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Future

Yuta dejó las últimas cajas sobre el mesón de la cocina mientras escuchaba a su esposo gritarle a los gemelos que se encontraban jugando en la segunda planta.

Tomó una tijera y cortó la cinta que mantenía la caja cerrada, viendo en su interior reposar varios cuadros, fotos de la graduación de Mark y de la suya. También fotos de cuando era pequeños y jugaban a ser novios. Cuadros donde Mark no debía de tener más de diez y le faltaban varios dientes en su bonita sonrisa.

Sonrió cuando encontró la foto de su boda improvisada que hicieron justo después de terminar la universidad. No habían asistido más de cinco personas y sus padres no se enteraron de ella hasta un año más tarde, cuando comenzaron a vivir juntos.  Habían tenido incluso una luna de miel a las afueras de la ciudad. Quedándose en una cabaña frente a la playa durante una semana. Fue en ese entonces cuando decidieron que adoptarían a un niño, querían formar una familia y tener su propio nidito de amor. Aún recuerda la manera en que los ojos del rubio se iluminaron cuando se lo comentó.

Tenían una dulce vida como pareja de recién casados y para ellos, tener un hijo solo podrían mejorar las cosas. Así que eso hicieron, comenzaron a trabajar y a buscar un lugar donde vivir. Una casa amplia donde su hijo pudiera correr y jugar con libertad.

Encontraron una bonita casa con un lindo jardín y un jardín trasero enorme cerca del trabajo de Yuta y Mark no podía estar más que contento. Todo estaba saliendo tan bien que parecía casi un sueño. Estar juntos era un sueño que se hacía realidad con cada amanecer y que no se esfumaba al caer el sol.

Seis meses después, decidieron que era el momento de ir a algún centro de adopción. Tal vez estaban yendo un poco rápido, pero Yuta no tenía cabeza para decirle que no a su ahora esposo.

Su mente comenzó a divagar, recordando el día en que adoptaron a los gemelos. Fue un miércoles, ese día las rosas en el jardín se veían más coloridas y sentía el sol más brillante. Mark estaba tan emocionado que se despertó a las cuatro de la mañana a preparar waffles con helado de fresas. él también estaba muy emocionado, tanto que estuvo a nada de llorar varias veces en el trayecto al orfanato, pero se contuvo cuando la manito de Makku se posó en su pierna y dejó varios mimos en ella, todo era tan correcto y tan bonito que sentía que se le subía el azúcar.

Llegaron y Mark casi se desmaya al ver tantos niños, entonces se preguntaron si serían capaces de elegir a un sólo niño o si terminarían llevándose todo el orfanato.

Hablaron con la directora antes de pasar a ver a los niños, era una señora bastante amable y risueña, que al ver su nerviosismo al ser futuros padres hizo lo posible por calmarlos. Luego los llevó a la parte de trasera de las instalaciones, donde los niños jugaban y reían. Era el momento, debían interactuar con ellos antes de elegir.

Mark había tomado su mano y lo había arrastrado hasta casi el final de la zona de juegos, donde dos niños cabello castaño jugaban en un columpio, Ambos chicos se quedaron callados al ver acercarse a los adultos, pero cuando el rubio les sonrió estos también lo hicieron y se acercaron con poca confianza.

—Hola pequeños —Mark habló con un tono de voz cálido y tranquilo, sentándose en la hiera frente a los niños— Me llamo Mark y ese gatito gruñón que ven ahí se llama Yuta —ambos chicos rieron y Yuta sintió su pecho llenarse de calidez, así que se sentó junto a ellos.

—Me llamo Bomin —habló el que, en ese entonces era más alto.

—Y yo Jaemin —el agarre de sus manos se hizo más fuerte al escuchar ese nombre. Fue casi como si hubiera retrocedido en el tiempo y supo lo mucho que significó para Mark cuando al cruzar miradas, vio sus ojitos cristalizarse— ¿Está bien? —el castaño menor preguntó, notando también la mirada empañada del rubio.

—Lo estoy, tranquilo —el más bajito pasó su mano libre todo rastro de lágrimas—De pequeño quería tener un hijo llamado así —Yuta acarició con su pulgar el dorso de su mano— Ahora en verdad me gustaría tener dos hijos llamados Jaemin y Bomin ¿Qué dicen? —el brillo en los ojos de ambos chicos les dijo una respuesta antes de que hablaran.

Yuta y Mark siguieron hablando con lo gemelos un rato más, antes de que una de las encargadas llamara a los niños para la hora del almuerzo. Fue entonces cuando se volvieron a encontrar con la directora.

— ¿Y? ¿Tienen a algún pequeño en mente? —les había dicho y ambos sonrieron mientras asentían.

Lo siguiente fueron semanas de permisos y visitas a los gemelos antes de adoptarlos legalmente, la conexión que Mark había creado con ambos niños en tan poco tiempo había cautivado el corazón de Yuta. Estaban felices y lo estuvieron aún más cuando el día de ir por los chicos para llevarlos a casa con ellos llegó.

Los gemelos habían quedado impresionados al ver tantas flores en el jardín y se habían adaptado bastante rápido a la vida junto a los mayores. Se veían felices y en una de las últimas visitas que la directora hizo en su nuevo hogar se los mencionó.

—Están haciendo un buen trabajo —Yuta se había sentido orgulloso, estaba cumpliendo su sueño, estaba siendo la familia que siempre quiso formar junto a su esposo.

Ambos se abrazaron antes de despedir a la mujer.

Mark bajó las escaleras y se acercó a Yuta, quien observaba un cuadro con los ojos llorosos y una sonrisa radiantes en su rostro.

— ¿Yuta-san? ¿Estás bien, cariño? —Yuta dejó el cuadro en el mesón antes de dirigirse a abrazar al más bajito. Alzándolo en sus brazos y llenando su rostro de besitos.

—Estoy excelente, no te imaginas lo feliz que estoy —Mark soltaba pequeñas risitas mientras Yuta giraba con él en sus brazos— Tú y los gemelos, se ha  encargado de hacerme tan feliz que siento que voy a explotar. Te amo, te amo, te amo —las mejillas de Mark se colorearon de una rosa pastel mientras abrazaba el cuello del mayor.

—También te amo —el rubio tomó las mejillas del pelinegro antes de besarlo suavemente. Metiéndose en su burbujita color rosa en la que, prácticamente, vivían— Los gemelos tienen hambre y se me había ocurrido que tal vez deberíamos invitar a los chicos a almorzar y así también conocerán a nuestros bebés ¿Te gustaría? —Yuta volvió a dejar a Mark en el suelo de nuevo, pero aún sin dejar de abrazarlo.

—Me encantaría. Llámalos, debo terminar de desempacar las últimas cajas. Hay muchas fotos y álbumes ahí.

— ¿Era por eso que estabas llorando, bebé? —Yuta asintió algo avergonzado, a veces podía ser un poco sentimental, a veces es siempre.

—No puede evitarlo —Mark sonrío en grande antes de dejar un pequeño besito en sus labios y separarse del abrazo para buscar el teléfono.

—Eres una ternura, Yuta —esta vez fue turno de Yuta de sonrojarse, mientras Mark le lanzaban un beso volador.

Fue cuestión de quince minutos para que Jungwoo llegara junto a Johnny, quien era algo así como su pareja. Cuando se trataba de comida estos dos podían llegar a volar. Y unos minutos más tardes llegó Jeno, que traía un bolsa de colores y una pequeña sonrisa.

Después de graduarse Yuta y Jungwoo se habían visto muy poco, pero a pesar de eso seguían considerándose mejores amigos, al igual que Mark y Jeno, con la excepción de que fue Jeno quien acompañó a Mark a comprarle ropa a los gemelos cuando Yuta estaba trabajando (de igual manera, fue decisión de ambos que el peliazul acompañara al rubio a comprar, pues conociéndose, lo más probable era que terminara comprando todo menos lo que necesitaban y requerían de algún adulto, con mentalidad de adulto).

Yuta llevó a sus tres amigos a la parte trasera de la casa mientras Mark iba por los gemelos, que se habían quedado dormidos después de estar toda la mañana correteando por la casa. El corazón del rubio se derritió al vera ambos a niños durmiendo en la misma cama con los brazos entrelazados. Tanto que le dio algo de pena tener que despertarlos, pues era difícil verlos así de calmados.

Se acercó hasta la camita que se suponía era de Bomin (pero que por alguna razón compartían todas la noches) y dejó pequeñas caricias en el cabello de ambos, para luego sacudir ligeramente a Jaemin, quien entreabrió los ojos y frunció el ceño.

—Vamos Nana, es hora de almorzar y quiero que conozcan a unas personitas —Jaemin hizo un puchero y volvió a cerrar los ojos, aferrarse a su hermano.

Mark río antes de lanzarse contra el menor y comenzar a llenar su carita con sonoros besos que hicieron reír al castaño. Bomin se despertó al ser movido y observó todo con confusión.

—Oh, Minmin, ya despertaste —Jaemin se levantó de la cama y se estiró, cosa que el rubio aprovechó para lanzarse a abrazar al mayor de los gemelos y besar su carita adormilada—Vamos es hora de almorzar y antes te estabas quejando de que tenías hambre —el castaño más dormido que despierto asintió y siguió a su hermano hasta la entrada de la habitación.

—¿A quienes vamos a conocer papá Makku? —Jaemin y Bomin habían comenzado a llamar "papá Makku" dos meses después de comenzar a vivir con ellos, antes tan sólo lo llamaban Makku hyung y a decir verdad estaba orgulloso del cambio.

—A algunos viejos amigos de papá, nos conocimos desde que teníamos su edad —Jaemin abrió su boquita sorprendido y miró a Bomin, que apenas podía sostenerse del sueño, así que Mark tomó su pequeño cuerpo y lo llevó cargado, mientras que con su mano libre tomaba la manita de Jaemin.

Llegaron hasta donde estaban los otros chicos, quienes reían de quién sabe que, al menor hasta que vieron a los pequeños aparecer, toda la atención de los recién llegados recayó en los pequeños castaños que iban de la mano de Mark.

Yuta se levantó de su asiento y tomó a Bomin en sus brazos para ayudar al rubio.

—Chicos ellos son Bomin y Jaemin, nuestros hijos —habló Yuta, el resto de los adultos se acercaron a los pequeños para presentarse. Bomin los recibía con una gran sonrisa en su rostro, al contrario de su gemelo, quien era demasiado tímido para decir algo, así que solo asentía y se escondía tras las piernas de su papá Makku. Al menos hasta que Jeno se agachó frente a él y le tendió una bolsa con dos cajitas rosas dentro ella.

—Les compré algunos regalos a ti y a tu hermano, espero que les gusten —Jaemin tomó la bolsa con lentitud y se quedó observando al pelinegro antes de volver a esconderse tras su padre.

—G-gracias —las grandes mejillas de Jaemin se colorearon de un suave rosa y Bomin tuvo una genial idea, así que bajo de los brazos de su padre y llegó hasta su gemelo y con una enorme sonrisa le dijo:

— ¡Ya sé! ¡Hyung puede ser el príncipe que salve a la princesa Nana del dragón Minmin cuando estemos jugando! —el castaño menor sintió sus mejillas arder mientras el resto de los adultos reían y Bomin sólo observaba curioso al pelinegro.

Yuta abrazó la cintura de Mark mientras intentaba calmar su risa ante la inocente idea de su hijo. Realmente amaba a la bonita familia que habían formado y no podía estar más agradecido con que un pequeño Mark de seis años se haya acercado a él un día cualquiera a confesarle su amor y a autoproclamarse su novio, pues al final, ese pequeño niño se había robado todo su corazón y no podía estar más de acuerdo con ello.

Un capítulo más y esta hermosa historia llega a un fin unu...

Pero bueno quisiera hacerles una pregunta y espero me ayuden ¿Qué portada les gusta más?


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