Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18 |Incentivo.

|La vida misma es un reto|

━━━━❰・🍚・❱━━━━

Definitivamente ahora comprendo mejor que nunca cuando Gohan me dijo "disfruta tu tiempo en la preparatoria, lo vas a añorar cuando egreses", vaya que sí. Y me odio en estos instantes por haberlo ignorado y tachado de exagerado en su momento.
Y no, no es que la vida universitaria sea taaan difícil, pero sí, es algo complicada y diferente a lo que estaba acostumbrada, sin contar que es como empezar de nuevo: nuevos maestros, nuevos compañeros, nuevas materias, volver a tener que socializar para tener aliados para trabajos en equipo o tener chance de copiar la tarea..., ugh. La ventaja es que ya me quité de encima a gran parte de los inútiles con los que tenía que convivir casi diariamente en la preparatoria, pero la gran desventaja es que ya no me puedo apoyar en mis dos únicas amigas porque vamos en diferentes universidades.

Alguien regréseme a la época de preparatoria, se lo suplico.

Creo que de las pocas cosas buenas es que voy en el mismo plantel educativo que Gohan (claramente en diferentes carreras) y tenemos un horario ligeramente parecido, por lo que nuestras clásicas salidas los fin de semana no se han visto canceladas, pero sí reducidas en horas. Empero, algo es algo, ¿no? Es decir, al menos no nos hemos distanciado ni nada parecido.
Respecto a nuestras dobles identidades..., bueno, seguimos haciendo labor comunitario —que no entiendo por qué, digo, ni nos pagan los malditos avariciosos del gobierno—, pero incluso allí se ha visto afectado nuestra falta de tiempo ya que ni uno de los tres estamos tan activos como antes. La ventaja es que el nivel de criminalidad ha descendido considerablemente, por lo que no se nos requiere tanto.

Y...

—¿No piensas largarte de aquí, mocosa? —Oigo quejarse al amargado padre de Trunks, lo que me hace salir de mi monólogo interior de golpe.

Ah, cierto, que vine a buscar mi propio suicidio..., digo, a buscar a Vegeta. Sí, eso.

—Nop —contesto intentando mantener mi apariencia de indiferencia total.

Se supone que vine a visitar al vegetal andante para pedirle consejos para llevar un entrenamiento correcto..., se supone; el muy condenado lleva ignorándome desde que llegué, incluso, con solo verme, solo chasqueó la lengua y quiso azotar la puerta de la máquina de gravedad en mi cara —anda en sus días o a saber qué chuchas tiene—, pero muy a duras penas logré filtrarme. Incluso le hablé y saludé de manera civilizada, ¡pero ni siquiera me ha regresado a mirar el gruñón este! Agh, y eso que hice un gran esfuerzo para no provocar una disputa en la que, evidentemente, saldré perdiendo yo.
Cualquiera, en su sano juicio, se hubiese ido al ser evitado de manera tan obvia, pero yo soy Inoue Yuzuki y la única manera que me va a sacar de aquí es a rastras; sí o sí conseguiré respuestas.

—Ya empezaste, ¿no? —Vuelve a hablar, pero sin dejar de entrenar.

¿Qué manía tiene con entrenar todo el santo día?

—¿De qué hablas? —Indago extrañada; ¿acaso ha enloquecido y ahora habla solo o qué demonios?

—Ya empezaste a aparearte con el mocoso de Kakarotto —aclara, pero no parece una pregunta, más bien suena como una rotunda afirmación.

Sí, definitivamente hoy no fue buena idea salir de mi cama.

—¡¿Qu-qué?! ¡¿Cómo demonios...?! —Casi chillo ante sus palabras, echándome atrás de manera involuntaria y seguramente con la cara ardiendo. Esto no está pasando, no, no, no, es solo mi mente jugándome una maldita broma.

—Hueles a él —explica con indiferencia, como si fuese algo sumamente obvio.

¡¿Oler?! ¡Pero si literalmente desde hace unos días que no veo al saltamontes! ¡Y ni que esto fuera un "omegaverse" como para tener impregnado el olor de Gohan!

—¡E-eso no te importa! —Exclamo tratando de mantenerme a la defensiva, pero seguramente ni se me puede tomar en serio gracias a la estúpida y evidente vergüenza que me embarga. Y lo termino de confirmar al vislumbrar la media sonrisa burlona que se le formó en la maldita cara.

Ah, pero Yuzuki quería sí o sí venir con el amargado de Vegeta. Joder.

Estoy a punto de levantarme, gritarle un par de cosas, sacarle el dedo de en medio y después huir para preservar mi vida y la poca dignidad que aún me queda. Oh, sí, se oye un excelente pla...

—¿Qué es lo que quieres, mocosa? Porque, si no lo has notado, me estorbas —inquiere deteniendo finalmente su entrenamiento, dignándose a voltearse para verme de manera fastidiada.

Ugh, ¿cómo es que Bulma tolera estar con este hombre? ¡Es un maldito voluble, grosero, amargado y orgulloso del carajo! ¡Ni él mismo se ha de aguantar seguramente!

—¡Te dije desde hace como media hora que quiero hablar contigo y ni me hiciste caso! —Reclamo levándome del suelo e intentando encararlo, indignada y molesta.

Agh, ¡¿qué se supone que sigo haciendo aquí?! ¡Bien podría estar tirada en mi cama viendo vídeos de desgracias ajenas! ¡O buscando a alguien más para que me enseñe sobre artes marciales!..., ah, cierto, todos están ocupados con sus trabajos, sin contar que no tengo la suficiente confianza como para pedírselos. El único que se me ocurre es el señor Gokú, pero dudo mucho que Milk le permita entrenar.
También sé que podría ir con el señor Piccolo, pero..., ese extraterrestre verde me intimida; ¡es que es como si viera hasta lo más recóndito de tu ser cuando te mira! Ciertamente lo he molestado en varias ocasiones, pero generalmente lo hago cuando estoy acompañada de Gohan ya que sé que no me va a pasar nada si él está presente.

Y Gohan no es una opción; lo quiero mucho y todas esas cursilerías, pero... él es demasiado blando a la hora de enseñar. Ah, y está lo suficientemente ocupado con su universidad y trabajo como para que le represente otra carga.

—Tch, ¿qué quieres? —Gruñe malhumorado el bipolar ese.

Inhala, exhala, inhala, exhala; recuerda que no todo se resuelve a base de violencia, Yuzuki. Tú ya eres una persona civilizada.

—¿Haz... pensando en tener un pupilo? —Cuestiono haciendo el esfuerzo en sonar lo más serena que mi ser me lo permite (como si hace diez segundos no hubiera tenido las tremendas ganas de tirarme encima de él para ahorcarlo, je), en un torpe intento de convencerlo.

Ni modo, orgullo, en algún otro momento te recuperaré.

—No, ahora largo —contesta mordaz al instante, sin un ápice de titubeo.

¡Hijo de...! ¡Agh! ¡No vine a tirar mi orgullo y dignidad en vano! ¡Este amargado me va oír, claro que sí!

—¡Pero...!

—Quieres que te entrene, ¿no? —Me interrumpe de manera seria. Trago saliva para aguantar un poco más el coraje, por lo que solo me limito a asentir con la cabeza; si abro la boca, seguramente le voy a gritar insultos hasta para llevar—. ¿Por qué no se lo pides al hijo de Kakarotto?

¿Es o se hace?

—Eh...

—Ah, cierto, se ha vuelvo un debilucho —me vuelve a dejar con las palabras atoradas en la garganta, consiguiendo sacarme un tic en el ojo.

Yuzuki, recuerda que a los ancianos se les debe respeto, por más que te saquen de quicio. No explotes, no aún. ¡Tú puedes! Sobreviviste a Majin Buu, ¿por qué no sobrevivirías a este gruñón del carajo?

—Entonces..., ¿me entrenarías? —Logro articular con lo último de tranquilidad en mi sistema.

Vegeta solo me mira de manera fugaz antes de que, literalmente hablando, su puño casi se estampe contra mi cara. Solo por mero acto reflejo (o instinto de supervivencia, más bien) me moví unos centímetros al costado derecho, esquivando muy a duras penas su repentino ataque.
Siento mi cuerpo ponerse pálido cuando noto de reojo que la área donde tiró el puñetazo está claramente hundida.

Qué habilidad, señor.

—¿Ves? —Exclama burlesco—. ¿En serio crees que vas a soportar mi ritmo? —Me reta con una sonrisa algo arrogante, jactándose de mi estado.

—B-bueno... —apenas y logro balbucear eso ya que aún sigo sin poder salir del susto que me dio, además, su presencia repentinamente me resulta más imponente al tenerle tan cerca.

No me gusta aceptarlo, pero estoy más que consciente que un golpe de este hombre me dejaría más para allá que para acá.

—Si quieres que te entrene, mínimamente consigue transformarte en súper saiyajin —sentencia al tanto que se termina por separar completamente, para mi alivio.

Lo tomaré, pero me ofende muchísimo.

—¿Y tú cómo conseguiste transformarte? —Indago después de conseguir tranquilizar un poco mi ritmo cardíaco. Me siento un poco más tranquila ya que las facciones del vegetal andante están más..., ¿cómo decirlo? ¿Serenas? O algo así, no sé; es difícil darle un nombre cuando este amargado trae la misma cara de siempre. Ah, y su ki está más estable.

—Quién sabe —divaga sin nada de afán, encogiéndose de hombros como plus extra. Yo solo bufo; qué buen consejo, Vegeta—. ¿Qué? ¿Quieres que también te arrulle y te lleve a la cama para leerte esas estupideces humanas? —Menciona sarcástico—. Sufre y esfuérzate, tch —exclama y yo solo sigo viéndolo; ¿de verdad ni un solo consejo puede dar este gruñón?—. ¡Ahora largo, insecta!

—¡Claro, el rico siempre humillando al pobre! —Le grito antes de echarme a correr por mi vida, literalmente hablando.

Ni modo, él se pierde la oportunidad de entrenarme.

▶▫▪♡▪▫◀

Se supone que Vegeta era mi penúltima opción para esto de las artes marciales, así que... solo queda el señor Piccolo. No quería recurrir a él porque me hice un poco a la idea de cómo son sus entrenamientos gracias a las anécdotas que me ha platicado Gohan, sin contar que yo quería que me enseñara alguien de mi "especie" —que fuera saiyajin, en otras palabras—, pero si ya no tengo otra alternativa...
Ah, y si alguien se pregunta por qué de repente quiero meterme a ese mundo, simple y sencillamente es porque quiero aprender a defenderme debidamente y saber cómo ellos lograron todo lo que son ahora; digo, no creo que se hayan fortalecido con entrenamientos convencionales.

Bueno, dejando esa explicación de lado, centrémonos en el presente: como mi plan salió mal y aún es algo temprano para regresar a mi casa, decidí venir a pasar lo que resta de la tarde con Gohan. Así que aquí estoy, frente a la puerta del apartamento, esperando a que el pelinegro haga acto de presencia. Y sí, el saltamontes no tarda casi nada en aparecer.
Apenas y logro contener mi sonrisa al ver que él ya está en pijama (la cual consta solo de una playera gastada y un pantalón chandal azul) pese a ser las cinco y media de la tarde; seguramente se va a ir a acostar temprano, y no lo digo tanto por su vestimenta, si no porque tiene ojeras y se ve algo cansado.

—¡Ah, Yuzu...! —Exclama entre sorprendido y emocionado al notarme, pero no lo dejo proseguir ya que, casi de manera automática, me lancé a abrazarlo. Creo que en otras circunstancias no hubiese sido así de precipitada ni efusiva, pero llevamos al rededor de casi dos semanas sin que nuestros horarios coincidan y... sí sentí su ausencia en estos días; estaba acostumbrada a que nos viéramos mínimamente tres veces a la semana, pero, desde mi ingreso a la universidad, los dos tenemos más responsabilidades, sobre todo él—. ¿Eh? —Suelta por inercia, seguramente algo extrañado por mi repentina muestra de cariño—. ¿Sucede algo? —Pregunta un tanto preocupado, pero, aún así, coloca sus manos en mi espalda baja, correspondiendo mi gesto.

—¿Qué? ¿No puedo abrazarte? —Refunfuño escondiendo mi cabeza en su pecho, en un estúpido intento de disimular mi cara ruborizada.

—Claro que sí —lo escucho reír divertido a la vez que percibo cómo me pega un poco más a su cuerpo—. Te extrañé —susurra de forma afectuosa, logrando que una sensación cálida me embargue. Casi al instante, siento algo peludo tallarse en la parte que deja descubierto mis pantalones pesqueros—. Te extrañamos —agrega Gohan al darse cuenta de la presencia de Ryu, quien empieza a ronronear para obtener mi atención.

—Solo fueron un par de días, exagerado —comento alzando mis comisuras de forma involuntaria a la par que me agacho para cargar a nuestro gato—. Ni Ryu es tan dramático —me intento burlar, aunque mis palabras se esfuman cuando siento cómo el cuadrúpedo me comienza a lamer la mejilla, pero, para lograr alcanzarme, me encajó sus garras en el proceso

Amor apache le dicen.

—¿Ves? También te extrañó —juguetea al tiempo que sacude un poco mi cabello, riendo quedamente al ver mi mueca. De repente siento cómo sus dedos se deslizan hasta acunar mi mejilla, dándome una sonrisa cariñosa a su vez. Y con eso la sensación en mi pecho aumenta—. ¿Tienes hambre? Estaba preparando la cena justamente —ofrece mientras da un paso atrás, separándose completamente de mí y dándome a entender que entre.

Bueno, a la comida nunca se le dice que no.

—Me muero de hambre —confirmo y Gohan suelta una risita.

—Ven, pasa.

Meh, lo del entrenamiento lo veré después; ahora solo quiero pasar tiempo con mi otra familia.

━━━━❰・🍚・❱━━━━

–I'm back.

-Lindassj1

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro