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Ven... Y recitame al oído tus mejores besos, tus mejores toques.
Tú mejor orgasmo.
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En toda su vida recibió clases de como comportarse frente al Sultán.

Ser una gran Sultana para el Imperio, darle la estabilidad que la Omega consorte debe dar.

Fue preparada para ser la esposa perfecta del Sultán.

Pero, no recibió clases de como comportarse para ese momento. No sabía que hacer.

No sabía nada acerca de la intimidad.
Y el Sultán lo notó.

Esa mirada llena de inocencia que lo evitaba, sus manos inquietas sin saber dónde tocar.

—Tranquilo, yo haré el trabajo...— susurro en su oído con suavidad.

JiMin lo mira a los ojos, con miedo de estropear el momento ante su falta de conocimiento.

En la casa de sus padres había escuchado de las criadas que el sultán era amante de la intimidad.

No importando donde se encontrará, el sultán tomaría a su concubina favorita.

Todos murmuraban de oído en oído que el gran Sultán era adicto al sexo.
A fornicar con sus concubinas, mujeres y hombres omegas.

—Amado... — escucho.

JiMin parpadeo con rapidez y miro a su esposo con vergüenza, sabiendo que se había perdido en sus pensamientos y había dejado al sultán solo en el momento.

Con timidez guió sus manos al escote de su vestido y lo fue bajando con lentitud hasta que este cayó al suelo, revelando su cuerpo semidesnudo.

—No fuí preparado para este momento, pero espero que el sultán me comprenda y me guíe para complacer lo... — susurro con timidez.

—Esta noche es para tí, te enseñare el placer que tu esposo puede ofrecerte...— después de esas palabras, el Sultán lo guía a la gran cama donde es recostado con suavidad.

Con amor lo despoja de las últimas prendas que cubrían su cuerpo desnudo y nota la mirada de su esposo como recorre su cuerpo lentamente, sus ojos se posan en su senos abultados, su pequeña cintura, en sus muslos suaves y al final su mirada se queda fija en su intimidad.

—Esposo... — susurra con timidez cuando las manos del sultán abren con lentitud sus piernas, acomodando se entre ellas.

Pronto, JiMin siente un cosquilleo que lo hace sentir extraño, sus labios se abren levemente para soltar un suspiro cuando la mano de su esposo toca su intimidad con movimientos suaves.

Es raro, siente una emoción más fuerte cada vez que el sultán mueve más rápido su mano, su boquita suelta sonidos que lo hacen sentir avergonzado.

—Su-Sultan...

Calla y hace aún lado su cabeza cuando el sultán toma con su otra mano sus senos, dándole suaves masajes que lo tienen al borde.

Sus senos eran una parte muy sensible de su cuerpo.

—¿Sientes el placer que tu sultán te otorga?... — susurra en su oído —Tu cuerpo tiembla y tu boquita suelta dulces sonidos que empiezo a amar tan mal... Por Allah, eres tan perfecto Sultana mía...

JiMin entre cierra sus ojitos cuando siente un ardor en su intimidad. El sultán tiene dos de sus dedos empujando en su interior.

Duele un poco al principio, pero luego se encuentra soltando sonidos más fuertes cada vez que su Majestad empuja más profundo.

—YoonGi...— grita cuando siente que toca algo en su interior que hace que sienta más placer y que este apuntó de...

No lo sabe pero es abrumador.

—Tranquilo amado mío... — susurro con dulzura en su oído cuando retira sus dedos de ese cálido interior —Dime si duele mucho, tu bienestar es mi prioridad sultán... — escucha decir a Min.

No entiende hasta que siente algo grande presionarse en su intimidad y es cuando baja su mirada que ve que es la virilidad de su esposo.

Es grande y gruesa. Es la primera vez que ve un pene de hombre, de un Alfa fuerte como el sultán del mundo.

—Sultán, eso n-no entrará... — dice con miedo.

—Tranquilo, si el dolor es mucho yo me detendré... —dice con suavidad —El que mi sultán amado este bien es mi prioridad.

—Continúa YoonGi, tu Omega puede tomarte bien... — susurra en su oído con dulzura atrevida.

Min con lentitud poco a poco va entrando en el cálido interior de su Omega, fijándose en su expresión si mostraba dolor.

Se sentía demasiado bien, ese calor rodeando su pene con una exquisita estrechez lo tenía al borde de arremeter con fiereza en su Omega.

Pero debía ser cuidadoso, era la primera vez de su amado haciendo el amor.

—¡Mi sultán!... — gime alto cuando al primer empuje el pene de su alfa toca un punto en su interior que lo hace ver estrellas.

Su cuerpo comienza a moverse cuando su Majestad empieza con las embestidas.

Y no puede evitar que su boquita suelte gritos cuando el placer se vuelve más fuerte.

Se siente avergonzado cuando recuerda que los guardias se encuentran detrás de las puertas y pueden escuchar tal vez sus gritos.

—Ah!, sultán YoonGi!...— grita al sentir un infinito placer inundar todo su cuerpo, sus ojitos se cierran con fuerza cuando obtiene su primer orgasmo —Oh Allah!...

Y no tarda mucho cuando siente algo caliente llenarlo.

Y entiende cuando las sirvientas de la casa de su padre decían que era delicioso el semen de un hombre en su interior.

El semen de su Alfa se sentía más que delicioso en su calientita intimidad.

Por Allah.

—Mi Sultana amada... —escucha decir a su esposo.

—Sultán, lo amo.

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Exsactamente así es JiMin en la historia, cabello blanco y ojitos verde esmeralda.

Sus cejas son blancas también.

JiMin es Albino, solo que en ese tiempo no conocían esa palabra así que lo relacionaban con una bendición de Allah.

—Park.