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𝐈𝐈.

DaHyun una vez más suspira, niega y frente al espejo termina de colocar rubor a sus pómulos. June más atrás sentada sobre la cama de su amiga con su pijama puesta balanceaba sus pies descalzos. Le había contado lo nerviosa que se ponía cada que el padre de GuiJu pasaba a buscarlo a la salida y que parecía a propósito que el niño se pegara a ella cuando eso sucedía.

—¿Al menos sabes su situación sentimental?

Se encogió de hombros afirmando lo más obvio.

—No necesito averiguarlo, lo más seguro es que este felizmente casado. Tiene un hijo.

DaHyun a través del espejo la miró con una expresión seria.

—TaeHyung también tiene una hija y no está casado ni en pareja. —June puchereó—. También tengo entendido que hay uno o dos de tus alumnos con padres divorciados.

—¿Cómo sabes eso?

—TaeHyung.

Eso la hizo reír, a decir verdad ella sabía todo los chismes gracias a que TaeHyung cercano a la mayoría de los padres solía contarle. No por chismoso sino porque le gustaba estar informado de todo según sus palabras.

DaHyun tomando la palabra propuso.

—Lo que necesitas es salir. Ven conmigo, con mis compañeras iremos a conocer un bar que se convierte en discoteca. —dudaba, los sábados era el único día que podía descansar un poco mas—. Anda, escogeremos algo bonito que te pongas, te maquillare y alisare tu cabello.

Lo pensó unos segundos y rápidamente accedió. Después de todo hacia mucho no salía por las noches, era joven y desvelarse por bailar con unos tragos encima no le haría mal. Las compañeras de trabajo de DaHyun la recibieron bien cuando llegaron a la cola para entrar y mientras tanto se enfrascaron en una banal conversación. Lo único que le preocupaba a June era el corto vestido entallado que le había escogido su amiga. Era de un terciopelo rojo de mangas cortas corte redondo en el pecho y una enorme abertura en la espalda. Tener que bajar la falda a cada momento era su problema, en realidad no se acostumbraba a usar ese tipo de vestimenta.

—Te queda hermoso. —comentó una de las chicas, seguida de las demás que coincidían en lo mismo.

Sonrió tímida cruzándose de brazos. La fila parecía no avanzar.

—¿June?

Volteó sorprendida por escuchar su nombre en esos rosados labios. Emitían una media sonrisa mientras sus oscuros ojos la observaban de arriba abajo erizándole una vez mas la piel y el alma. Y no era por su forma sino por la manera en que lo hacía. Las expresiones incrédulas de sus acompañantes miraban expectantes más atrás.

—Señor Jeon.

Este chasqueó la lengua con una rápida sacudida de su cabeza y resopló una risa. Muy tierna.

—Te dije que no me llamaras así, me haces sentir mucho mayor —June le correspondió la sonrisa y asintió— ¿Están esperando a entrar?

Una de ellas se apresuró a contestar al ver que el interés principal no lo haría.

—Sí, hace una hora y media, dos tal vez —las demás asintieron también.

—Mi amigo es dueño, si quieren pueden entrar conmigo.

June iba a negarse, no lo veía correcto. Sin embargo las demás se le adelantaron y aceptaron sin problemas. DaHyun tuvo que obligar a su rubia amiga a caminar, ahora otro problema que tenía era no caerse con esos tacones de casi diez centímetros y pasar vergüenza. Siguieron al pelinegro que parecía contarles lo atractivo del lugar, apenas hizo un gesto los enormes guardaespaldas en la entrada las dejaron pasar, luego JungKook las condujo a una mesa especial muy cerca del vip, ellas le agradecieron y antes de que June pudiera sentarse la detuvo sujetando suavemente su antebrazo.

—No sabía que venías a estos lugares.

Seguía preguntándose porqué la trataba con tanta confianza.

—En realidad mi amiga me obligó.

Le gustaba su aura llena de timidez cuando su imagen era de una mujer prendida fuego.

—Espero que se diviertan. Nos vemos por ahí.

Le sonrió, se despidió una vez más de las otras y se perdió por la pista de baile medio llena.

—Nunca me dijiste que el padre de tu alumnito está como quiere.

—¡DaHyun!

Las risas de las chicas resonaron, June se sentía avergonzada por escuchar la manera tan abierta en que describían al pelinegro aunque fuera una hipócrita por negar lo obvio. Jeon JungKook era un hombre atractivo que a cualquiera dejaba sin aliento. Sentía los nervios oprimir su pecho y común los pequeños shot de soju, vodka y vasos de cerveza iban pasando esa sensación de incomodidad pasó a una de relajación donde aceptó ser ella misma y disfrutar de la noche. En algún momento se vio bailando y solo cuando sintió que sus pies ya no podían más fue que se sentó.

Una mesera llegó con una bandeja llena de nuevos tragos acompañados de bocadillos, pensó que una de las chicas que aún seguían en la pista lo pidió pero cuando le dijo que era por parte de la casa se sorprendió. Inconscientemente lo buscó por los alrededores, no lo creía capaz, no tendría razones para hacerlo. El griterío de las chicas exhaustas de haberlo dado todo llamó su atención, sonrió y les avisó que la nueva ronda era por parte del lugar. Brindaron todas juntas y volvieron a la pista.

—June, ¿estás bien?

—Lo estoy. Iré al baño.

—Bien, intenta no perderte.

Asintió, tomó su bolso y se hizo paso entre medio del tumulto. Debió esperar un poco para entrar, salió minutos después arreglando su vestido, se lavó las manos y revisó que su maquillaje y cabello estuvieran aún intactos. Fue directo a la barra, quería beber algo de agua para bajar un poco el mareo que comenzó a sentir.

—¿Qué hace una belleza como tú tan solita?

Rodó los ojos, ahora recordaba una de las tantas del porque no solía frecuentar discotecas. Por energúmenos atrevidos como el que tenía al lado queriendo obtener su atención. Recibió la botella de agua que había pedido y pagado con anterioridad, así que dispuesta a volver se alejó. Una enorme y pesada mano sobre su brazo la detuvo de hacerlo. Volteó con la incomodidad y molestia reflejadas en su rostro.

—¿Podrías soltarme?

—¿Podrías darme un beso?

June gruñó intentando jalar de su brazo, era imposible por la fuerza impuesta y si seguía haciéndolo lo más seguro es que terminaría lastimándola. Lo intentó una vez más, la botella cayó de su mano cuando el idiota logró sujetarla de la cintura obligándola a besarlo, sintió asco de tan solo oler su fétido aliento a alcohol. En segundos se vio libre, dos enormes hombres de negro sostenían por los brazos y hombros al desconocido alejándolo de ella. Este rebatía que no estaba haciendo nada malo, que lo soltasen porque solo estaba pasando tiempo con su novia.

No podía ser más descarado, pensó June. Quiso volver de inmediato a su mesa, de hecho quería largarse a casa y sus pies con esos enormes tacones no hicieron más que hacerla trastabillar. De no ser por unos fuertes y ágiles brazos que lograron agarrarla se hubiera ido de rodillas al sucio y húmedo piso.

—¿Estás bien? June, dime, ¿ese idiota te hizo algo?

Se volvió a preguntar porque la trataba así, tan lindo y considerado.

—E-estoy bien, no me hizo nada.

Permitió que JungKook la ayudara a caminar, sus piernas de repente se volvieron de gelatina. Ni siquiera se dio cuenta cuando le hizo subir por unas escaleras o cuando la depositó sobre un cómodo sillón blanco elevando sus piernas.

—SuAh, necesito agua fresca, ¿me lo puedes traer?

Giró su rostro hacia la rubia, estaba temblando y sostenía contra su pecho su pequeño bolso de mano. Se sentó a la orilla muy cerca para tomar su rostro, su pulgar acarició la tersa piel de sus mejillas y por una milésima de segundos sus ojos repararon en los labios de un rosa pastel que los hacía voluminosos. Esa imagen mas madura de la maestra del jardín de su hijo se le hizo interesante. Negó, recibiendo la botella de agua obligó a una aturdida June a beber un poco.

—¿Te encuentras mejor?

Ella asintió reparando en la cercanía que ambos tenían. También en la vestimenta de negro que él llevaba puesta. Una camiseta de mangas largas que se adosaba muy bien a sus brazos y hombros bien definidos y unos pantalones de cuerina bastante ceñido sobre sus trabajados muslos.

¿Qué es esto?

—Debo irme.

Se levantó acelerada, llevada más por la vergüenza y la inquietud. JungKook apenas logró alcanzarla cuando descendió casi saltando las escaleras y la detuvo sosteniendo su mano. June pudo apreciar la gran diferencia del toque. Mientras que el otro fue repulsivo y bruto, el pelinegro lo realizaba con fuerza pero suavidad, una que lograba atraerla a la más prohibida tentación.

¿Por qué ese hombre sería una tentación si jamás, nunca de los nunca, ni en mil años habría oportunidad? Lo adjudicó al poco alcohol que tenía en sangre y a las emociones de lo pasado hacia minutos atrás.

—No te vayas, espera. Me preocupa saber si estás bien.

—Lo estoy, gracias por tu preocupación pero se defenderme.

—Al menos déjame cerciorarme de que lo estás, por favor.

¿Por qué me suplica?

—Me lo debes, acabo de salvarte.

June se sintió abrumada. ¿Qué él qué?

JungKook le indicó con su índice el lugar donde antes la llevó. Era un palco que abarcaba una buena parte del lugar y tenía vista entera de toda la discoteca.

—Te vi en la barra, cuando ese tipo se te acercó y te tocó. Lo mandé a sacar porque no me gustan los atrevidos que molestan a las mujeres.

June quedó fascinada por como las luces de colores iluminaban ese rostro de duras facciones y piel perfecta. Llevada por la vergüenza descendió su mirada hacia sus manos aún unidas.

—G-gracias.

—Déjame invitarte algo, me lo debes, te salve de un idiota.

La manera en que lo dijo la hizo reír, entonces fue participe de la sonrisa mas hermosa que jamás había visto. Ese hombre quería matarla. Aceptó. JungKook con la idea de que pudieran sentarse y charlar más a gusto la llevó un poco más apartado donde la música no sonaba tan fuerte. Movió la silla alta para que ella se acomodara y después de él hacerlo también pidió dos cócteles de frutas que se realizaron de inmediato.

—Pareciera que tienes poder para hacer lo que quieres aquí.

JungKook la observó, colocó ambos brazos cruzados sobre la mesa y sus pies enfundados en unos botines negros de punta sobre el caño bajo del asiento.

—Mi mejor amigo es dueño del lugar. Básicamente lo ayude abrirlo y a ponerlo en función, así que creo necesario venir a ver qué todo marche bien.

Una vez tuvieron sus tragos enfrente June hizo su pregunta.

—¿Tu esposa no se molesta?

La sonrisa del pelinegro cesó de a poco y antes de contestar bebió un poco.

—Digamos que estamos en un momento de nuestra relación donde ninguno soporta ver al otro. —la miró sin expresión alguna—. Solo hablamos por GuiJu.

—Ah. ¿No han intentado arreglarlo? —sus manos se mantuvieron quietas sobre sus muslos. Comenzó a divagar—. Mis padres pasaron por algo así, bueno, mi madre con mi padrastro, jamás conocí a mi verdadero padre. —lo miró, cayendo en cuenta que estaba confesándole asuntos privados a un desconocido que tal vez ni le interesaba—. Lo siento, estoy hablando de más.

Decidió que beber un largo trago del cóctel le ayudaría a pasar la pena. Entonces lo que escuchó a continuación le hizo sonreír y la ayudó a sentirse más cómoda.

—Me gusta, sigue, quiero escucharte.

—Ellos tuvieron una época bastante oscura, discutían mucho, tenían diferencias y entre medio estábamos mi hermanastro y yo. Lo sobrevivimos porque ambos éramos niños y nos llevábamos bastante bien. —JungKook quiso preguntar un poco mas a detalle pero se abstuvo de hacerlo, así que solo se concentró en mirarla y escucharla—. Lo que intento decir es que más de una vez mi padrastro se fue de casa, no se hablaron por semanas y después de tiempo separados, hablarlo y mucha terapia entendieron que esas situaciones en un matrimonio son normales, así que con paciencia y mucho amor pudieron reconstruir su relación. —sonrió, casi que con orgullo al decir—: Ya van casi veinte años juntos.

—Que bueno por ellos, en serio, la diferencia es que mi matrimonio carece de amor, —June dejó de sonreír—, también de comunicación y comprensión. SoYeon es una mujer difícil de carácter y yo no me quedo atrás.

—Pero, se casaron porque estaban enamorados, ¿verdad? Eso pasa cuando dos personas deciden unir sus vidas. O fue por… otra situación.

—Dilo, por GuiJu. —le dio gracia al ella abrir y cerrar la boca para intentar explicarse—. No, no fue nuestro caso. Digamos que fue más capricho, un amor idílico que teníamos al principio. Sus padres nos obligaron, ambos venimos de buena familia, la unión haría que la imagen de las empresas y nuestros apellidos mejorarán. —sus ojos miraron por un instante los de ella, grandes y expresivos, luego a su copa—. No voy a negarte que estaba muy enamorado cuando me case, incluso cuando tuvimos a GuiJu, pero como te digo, mi esposa es difícil, algo cruel.

—No la conozco ni tampoco quiero defenderla. Pero la haces sonar como un monstruo y una relación es de a dos. —a June la desconcertó un poco la risa nasal que JungKook soltó, demasiado despreocupado— ¿Qué?

—Eres muy tierna, Sohara June. Algo inocente también. —si seguía así la haría sonrojar—. Tienes razón, una pareja es de a dos. Repito que también soy difícil de manejar, no se la he puesto fácil y eso es lo que mas la cabrea. No soy una blanca paloma, June, he cometido demasiados errores y no estoy orgulloso de ello.

—GuiJu es un niño muy dulce, bastante tímido, le está costando hacer amigos. Apenas habla con sus compañeros de mesa, solo deja que Yomi que se sienta a su lado lo acompañe a todos lados. —y agregó—. También es muy inteligente, ayuda a los demás sino entienden algo y jamás se mete en líos.

—Mi pequeño es precioso al igual que su padre.

—Lo es. —tarde se dio cuenta—. No, no, quiero decir. GuiJu es un niño precioso. —cerró sus ojos en un intento por dejar de balbucear tonterías—. No quiere decir que tú no lo seas, eres atractivo, claro, pero no es lo que quiero decir en realidad, perdón.

Bebió de su copa una vez más deleitándose con la franca y abierta risa del pelinegro.

—Dios, que hermosa eres. Hace mucho no reía así. —June se tenso en su asiento y fue inevitable no sentir su estómago retorcerse—. Te sonrojaste.

—A decir verdad me siento estúpida.

—Jamás te han dicho cumplidos, ¿no? —se asombró cuando ella le señaló que en efecto jamás los había recibido—. Qué clase de idiota no se atrevería a decirte lo hermosa que eres y la gran compañía que resultas ser.

—Gracias, pero preferiría que mantuviéramos las distancias. —evadió mirarlo y prefirió beber de a sorbitos su cóctel. Debía ser clara—. Ya sabes, eres el padre de mi alumno y se vería muy mal.

—¿Qué cosa? —elevó una ceja.

—Ya sabes.

Se encogió de hombros. JungKook impaciente por no obtener esos ojos encima movió su pierna cerca de la femenina para llamar su atención y lo logró.

—No, no lo sé, dime qué se vería mal entre nosotros, June. —ahora parecía que lo retaba con la mirada—. Yo no veo lo malo en esto, dos adultos conversando y compartiendo un agradable momento juntos. No estamos haciendo nada malo.

—Podría prestarse para malos entendidos.

—Tranquila, aquí nadie nos está mirando. Si te hace sentir incómoda dejó de decirte lo hermosa que eres. —tal vez podría ayudar—. Créeme, ningún padre del jardín viene aquí. O están demasiado ocupados como para salir de noche o no pueden acceder a la membresía del lugar, además su imagen de padres se vería afectado. —la vio dudar, entonces llevado por el anhelo de sentir una vez más la suavidad de su piel acarició su espalda sintiéndola estremecerse—. Ya relájate.

Procuró hacerlo, también alejando cualquier pensamiento que le advirtiera que estaba haciendo algo incorrecto. Después de todo solo estaban conversando y con el pasar de los minutos se fue haciendo todo más cómodo y agradable para ambos. En consecuencia, no se fijó en su teléfono, en DaHyun llenándola de mensajes y llamadas. Las cuatro de la mañana, June asustada le avisó que estaba bien y que iría a la casa en ese instante.

JungKook le pidió que esperara a llamar a un servicio de taxi confiable para que la llevará hasta la puerta de su hogar. Él por haber bebido no podía hacerlo. Y vaya que se apenó por ello. La acompañó hasta la salida cuando el auto la esperaba afuera en la calle.

—Me alegro mucho que te quedarás conmigo, eres demasiado linda. —no sabía si era el alcohol o el cansancio pero la enorme necesidad de gritarle que dejara de decir eso se apoderaron de ella, aún así no lo hizo—. Lo siento sino puedo llevarte.

—No te preocupes.

—Deberías darme tu número, —la tomó desprevenida—, no estaré tranquilo hasta que llegues a tu casa y me avises.

—No sería correcto.

—June. —la manera en que dijo su nombre, casi como una imposición—. Está bien, no insistiré, de nuevo gracias. —lo siguiente hace que June se sienta desfallecer. JungKook la sujeta de la cintura con su brazo lo suficiente para impulsarla hacia él y besarle de forma lenta la mejilla. Le sonríe cuando se aleja y la incita a entrar al auto. Una vez la puerta se cierra y el conductor conduce June se desvanece de la impresión y vergüenza en el asiento.

¿Qué había pasado?

Mmm si se dan cuenta de las intenciones del hombre este, ¿no?

No lo dije pero una de las chicas me lo recordó al comentarlo. Será una historia de más o menos 10 capítulos para que sepan.

También
¡Feliz día a los papis! 🤗🥰

💜💜💜

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