Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19

Tres días después del incendio, parecía que todo iba mucho mejor para Jimin. Terminó de pasarse la hoja de afeitar por su mandíbula y se enjuagó con abundante agua para quitar los restos de crema de afeitar, su piel seguía siendo lisa, pulcra y sin ningún vello facial, ni siquiera cuando estuvo internado en el hospital hace un año había dejado de afeitarse, Hoseok lo hacía por él con paciencia y dedicación, Jimin aún lo recordaba.

En ese momento, unos leves golpes se dejaron oír en la puerta del baño desde el otro lado—. ¿Estás listo? —preguntó su amigo, siendo su voz amortiguada por las paredes—. Taehyung me dijo que nos estaba esperando.

—Ya casi salgo, hyung —Jimin se secó el rostro con la toalla de mano que tenia al lado, guardó sus cosas y limpió todo antes de salir.

Debían ir a recoger a Jungkook al hospital Asan para llevarlo a casa de Taehyung y que pudiera recuperarse ahí. Al igual que Jimin, el menor de todos no tenía familia en Seúl, y ellos incluso dudaban de que hubiera alguien fuera de la ciudad esperándolo, como él había dicho. A pesar de que pasaban la mayor parte del tiempo juntos debido al trabajo en el burdel, no solían contarse demasiadas cosas sobre sus vidas personales, de cierta forma, el mundo de la prostitución te obliga a ser individualista y algo reservado con tu información personal.

De no ser porque Hoseok lo encontró ese día en la bañera, Jimin jamás le hubiera contado nada de lo que pasaba por su mente, ni mucho menos, le hubiera pedido ayuda de la forma en que lo hizo hace unos días al quedarse sin hogar. Hoseok le había prometido ser su apoyo, y desde ese día, jamás se había negado a algo que Jimin le pidiera.

Abrió la puerta y se encontró con su amigo apoyado en el marco mirando el celular de forma distraída, su cabello rojo estaba reluciente, había retocado su tintura hace poco—. Estoy listo, hyung ¿nos vamos?

Hoseok asintió, estaba sonriendo. A Jimin le gustaba verlo feliz. Caminaron por los pasillos del edificio, tomaron el ascensor y llegaron hasta el estacionamiento. Ambos estaban en busca de un nuevo trabajo, el dueño del burdel había reclamado el seguro de catástrofe y con eso les pagó el dinero que les debía por los días que alcanzaron a trabajar, sin embargo, Jimin no creía que la reparación del burdel se iniciara pronto, habia sido pérdida casi completa, para construir debían demoler todo lo que quedó y empezar desde cero, desde los cimientos.

Jimin tenía sentimientos encontrados con respecto a eso, por un lado lo veía como oportunidad para trabajar en otra cosa, pero al mismo tiempo, estaba tan acostumbrado a ese lugar, a las paredes rosas y a los dragones de oro danzando en cada techo de cada habitación, que no quería irse de ahí. Algo lo ataba de forma cruel y dolorosa, y ni siquiera él podía explicar lo que era.

Hoseok manejó con tranquilidad por las abarrotadas calles de Seúl hacia la casa de Taehyung—. ¿Te han respondido de alguna oferta de trabajo? —le preguntó Jimin mirando el perfil afilado de su amigo, necesitaba distraer a su mente antes de que comenzara con esos pensamientos depresivos y algo catastróficos. Hoseok estaba concentrado en las calles y los semáforos, pero aún así le sonrió de lado para darle a entender que lo había oído.

—Solo de uno —dijo encogiéndose de hombros—. Pero no lo veo como opción.

Jimin lo miró, extrañado—. ¿Por que no, hyung? —llegaron a la cada del castaño y Hoseok colocó los intermitentes para señalar que estaría unos segundos detenido ahí afuera. Ni siquiera fue necesario llamarlo, Taehyung estaba mirando por la ventana para ver si llegaban pronto.

—Porque es demasiado lejos.

Jimin rodó los ojos—. Tienes auto, puedes llegar a donde sea.

Su amigo lo miró, tenía una expresión divertida en el rostro, como si lo que estuviera diciendo era algo absurdo—. Es en Ulsan, Jimin. Me demoro más en el trayecto que trabajando. Estaría botando todo el dinero que gane en gasolina.

Aquello lo hizo reír, y el sentimiento de felicidad fue tan genuino, que por un segundo se asustó, había olvidado lo que era disfrutar de algo tan simple como una conversación trivial sobre trabajo. El sonido de su carcajada fue menguando de a poco al darse cuenta de lo equivocado que estaba, no lo había olvidado del todo, con Yoongi también había obtenido un sentimiento similar cada vez que lo veía.

Solo quiero hablar, ¿Podemos hacer eso? Jimin sonrió con nostalgia al recordar ese día. Me encanta urgencias, pero odio los turnos. Ven, abrázame, dame fuerzas para volver al trabajo mañana.

Negó con la cabeza para disipar esos pensamientos, no podía permitir que lo consumieran otra vez—. ¿Y por qué postulaste tan lejos, hyung tonto? —preguntó para evitar que su mente siguiera dando vueltas en el mismo tema. Taehyung venía saliendo de su hogar a toda prisa luego de haber sacado unos cuentos bolsos con ropa para llevárselos a Jungkook.

Hoseok rodó los ojos divertido al escuchar el insulto que salió de la boca de Jimin—. Fue sin querer, no vi que decía Ulsan hasta después, cuando ya había enviado todo.

—Buenos días, hyungs —saludó el castaño metiéndose al auto como un tornado y sin darle tiempo a Jimin de responder lo dicho por Hoseok—. ¿Qué ha pasado aquí? Ambos se ven muy apuestos, y ni siquiera me avisaron para arreglarme también, yo vine en sandalias —levantó su pie y lo estiró entre ambos para que Jimin y Hoseok pudieran observar que lo que decía era cierto.

—Quita tu pie apestoso de mi rostro —murmuró Hoseok divertido dándole un manotazo en la pantorrilla—. Con Jimin-ssi siempre nos vemos bien ¿verdad?

Jimin asintió con una sonrisa, de verdad los quería, eran parte de su vida, sea buena o mala, pero eran parte de ella. Taehyung retiró su pierna con un puchero. Hoseok quitó los intermitentes y comenzó a avanzar en dirección al hospital. La chica de la recepción ya los conocía, e incluso sabía a qué iban ese día, porque había sido ella quien se contactó con Taehyung, así que simplemente los dejó pasar. Caminaron por el pasillo blanco con ventanas de vidrio tan relucientes como un diamante, doblaron en la esquina y llegaron al sector de urgencias, donde estaban todos los cubículos de los pacientes. Había una que otra persona del área médica dando vueltas por ahí, llevando papeles o medicina de aquí para allá.

Buscaron el cuarto de Jungkook, sabían que no lo habían movido de ahí. Ingresaron al cubículo uno detrás del otro, pero antes de que Jimin pudiera cerrar la puerta para que el ruido de afuera no llegara hasta ellos, logró divisar un movimiento extraño al final de aquel pasillo, en la última puerta. Asomó su rostro, curioso, y justo en ese momento, pasó una enfermera casi volando por su costado, iba corriendo a toda prisa. Aquello le recordó el día en que Yoongi lo derribó como si de un saco de boxeo se tratase.

Continuó observando guiado por la curiosidad, y fue entonces que vio como entre dos enfermeros sacaban de la habitación a un hombre, lo sujetaron de los brazos y comenzaron a arrastrarlo por el pasillo, lejos de aquel cubículo. A Jimin se le rompió el corazón al oírlo gritar, la angustia y desesperacion se dejaban escuchar en la voz de aquel hombre a pesar de que no alcanzaba a entender lo que decía, ya que entre las lágrimas y lo desgastada que tenía las cuerdas vocales, no modulaba de forma correcta ninguna oración.

Solo logró escuchar palabras sueltas como "mi hija" y "ayuda".

A los segundos entró otra enfermera, y corriendo detrás de ella, Jimin alcanzó a distinguir una cabellera negra que le era conocida. Estaba casi seguro de que era él.

Lo más desgarrador es ver a los familiares llorar cuando les dices que no pudiste salvar su vida.

Cuando Yoongi le dijo eso, la mente de Jimin se fue directamente hasta el día en que habló con Hoseok en ese mismo hospital, pensando que su baño era lo último que vería antes de cerrar los ojos y desaparecer.

Hay algunos que te culpan, y otros que culpan a su Dios.

Los dos enfermeros ya habían sacado al hombre, no superaba los 30 años de edad, quizás un poco más. Jimin tragó grueso por lo tenso de la situación, no estaba acostumbrado a ese ambiente tan angustiante, no entendía como el personal médico podía lidiar una y otra vez con la muerte tocando sus puertas.

Dando un largo suspiro, cerró la puerta e ingresó por completo a la habitación. El chico con el que Jungkook compartía cuarto hasta hace uno días ya no estaba, supuso que había sido dado de alta o que lo habían trasladado a otra parte. Se acercó a la camilla de su amigo y lo abrazó con cuidado de no lastimarlo—. Me alegro que por fin te den de alta de este lugar, Jungkookie.

El mencionado sonrió—. Yo igual, Jimin hyung. La comida de aquí es peor que la del burdel.

Ambos sonrieron. El burdel, casi su segundo hogar.

—¿Que sucedía ahí afuera? —preguntó Hoseok. También había alcanzado a escuchar los gritos del hombre.

Jimin se encogió de hombros—. Varias enfermeras entraron corriendo a una de las habitaciones, imagino que le sucedió algo a uno de los pacientes.

—Es algo de todos los días —Jungkook se removía algo inquieto, estaba sentado en el borde con sus piernas colgando hacia abajo, tenía el brazo que se quemó vendado desde la muñeca hasta el hombro, no podía moverlo demasiado o la herida podría empeorar. El orro brazo estaba bien, tan solo algo magullado y con un poco de dolor cada vez que debia hacer algun movimiento con él—. ¿Me ayudan a bajar? Necesito pasar al baño antes de salir de aquí.

Los tres amigos se miraron, Jungkook no podía usar sus manos para bajarse los pantalones, así que, ¿quién de ellos lo haría? 

—Pediré asistencia —dijo Hoseok, no tenía ganas de ver un solo pene más en su vida.

⭐️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro