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Capítulo 30

"I hear the preacher say speak now or forever hold your peace"


. ゚*✩‧₊˚.


ALESSIA✩

Mi barriga se retorcía por la cantidad de nervios que llevaba conmigo, no podía creer lo que iba a hacer. Solo esperaba que pasase algo que interrumpiera esta boda y pudiese escabullirme.

Después de un trayecto de unos 10 minutos en coche, finalmente llegamos a la iglesia donde mi boda iba a oficiarse, y la gente que aún estaba en la puerta se apresuraron a entrar, ya que Charles ya estaba dentro y tan solo yo faltaba por entrar.

Justo cuando estoy saliendo del coche, veo a una cara conocida acercándose a mi, el cual me tiende la mano para ayudarme a bajar del coche.

—Señorita Wolff, está usted espectacular— dice Lando bromeando cortésmente.

—Gracias Lando— rio ante su comentario.

—Es una pena que tenga que ser Toto quien te lleve al altar, me encantaría hacerlo yo— dice poniendo una mueca triste claramente bromeando.

—Uy, ¿y eso?— lo miro confusa.

—Venga, este año nos hemos acercado mucho y eres como una hermanita para mi— dice dándome un beso en la mejilla

Yo sonrío enternecida ante su comentario y le doy un pequeño apretón en el brazo.

—Lo siento— digo mirando al suelo avergonzada

—¿Por qué?— pregunta confuso

—Por lo que estoy a punto de hacerle a Carlos— digo realmente avergonzada de mi misma

—No te preocupes, todo va a solucionarse— su cara no era de preocupación o de pena, todo lo contrario, y me hacía sospechar.

—¿Ah si?, ¿como?— rio amargamente.

—Ya lo verás— contesta sonriente.

Estaba a punto de decirle algo, pero enseguida observo como mi padre se acerca hacia mi, así que antes de tener que entrar a la iglesia del brazo de mi padre, le digo unas últimas palabras a Lando:

—Oye Lan, cuando veas a Carlos dile que de verdad lo amo, ¿vale?— digo caminando lentamente hacia mi padre.

—Se lo vas a poder decir tu pronto— dice el alejándose.

¿Que?, ¿a que se refería con eso?

—¿Que quieres decir?— le pregunto casi que gritando, pero el ya se había adentrado a la iglesia.

De repente siento un apretón en el hombro, y cuando me giro es mi padre mirándome sonriente.

—¿Por qué le estabas gritando a Lando?— pregunta divertido.

Yo simplemente niego confusa evitando darle una respuesta.

—Estás preciosa pequeña— dice mi padre limpiabandose una lágrima mientras me acaricia la mejilla tiernamente.

—Gracias papá—contesto mientras intento ocultar el hecho de que no estaba nada feliz por esta boda.

—Eres la novia más preciosa que he visto en mi vida— mientras habla me aprieta los hombros, tal y como hacia desde que era tan solo una niña— después de tu madre, claro— especifica haciendo que me ria un tanto.

Yo asiento dándole la razón, ya que nadie jamás podría superar el vestido de novia de mi madre.

Mi vestido era un tanto pomposo, y con una larga cola, además de el velo que era muy grande, ya que así lo había imaginado desde que era una niña. Pero el vestido de mi madre era uno entre pocos, sencillo y bonito, tal y como ella era.

—¿Te parece si vamos entrando?, no querrás que el novio se te desespere— pregunta mi padre ofreciéndome su brazo.

Yo asiento tomando su brazo, y juntos empezamos a caminar hacía la puerta de la iglesia.

Justo antes de llegar a la puerta, mientras subíamos las escaleras, me empiezo a sentir un poco observada, y siento la necesidad de girarme y mirar al rededor.

Y así lo hago, dejo de caminar un segundo para girarme y mirar al rededor a ver si estaba la única persona a la que anhelaba ver ahora, pero como era obvio, no había nadie. Tan solo eran mi cabeza jugándome una mala pasada.

—¿Estás bien, hija?— pregunta mi padre cuando se da cuenta de que he dejado de andar.

—Si, lo siento, entremos— digo asintiendo.

El sonríe y juntos pasamos la puerta de la iglesia.

Una vez pongo un pie dentro, la música empieza a sonar y todos los invitados se levantan de sus asientos mientras me miran sonrientes.

La iglesia estaba decorada con mil y una flores moradas, mi color favorito, del cual Charles sabía muy bien, ya que el se había encargado de pedir mis flores favoritas, lirios de color morado.

Había flores incluso en el suelo, que en cualquier momento terminarían tiñendo la cola de mi vestido de tonos morados, pero no me importaba.

Finalmente, después de pasar por el largo pasillo hacia el altar, mi padre me deja justo al lado de Charles, quien me recibe con una sonrisa de oreja a oreja y rápidamente toma mis manos entre las suyas.

—Estás preciosa, más de lo que jamás hubiese imaginado— dice el monegasco en un suave susurro mientras el párroco empieza a hablar.

—Pueden sentarse— habla el párroco y todos los invitados vuelven a sentarse— estamos aquí para unir a estas dos almas, Charles Leclerc y Alessia Wolff, estas dos almas que se aman y quieren permanecer el resto de sus días el uno junto al otro— empieza el discurso.

En el momento en el que pronuncia las palabras "permanecer el resto de sus días juntos" siento como mi corazón pincha, y empiezo a sentirme agobiada y nerviosa.

Charles parece notar que empiezo a ponerme nerviosa, ya que siento como estruja un poco mis manos y me sonríe reconfortandome.

—Te quiero, más que a nada y nadie— susurra de nuevo.

Yo intento sonreírle, y intento mirar a otro lado, ya que no me veía capaz de decirle que yo también lo quería, ya que no era cierto de mi parte.

Mientras el párroco sigue haciendo su discurso, yo estoy perdida en mis pensamientos, no estaba escuchando ni una sola de sus palabras, ya que mientras tanto yo estaba teniendo una lucha interna en la que estaba planteándome seriamente el simplemente echar a correr. ¿Que hacía yo aquí, si el hombre al que amaba probablemente ni siquiera se encontraba en Mónaco en estos momentos?, el hombre que tenía frente a mi no era el mío, no era al que yo anhelaba abrazar todas las noches y al que quería besar al final de esta boda. ¿Que estaba haciendo?

Estaba seriamente planteándome el huir, pero de repente mi mirada se queda fija en todas las personas que se encontraban aquí ahora mismo, ¿que iban a pensar de mi?, mi familia entera se encontraba aquí ahora mismo, la familia de Charles, nuestros amigos. No podía, así que intenté relajarme y me quedé ahí, mirando a Charles, quien me miraba sonriente, por lo qué con todas mis fuerzas intenté fingir una sonrisa lo más creíble posible.

Finalmente las siguientes palabras del párroco me sacaron de mis pensamientos.

—Antes de proceder a las preguntas importantes, si alguien tiene algo que decir, que hable ahora o calle para siempre—

El silencio se hace presente en toda la iglesia, y me pongo nerviosa de pensar que alguien podría querer decir algo, pero nadie se opone.

Miro al suelo y seguidamente a Charles, y el párroco vuelve a hablar.

—Bien, entonces ya podemos proceder— dice el mirándo a Charles.

—Charles Marc Hervé Perceval Leclerc, ¿tomas a Alessia Christina Wolff como tu legítima esposa, para amarla y quererla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?— pronuncia finalmente.

—Si, acepto— dice sin pensarlo ni un segundo, mientras me mira con una amplia sonrisa.

El párroco se gira hacía mi, y me pongo más y más nerviosa.

—Alessia Christina Wolff, ¿tomas a Charles Marc Hervé Perceval Leclerc como tu legítima esposo, para amarlo y quererlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?— pregunta finalmente.

Yo me quedo en silencio, y siento todas y cada una de las miradas de la gente que se encuentra en la iglesia sobre mi, incluida la de Charles, que a medida que los segundos pasaban sin que yo diese una respuesta me apretaba un poco más la mano.

—¿Alessia?— pregunta el párroco.

Estoy a punto de responder, cuando un ruido fuerte suena en toda la iglesia.

Son las puertas abriéndose abruptamente, y cuándo dirijo mi mirada hacía la persona que las ha abierto, es ni más ni menos que Carlos.

Charles suelta una de mis manos y su mano se vuelve un puño mientras mira a Carlos con claro desprecio en sus ojos.

Carlos camina hacia mi, con su mirada puesta únicamente en mi, al igual que mi mirada esta puesta únicamente en el mientras suelto mi mano de la de Charles.

Cuando ya está lo suficientemente cerca del altar, Carlos habla.

—¡Yo me opongo a esta boda!—sentencia el


. ゚*✩‧₊˚.


NOTA DE LA AUTORA:

!Y por fin la deseada boda!, no tenéis ni idea de la ilusión que tenía de que llegase este momento por fin.

¿Que creéis que pasará ahora que Carlos ha interrumpido la boda de su chica?🤭

No os olvidéis de comentar y votar, ya que así me doy cuenta de si realmente os gusta el capítulo y actualizo más 🫶🏻

Nos leemos en el próximo capítulo💓









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