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Único

Sin sentimientos y sin expresiones. Esa era la manera en la que pensaba dejarte ir, pero es tan difícil mantener un rostro sin emociones. Practiqué arduamente el permanecer serio, el sonreír mientras lloro por dentro también lo intenté. Sin embargo, es mi temblorosa voz la que me delata rápidamente ante la gente.

Sólo soy un estúpido que no puede vivir sin ti, ¿qué puedo hacer?

Severamente. Te amé tan severamente.

Lloro sin parar mientras escucho a lo lejos el tictac imparable del reloj. Aquel sonido se hace cada vez más fuerte, inundando mi mente, recordándome que el tiempo avanza y nunca para.

Abro mis ojos, dejo de escuchar el reloj y decido que no puedo seguir más ahí, torturándome. Suelto tu fotografía decorada amargamente con un listón negro y me dirijo corriendo hasta la salida de la iglesia. Limpio mis lágrimas en el trayecto y choco de frente con alguien al dar vuelta.

—Ten más cuidado —me dice.

No puede ser. Es mentira.

Esto no es real. No eres real.

¿Eres tú, de verdad?

No puedo contenerme y me lanzo a tus brazos, sosteniéndote entre los míos sin querer soltarte. Te susurro cuán feliz estoy de verte y siento ganas de llorar nuevamente. Sin embargo, tú me empujas y te alejas de mí, me miras con el ceño fruncido y caminas hacia la iglesia.

—Loco —te oigo murmurar con enfado antes de perderte de vista.

No lo entiendo. ¿Qué pasó?

Husmeo en mi bolsillo hasta encontrar mi teléfono y lo enciendo frente a mí, entonces, grande es mi sorpresa al mirar la fecha.

Cuatro de Enero del 2019.

Veinte días antes de tu accidente.

¿Qué está ocurriendo?

Acaso... ¿Dios me está dando una oportunidad?

Vuelvo a casa a prisa y reviso apresuradamente los cajones. Lo busco con desesperación, tirando todo lo que encuentro hasta hallarlo.

Tomo el trozo de periódico y lo extiendo para poder leerlo adecuadamente.

Accidente de tránsito toma lugar en la avenida principal y cobra la vida de un aspirante a actor.

En la noche del pasado veinticuatro de enero del presente año, los ciudadanos reportaron un accidente vehicular ocasionado por un hombre de aproximadamente cincuenta y tres años que conducía en estado de ebriedad.
Esta irresponsabilidad por parte del hombre que responde al nombre de Bang SiHyuk provocó la temprana e inesperada muerte de quien fue reconocido como Kim Seokjin, un joven de veintiséis años aspirante a actor que al parecer acababa de salir de una audición para una obra teatral...

Mis ojos se humedecieron al instante, sin poder creer que seas tú. Que el tiempo retrocedió y que Dios me dio una oportunidad más para estar junto a ti. De salvarte.

Tal vez esto sea extraño para ti pero debo hacerlo.

Me mantuve esperando fuera de tu pequeño salón de ensayos, ese en donde solíamos compartir pequeños momentos románticos solos los dos.

Te veo leer tus líneas y recitarlas con demasiado profesionalismo. Miras la hora y comienzas a guardar tus cosas en el bolso enorme que siempre llevas contigo. Te colocas los audífonos y apagas las luces. Yo me escondo y te veo salir del lugar, caminas hacia el cruce y como siempre, te olvidas de mirar a ambos lados antes de cruzar. Ni siquiera notas que el semáforo para peatones está en rojo.

Corro hacia ti y cuando tú das un paso yo logró tomarte del brazo y traerte de nuevo a la acera, justamente poco menos de un segundo para que una camioneta negra te atropellara.

Pareces realmente asustado, puedo saberlo por la manera en la que tu cuerpo tiembla y tú respiración es entrecortada. Yo te aprieto suavemente contra mi cuerpo y es ahí cuando tú te alejas, quitándote los auriculares y mirándome sorprendido.

—Tú... —murmuras, mirándome perplejo— Me salvaste...

Tragó en seco y desvío la mirada.

—Así parece... —respondo con nerviosismo.

Una tenue sonrisa se dibuja en tus bonitos labios gruesos y yo quedo atontando por ello.

—Muchas gracias —me dices, ladeando ligeramente tu cabeza hacia la derecha. —Me iré ahora.

—Te acompaño —me apresuro a decir, una ceja se alza en tu bonito rostro—, digo, no quisiera que te pasara algo...

Dejas escapar una corta risa y asientes, mi pecho se siente aliviado.

—De acuerdo, muchas gracias.

Ocho de Enero del 2019.

Casualmente nos hemos estado encontrando en el mismo cruce a diario. Tú pareces no incomodarte al respecto y yo agradezco el que ahora me saludes cada vez que me vez y decidas caminar junto a mí.

Me dejas acompañarte hasta la parada de autobuses e incluso me has enseñado tu pequeño salón de ensayos por fuera sin saber que yo lo conozco de esquina a esquina.

Catorce de Enero del 2019.

Nos hemos hecho amigos oficialmente desde hace unos pocos días. Luego de mi trabajo te visito en tus ensayos y me muestras tus avances. No importa qué digas tú o cualquier juez, eres el mejor nuevo actor que puede haber.

Solemos comer bocadillos a media tarde y compro tus dulces favoritos como regalo a tu excelente rendimiento.

—¿Cómo supiste que me gustan esos dulces? —preguntas con una sonrisa grande, pasando tu mirada de aquella bolsita roja a mí y viceversa.

—Sólo... Intuición —me tomo el atrevimiento de guiñarte un ojo, notando como un ligero rubor se pinta en tus mejillas mientras desvías la mirada e intentas abrir la bolsa.

Luces feliz comiendo aquellos caramelos de cereza que decido ignorar mi lata de Coca-Cola para mantenerme viéndote. Al notar mi mirada, alzas las cejas y comienzas a hacerme gestos graciosos para acabar ambos riendo avergonzados.

—¿Quieres un dulce?

—No, pareces estarlos disfrutando, gracias.

—Anda, son deliciosos.

Tomas un caramelo entre dos de tus dedos y te acercas a mí, colocando el dulce muy cerca de mis labios. Nos miramos fijamente y sin pensarlo mucho, abro sólo un poco la boca, permitiendo que introduzcas el dulce. Su dulce sabor choca con mis papilas y queda perfectamente con tu precioso rostro tan cerca del mío.

Este sabor es justamente el tuyo. Lo recuerdo tan bien.

Veinte de Enero del 2019.

La temperatura ha disminuido de manera tortuosa desde hace dos días. Hemos compartido la bufanda más de una vez y he terminado por obsequiártela, maravillosamente la has estado llevando contigo a todos lados.

Nuestras manos entrelazadas se esconden en uno de los bolsillos del saco beige que llevo puesto, ese mismo que tú has escogido por mí antes de que el tiempo retrocediera.

Entramos a un bazar de cositas sin sentido sólo para matar el tiempo y alejarnos del frío viento que arrasa las calles. Mientras tú te has ido a ver la ropa de estampado extraño yo me he quedado a mirar unos pequeños relojes de bolsillo. Hay uno que particularmente ha llamado mi atención y me sorprendes viéndolo.

—¿Qué miras Joonie? —apareces por detrás mío, apoyando tu barbilla en mi hombro.

—No es nada, preciosura.

Dejo el reloj en su lugar y te digo que es hora de irnos, tu asientes y caminas detrás mío, o eso creí.

Veintidós de Enero del 2019.

Me gustan los días así, como hoy. Tan naturales, pacíficos y tan nuestros. Sólo nosotros dos aquí en el salón de ensayos. Tú payaseando, yendo de aquí a allá, recitando tus líneas de diferentes formas para hacerme reír y yo mirándote desde el suelo donde estoy sentado desde hace rato, riendo de tus bromas y aplaudiendo orgulloso de ti.

Entonces ocurre lo que no deseaba. La noticia recorre mi mente, la escena del auto pasando a gran velocidad sobre ti sin piedad y yo sin poder salvarte. El nudo en mi garganta me hace virar la mirada al suelo y siento un temor demasiado grande. No quiero llorar pero me es imposible soportar el sentimiento.

Rápidamente me pongo de pie y digo que necesito usar el baño, tú me miras sin quitar la sonrisa y después vuelves a tu guión nuevamente.

Me recargo en el lavamanos, viéndome al espejo sin mirarme realmente. Nuestros momentos juntos pasan frente a mis ojos de manera veloz, al igual que nuestros últimas visitas y tú muerte. Me siento sobrellevado y mojo mi cara. Trato de relajarme, tomo varias respiraciones y sonrío como lo he practicado desde que te fuiste.

Vuelvo al salón y te encuentro junto a mi saco, con el ceño fruncido y leyendo aquel periódico que relataba tu muerte.

Me ves acercarme y bajas los brazos con evidente molestia, tu rostro entremezclado con la incógnita y el miedo.

—¿Qué es esto? —preguntas con voz firme.

—Jin...

—¿Eres acaso un acosador o algo?

—Ese día en la iglesia, era tu funeral —te confieso con miedo a que me creas un loco.

—¿Mi funeral? —tus cejas se alzan con incredulidad y suspiras con sarcasmo.

Arrugas el periódico entre tus manos y con furia lo tiras al suelo. Rejuntas mis cosas y me las lanzas, tu rostro trataba de lucir serio pero veía un atisbo de miedo en tus ojos brillantes.

—Vete —me dices por lo bajo.

—No vayas a esa audición por favor, te lo suplico.

—¡Dije que te vayas! —gritas, dándome un empujón brusco y mirándome con severidad.

Veinticuatro de Enero del 2019.

Son alrededor de las nueve con cuarenta de la noche. Las audiciones para la obra teatral de Romeo & Julieta se han llevado a cabo con éxito a lo largo de toda la tarde. Todo el personal ha comenzado a retirarse y entre ellos el joven Seokjin quien va a paso lento y calmado, con las manos escondidas en su saco negro, su bolso colgando de uno de sus hombros y sus auriculares conectados a su teléfono y colocados en sus oídos reproduciendo música a un volumen considerablemente alto.

Después de caminar dos cuadras el joven castaño llega al cruce de la avenida principal y sin poner la debida atención comienza a cruzar la calle.

Kim Namjoon, el joven rubio que venía caminando detrás suyo desde que salió de la audición corre tras él al verlo tan cerca del cruce. El de piel morena divisa a lo lejos un auto que avanza con velocidad y parece no llevar el control. Apresura el paso y grita su nombre con toda la fuerza que sus pulmones le permiten, sin embargo es nulo su esfuerzo pues parece que Jin no le escucha.

Por lo que decide tomar una decisión más peligrosa que cambia el futuro que se le ha permitido modificar.

Namjoon logra alcanzar a Jin, sin embargo éste no lo nota y sigue su andar, mientras que el moreno no alcanza a moverse ni un paso más y es arrollado por el automóvil que se detiene ante el impacto del muchacho estrellado contra su parabrisas.

El sonido del impacto es escalofriantemente ruidoso y hace a Jin detenerse. Namjoon ha roto el parabrisas y abollado el cofre del pequeño auto negro y queda tirado sobre el asfalto, con todo el rostro ensangrentado.

Jin se gira sobre sus talones con miedo y su corazón se detiene al ver a su chico tirado e inconsciente frente a sus ojos. Se arrodilla junto a él y comienza a hablarle para que reaccione. Las lágrimas no se hacen esperar tras no obtener respuesta por parte del menor.

Su chico estaba muerto entre sus brazos, tal como él había predicho su muerte hace unos días. ¿A caso Namjoon estaba en lo cierto y había cambiado el destino sólo para salvarlo? Jin lloró más duro y observó a lo lejos aquel reloj de bolsillo destrozado que había comprado como regalo sorpresa para Namjoon y que al parecer, este no había siquiera visto.

Y estoy yo aquí, sentado, extrañándote. Te has ido de manera tan repentina. No puedo verme sin ti, te volviste alguien tan importante.

Sólo soy un tonto que ya no sabe vivir sin ti, ¿qué debo hacer ahora?

Me siento asfixiado aquí adentro y me apresuro a salir, dejando tu fotografía decorada amargamente con el listón negro sobre el ataúd y me alejo del lugar.
Hay una tienda cercana y decido entrar para comprar algo y relajarme. Paso de largo la sección de revistas y periódicos para dirigirme a los refrigeradores en busca de algo para beber.

Entonces oigo tu voz. Me giro en tu búsqueda y no puedo creer que seas tú. ¿Esto es real? ¿Eres real? No puede ser. Dime que sí. ¿Es esto acaso una mala jugada de mi mente al extrañarte tan severamente o es una verdadera oportunidad que Dios me está dando para recuperarte?

Periódico de la mañana del Veinticinco de Enero del 2019.

Las audiciones para Romeo & Julieta han sido un éxito.

Por la tarde del pasado veinticuatro de este mismo mes se han llevado a cabo las audiciones para la obra teatral de Romeo & Julieta donde maravillosamente se han encontrado a los actores que desempeñarán los papeles de los protagonistas. Entre ellos está el joven de veintiséis años de edad, Kim Seokjin quien ha mostrado sus grandes habilidades en el ámbito de la actuación y ha convencido a los jueces de que él es el perfecto Romeo que Corea buscaba....

Accidente de tránsito cobra vida de un joven de veinticuatro años.

Por la noche de ayer, un hombre de cincuenta y tres años de edad que responde al nombre de Bang SiHyuk infringió las leyes de tránsito al manejar bajo la influencia del alcohol y sobrepasar el límite de velocidad estipulado en las calles de la ciudad. Tales actos de irresponsabilidad han ocasionado la muerte de un muchacho que fue reconocido como Kim Namjoon. El señor Bang estará siendo llevado a juicio donde se espera se le dé una penalización de cárcel por sus actos...

F I N


10 de Junio del 2019

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