El pelirojo se reía de la cara de su mejor amigo, jamás lo había visto así. Era receso y Yuta había corrido hasta su salón para contarle algo que le sucedió en la mañana. Si era sincero, esperaba todo menos eso. ¡Yuta tenía novio! Y no era cualquier novio, Mark Lee de la clase A, el niño más lindo que existe, al menos eso decían todas las niñas de su escuela. Y lo peor de todo el pelinegro ni siquiera sabía su nombre. ¿Cómo es eso posible?

—Jungwoo, ¡Esto es en serio! —se quejó Yuta al ver que las carcajadas de su amigo no disminuían. Limpió una lágrima imaginaria y miró el ceño fruncido del pelinegro.

—Lo siento, lo siento. Su nombre es Mark, ¡No puedo creer que le gustes! —miró el cielo nublado y soltó una corta risa— Mark tiene un muy mal gusto —el pelirojo estalló una vez más en carcajadas mientras Yuta se sonrojaba.

—Para tu información —habló llenó de orgullo— Él dijo que soy per-fec-to —Jungwoo río con más fuerza— Además Mark es muy tierno —era la primera vez que escuchaba a su amigo hablar con ese tono tan suave y lleno de cariño. Casi como una nube— Me dio un beso y sentí mariposas en mi estómago. Creo que me gusta, Jungwoo —la mandíbula del pelirojo cayó, su amigo sin sentimientos se había enamorado.