11
31 de mayo 2024, 02:06 hrs
Actualidad
Burdel "Secret Garden"
Jimin abrió levemente la boca para poder respirar al sentir los labios de su mayor recorrer cada pequeño espacio de sus hombros. Acariciaba con delicadeza la curvatura de su cintura con dedos largos y decididos, bajaba hasta el interior de sus muslos y luego volvía a subir—. ¿Te gusta lo que sientes? —le preguntó al oído. Jimin emitió un sonido de asentimiento, le embriagaba la forma en que ese hombre lo tocaba, sin prisa, con pausa y delicadeza. Que afortunada sería la persona que alguna vez tenga una relación con él.
Sintió los dedos de Yoongi colarse hasta su entrada, estaban húmedos por el lubricante, y a medida que iban abriéndose camino, despacio, él dejaba besos húmedos sobre su cuello, Jimin no sabía cuánto tiempo podría resistir antes de correrse—. No tengo prisa —volvió a susurrar en su oído. Ingresó el segundo dedo y a Jimin se le cortó la respiración—. Puedo hacerlo como a ti te gusta, solo dímelo.
—Ha-hágalo lento, h-hyung —balcbuceó, Yoongi lo sabía, tan solo quería escucharlo de su boca. Entró lo más que sus dedos le permitieron, los curva un poco y luego los volvió a sacar, Jimin jadeó, le encantaba lo bien que hacía el juego previo—. Así~
Continuó con ese ritmo por unos minutos, deleitándose con las expresiones de placer que dejaba escapar, mordiéndose el labio cada vez que lo escuchaba gemir contra la almohada. El miembro de Yoongi estaba palpitante y húmedo al interior de su ropa, pero aún quería que ese chico difrutara un poco más, quería llevarlo al borde del delirio, mostrarle que alguien estaba dispuesto a hacerlo de la forma en que a él le gustaba.
Lo ayudó a voltearse para quedar frente a él, Jimin observó aquellos ojos negros como una aceituna, subió sus manos para acariciar el cabello de su acompañante y acercarlo a sus labios. Le gustaba saborear sus belfos delgados, finos como la seda, húmedos por la saliva y sin miedo de besarlo. Los movió con lentitud mientras los dedos del mayor continuaban en su interior haciendo estragos en su sistema—. Creí que estaría agotado...hyung —susurró sobre los labios del mayor, arqueando la espalda al sentir como retiraba los dedos de su interior.
—Lo estoy —le respondió. Se acomodó entre sus piernas y luego de colocarse el condón alineó su miembro con la entrada de Jimin—. Pero también esperé dos días y una noche para poder verte.
Jimin sonrió—. No diga esas cosas —mordió despacio el labio ajeno cuando sintió como la punta del miembro de Yoongi ingresaba, abriéndose camino con cuidado y sutileza por sus paredes anales—. Ah~...siga entrando, por favor.
Ingresó por completo, y mientras le daba tiempo para acostumbrarse, comenzó a besarle el rostro, luego su cuello hasta llegar al hombro, nunca lo habían hecho mirándose a los ojos, Yoongi no estaba acostumbrado a tener esas obres castañas observando cada uno de sus movimientos, se sentía con la presión de querer hacerlo bien.
Jimin suspiró bajito al sentir como su mayor le subía ambos brazos hasta dejarlos sobre su cabeza y comenzaba a besar la parte interna del bíceps.
Nadie nunca lo había besado en ese lugar, no sabía lo bien que se sentía hasta ese momento.
Yoongi comenzó a mover sus caderas con un lento vaivén, disfrutando de ver las expresiones de placer que dejaba escapar, los labios gruesos semi abiertos, la respiración agitada y el ceño levemente fruncido. Al estar de esa forma, Jimin había olvidado por un segundo las marcas en sus brazos, pero luego recordó que estaban ocultas con maquillaje, igual que sus ojeras, y que no sería un problema.
—Siga así... —le volvió a pedir antes de que un gemido le quitara el aliento. Yoongi continuó con las estocadas suaves pero profundas, volvió a besarle el rostro y luego los brazos, pero cuando estaba llegando a la parte interna del codo, un olor característico le llamó la atención. Cada vez que saludaba o se despedía de su hermana con un beso en la frente, podía sentir el mismo olor que ahora emanaba de la piel de ese chico.
Intentó disipar sus pensamientos al oírlo gemir bajo su cuerpo, pero el olor continuaba siendo más intenso a medida que subía por ese luagar hasta su muñeca—. ¿Qué está haciendo, hyung? —le oyó preguntar.
Jimin no podía mantener su atención en ambas cosas, o se concentraba en el pene entrando y saliendo de su cuerpo, o en Yoongi husmeando sobre sus brazos. Intentó soltarse de su agarre y volver a besarlo para distraerlo, pero supuso que era cuestión de los médicos ser curiosos por naturaleza, supuso que solo así podían ejercer su profesión. De modo que no le quedó otra opción más que escucharlo cuando detuvo el movimeinto de su pelvis.
—¿Por qué ocupas base de maquillaje en los brazos? —le preguntó volviendo a mirarlo a los ojos castaños, Jimin juntó los labios y suspiró, debía concentrarse en Yoongi husmeando sobre su brazo, pero la otra opción le gustaba más.
Abrió un poco mas sus pierna y encorvó la espalda para acomodarse—. ¿De verdad eso importa justo ahora? —le preguntó de vuelta. Se sentía atrapado otra vez, odiaba esa sensación de no tener escapatoria, Yoongi había sido el único que se interesaba por cosas tan mínimas como esas, a ningún otro cliente parecía importarle si llevaba un kilo de maquillaje encima, mientras no se viera feo o deforme y cumpliera sus caprichos, les era suficiente.
—Es decir...solo me llamó la atención —se acercó a sus labios de froma tímida, como si se estuviera arrepintiendo de preguntar eso y quisiera pedirle un perdón silencioso—. Lo siento si te incomodé, no era mi intención.
Jimin suspiró, la posición en la que estaban antes de detenerse no había cambiado, él continuaba debajo del cuerpo de Yoongi recibiendolo en su interior y seguía sin soltarle las muñecas, aún las tenía sobre su cabeza—. ¿Cómo sabe a que huele una base de maquillaje? —le preguntó curioso, sentía la erección de Yoongi ir en disminución, el placer generado hace unos minutos atrás se había disipado ante tantas preguntas—. No parece alguien que ocupe maquillaje, su piel se ve muy natural.
El mayor le soltó las manos y comenzó a salir despacio—. No lo hago, pero tengo una hermana menor que respira y vive por esas cosas —se quitó el condón, le hizo un nudo a pesar de que no tenía nada en el interior y se tendió de espaldas en la cama, mirando el techo que tenía a los dragones de oro danzando.
Jimin no sabía como decírselo, ni siquera estaba seguro de que le correspondiera saber algo así de su vida, porque el día de mañana Yoongi dejaría de venir al burdel y una parte de él se iría con el pelinegro, con ese médico que lo hacía sentir bien cada vez que tenía una oportunidad—. Hace un año... —se tapó la entrepierna con una sábana y se giró para observar el perfil de Yoongi—. Intenté quitarme la vida.
El pelinegro lo observó, la expresión relajada de hace unos minutos dio paso a la preocupación—. Yo no...no era mi intencion preguntar eso —se enderezó y le tapó la boca con una de sus manos—. No tienes que continuar si no quieres.
Jimin emitió una pequeña risa y le quitó las manos de su boca, aún olían a lubricante—. Está bien, hyung —observó los ojos negros otra vez, no quería que Yoongi se fuera de su vida, era demasiado bueno para ser real—. Según yo iba a funcionar, pero no contaba con que un amigo extrañaría mi presencia e iría a verme —se encogió de hombros—. Olvidé sacar la llave de debajo de la alfombra y por eso pudo entrara mi casa y me encontró.
Yoongi le tomó uno de los brazos y lo estiró, a simple vista no se podía ver nada, la base también era lo suficientemnete resistente como para que no se corriera con cada toque que recibía la piel—. No sé si los cortes no fueron lo suficientemente profundo...o es que simplemente me llevaron a tiempo al hospital —agregó. Ambos continuaban desnudos sobre la cama.
El pelinegro pasó uno de sus dedos por el interior de la muñeca, se sentía un pequeño relieve en el lugar, pero jamás lo había asociado a eso—. ¿Ese amigo que te llevó fue...?
Jimin no alcanzó a escuchar la pregunta por completo debido al estridente sonido de una alarma sonando por todo el lugar. Su presión descendió bruscamente al darse cuenta de que era la alrma de incendios del burdel la que se había activado. Saltó de la cama y abrió un cajón donde sabía que había ropa, no quería salir a la gélida noche solo en una bata de seda.
—Tenemos que salir de aquí, vístase, hyung —le tiró los pantalones a Yoongi en el rostro mientras él se intentaba calzar los que encontró—. Hay fuego en alguna parte.
⭐️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro