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08

Última vez que le cambio el nombre a la historia, perdón :)

Apenas concluyó la presentación, Soogun le aviso que tenía un cliente esperando en la habitación 002, que fuera con el mismo maquillaje y la misma vestimenta que llevaba puesta, que así lo queria el hombre. Jimin apretó la mandíbula y salió de los vestidores, atravesó la sala principal, pasando por el lado de varios clientes que estaban entretenidos jugueteando o conversando con los trabajadores. Subió por las escaleras hasta el tercer piso, antes de entrar a la habitación 002 miró con disimulo la que estaba al lado, la 001, estaba ocupada, pero él sabía que no era Yoongi quien estaba ahí dentro.

Abrió la puerta con cuidado, y en el interior lo recibió un hombre mayor acostado sobre la cama, bordeaba fácilmente los 60 años, no tenía cabello en el centro, solo en las patillas, y su panza era gigante, similar a la de un hipopótamo, Jimin no recordaba haberlo visto entre el público.

El hombre levantó la mano y le hizo una seña de que se acercara, estaba sonriendo—. Déjame verte bien, bebé —se sentó en la cama con un poco de esfuerzo y tomó la mano de Jimin, lo hizo girar sobre su propio eje, despacio. Le levantó los diamantes que colgaban de su falda y tocó con descaro su trasero y parte de sus piernas—. Eres mucho más lindo de cerca —se relamió los labios.

Cuando Jimin interceptó los ojos del hombre solo sintió rechazo y asco, pero se obligó a sonreir, estaba en su trabajo—. ¿Qué desea hacer...?

No alcanzó a terminar la frase, el hombre lo acercó bruscamente a su cuerpo, provocando que ambos cayeran sobre el colchón. Giraron sobre la cama hasta que su espalda quedo debajo del estómago prominente del sujeto, Jimin gimió de dolor al sentir el tirón en su cabello hacia atrás—.Hoy nos divertiremos mucho, pequeño y bonito gatito —por el rabillo del ojo alcanzó a ver como el hombre con su mano libre colocaba una esposa afelpada de color rosa sobre su muñeca, hizo lo mismo con la otra.

Una vez estuvo atado a la cama, una mordaza fue a parar a su boca. No podía verle el rostro al hombre porque estaba de espaldas a él, lo único que podía distinguir era el respaldo del catre y las almohadas que habían ahí. Sintió la cama hundirse justo a la altura de su pelvis, y la separación brusca de sus nalgas le arrancó un quejido de dolor.

Cuando sintió como el pene del hombre entraba en su interior sin previo aviso, Jimin hundió el rostro en la almohada, solo necesitaba aguantar unos cuantos minutos, los hombres mayores casi nunca duraban demasiado tiempo, ya sea porque las pastillas no les hacen el efecto que esperaban o porque les comenzaba a doler alguna extremidad y necesitaban parar—. ¿Te gusta el sexo rudo, gatito? —le oyó preguntar cerca de su oído, Jimin levantó su cabeza y asintió, se esperaba de todo menos el sentir los golpes del látigo en su espalda.

No podía hablar, gemir ni gritar, tan solo podía emitir quejidos que ni siquiera traspasaban las cuatro paredes producto de la mordaza. No estaba prohibido hacer eso, de hecho el mismo local proporcionaba los implementos, pero a Jimin no le gsutaba, lo odiaba con lo más profundo de su corazón, el sexo bruto era algo que no soportaba.

Mientras oía el catre rechinar bajo el peso del hombre, Jimin intentaba pensar en cualquier otra cosa y dejaba que el lubricante hiciera el trabajo por él. Su ano estaba lo suficientemente dilatado para tolerar unos cuantos minutos, pero desconocía los planes del hombre. Volvió a sentir el tirón en su cabello y los movimientos fueron deteniéndose de a poco, Jimin se relajó, ya había terminado.

Pero comprendió lo equivocado que estaba cuando el hombre lo liberó de la cama y lo obligó a colocarse de pie. Quería que volviera a bailar mientras él se recostaba sobre el catre y lo miraba con ojos hambrientos de carne joven.

Los pies de Jimin dolían, tenía la espalda delicada por los golpes y el trasero lleno de lubricante, en momentos como esos es cuando más odiaba su vida. Eran las 23:00 hrs de ese asqueroso día, su turno recién comenzaba.

Hospital Asan
Esa misma noche

El lugar de descanso del personal médico era un cuarto bastante reducido, solo tenía una mesa en el centro, unos cuantos pisos alredor, un estante justo en el fondo para guardar el café, y un hervidor sobre un mueble. En esos momentos, la guardia constituida para el ala médica de los adultos consistía en los cuatro médicos: Namjoon, Daegi, Sohee y Yoongi. Más una docena de enfermeras y otra docena de asistentes de enfermería.

Yoongi tomó una taza del estante, se sirvió agua hirviendo y tres cucharadas de café instantáneo, ya ni siquiera le hacía efecto, tan solo lo tomaba para obtener el efecto placebo—. Estoy planteándome la posibilidad de cambiarme a la atención generalizada —tomó asiento al lado de la médica Daegi, quien estaba tendida sobre la mesa durmiendo.

—¿Ya te aburrió urgencias? —Namjoon estaba frente a él leyendo un libro sobre la revolución Rusa. La guardia estaba tranquila, solo Sohee estaba con un paciente que llegó hace unos minutos con vómitos y diarrea explosiva.

—Me encanta urgencias, Nam —bebió el primer sorbo de su café—. Solo que...son turnos demasiado largos, a veces son inhumanos.

Su amigo cerró el libro para prestarle atención—. No recuerdo oírte decir algo similar el año pasado —se cruzó de brazos y se reclinó en el asiento. La luz blanca del lugar era molesta para los ojos, ninguno de los dos entendía como es que Daegi podía dormir sin problemas—. ¿Tu decisión no tendrá que ver con cierto chico al que ni siquiera le sabemos el nombre?

Yoongi sonrió y negó con la cabeza, una parte de él estaba seguro de que no era por eso, pero otra parte no lo tenía tan claro—. Por supuesto que no. Tan solo piensa, ¿Crees que alguien que lleva dos días sin dormir puede diagnosticar una enfermedad terminal o salvar la vida de alguien?

Su amigo torció los labios—. Acabas de sacar a alguien de un paro cardiorespiratorio y llevas 24 hrs sin dormir. No es algo de lo que siempre se pueda presumir.

—No lo hice solo —Yoongi bebió un gran sorbo de su café, esta vez no iba a arriesgarse a que se le enfriara por otra emergencia—. Pero sé que las chicas estaban igual de agotadas que yo, no sé cuanto tiempo llevan sin dormir, pero si una de ellas se equivocaba con los miligramos que debían inyectarle, o con el porcentaje de oxígeno...quizás el abuelo no salía con vida.

Namjoon asintió—. Entiendo lo que dices, aunque parezca que no —se levantó de su lugar y sacó una taza, de repente también quería un café—. Ni siquiera yo sé si me dejaría atender por un colega que lleva dos días sin dormir.

Daegi bostezó y se estiró al lado del pelinegro para espantar el sueño—. Yo no tenía idea en qué me estaba metiendo cuando ingresé a la facultad de medicina —ella era un tanto mayor que ellos, Yoongi no le conocía la edad exacta, pero había notado que Seokjin le decia noona cuando no estaba en la posición de jefe—. Pero supongo que la vida de un médico siempre será así. Yo estuve fuera de urgencias cerca de cinco años para intentar bajarle a mi nivel de estrés, pero al final igual termine aquí. Si te gusta, no te puedes deshacer de eso tan fácil.

—Concuerdo con noona Daegi —dijo Namjoon. Yoongi había vuelto a quedar solo en una discusión sin sentido—. Mi padre aún recuerda urgencias como la etapa que más disfruto de la medicina —los Kim eran una familia de médicos, Namjoon y su hermana lo eran, el padre de ellos también, y sus abuelos, y los padres de sus abuelos incluso. Namjoon aspiraba a que si algún día tenia un hijo, él también lo fuera, Yoongi tan solo esperaba a que el niño tuviera opción de elegir.

Ella se levantó de su lugar—. Iré a ver a mis pacientes hospitalizados —se abotonó su delantal blanco y salió del lugar cerrando la puerta despacio tras de si. Yoongi debería hacer lo mismo en media hora, no tenía demasiados pacientes hospitalizados, pero tampoco quería arriesgarse a que otro cayera en paro cardiorespiratorio de la misma forma que el anciano. Además, aún le quedaba papeleo.

Ante la mirada curiosa de su amigo, Yoongi se bebió el último trago de café para poder salir de ahí—. No es por él, Nam.

Quizás sí lo era, se había encariñado de alguien a quien ni siquiera le conocía el nombre y solo podía ver de noche debido al trabajo que tenía ese chico. ¿Qué clase de brujería era esa?

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