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14

Hoseok llegó temprano, tal y como acordaron, pero Taehyung no venía con él. Jimin se acercó al auto de su amigo e intentó controlar las lágrimas que amenazaban con salir a borbotones por sus cansados ojos. Habían unas cuantas personas caminando por la avenida ataviadas en trajes y vestidos elegantes, algunas salían del edificio arriba de sus autos y otras tomaban el transporte público.

—¿Qué pasó contigo? ¿Por qué no te bañaste? —pregunto Hoseok. Se bajó del auto, y cuando lo observó mejor, una alerta se encendió en su interior—. ¿Estuviste llorando?

Jimin se intentó limpiar el rostro, aún lo tenía con hollín y suciedad, su ropa también estaba negra, y ni hablar de su cabello—. No pude —dio otro paso para acercarse a su amigo, él lo miraba sin entender nada, con el rostro juzgón al que ya estaba acostumbrado—. Perdí el departamento por no pagar el alquiler —lo miró a los ojos negros para decir lo siguiente—. No tengo dinero...ni tampoco otro lugar donde dormir. El señor Lim me prestó su cuarto de descanso en la noche, pero ahora debo irme. 

Hoseok le colocó las manos en los hombros y luego lo atrajo a su cuerpo. Jimin se sostuvo de la camisa roja de su amigo y lloró contra su hombro, sintiendo el perfume que solía utilizar—. Quédate conmigo —Jimin dejó escapar un sollozo al escuchar esas palabras otra vez, en el hospital habían tenido un significado totalmente distinto al de ahora—. No tengo otra habitación más que la de mi mamá y la mía, pero puedo dormir en el sillón en lo que conseguimos un saco de dormir u otro colchón. 

Jimin lo abrazó aun más. No sabía cuánto hubiera podido resistir de no tener su apoyo—. No tienes que dormir en el sillón, hyung —murmuró contra su hombro—. Puedo hacerlo yo. 

—¿Qué dices? —Hoseok lo separó de su cuerpo y le limpió las lágrimas con cariño—. Eres mi invitado, dormirás en la cama. 

Las personas que pasaban los miraban de forma extraña, pero después de todo lo que había pasado, a Jimin no le importaba mucho la opinión ajena. El mundo en el que se rodeó desde hace años lo había vuelto algo inmune a las críticas—. ¿Y Taehyung? —preguntó cuando recordó que el castaño no llegó en el auto. 

—Aún no paso por él, vine por ti primero —miró hacia el interior del edificio—. Vamos por tus cosas y volvamos a mi departamento para que comas algo y te des una ducha con agua caliente, luego vamos a buscar a Taehyung y nos vamos al hospital. 

Jimin asintió, no se había percatado de que tenía muchísima hambre hasta que escuchó a Hoseok habalr de comida y su estomago gruñó. Caminó de vuelta hacia el lugar que había sido su hogar desde que era niño y dejó que su amigo lo ayudara con los bolsos mientras él se llevaba las rosas en sus brazos. Se despidió del señor Lim con un abrazo fraternal. Le dejó una rosa al lado del computador y salió de aquel edificio con un nudo en la garganta, no quería irse, no quería dejarla atrás, pero tampoco tenía opción.

Lo siento, mamá. No pude cumplir mi promesa.

Un par de horas más tarde
Camino al hospital Asan.

Taehyung salió hecho un torbellino desde el interior de su casa. Vivía con sus padres, dos personas bastante amigables y comprensivas, pero Jimin sabía que ninguno de ellos conocía el trabajo de su hijo menor. El castaño les había dicho que su labor dentro del burdel era servir los tragos y hacer algunas otras cosas, como lavar loza y sábanas, sus padres no tenían idea de que su hijo se acostaba con otros hombres por un poco de dinero.

Se subió al auto y los saludó. Hoseok lo miró por el espejo retrovisor que quedaba sobre su cabeza—. ¿Estás seguro de que lo llevaron al hospital Asan? —le preguntó.

Taehyung asintió—. Llame al hospital desde el teléfono de mi madre para preguntar por él. Me dijeron que aún lo tienen en urgencias debido a la gravedad de sus quemaduras.

—Entonces vamos —Hoseok bajó a la calle otra vez y comenzó a manejar hacia el hospital. Podían ver el edificio desde lejos, era uno de los más grandes que tenía Seúl, abarcaba gran parte de la ciudad y sus alrededores. Jimin suspiró, no quería toparse con su mayor, a pesar de que no tenía idea de como eran sus guardias, aun así no quería arriesgarse a que lo reconociera. Se había resignado en que la breve e insignificante relación que tuvieron de cliente y trabajador había acabado ahí, jamás lo volvería a ver. Y de cierta forma creía que eso era lo mejor, Yoongi no pertenecía a ese mundo de lujuria y corrupción, no podía rodearse de personas como él fuera de un burdel. Su bata blanca y el juramento hipocrático valían más que eso, Jimin lo sabía.

Llegaron por el costado, Hoseok ingresó con cautela al estacionamiento, recibiendo el ticket de acceso que le entregaba la maquina. Buscaron un lugar donde aparcar el auto y luego se bajaron, hacía calor. Jimin se sentía con algo de energías renovadas luego de darse una ducha y comer algo, la madre de su amigo le había preparado un desayuno delicioso. Pero fuera cierto o no, todavía sentía el olor a humo emanar de su cuerpo.

Caminaron por el estacionamiento subterráneo en completo silencio, subieron por las escaleras hasta llegar al primer piso y buscaron con la mirada la entrada a urgencias. Hoseok algo recordaba de ese hospital, pero lo cierto es que su cerebro tiende a borrar los recuerdos negativos, por lo que no siempre logra recordar la información por completo y solo obtiene fragmentos—. Creo que es por aquí —miró el mapa que tenía en su celular y apuntó a un camino de cemento que había al costado—. Según esto tenemos que seguir por ahí y luego doblar.

Comenzó a caminar él y los demás lo siguieron. Rodearon el edificio del cual salieron y llegaron a la avenida principal, donde efectivamente decía "Urgencias" en letras grandes y rojas, habían unas cuantas ambulancias estacionadas afuera sin movimiento alguno, también habían personas entrando y saliendo con papeles en las manos. Se encaminaron hasta la recepción que tenía el lugar.

Hoseok saludó a la chica con una inclinación—. Estamos buscando a Jeon Jungkook —le dijo—. Llegó en la madrugada, lo trajeron desde un incendio.

La mujer tecleó algo en el computador—. Según el sistema está estable, déjeme consultar si el paciente puede recibir visitas ¿ustedes que son de él?

—Primos —soltó Hoseok de repente. Jimin lo miró alzando una ceja. Su amigo se aclaró la garganta—. Lo siento, en realidad somos sus amigos, pero él no tiene más familia en Seúl y queremos saber como está.

La mujer suspiró y negando con la cabeza levantó el teléfono que tenía a un costado—. Buenos días Dra Daegi, habla Han Sujin de recepción, tengo a tres primos del paciente Jeon Jungkook preguntando por él, ¿puede recibir visitas? —se mantuvo en silencio unos breves segundos y luego volvió a sonreír para hablar—. De acuerdo, los haré pasar, gracias.

Colgó y se levantó de su silla. Les hizo una seña con la mano para que la siguieran—. Continúen derecho hasta el final del pasillo y luego doblen a la izquierda, atraviesen la puerta y llegarán a la sala de hospitalizados. La habitación del paciente es la 32, eviten hacer ruido porque son habitaciones compartidas.

Los tres le agradecieron con una inclinación y siguieron sus indicaciones. Todo el lugar era blanco, gris o en su defecto color crema. Jimin miraba con cautela a cada persona de bata blanca con la que se cruzaban, no sabía si Yoongi siguió su consejo de irse a descansar o volvió al hospital para ayudar a sus compañeros.

Cuando atravesaron la primera puerta, Jimin volvió a sentir el olor a hollín, es como si el incendio los persiguiera hasta este lugar.

Buscaron la habitación 32 hasta dar con ella, abrieron la puerta y se encontraron con un hombre durmiendo en la camilla, Jimin y Taehyung lo reconocieron—. Él es Lee Jungbyeok —susurró su amigo con sorpresa en la voz. También era un trabajador del burdel, quizás cuantos de ellos habían llegado a parar ahí la noche anterior y no tenían a nadie en la ciudad que los fuera a ver. Hoseok los tomó del brazo y los obligó a avanzar, al otro lado de la cortina estaba Jungkook, tenía los ojos abiertos y la mirada perdida en algún lugar del techo.

Taehyung se acerco a él—. ¡Kook! —gritó en un susurro, recordando las palabras de la recepcionista. 

Jungkook los miró y sonrió con tristeza, tenía su brazo derecho vendado y en alto, no podía moverse. Jimin se alegraba de verlo con vida. Se acercó hasta una silla y tomó asiento, imaginaba que Taehyung no querría irse pronto de ahí, Hoseok se colocó a su lado. 

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