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Mírame, tan solo mírame. Me escondo en un caparazón fingiendo seguridad.

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Su mira fija en el espejo frente a él, mientras sus criadas se ocupan de acomodar su cabello y maquillar suavemente su rostro, para hacerlo ver más bello.

Esos atuendos que porta lo hacen sentir incómodo e inseguro. Nunca antes había portado prendas muy reveladoras.

Una de las criadas le coloca una túnica blanca para cubrir su cuerpo mientras va a la habitación principal del Sultán.

—Listo su Majestad, ha quedado muy hermosa...— halaga una con una suave sonrisa.

—¿Es necesario ponerme esto?...— dice señalando su vestido.

—Claro que lo es, su Majestad desea verla con esto puesto... Y es una tradición que en la primera noche la esposa Sultana porte el atuendo real...— dice una con la cabeza gacha.

Las puertas son abierta y entra otra de las criadas —Su Majestad, es hora...— dice haciendo una reverencia.

Suelta un pesado suspiro y asiente, saliendo de su habitación.

—Su Majestad, debería sentirse feliz, es una gran noche...— dice con preocupación uno de sus criados de confianza. Su nombre es TaeHyung, un Omega como él.

—Tengo miedo...— murmura —No quiero que el rey me toque porque, entonces descubrirá mi secreto...— dice en susurros, siendo solo escuchado por él.

—Lo se, pero yo confío en que su Majestad lo perdonará y amara como es...— trata de dar un poco de seguridad y confianza con sus palabras —Debe decirle todo sin importar que él no lo quiera escuchar... Debe ser fuerte mi Sultán...—

-—Calla...— dice mirando a su alrededor —No puedes llamarme así...— dice con temor.

—Lo lamento mi Sultana... Hemos llegado...—

Él se acerca a uno de los guardias que cuida los aposentos de su Majestad y el asiente a sus palabras.

—La esposa Sultana Omega ha llegado...— dice en alto y abre las puertas.

Con un profundo suspiro entra y su vista se dirige a su Sultán, quien está parado delante de él a su espera.

Con seguridad camina y hace una pronunciada reverencia quedando así a la espera de una orden de su Majestad.

—Mi amada Sultana...— toma su mentón y lo hace reincorporarse, sus miradas se fijan en la una a la otra y un sentimiento distinto se instala en los dos.

Las manos grandes del Sultán desatan el nudo de la túnica y lo deja caer a sus pies.

—Eres tan hermosa...— murmura cerca de su cuello.

—S-Su Majestad...— suelta un suspiro cuando besos son dejados en sus cuello.

YoonGi toma de su cintura y lo apega a él, aspirando su aroma a mandarinas y sandía.

—Mi Omega, mi Sultana, mi fortaleza...— susurra dejando suaves besos en sus labios pomposos.

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-Park.