|La felicidad proviene de las pequeñas cosas|

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Dicen que, por más que se ame a una persona, realmente nunca se le termina por conocer enteramente; siempre aparecerá una faceta que te cautivará, asustará o confundirá; entre otros tipos de sentimientos o emociones. Y sí, es totalmente verdad, con Yuzuki lo he comprobado varias veces; muchas veces, mejor dicho.
Amo a Yuzu y sé que he aprendido a entenderla, no lo dudo, pero hay ocasiones... en las que simplemente no sé qué hacer, no sé cómo apoyarla o ayudarla verbalmente, no sé cómo espera que yo reaccione ante diversas situaciones en las que ella misma me pone ya sea de forma consciente o no. Inoue puede ser un libro abierto, así como un libro escrito en un idioma diferente; varía.
Y no solo hago alusión a sus aparentes cambios drásticos de humor —que suele utilizar como método de defensa—, sino a su... curiosa forma de ver y pensar las cosas.

Llega a ser realmente impredecible cuando ella así lo quiere.

Ciertamente ha pasado un par de semanas desde aquel suceso... bastante vergonzoso y, aún así, el tema no me ha dejado de rondar en la cabeza; ¡es que fue muy vergonzoso! ¡Me dan ganas de gritar contra la almohada con tan solo evocar lo que pasó aquella tarde!
Siendo sincero, y desde ya hace tiempo atrás, había notado como si Yuzuki esperara algo más de mí, pero no sabía exactamente el qué; no había ninguna fecha próxima importante cercana, además de su cumpleaños, pero tengo muy presente que ella no lo festeja; según yo, no había hecho nada que la molestara o incomodara; y Ryu estaba en muy buenas condiciones físicas y alimenticias como para ser ese motivo. No había una razón para justificar por qué presentía aquello; vaya que nunca me imaginé que lo que ella quería era estar más... íntimamente conmigo.

Y lo arruiné, arruiné lo que se suponía que tenía que ser un recuerdo bonito y agradable.

¡Ni siquiera sé si a eso se le podría denominar como "nuestra primera vez"! ¡Literalmente todo salió mal desde el inicio!
Yuzuki no ha vuelto a tocar el tema desde que lo hablamos vagamente aquel preciso día; pareciera como si jamás hubiese ocurrido nada. Y admito que yo tampoco he hecho el esfuerzo por platicarlo porque..., porque tengo miedo de haberla decepcionado, de no haber logrado la expectativa que, tal vez, tenía sobre mí. ¡Maldición, incluso abrí mal y rompí el primer condón por mi propio descuido! ¡Ni siquiera la llevé a la cama para que estuviera más cómoda! E... incluso la lastimé, lo que me preocupa más que todo los demás; tengo entendido que la primera vez de una chica, a veces, suele doler o arder inicialmente, pero entré en pánico cuando noté que Yuzuki estaba tratando de contener las lágrimas y las facciones adoloridas en su rostro; de la cosas que más odio, es que llore, más si es causado por mí. Realmente pude haber continuado e intentado hacer que se distrajera mientras pasaba todo, pero... simplemente no quería continuar y dejar todo a la suerte.

No quería dañarla a costa de mi beneficio.

Y..., bueno, ahora nos encontramos tranquilamente caminando hacia el apartamento. Últimamente ambos hemos estado ocupados y no nos hemos podido ver ya que Yuzuki está tomando los cursos de preparación para la universidad y a mí me tocó cuidar la ciudad esta semana, así que el tiempo ha sido muy justo para ambos. Son los problemas de crecer.
Cuando estamos frente a la puerta de mi casa, abro la puerta y Yuzu se echa a correr hacia dentro, casi tumbándome en el proceso por lo precipitada que fue.

—¡Ryu! —Exclama emocionada, botando su mochila y yendo a abrazar al gato como si su vida dependiera de ello. Yo solo me limito a sonreír y negar con la cabeza, ya habiéndome imaginado algo así.

Llevaba varios días sin verlo, supongo que es normal que lo extrañe.

—¿Tienes hambre? —Pregunto al tanto que tomo su mochila y la coloco debidamente en la mesa ratonera.

—Mucha —admite sin dejar de acariciar a felino, pareciendo prácticamente embelesada por este. Es muy linda.

—Bien, ve a lavarte las manos, yo me encargo de lo demás —aseguro al tanto que me encamino hacia la pequeña cocina—. También puedes tomar de mi ropa si te quieres cambiar —menciono con algo de diversión; desde que ella empezó a tomar mucha más confianza en este apartamento, ha acaparado algunas de mis cosas, en sí mis sudaderas y playeras. A veces me pide permiso o las usa cuando no trae ropa extra, pero en otras ocasiones...

No por nada he notado que "misteriosamente" algunas de mis sudaderas han desaparecido.

—Espera, ¿tú cocinaste? —Cuestiona arqueando su ceja, mostrándose algo incrédula.

—Lo intenté —rectifico.

Siendo totalmente sincero, no fue hace mucho que empecé a tomar la iniciativa de cocinar. Empecé a hacerlo desde el sermón que recibí por parte de mi mamá; ella averiguó que he consumido comida rápida en varias ocasiones ya que no sé la gran cosa sobre la cocina, sin contar que soy un desastre.
Incluso Yuzuki me regañó y se empezó a quejar diciendo que, aunque quisiera y pudiera, no me puede hacer de comer siempre (cuando viene, ella es la que suele cocinar), que tengo que ser más autosuficiente en ese aspecto o me voy a enfermar. Y... ambas tienen razón, por ello lo estoy intentando.

—Más te vale que no nos mates de una intoxicación, o me aseguraré de atormentarte por toda tu existencia —gruñe al tiempo que me señala, como advirtiéndome; no es por nada, pero sí que le creo.

—¡Oye, tampoco cocino tan mal! —Digo con cierta indignación, girándome a verla.

—Sin comentarios —murmura levantándose y encaminándose rumbo al baño, desapareciendo de mi vista.

Eso no me dijo la primera vez que le cociné, cuando tuvimos nuestra primera cita.

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Después de cenar, alimentar a Ryu y lavar los trastes, nos terminamos de acomodar en el sofá a descansar lo que resta de la tarde. Ha sido un día algo cansado para ambos por nuestras obligaciones, sin contar que extrañaba pasar un rato tranquilo y sin prisas al lado Yuzuki; y al fin podemos tener un respiro.

—Esto de crecer ya no me está gustando —se queja Yuzu al tanto que ve malhumorada la mochila que está a su lado, como si con ello evitara que su próxima vida universitaria iniciara dentro de unos días.

Se ve realmente linda, aún si parece estar casi enojada con un objeto inanimado.

—Bueno, es parte de la vida —digo con una corta sonrisa, sacudiéndole  su mata azabache (no me pude resistir) y consiguiendo un tierno bufido de su parte.

Nos quedamos envueltos en un silencio que no es exactamente incómodo, aún así, es algo extraño, o al menos así lo siento; Yuzuki parece estar de lo más pacífica e ensimismada acariciándole las orejas y lomo a Ryu, quien se halla durmiendo cómodamente en su regazo. Es una imagen realmente tierna ya que los ojos de Yuzu siempre se iluminan cuando lo ve; en verdad lo quiere.
Me quedo atontado observándola, sintiendo como si todas las piezas estuvieran en su respectivo lugar; aunque aún percibo algo de nervios en mi sistema.

—Hoy me puedo quedar a dormir, ¿verdad? —Pregunta mi compañera de la nada, trayéndome de vuelta a la realidad. Noto que no ha hecho siquiera el amago de regresar a mirarme, solo sigue enfocada en nuestro felino.

"Nuestro"; en verdad se oye tan bonito decirlo de esa manera y saber que es así.

—Sabes que sí —contesto sin titubear, sonriendo con cariño ya que ni siquiera necesita preguntar; esta es su casa—. ¿Pero ya pediste permiso?

—Yup —asegura haciendo un signo de amor y paz con su diestra, aún sin girarse hacia mí. Y volvemos a quedar en silencio; uno con el que ya quiero acabar enteramente, pero el temor y la timidez me puede más. Odio sentirme incómodo cuando de Yuzuki se habla, maldición—. Por cierto..., tenemos que hablar —exclama finalmente posando sus ojos en mi persona; eso me hace tensar de inmediato.

¿No empiezan con eso las parejas que van a terminar? ¿Acaso ella...? No, es algo ilógico; si Yuzuki quisiera abarcar eso, no habría dicho antes lo de quedarse a dormir aquí. Seguramente habla de lo que pasó hace dos semanas; siendo sincero, no sé si eso es mejor o peor todavía.

—¿D-de qué precisamente? —Indago intentando que mi voz titubeante no se muestre, pero fallo en el intento.

—Creo que ya lo sabes —asegura al tanto que toma a Ryu y lo deposita al otro lado del sofá, luciendo algo nerviosa repentinamente. Eso me dijo todo.

—Yuzuki... —susurro sin saber qué más decir.

Sé que debemos platicarlo, no podemos seguir fingiendo que nada ha pasado ya que no quiero que lo que hemos construido se vea en picada por falta de comunicación, pero...

—Lo hemos estado aplazando, Gohan —infiere mi compañera y rápidamente noto la decisión en sus facciones; aunque también hallo un poco de temor y timidez en sus luceros grises que parecen ligeramente acuosos en estos momentos. Suelto un suspiro resignado ante eso; cuando ella se propone algo, es difícil hacerla desistir. Es muy orgullosa.

—Lo sé —me rindo al tiempo que me acomodo mejor, sonriéndole tenuamente y con pesar. Ya no puedo huir.

—Yo..., para empezar, perdón —murmura bajando su cabeza al tanto que truena sus nudillos de manera nerviosa. Trato de intervenir, pero no me deja ya que prosigue—: Intenté apresurar todo, no consideré nada más de lo que yo quería y te terminé arrastrando sin realmente tomar tu opinión. Maldición, ni siquiera pensé bien todo y solo me precipité —gruñe con frustración, aún manteniendo cabizbaja. Yo solo muerdo el interior de mi mejilla, sintiendo una entremezcla de emociones en mi interior al tanto que busco las palabras exactas para expresarme.

—No, Yuzu, yo también tuve culpa; es verdad que me tomaste por sorpresa con todo eso, pero... es mi responsabilidad todo lo que corresponda a ti y yo... n-no pude estimularte debidamente —susurro con algo de vergüenza y culpabilidad. Tras lo que investigué, tengo entendido que no pudimos hacerlo ya que, o yo fui muy brusco, o Yuzuki no estaba lo suficientemente dilatada como para que algo entrara en ella por primera vez sin lastimarla en el proceso; sin importar el tamaño, la hubiese lastimado por ese detalle que pasé por alto gracias a los nervios y prisas—. S-sé que era nuestra primera vez y puedo excusarme diciendo que no sabía mucho sobre las chicas en ese ámbito, pero..., de igual manera, no es excusa; eres mi novia y debería saber más de ti... i-incluso en ese ámbito.

Porque es verdad; conozco muchas de sus manías y hábitos que muestra tanto de forma consciente como las que no, pero solo las que me ha dejado ver en estos años conociéndonos. Aún me falta varias cosas por descubrir sobre ella.

—No tenías idea de lo que iba a pasar, sin contar que yo también debí prepararme; no es solo tu responsabilidad —reprocha y siento cómo acorta los centímetros que nos separan, después, con algo de timidez, se abraza a mí y recarga su cabeza en mi pecho de manera delicada; algo bastante raro viendo de ella, sobre todo porque suele ser algo arrebatada y no es precisamente muy cariñosa.

—Yuzu... —exclamo con sorpresa ante su gesto que en verdad no me esperé, y menos en este momento.

—Prometo que la próxima vez será mejor —dice en un tono de voz bajo, uno que logra que mi pecho se llene de calidez y ternura; maldición, ¿cómo puede ser tan linda?

Pero..., ¿ella ya está dando por sentado que nosotros...?

—Lo será —afirmo sonriendo casi de forma inconsciente, apresurándome a a corresponder su abrazo y acurrucarme contra ella. Extrañaba esto.

—Gracias por soportar el desastre que soy, saltamontes —susurra apenas audible, notándose totalmente sincera.

—Siempre será un placer —aseguro conmovido, estrechándola más contra mí; como si con eso terminara de confirmar mis palabras.

También gracias a ti por soportar todos mis errores y tonterías, Yuzu. En verdad, muchas gracias.

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–Ejem, sí, lo sé, sé que me desaparecí por aquí un considerable tiempo; esto fue porque tuve una especie de bloqueo específicamente con este fanfic (no dejé de escribir, aunque solo han sido borradores para otros fanfics) ya que no estaba muy segura hacia dónde quería que llegara, pero finalmente he logrado planear todo debidamente.

Ya estoy trabajando en los siguientes capítulos, así que no creo demorar tanto en actualizar. Y si tardo, tienen el libre derecho de pegarme(?).

En fin, ¡nos leemos!

-Lindassj1