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8. 𝘋𝘰𝘴 𝘰𝘳𝘶𝘨𝘶𝘪𝘵𝘢𝘴.

El silencio que reinaba en la casa era incomodo, ________ solo miraba en la dirección hacia la que Camilo había huido. Cerró los ojos con fuerza, esperando retener las lágrimas.

—Nunca serán suficientes para usted ¿cierto?. —las palabras salieron de su boca con tal facilidad, que sentía que se arrepentiría después.

—¿Qué?.

—Luisa nunca será lo suficientemente fuerte, Isabela jamás será tan perfecta como lo desea. Mirabel nunca va a ser suficiente, y yo... —______ se detuvo y alzó la mirada, debía mantenerse fuerte sin dar un culpable a sus lagrimas.— no importa cuanto trate, jamás podré encajar. 

—No importa cuanto nos esforcemos todos. —se unió Mirabel.— Bruno se fue porque tú solo veías lo malo en él...

—A él nunca le importó la familia.

—Él ama a esta familia, tú eres quién lastima al Encanto. —al fin lo había dicho, Mirabel se sentía bien consigo misma, pero tenía que agradecerle a _______. Nunca podría haber enfrentado a su abuela sola. Ó eso creía.

La matriarca Madrigal se vio afectada ante las palabras de ______ y Mirabel, y no fue solo ella.

[...]

—Eres un tonto Camilo. —se repitió.— ¿te consta lo que tu abuela dijo? No. Entonces ¿por qué huiste?.

Frustrado, se dejó caer en el pasto. No se había alejado demasiado, pero si lo suficiente como para ordenar sus ideas. Puso ambas manos en su rostro y exhaló profundamente.

"De verdad eres un tonto", pensó su subconsciente. 

Cerró los ojos y se dejó guiar por sus recuerdos, los labios de ______ junto a los suyos, ambos encajando perfectamente y coordinados entre sí. Inconscientemente, se llevó una mano hacia su boca sin poder creer lo de hace algunos minutos. Al fin había besado a _______ Navarra (futura Madrigal). De no ser porque podían haber personas cerca, hubiera soltado un grito de felicidad.

El crujido que ocasionó "casita", lo hizo salir de su ensoñación. Algo había salido mal y ahora ______ y su familia corrían peligro si no salían de ahí.

[...]

Las grietas se hicieron más grandes y las luces de las puertas comenzaron a parpadear, la vela se estaba apagando. La primera en sentir la perdida de su don, había sido Luisa, y ahora los demás corrían el riesgo de perder los suyos.

La casa se estaba derrumbando, los animales que se resguardaban en el cuarto de Antonio, salieron despavoridos tratando de salvarse. Antonio se quedó en shock, sin ver que casi era aplastado por un mueble.

—¡Cuidado Antonio!. —exclamó Félix, tomando en brazos a su hijo.

Casita, trataba de sacar a Navarra y los Madrigal de ahí, pero Mirabel y ______ se negaban a salir sin la vela. Al igual que ellas, Isabela intentó llegar a la vela usando su don para balancearse entre lianas y enredaderas, más, la luz de su puerta se apagó y su don se esfumó. 

Camilo llegó a tiempo como para intentar alcanzar la vela, pero estando tan cerca de lograr su objetivo, su don también desapareció. Todo dependía de Mirabel y ______, quienes estaban tan ocupadas en lograr su último intento para lograr el milagro que no escuchaban las voces del resto de la familia, que les pedían salir de ahí.

—Casita, ayúdame. —murmuró Mirabel, estaba muy cerca de llegar a la vela.

—Tu puedes Mirabel. —susurró ______ levantando un poco a su amiga.

Mirabel al fin alcanzó la vela, pero no hubo tiempo para celebrar, ambas chicas cayeron y no había forma de que les diera tiempo de salir. Casita logró hacer una pequeña protección para mantener a salvo a ______ y Mirabel. 

La estructura de la casa Madrigal se vino abajo, todos menos _______ y Mirabel lograron salir. Camilo observó los escombros y al igual que el resto de su familia, no perdió tiempo para ver que todos estuvieran bien, en especial _______.

Ambas chicas escuchaban a lo lejos el llamado de los Madrigal, pero su atención permanecía en la vela, cuya llama se había apagado. No había esperanza para los Madrigal, ni para el pueblo y mucho menos para el milagro.

—¡Mirabel!¡_______!

La angustiada mirada de Julieta se hizo presente, corrió hasta donde ambas chicas se encontraban y las sometió a un breve interrogatorio sobre su estado. Ninguna de las chicas contestó, Mirabel no había podido salvar a su familia como lo había prometido y _______ había confirmado que si era un peligro para los Madrigal.

—Espérenme aquí, no se muevan —pidió Julieta, dando media vuelta para buscar algo para ambas chicas.

—Mirabel... yo... —Navarra suspiró y dejó salir las lagrimas que había estado reprimiendo—, de verdad lo siento.

—No, si alguien tiene la culpa de lo que pasó, soy yo.}

Se miraron sabiendo lo que tenían que hacer.

[...]

—Dolores ¿has visto a _____? —preguntó Camilo.

—¿No está con Mirabel?

—Tampoco he visto a Mirabel.

Aunque habían veces durante las cuales Dolores menospreciaba su don, esta vez se sentía frustrada por no poder escuchar nada más allá de lo oían los demás.

Los Madrigal se dividieron para buscar a la Madrigal y a Navarra. A la búsqueda de estas se sumó el recién llegado, y aunque no era momento, ponía celoso a Camilo.

Solo hubo una persona que tuvo suerte y encontró el rastro de las chicas. 

[...]

Sentadas cerca de un río, estaban dos personas. Una de cabellos rizados y otra de ojos avellana. 

—Si no me hubiera entrometido, quizá...

—Mirabel, la culpa no es de nadie —la detuvo ______—. Ya te he visto esforzándote demasiado como para que eso no haya valido la pena. Ya no tienes nada que demostrar.

Si había echado a perder su oportunidad con Camilo, no iba a dejar a su amiga sola. Ya no quería ser la responsable de más daños en la familia Madrigal. 

—Mirabel, ______ —ninguna de las dos volteo, sabían que se trataba de la matriarca Madrigal. No necesitaban que alguien las hiciera sentir peor de lo que ya se sentían.

—Lo lamento —susurró ______, derramando lagrimas.

—Nunca quisimos hacer daño, yo solo quería... ser algo que no soy. 

Mirabel volvió a lagrimear acompañando a su amiga. 

—Nunca pude volver aquí —comenzó Alma, tomando asiento entre las dos jóvenes—. En este río, es donde nos concedieron el milagro.

_______ y Mirabel, elevaron la mirada lentamente.

—Donde el abuelo Pedro...

—Creía que tendríamos una vida diferente. Creía que sería una mujer diferente.

De inmediato, las dos prestaron atención al relato de la Madrigal.

07 de Diciembre.

En víspera de la "noche de las velitas", una mujer de unos 25 años buscaba un lugar para alcanzar a ver todo. Afortunadamente, encontró el poste de un farol y no perdió tiempo para subirse. Poco después, su mirada se cruzó con la de un joven que miraba distraídamente una mariposa, él la saludó con una sonrisa y en un intentó de devolver el saludo, ella casi cae.

Nuevamente nos encontramos con ambos jóvenes disfrutando su tiempo juntos y compartiendo distintos aspectos de sus vidas.

Meses después unen sus vidas como una sola, esperando estar juntos siempre. Más tarde se enteran de que serán padres, aunque el destino tenía otros planes.

17 de Octubre 1899,

El día que ambos esperaban se ve ensombrecido después de ver como unos guerrilleros incendiaban distintas viviendas, sin importar si había gente dentro. Esperando que su decisión fuera acertada, dejaron su casa y se unieron a un grupo de personas que intentaba escapar.

Parecía que todo saldría bien, hasta que se percataron de que eran seguidos. El resto de sus acompañantes trataron de escapar, pero los Madrigal sabían que nada los detendría.

Seguro con su decisión, Pedro beso a su esposa y deposito suaves besos en las cabecitas de sus recién nacidos. Colocó una vela en las manos de Alma y le sonrió por última vez.

Alma fue testigo de como asesinaron a su marido, pero aún en un momento como ese, el milagro se desató. Brindándoles un refugio alejado de su antiguo hogar, esto marcaría un nuevo comienzo.

Pero el dolor no se va de un día para otro, se queda con nosotros y nos hace cambiar para hacernos más fuertes y seguir adelante, o para aferrarnos y permanecer estancados. Aunque ambas opciones son igual de dolorosas y nunca volvemos a ser iguales después de eso.

—Se me concedió un milagro, una segunda oportunidad. Y tenía tanto miedo de perderlo... que olvidé para quien debía ser el milagro. Y lo lamento mucho —soltó un sonoro suspiro y prosiguió—. Nunca le hiciste daño a nuestra familia, Mirabel. Y _______, nunca lastimaste a nadie. Estamos divididos, por mi culpa.

El enojo se hizo a un lado para que ambas sintieran empatía por la mayor de los Madrigal. 

—_______, no solo arruiné tu oportunidad de ser feliz. También se la arruiné a Camilo —sollozó.

Navarra no tenía intenciones de guardar rencor, sabía como ese sentimiento podía ser el culpable de muchas equivocaciones. 

—Abuela. Al fin lo entiendo —Mirabel extendió ambas manos e hizo una señal hacia _______ para que las siguiera—. Perdiste tu hogar, lo perdiste todo. Pasaste por mucho completamente sola para que no vuelva a suceder. Nos salvamos gracias a ti. Nos concedieron un milagro gracias a ti. Somos una familia, gracias a ti.

—Y no hay nada que pueda romperse, que no puedan arreglar juntos —murmuró ______, posicionando una mano en el hombro de la abuela.

Alma les sonrió.

—Le pedí ayuda a mi Pedro. Mirabel, él te envió a ti. Y te puso en nuestro camino, _______.

La chica ajena a la familia, fue unida al abrazo y las tres juntas, contemplaron un maravilloso grupo de mariposas. Cuando las tres estaban cerca de la orilla, una figura se acercaba.

—¡Ella no hizo nada!... —exclamó bajando del caballo.

—Es...

—Sip, mi tío Bruno.

Alma sonrió, tendría tiempo de enmendar su error y pedir disculpas a su hijo, pero tenía que dejar que sus nietos también fueran felices.

—_______, aún hay tiempo de arreglar todo con mi nieto —comentó con ilusión.

—Y tal vez seas oficialmente miembro de la "Familia Madrigal".

Y sin perder un segundo, subió al caballo con el que Bruno había llegado y emprendió el camino de regreso al Encanto.

[...]

—¡______!

Camilo aún no había vuelto a las ruinas de la casa Madrigal, no se daría por vencido hasta encontrar a _______. Se repetía que si algo malo le ocurría y ella se iba para siempre, sería su culpa por no haber confiado en ella.

—¡Camilo!

—Que bien, ahora estoy alucinando —se dijo a si mismo.

—¡Camilo Madrigal!

Juraría que esa vez no fue una alucinación. Se talló los ojos y miró hacia el lugar desde donde gritaban su nombre, era _______ ¿montando a caballo?.

—¿______? —preguntó extrañado, cuando la chica se detuvo frente a él—. ¿En donde estabas? todos estamos...

Pero fue interrumpido cuando ella unió sus labios con los suyos.

"Recuerda tu orgullo Camilo, recuerda tu orgullo"

"Ten fuerza de voluntad, no la sigas"

Tenía una lucha interna consigo mismo, que obviamente termino perdiendo y cedió ante ______. 

—Nunca vuelvas a hacer eso, me arruinas el drama por no tener fuerza de voluntad —se quejó el Madrigal.

—Camilo yo...

—No digas nada, yo solo...

—Respecto al recién llegado.

—Basta, dejémoslo así.

—¡CAMILO! —él Madrigal se quedó callado, si ______ gritaba estaba realmente enojada—. Enrique, solo es un pariente.

—¡¿Qué?!

—Es mi primo, nuestras madres eran hermanas y mi mamá decidió vivir aquí, así que su madre y mi abuela siguieron adelante. Mi abuela sabe de mi existencia y resulta que siempre tuve más familia.

—Entonces... ¿No vas a escapar con un extraño?

—¿Escapar? Nunca dejaría este lugar. Mucho menos ahora que tomé suficiente valor para decirte lo que siento.

Sus sonrisas y miradas decían todo. Era momento de estar juntos, después de un largo rato de espera. Camilo ya no soportaría ser el que se quede atrás, así que esta vez tomó la iniciativa. Colocó su mano derecha en la mejilla de la chica y con su mano izquierda la acercó más a él, tomándola de la cintura, uniéndose nuevamente en un dulce beso.

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