Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8 |Furia.

|Solo es cuestión de enfrentar tus inseguridades|

━━━━❰・🍚・❱━━━━

Cuando la sección de estudio terminó hoy, estuve a punto de de regresarme a mi casa, pero mis papás me dieron permiso de quedarme a dormir con mi novio con la condición de que pasara a la casa mañana a primera hora para que fuera a cambiarme e irme a la escuela.
Es curioso pensar que, si se hubiera tratado de unos meses antes, mi papá ni loco dejaría que me quedara a solas con un hombre en su apartamento, pero como sabe que es Gohan y le tiene la suficiente confianza como para dejarle a su hija un fin de semana completo, le da chance. Y bueno, en gran parte se debe a que mis padres saben de las considerables mejorías en la escuela y actitud que he tenido desde antes de que me hice pareja del idiota de mi novio.

Aunque, antes de que me diera este tipo de permisos, mi papá tuvo una seria charla a solas con el saltamontes; a saber de qué hablaron, hasta la fecha sigo sin tener conocimiento de ello.

Después de haberme bañado y apoderado de una sudadera gris —el resto de ropa que traigo puesta es mía— de Gohan que me queda gigantesca gracias a la diferencia de tamaños, me termino de acostar en la cama de la habitación y me dedico a observarlo en silencio desde mi posición; él está terminando la tarea que le dejaron en la universidad. No tardo casi nada en aburrirme ya que lo único que hace el Son es escribir e investigar cosas de estudiantes de grado superior que aún no me corresponden.
Me incorporo en el colchón y tomo una acolchonada almohada que estaba aquí para distraerme y matar el tiempo; mi celular está cargando —ya que se descargó completamente— y hoy no traje mi consola portátil, así que no tengo un medio de diversión.

—Oye, Gohan... —lo llamo mientras jugueteo la almohada blanca que tengo entre manos.

—¿Mmm? —Exclama sin voltearse en su silla giratoria, siguiendo escribiendo en su computadora de escritorio.

—¿Qué sabes sobre los saiyajin? —Pregunto y abrazo la almohada contra mi pecho, recargando mi mentón en ella. Tengo curiosidad de cómo eran los que hoy supe que son mis antepasados.

—¿Saiyajin? —Reitera girándose un poco hacia mi dirección, mirándome curioso, y yo asiento con una sonrisa un tanto tímida. Él vuelve a su posición inicial—. Bueno, fueron guerreros que vivían de la conquista planetas y eran regidos por Freezer...

—¿Freezer? —Lo interrumpo mientras frunzo el ceño, intentando recordar de dónde me suena.

No me culpen, me ha contado muchas anécdotas de su infancia y adolescencia, pero eso no significa que me sepa todo con punto y coma. No soy una erudita como él.

—Fue un enemigo que enfrentamos en Namekusei, el planeta originario del señor Piccolo —me responde y, pese a no verlo, estoy segura que está sonriendo.

¡Cierto, el señor Piccolo! Hace tiempo que no lo he ido a molestar.

—Ah, el tipo que era afeminado y que cambiaba de formas... —divago mirando la almohada, recordándolo y haciéndome una idea mental de cómo debió haber sido aquel ser; nunca lo conocí, así que solo se lo dejo a mi imaginación.

Me hubiese gustado verlo, lástima que en ese entonces yo estaba en el orfanato y no sabía nada de esto. Ugh, de lo que me perdí.

—Sí, él —afirma Gohan después de reír un poco por mis palabras, haciéndome sonreír; su risa es contagiosa—. Bueno, él era el que tenía el control del planeta, y planeta que tiempo después destruyó por temor a la leyenda del súper saiyajin —menciona tranquilo, siguiendo escribiendo. Muerdo mi labio inferior para no carcajearme de burla; qué irónico que aquel tipo le tenía miedo a esa leyenda y trató de deshacerse de esa raza, pero todo le salió al revés y al final murió en manos de uno—. Los únicos sobrevivientes fueron mi papá, el señor Vegeta, Nappa y mi... tío Raditz.

—El que te secuestró de niño, ¿no? —Indago ladeando levemente la cabeza.

A pesar del gran miedo que debió haber sentido de pequeño (ya que tengo entendido que era un mimado y llorón de primera, ugh), es curioso pensar que, gracias a eso, fue madurando —cruelmente, pero bueno— de poco a poco hasta ser el gran chico valiente y fuerte que hoy es. Supongo que valió la pena todo lo que tuvo que pasar.

—Así es —afirma sereno, sacándome de mis cortos pensamientos—. Creo que eso es todo lo que sé.

—¿Eso es todo? —Reprocho haciendo una mueca de inconformidad.

Uh, me esperaba algo más interesante.

—Te dije que no sé casi nada, solo lo que me fui enterando mientras crecía —alega como niño pequeño, removiendo algo en mi pecho muy a mi pesar—. El único que realmente sabe es el señor Vegeta —agrega ya con su tono habitual.

—El vegetal amargado, ¿eh? —Susurro para mí misma, acostándome finalmente en la cama y dedicándome a ver el techo.

Tal vez le haga una visita en estos días.

Pasados unos minutos, el idiota de mi novio termina de hacer su tarea y se va al baño para asearse y cambiarse a su pijama —si es que le podemos llamar así a un pantalón chándal azul marino y una camiseta blanca— y regresa a la habitación para acostarse a mi lado, abrazándome contra su pecho y acortando todo los centímetros que habían entre nuestros cuerpos. Yo solo refunfuño y hago el amago de empujarlo ya que está invadiendo mi espacio personal, pero solo hago el amago, no lo alejo en realidad. Tengo una reputación que mantener, cediendo enteramente a sus muestras de afecto no logro mi cometido, ¿saben?
Mis quejas acaban cuando comienza a acariciar mi cabello de forma cariñosa, odiándome al ver cómo caigo ante eso.

Maldito sea el día en que Gohan descubrió que me gusta eso, agh.

▶▫▪♡▪▫◀

¡Vamos, Yuzuki! Solo toca el timbre, no te vas a morir por hacerlo, ¡ya has estado aquí muchas veces! Sí, la mayoría de veces has venido con Gohan, ¡pero de igual manera ya conoces este lugar, no hay excusas!
Solo toca el maldito timbre y ya, eso es todo, ¡pero hazlo, maldita sea!
Mis reproches internos culminan cuando noto que la puerta frente a mí es abierta precipitadamente, lo que casi ocasiona que me golpee —aunque lo esquivo a duras penas gracias a mis reflejos— en la cara.

—¿Yuzuki...? —Exclama el responsable de ese brusco abrir, dejándome apreciar a un enano con cabellos morados y ojos azules, enano que tiene entre su brazo izquierdo un balón de fútbol.


—Hola, Trunks —saludo mientras rasco un poco mi brazo cubierto por la sudadera azul que me decidí poner hoy, sonriendo con cierta timidez.

Maldita sea, Yuzuki, es solo un niño que solo posee la mirada de Vegeta, pero no es él, así que no te pongas nerviosa.

—¿Qué haces aquí? —Cuestiona confuso, frunciendo su ceño un poco.

—Vine por el vegetal amarga..., ¡d-digo, tu padre! —Me corrijo automáticamente, un poco nerviosa.

Trunks podrá ser un niño, pero vaya que me supera con creces en fuerza.

—¿No siempre vienes a ver a mi mamá? —Pregunta notoriamente confuso.

—No, esta vez vengo por tu padre —aseguro y el Brief más pequeño parece seguir dudoso. Supongo que debe de ser bastante raro que alguien venga a visitar a Vegeta; creo que cualquier persona en sus cincos sentidos buscaría huir de él, no ir tras él.

Pero vamos, yo desayuno el peligro, puedo con esto.

—Está en la máquina de gravedad..., ¿quieres que te lleve? —Ofrece al verme que me quedo en blanco, y no puedo evitar sentir alivio.

Vine buscando cobre y encontré oro.

Asiento con la cabeza y el niño se adentra en la gigantesca casa, guiándome a la dichosa máquina de gravedad donde se la vive el amargado de Vegeta, pero que no sé dónde queda. ¡No me miren así! Ciertamente he venido muchas veces aquí, pero no ando paseándome por todos lados, yo solo vengo a lo que vengo; además, es Gohan quien realmente conoce este recinto y, desgraciadamente, no lo traje conmigo.
Ah, sí, lo olvidaba: ni siquiera le comenté a mi novio que vendría a buscar a Vegeta para saber más información de... la raza a la que pertenezco.

Ugh, sigo sintiendo escalofríos cada vez que pienso que no soy totalmente humana como creí toda mi corta vida.

—¿Es aquí? —Pregunto cuando nos detenemos frente a una puerta de... ¿metal? (o qué sé yo) y me siento estúpida al instante ya que noto que hay un letrero donde dice "máquina de gravedad".

¿Cómo es que terminé siendo novia del chico más inteligente que conozco, siendo que yo, de vez en cuando, soy una idiota?

—Es aquí —confirma Trunks—. Por cierto, a mi papá no le gusta que le interrumpan en los entrenamientos; eso lo pone de malhumor.

¡¿Más aún?!

—Gracias por avisarme, pero tomaré el riesgo —bromeo con una sonrisa, pero noto cierta melancolía en su mirada—. Después de que salga, ¿te parece que juguemos videojuegos? —Ofrezco agachándome un poco y sacudiéndole su mata morada.

Me imagino lo solitario que se ha de sentir estando solo en esta enorme casa, es decir, todos los adultos andan en sus cosas y aquí no hay ningún otro niño con el cual pueda convivir (a excepción de cuando viene Goten a visitarlo, por supuesto).

—¡Claro que sí, Yuzuki! —accede con una sonrisa alegre, iluminándosele la mirada, lo que me hace enternecer un poco; normalmente odio a los niños, pero Trunks y Goten son una gran excepción, la verdad—. No tardes mucho, estaré esperándote en la sala de videojuegos —musita antes de desaparecer de mi vista.

¡¿Aquí hay una sala exclusiva para los videojuegos?! Eso me dio justo en mi pobreza.

—Aquí vamos —me susurro a mí misma, dándome valor para entrar a esa dichosa máquina de gravedad de la que tanto he oído hablar.

¿Qué tan malo puede ser?

Tengo que hacer fuerza para abrir la condenada puerta de metal o lo que sea que sea, adentrándome rápidamente, tratando de ser ninja según yo —cosa que es imposible por el ruidero que hice—. Tras dar un paso, prácticamente caigo al suelo mientras un calor bastante fuerte inunda mi cuerpo, e intento pararme, pero hay algo que simplemente no me lo permite. ¡¿Qué demonios es esta cosa?!

—Qué poca resistencia tienes, insecta —inquiere una voz que identifico de inmediato, tensándome.

Ay, no.

—¡¿Qué demonios es esto?! —Chillo mientras intento volver a ponerme de pie, aunque ni siquiera logro moverme.

—¿Acaso eres estúpida? Su nombre lo dice: una máquina de gravedad —responde con burla y altanería Vegeta, haciéndome molestar.

Tranquila, Yuzuki, inhala, exhala, inhala, exhala; no hagas una estupidez, tú ya no eres una chica sumamente impulsiva, ahora razonas más, ahora tienes más autocontrol.

—Agh, solo quita esta cosa —gruño enfadada, mandando al diablo mi autocontrol.

¡Pero, oye...! Bueno, lee, ¡no lo insulté ni golpeé! O bueno, seguramente sí lo hubiera hecho si esta condenada gravedad aumentada no estuviera presente.

—No —responde firme el adulto, dándome la espalda—, hazle como puedas —agrega y sigue lanzando patadas y golpes que apenas y logro ver, retomando su entrenamiento.

Vuelvo a intentar pararme, pero no consigo nada, ni siquiera alzar ni rodilla o mi mano, lo único que puedo hacer es arrastrarme, lo cual me frustra aún más. ¡Sabía que no debía venir sola, maldita sea, debí decirle a Gohan que me acompañara, así no estaría pasando por esto!
No..., está bien, no puedo depender siempre del idiota de mi novio; sí, es mi pareja, sí, él puede protegerme y darle una digna pelea a Vegeta, pero muchas veces eso me hace sentir una inútil, como si fuera débil, ¡y no lo soy! Ciertamente no estoy a la altura de ellos en fuerza, y quizás nunca lo esté, ¡pero se supone que yo también soy saiyajin, ¿no?!

—¡Joder, yo no soy como ustedes, yo no me la viví entrenando como tú o el señor Gokú! ¡Yo no me crié de esa forma, deja de estar pisoteando a los demás de esta manera, no tienes el derecho de sentirte más que los demás solo por venir de una raza guerrera! —Le grito con furia, sintiendo mis ojos acuosos por el mismo enojo que siento en mi cuerpo.

Maldición, realmente me siento humillada.

—Vaya, entonces no eres una vergüenza para nuestra raza —menciona el estúpido e imbécil ese y me desconcierta totalmente. ¿A qué sé refiere?

Cuando bajo la vista, caigo en cuenta de que estoy de pie y una aura blanca me rodea. ¡¿Cuándo demonios pasó?!

—¿Qué...? —Murmuro impactada, dando un paso atrás, pero eso hace que me tambalee; al parecer, la gravedad aún hace mella en mí, pero no como al inicio.

—Hmp, veo que sí tienes un poco de salvación si entrenas adecuadamente —prosigue y eso causa un tic en mi ojo—. ¿Qué es a lo que venías, insecta? Necesito continuar mi entrenamiento y estás estorbando —síguele, Vegeta, síguele. ¡Juro que voy a encontrar tu punto débil y por allí me vengaré! ¡Ya verás que algún día lo haré!

Y bueno, es hora de la verdad.

━━━━❰・🍚・❱━━━━

-Lindassj1

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro