y le dedica una dulce sonrisa a la princesa antes de retirarse del harem.

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En la entrada a los aposentos del Sultán se encuentran dos criadas y Nilür discutiendo con los guardias, quienes las miran con tranquilidad ya acostumbrados a los reclamos.

—La madre Sultana ha ordenado que esta concubina pase la noche con el Sultán, dejen la entrar...— ordena una de las criadas.

—Sultana JiMin... — Tae es quien habla con fuerza y el silencio se crea en el pasillo.

—Sultana...-— dice haciendo una pronunciada reverencia —La Sultana Madre ha ordenado que—...

—Retiren se... — es lo que dice simplemente y retoma su camino. Ambos guardias se hacen a un lado con sus miradas al piso.

—Su majestad Min la espera mi Sultana...— dicen abriendo las puertas.

JiMin sonrie cuando logra divisar a su esposo en su escritorio, concentrado quizá en crear nuevas joyas.

—Mi Sol... — YoonGi le sonrie con suavidad cuando lo mira —Acércate y mira lo que he creado para tí, mi amado...

Los ojitos de JiMin brillan cuando logran divisar un hermoso anillo con una piedra verde en el centro.

—Es hermoso...

El Sultán toma su mano y con delicadeza coloca el anillo en su dedo índice, la joya brilla más con su piel pálida.

Era perfecto para él.

—Queda perfecto en tí mi amado...— sonríe YoonGi, con su mirada fija en sus ojos —Realza ese verde en tu mirada...

JiMin sonrie con amor y con lentitud se acerca al rostro de su esposo para besar sus labios.

—Valide ha mandado una concubina para entretener a su majestad...— dice luego de culminar el beso —No la ha aceptado.

—¿Esperabas que la aceptara y la recibiera en mis brazos?... — pregunta mirándola con una ceja alzada.

La imagen que se crea en su mente no le gusta para nada, otra mujer en los brazos de su esposo disfrutando de sus caricias y palabras dulces. No, no le gusta.

Mira a su esposo con sus verdosos ojitos brillando producto de sus lágrimas acumuladas. —Su Majestad no tiene permitido tocar a otra mujer, solo a su esposa... — habla con decisión.

—¿Es una orden?.

—Lo es, es una orden de su Sultana... — lo mira con seriedad y YoonGi simplemente suelta una risita, complacido con su actuar.

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H

e vuelto 🤧

Actualice 😯

—Park.