Capítulo 4 |Pequeña.
|Dicen que la felicidad se halla cuando aprendes a bailar entre la tormenta|
━━━━❰・🍚・❱━━━━
Cuando vimos a la pequeña multitud de gente, Yuzu no perdió el tiempo y me tomó de la mano para que nos echáramos a correr, tratando de escapar de aquellas personas que ansiaban cuestionar a mi novia sobre su "reciente" relación con mi alter ego; si tan solo supieran...
Tardamos un rato en despistarlos ya que estaban muy insistentes, pero lo logramos al final, así que, cuando vimos que ya no había moros en la costa, nos apresuramos a ir al apartamento tratando de pasar de desapercibidos lo más que pudimos, y lo conseguimos con éxito.
Nunca me esperé que existiera gente tan... acosadora.
Así que ahora aquí estamos, con Yuzuki recargando su cabeza en mis piernas y yo acariciando su cabello azabache ya que me está dejando hacerlo.
Tras todo este tiempo de relación, ambos ya nos tenemos mucha confianza, tanta que ya hemos compartido cama, que sus padres la dejan quedarse a dormir cuando es necesario, y que planeo hacer que vivamos juntos cuando ella entre a la universidad. Me costó un poco conseguirla ya que mi compañera es un tanto reacia al contacto físico o muestras de cariño en general, pero lo logré con el tiempo. Y es tierno porque ahora conozco muchas facetas de ella.
Realmente me alegra haberla conocido hace tres años.
—Entonces..., ¿cómo le vamos a hacer? —Pregunta ella mientras alza la mirada, viéndome desde su posición y sacándome de mis pensamientos por consiguiente.
—¿Afirmarles que sí eres novia del Gran Saiyaman tal vez? —Jugueteo y siento cómo me pellizca, no muy fuerte, mi pierna derecha.
Ya me lo esperaba.
—No es gracioso —gruñe un tanto malhumorada, sacándome una sonrisita. Me gustan sus reacciones al igual que molestarla—. Además, te recuerdo que tú y yo somos novios ante todos, si de la nada digo que terminé contigo y me fui con el Gran Saiyaman, me van a tachar de perra o algo.
—No lo creo, tú no eres así —intento replicar, pero me interrumpe.
—Si supieras cómo me estaban diciendo todas tus admiradoras... —susurra enfadada, volviéndome a sacar un risita al poder contemplarla así. Pocas veces me cela ya que nunca le he dado motivos, mas sin embargo, es adorable verla así cuando hace mención de las chicas que casi idolatran a mi alter ego—. Las traes locas.
—Sabes que siempre te voy a preferir a ti —aseguro con sinceridad, acariciando su mejilla—. Me costó conquistarte, ¿sabes? No lo cambiaría por algo pasajero —veo cómo sus pómulos enrojecen fuertemente, enterneciéndome de inmediato al observarla de esa manera.
Me gusta hacerla sonrojar también.
—Ya te vas a poner de cursi —refunfuña, pero sé que solo está avergonzada y esa es su manera de defenderse cuando no sabe cómo reaccionar.
La conozco bastante bien.
—Umh..., ¿podemos decir que es un malentendido? Que se confundieron o algo así, no sé —divago rascándome la mejilla, pensativo.
—Oh, claro, te resbalaste cuando me salvaste y por eso me terminaste metiendo la lengua en la boca, por supuesto, solo fue un accidente —dice de manera irónica, logrando que enrojezca un poco por cómo lo mencionó, haciéndome recordar el impulso que tuve ayer—. Nadie se lo va a creer, por favor.
—¿Y si digo que te besé porque me gustaste o algo así, pero que no sabía que tenías novio? —Sugiero como última opción, no sonando tan mal. Puede ser una opción bastante factible.
No es lo mejor, pero al menos es viable.
—Te vas a crear mala reputación si dices eso, Gohan —alega suspirando, incorporándose al fin y acomodándose a mi costado, mirándome—. Van a pensar que te aprovechas de tu posición solo para ir de conquistador.
—Prefiero eso antes de que te sigan insultando —me sincero—. Ya pasaste una vez por esto y no planeo que lo vuelvas a vivir.
Sé lo mal que le llegaron a tratar cuando sucedió el incidente años atrás, y lo pésima que se sentía por los comentarios o desplazamiento que le hacían, es por ello que prefiero que me ataquen a mí antes que a ella. Sin contar que ya no habría una sudadera y cubrebocas que la proteja, sería solamente ella misma.
—¿Estás seguro, Gohan? —Cuestiona con duda, tratando de hallar un indicio de titubeo en mí.
—Por supuesto —aseguro convincente, sonriéndole con sinceridad.
—Eres un idiota —susurra y siento cómo deposita un casto y veloz beso en mi mejilla, erizándome al instante.
Ella no suele ser muy cariñosa, por eso siempre me sorprende cuando tiene ese tipo de gestos conmigo.
Se separa y desvía la vista a otro lado, semi sonrojada, así que termino por tomarla del mentón y haciéndola girar a mi dirección, acercándome a Yuzu y uniendo mis labios con los suyos, sacándole un respingo. Siento cómo coloca uno de sus en mi cuello, acercándome un poco más al tanto que corresponde al beso que es tranquilo, como siempre.
Nunca hemos pasado de ese límite: de besarnos, por ello aún me sorprendo de lo impulsivo que fui ayer. No me arrepiento, mas sin embargo, sí me avergüenzo.
—Por cierto... —murmura tomando las distancias, aunque estas no son muchas—, te quería pedir un favor.
—Dime —incentivo con una sonrisa.
—¿Tienes el sábado libre?
—Claro, ¿por qué? —Pregunto confuso; se supone que ese día normalmente lo dedicamos a terminar nuestros deberes y tener el domingo libre para salir a algún lado, o quedarnos viendo películas y comiendo, o cosas así. Es de las rutinas que optamos desde que empecé la universidad y ella su tercer grado.
¿Qué querrá?
—Es que este sábado van a dar una exposición en la universidad y quiero checar, pero no quiero ir sola, y como tú ya la conoces...
Tras oírla, recuerdo por qué tenía la sensación de que quería comentarle algo a Yuzuki, pero no sabía el qué. Se me había olvidado ese detalle.
—Oh, es cierto —susurro sintiéndome tonto—. Pero claro, te acompaño, no tengo problema con ello.
—Gracias —habla bajito y logra colocarme una sonrisa tonta en mi rostro; me gusta cuando saca esa faceta—. ¿Y si hacemos de comer, saltamontes? —Propone separándose completamente de mí, levantándose y colocando su mochila en el sofá.
—Sabes que siempre te voy a decir que sí —río tras decirlo, divertido.
Mi día siempre mejora cuando ella está
▶▫▪♡▪▫◀
Sábado, al fin llegó el día de ir a la universidad y buscar las posibles opciones para que Yuzu continúe con sus estudios en grado superior.
Estuvimos paseándonos entre las exhibiciones que hacían para promocionar las carreras, con mi novia preguntando cada tanto por informes de algunas que le llamaban la atención y yo persiguiéndola a donde fuera y guiándola ya que conozco este recinto desde el semestre pasado.
Tras un rato caminando y curioseando, con mi compañera satisfecha y con varias opciones de estudio en mente, decidimos regresarnos y pasar lo que resta de la tarde en el apartamento comiendo o jugando videojuegos, como acostumbramos.
Me gusta pasar tiempo con ella.
—¡Oh, pero miren nada más quién está aquí! —Dice con sorpresa un chico pelirrojo que no se me hace en lo absoluto conocido, tomando el brazo del que parece su compañero para llamar su atención, el cual posee el cabello castaño. Parecen universitarios y un poco mayores que yo.
De momento pienso que quizás quieren acosar a Yuzuki por el tema del Gran Saiyaman que aún sigue vigente y el cual parece no disminuir, por lo que estoy listo para intervenir como vengo haciendo desde que me enteré, pero, al ver la reacción que no me esperé mi novia, me detengo desconcertado.
—¿... Mike? —Susurra mi compañera después de unos segundos, deteniéndose, por consiguiente, deteniéndome también.
—Cuánto has crecido, Yuzuki —habla ahora el chico castaño, acercándose y sonriéndole con tranquilidad—. La última vez que te vi aún eras una niña; no has cambiado mucho —comenta y el otro ríe mientras asiente, dándole la razón.
¿La conocieron de pequeña...?
—¿Qué hacen aquí? —Cuestiona mi novia frunciendo un poco su ceño, pero solo por acto reflejo, no parece molesta ni reprochante.
—Después de todos estos años, ¿ni nos vas a saludar? —Se indigna el pelirrojo, colocando una especie de puchero.
—Nos mudamos aquí desde que entramos a la universidad, Yuzuki —aclara el castaño, quien parece ser más maduro además—. ¿Cómo han estado? Desde lo de Ryusuke... —deja su comentario al aire ya que su amigo le da un codazo, dándole a entender que se calle.
¿Conocieron a su hermano mayor también? Eso significa que...
—Descuida, no pasa nada —resta importancia la de ojos grises, aunque sé por su mirada que su estado emocional pasó a ser melancólico. Ay, no, esto no es bueno—. Pero mejor, hemos logrado sobrellevar más la situación —responde con una sonrisa media incómoda que noto de inmediato.
El tema de su hermano siempre ha sido delicado, aún si ya han pasado varios años.
—Tenemos que irnos, ya pronto va a ser nuestro turno en el trabajo —le murmuró el de cabellos cafés al de rojos, señalando el reloj que posee en su muñeca—. Fue un gusto verte después de todo este tiempo, Yuzuki, pero debemos irnos —inquiere a la dirección de la antes mencionada, con una sonrisa de disculpa.
—Adiós, pequeña —se despide finalmente el pelirrojo, despeinándola un poco y sacándole una queja a Yuzuki de inmediato.
Cuando veo que se alejan, termino tomando la mano de mi novia y jalándola para que continuemos nuestro trayecto ya que veo que está absorta en sus pensamientos.
Me pregunto quiénes eran ese par de chicos; supongo que, por lo que dijeron, fueron cercanos a ella y su hermano años atrás. Aunque me extraña eso porque, cuando la conocí, ella me dijo que no tenía amigos ni dentro ni fuera de la escuela, que no lograba relacionarse con los demás.
—Eran los mejores amigos de mi hermano —me responde Yuzu para mi sorpresa, sonriendo de lado—; nos conocemos por ello, y también porque pasaban gran parte del tiempo en la casa que teníamos en el pueblo.
—Ya veo —exclamo sin saber qué más decir.
—Sí...
Seguimos caminando, pero Yuzuki no alza la mirada taciturna del suelo y me empiezo a preocupar por eso; tenía tiempo que no la veía en ese estado, en que no la sentía lejana sentimentalmente hablando.
Pese a llevar siendo novios casi dos años y la confianza que hemos adquirido por todas las cosas que hemos pasado, sé que a ella sigue siendo recelosa en situaciones así; aunque he aprendido a descifrarla un poco y leer sus gestos, hay veces en que verdaderamente me cuesta saber qué piensa o siente. Y esta es una de esas veces, para mi desgracia.
Siempre que se trata de su hermano, no sé cómo sobrellevar la situación.
—¿Estás bien? —Me aventuro a preguntar pese a que sé que no lo está. Y me siento idiota al instante, pero no sé qué más hacer.
—Sí, estoy bien —asegura, pero sé que me está mintiendo. Sus ojos la delatan al igual que el hecho de que apretó el agarre de nuestras manos de manera inconsciente.
Termino suspirando y rascándome la nuca con la mano que tengo libre, siguiendo sin saber qué hacer; tampoco quiero hostigarla. Es incómodo y frustrante no poder ayudarla.
Con última medida, entrelazo nuestros dedos en señal silenciosa de apoyo, a lo que ella me dedica una pequeña sonrisa de agradecimiento, logrando dejarme ver sus ojos grises que siguen melancólicos.
Aún si no sé qué decir, no la voy a dejar sola.
━━━━❰・🍚・❱━━━━
-Lindassj1
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro