Parte única.
|Hay recuerdos que jamás serán borrados|
Existen cosas que uno prefiere guardar en su memoria para siempre, cosas que no deben salir a la luz, cosas que no deben saber nadie más que los involucrados, y aquello se le denomina como secreto. Ambos lo sabían a la perfección, ambos sabían que eso nunca más debería hacerse mención, y mucho más a las alturas en las que estaban de sus vidas.
¡Porque, vamos! Lo que habían tenido contaba como... ¿aventura? La verdad es que no lo sabía; Vegeta siempre esquivó el tema y se mostraba reacio cuando lo veía en ese entonces, dándole a entender silenciosamente que no pensaba hablar de ellos y lo que había acontecido. Seguía teniendo sus dudas al respecto, ¿qué había sido lo que motivó al de raza pura a... hacerlo? ¿Por qué con él? ¡Vegeta era padre de Trunks, por Dios! ¡Estaba ya con Bulma desde ese entonces! ¡Prácticamente había sido partícipe de una infidelidad! Aunque también se odiaba por terminar de haber sucumbido, haber terminado dejándose llevar de esa manera.
Hasta ese momento de su vida se seguía cuestionando del por qué, y vaya que ya habían transcurrido varios años desde ese acontecimiento que seguramente rondaría en su cabeza siempre, como una pequeña molestia que jamás resolverá. Se sentía idiota, porque..., bueno, tenía su futuro hecho, ya era esposo y padre. ¿Qué más quería?
Suspiró brevemente y delineó con sus dedos el borde del libro que tenía en su regazo, inclinándose en su sofá para mayor comodidad, de forma pensativa como frustrada. Se detestaba por dejar divagar su mente en los recuerdos de su adolescencia, pero sobre todo por aquel día en que había perdido la virginidad de una... forma diferente a la que un hombre heterosexual la perdía. También se odiaba por haberle mentido a Videl diciéndole que era la primera en su vida cuando era mentira, y peor aún: no había tenido una primera, más bien un primero.
Aunque, claro, ese era su secreto que bien guardado había tenido todos esos años. Desde ese entonces se había cuestionado seriamente su sexualidad, pero había terminado rindiéndose y ya no queriéndole dar tantas vueltas. Todos los conocían pensando que era heterosexual..., ¿pero realmente lo era? ¡Alguien con esa preferencia no se acuesta con un hombre! Aunque debía agregar que nunca se había vuelto a sentir atraído por otro de su mismo sexo, así que ya no sabía ni qué demonios.
Volvió a exhalar y su mente le traicionó recordando aquel particular día, rememorando cómo había ido con Bulma para su traje del Gran Saiyaman y se había topado con Vegeta diciéndole que su cuerpo perdía condición a causa de que no entrenaba. Su orgullo le pudo más y le terminó prácticamente retando a que entrenaran juntos a manera de un duelo limpio, a lo cual el saiyajin mayor aceptó sin rodeos. Y así inició todo.
Años atrás...
Era la primera vez que entrenaba con Vegeta, y la verdad es que seguía preguntándose por qué diantres había aceptado y dejado su orgullo saiyajin salir a la luz, aquello del que tanto se pavoneaba Vegeta de tener, pero que definitivamente no caracterizaba al primogénito Son. Sabía que iba a ser algo bastante reñido pues el mayor no era de entrenamientos ligeros o batallas amistosas en realidad; seguramente iba a salir lastimado y buena reprimenda iba a recibir de su madre al llegar a casa. Pero ya había accedido y no había vuelta atrás. Tras ingresar a la cápsula de entrenamiento, el de raza pura aumentó considerablemente la gravedad sin miramientos, haciendo que Gohan sintiera su cuerpo un poco más pesado de lo común, pero no demasiado. Sabía que eso le pasaba por haber dejado de practicar artes marciales desde lo ocurrido con Cell; ahí tenía las consecuencias.
No iba a salir ileso de allí, era un hecho.
Gohan, distraído un poco en sus pensamientos, no se percató que el peliflama lanzó el primer golpe, atinándole en su costado y tirándolo contra la esquina de allí por no tener la guardia alta. Diablos, Vegeta sí que iba con todo, y eso que no estaba transformado ni tenía su ki demasiado alto.
-¡Oiga, señor Vegeta, no es justo atacar a alguien por la espalda! -Reclamó molesto Gohan, incorporándose.
-¡Los rivales no avisan a la hora de atacar, mocoso debilucho! -Gruñó el de malhumor constante.
De antemano sabía cómo era Vegeta, y ni sabía por qué estaba reclamando si se suponía que ya había empezado la batalla que el peliflama disfrazó de entrenamiento. No terminaba de entender por qué el de traje azul estaba empeñado en pelear con él si la rivalidad que tenía era con su padre, no con su persona; ¿por qué tan de repente? Sin más titubeos, ambos iniciaron a luchar de manera un poco violenta por parte de Vegeta, y Gohan sentía que su falta de empatía por el entrenamiento le estaban pasando facturas en esos instantes. Se estaban atacando sin miramientos, con bastante fervor y cierta brutalidad, características claras de un saiyajin. El mayor estaba intentando sacar aquella faceta que el Son solo dos veces mostró en su vida, aquella media cínica, orgullosa y fuerte denominada como la fase dos del súper saiyajin.
Y vaya que lo iba a lograr si seguía así.
Gohan estaba cansado a pesar de no haber transcurrido mucho tiempo, los golpes del padre de Trunks estaban siendo letales y ya le estaba doliendo el cuerpo a pesar de estar transformado, pero el de raza pura no daba signos de querer detenerse. En unos de los tantos golpes, mandó a estrellar al adolescente contra el piso de manera violenta y se colocó a horcajadas de menor sin pensárselo dos veces. El Son se quedó sorprendido ante el acto -pues de nada se lo esperaba- y mucho más al sentir la boca de Vegeta apoderarse de la suya de manera posesiva y brusca, tomándolo de las muñecas para apresarlo contra el suelo, y eso lo terminó por desconcertar plenamente.
¿Qué demonios estaba pasando?
-Eres idéntico a Kakarotto, maldito niño -fue lo que murmuró el de más baja estatura con burla, logrando despertar en él un extraño sentimiento de furia. Oír de Bulma o su mamá decirle aquello lo hacía avergonzar y sentirse alegre, pero... ¿por qué le había molestado entonces?
-Yo no soy él -espetó Gohan, gruñendo.
-Demuéstralo entonces, insecto -incentivó Vegeta sonriendo de lado. Lo había logrado, había dado en su punto débil, cosa que venía esperando desde el inicio.
El mayor, sorprendiéndose levemente, sintió su espalda estrellar contra la pared de allí, percibiendo de golpe cómo el Son lo apresaba esta vez y besaba con violencia, demandante y con rabia. Sonrió: al fin la verdadera batalla empezaba. No le hacía falta sentir más al hijo de Gokú para notar la inexperiencia de su acto, a pesar de que este se mostraba agresivo con sus movimientos, por lo que procedió a morderle el labio con cierta fuerza, sacándole una pequeña exclamación a Gohan, e introdujo su lengua de forma posesiva, demostrando quién mandaba. Empujó al joven, que estaba medio consternado, al piso nuevamente para colocársele encima y seguir con lo suyo.
Gohan no estaba razonando en esos momentos, dejó salir tras tantos años aquella faceta suya digna de un saiyajin que tanto se había esmerado en esconder, a la que tanto le huía... y a la que Vegeta ansiaba ver otra vez. Quería probar si aquel instinto animal estaba en él, y vaya que lo encontró. Vegeta terminó por rasgar la camisa del Son, dejando al descubierto el fornido abdomen y pecho del chico -a pesar de que este no entrenaba, debía admitir que seguía en forma al final cuentas-. El peliflama sonrió de lado al notar el sonrojo del otro, lo que le hizo endurecer más, y acercó su mano a las tetillas del menor, tironeando de la derecha con sus dedos; Gohan soltó una exclamación, no sabiendo si era de dolor o de... ¿placer? Vegeta notó aquello y descendió de golpe a la entrepierna erecta del joven, rompiendo con brusquedad el cinturón y bajando rápidamente el cierre, dejando a la intemperie el bóxer blanco de Gohan, que ocultaba el miembro.
Lo tenía domado, sus expresiones se lo daban a conocer.
Gohan soltó un jadeo cuando sintió cómo Vegeta tomó su virilidad con fuerza encima del bóxer, estrujándolo. Oh, no sabía que se podía sentir así de bien que alguien lo tocara de aquella manera.
El de raza pura sonrió con burla al notar lo dócil que se estaba poniendo el Son; cayó tan fácil. Bajó enteramente el pantalón junto a la prenda íntima de manera brusca como venía haciendo con todo, dejándolo apreciar la dureza que palpitaba y húmeda gracias al líquido preseminal. Se veía tan... apetecible. Tomó la cabeza rosada para alzarlo a su dirección, oyendo los suspiros de placer del menor, y comenzó a masturbarlo de manera reacia.
El hijo de Gokú sentía una especie de goce e incomodidad al mismo tiempo, pero no lo suficiente como para que le doliera realmente; le estaba gustando aquella sensación. El príncipe se separó al notar que el estudiante ya estaba lo suficientemente excitado para continuar con su propósito, por lo que bajó su pantalón, dejando su pene totalmente duro al aire, sorprendiendo a Gohan, quien se estaba sentando en esos instantes, mas los planes de Vegeta eran otros.
El de traje azul lo empujó con violencia hacia el piso nuevamente, posándose encima de él, acorralándolo con suficiencia. Quizás no podía ganarle a Gokú, quizás no pudo contra Cell como lo hizo Gohan, pero vaya que había descubierto que podía ganarle de otra forma, de una más placentera para demostrar su dominio.
Sin más, tomó posesión de los labios del menor, quien soltó otro jadeo al percibir el miembro de Vegeta chocar con el suyo, rozándose de manera muy tentativa. Podría enviciarse de esas nuevas sensaciones que estaban embargando su cuerpo; estaba seguro que nunca olvidaría ese día.
El peliflama se separó, dejando un hilo de saliva entre los dos que se vio roto cuando se distanció, observando con cautela el rostro del contrario. Debía decir que el hijo de Kakarotto se veía apetecible con el ceño fruncido, con un rubor en las mejillas a causa de la excitación y jadeante.
-¿Q-qué vas a hacer? -Preguntó en un murmuro Gohan cuando sintió cómo Vegeta separaba sus piernas, dejando toda su parte al descubierto. El mayor se relamió con cierta sorna.
Qué no le iba a hacer, mejor dicho.
Sin siquiera tener un ápice de piedad, hizo que el estudiante lamiera sus dedos, introduciéndolos a la boca de manera fuerte, y el chico terminó cediendo. Cuando terminó de hacerlo, metió dos de sus dedos en la cavidad del Son, quien soltó una maldición automáticamente. ¡¿Qué estaba haciendo?! Vegeta notó lo tenso que se estaba poniendo al hijo de Milk, lo que le hizo soltar una risa cínica. Apenas y estaba empezando. Terminó por introducir otro dedo mientras Gohan mordía su labio inferior, formando un puño con su mano. Bien podía el menor separarse y culminar con todo en esos momentos..., pero, internamente, él quería seguir. Tenía curiosidad de cómo se sentía ser penetrado.
Vegeta vio que Gohan volvía a sucumbir nuevamente y aprovechó la oportunidad para adentrarse en él sin pensárselo dos veces, sin importarle saber si el contrario estaba preparado del todo. Era un saiyajin, había pasado por cosas peores; un movimiento de ese tipo no lo iba a matar. El Son pasó saliva repentinamente al sentir invadido su entrada por un pene duro y palpitante; no se lo esperaba, al menos no tan rápidamente. Le estaba doliendo, no lo iba a negar, pero...
-Vaya, cedes tan fácil, mocoso -gruñó el padre de Trunks con burla, comenzando a moverse-. Debo admitir... que eres malditamente estrecho.
Gohan soltó un jadeo cuando sintió que Vegeta tomó su miembro y comenzó a masturbarlo con ganas, subiendo y bajando en un compás tortuosamente placentero para él. Nunca se había sentido así, todas esas emociones y sensaciones eran nuevas en su sistema. ¿Así se sentía? ¿Así era ser consumido por el deseo y lujuria? ¿Así era sentirse domado por un saiyajin? Porque le estaba gustando a pesar de que el de más orgullo fuera brusco.
Los minutos siguieron sus curso mientras aquellos dos disfrutaban de aquello que les estaba encantando y enloqueciendo, perdidos en su pequeño mundo efímero. Gohan fue el primero en venirse, salpicándo levemente el torso cubierto del peliflama y el propio, sintiendo su éxtasis distinto a cuando se masturbaba, sintiéndolo mucho más fuerte y mejor el placer. Vegeta culminó un par de minutos después, separándose lentamente, apreciando cómo el Son quedaba rendido en el piso, con los ojos cerrados y jadeando fuertemente.
Lo había conseguido mucho más fácil de lo que creyó, y ninguno de los dos se arrepentía de lo que había sucedido en aquella máquina de entrenamiento.
Actualidad...
Gohan soltó un suspiro medio frustrado tras terminar de divagar en el pasado, notando una erección en su pantalón involuntaria; aunque no podía esperar menos si traía devuelta aquellos recuerdos. Sonrió con cierta melancolía, y es que ciertamente las dudas en su cabeza seguían desde aquel día aunque lo intentara ocultar, y dudaba que en algún momento las llegara a resolver.
-Ya es hora de cenar, cariño, después sigues -comentó Videl desde el marco de la puerta, observando la espalda de su marido.
-Ya voy, Vi -habló Gohan dejando en libro en el sillón, metiendo su mano en el bolsillo de su pantalón para acomodar su erección.
La madre de Pan asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa surcando sus labios, pensando en lo dedicado que era el Son en su profesión.
El pelinegro vio irse a su esposa y volvió a suspirar, revolviéndose el cabello un poco. Nada podía hacer a esas alturas de su vida, aquel momento fue pasajero y pertenecía ya al pasado, debía de dejar de remunerar aquel recuerdo. Lo sabía, y aún así...
Aunque nada cambiaba al final: era su pequeño y bien guardado secreto.
-Lindassj1
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